Isaac y el templo
La autora vive en Colorado, EE. UU.
Isaac se mecía de un lado al otro en el asiento. Miró por la ventanilla del auto. Iban a visitar al abuelo y a la abuela. También iban a ver otra cosa especial.
“¿Cuándo veremos el templo nuevo?”, preguntó Isaac a su mamá.
“Mañana”, respondió ella.
Isaac sonrió.
Por fin Isaac y su familia llegaron a casa de la abuela y del abuelo.
A la mañana siguiente, Isaac se vistió con su ropa de domingo. Le resultaba gracioso ponerse la corbata en mitad de la semana. Isaac desayunó con su familia y luego fueron en el auto al programa de puertas abiertas del templo. Iban a ver el nuevo templo por dentro antes de que fuera dedicado.
“¡Veo el templo!”, exclamó Isaac. Señaló el edificio blanco con el ángel Moroni en lo alto.
Había un edificio de la Iglesia junto al templo. Isaac y su familia fueron allí primero. Vieron un video y alguien les ayudó a ponerse cubiertas blancas en los zapatos.
¡Por fin llegó la hora de entrar en el templo! Isaac cruzó las puertas del templo; se sentía feliz.
Isaac vio muchos cuadros en las paredes; algunos de ellos mostraban a personas orando y otros representaban hermosas plantas y animales.
Luego Isaac vio una pintura que fue la que más le gustó. ¡Era una pintura de Jesús! Jesús estaba de pie con los brazos abiertos.
“Parece que Jesús está extendiendo Sus brazos hacia mí”, susurró Isaac a su papá.
“Jesús siempre tiene Sus brazos abiertos para ti”, respondió el papá, también en voz baja. “Él nos ama a cada uno”.
Isaac sintió algo hermoso en el corazón. Se imaginó caminando por el templo al lado de Jesús. Imaginó que Jesús le daba un abrazo.
Jesús ama a Isaac, ¡e Isaac también ama a Jesús! ●