Jóvenes adultos
El Salvador conoce tu dolor
Fotografía por Ashlee Larsen.
Durante nuestra travesía en la tierra, la mayoría de nosotros, en algún momento, afrontaremos el agotamiento por estrés, el nerviosismo por ansiedad, las grises nubes de la tristeza, o incluso (como en mi caso) la espesa niebla del letargo de la depresión. Esos sentimientos nos ocurren a muchos de nosotros a lo largo de la senda hacia los verdes collados y la luz del sol, y fácilmente pueden hacernos sentir desesperanzados.
Las dificultades de salud mental pueden sobrevenir cuando menos las esperas: Cuando prestas servicio en la misión y te centras tanto en los demás que te olvidas de ti mismo; cuando tienes un bebé y piensas que deberías ser la persona más feliz del mundo, pero no lo eres; cuando pierdes seres queridos y no puedes imaginarte la vida sin ellos; o incluso cuando todo parece marchar bien, pero tienes una sensación abrumadora de que no estás bien.
Se trata de momentos en los que debemos colmar nuestra vida con la paz del amor infinito de Jesucristo. Nuestro Salvador siempre nos acompaña, aun cuando nos sentimos abandonados o perdidos. Él ha sentido tu dolor y sabe cómo ayudarte.
No tengas temor de buscar ayuda. Parte del plan de nuestro Padre Celestial es que nos amemos y que cuidemos el uno del otro (véase Mosíah 18:21); y sobre ello trata la sección de este mes: cómo vencer las dificultades de la salud mental procurando la ayuda de otras personas, en especial, la del Salvador.
Se te ama.
Te lo dice alguien que sigue luchando contra algunas dificultades y que sigue adelante,
Emilia Brändh