Inspiración y Ven, sígueme
Mientras preparaba una lección para las jóvenes, decidí probar algo nuevo.
Hojeé las páginas de la lección de las Mujeres Jóvenes que iba a dar el domingo siguiente. Las citas de Autoridades Generales que se incluían eran importantes y se podían aplicar a la vida, pero eran antiguas.
Por ejemplo, el presidente Spencer W. Kimball (1895–1985) era el Presidente de la Iglesia cuando fui bautizada. Valoré sus palabras, que llenaban el manual, pero me preocupaba que las jóvenes no se identificaran con las palabras de líderes que no conocían.
Oré para pedir guía y tuve la impresión de intentar algo nuevo. Actualicé algunas de las historias e incluí citas de la conferencia general más reciente, citando al presidente Thomas S. Monson (1927–2018). Los resultados fueron asombrosos; tuvimos una lección especial con mucha participación. A partir de entonces, usé el manual de lecciones como una guía para prepararlas.
Dicha preparación requirió trabajo extra; debía estudiar más, conocer mejor a las jóvenes y pensar en las experiencias que estaban atravesando. Luego buscaba ejemplos y palabras de líderes vivientes de la Iglesia que pudiera utilizar para relacionarlos con la vida de ellas. Me sentía feliz de hacer un esfuerzo adicional por las jóvenes debido a mi amor por ellas.
Mis líderes finalmente se dieron cuenta de lo que estaba haciendo. Tenía miedo de que me reprendieran por ser rebelde, pero me animaron a continuar.
Varias semanas antes del fin de 2012, se pidió a los líderes de los jóvenes de nuestra estaca que asistieran a una reunión de capacitación en la que los líderes de estaca presentaron un nuevo curso de estudio para los jóvenes llamado Ven, sígueme.
Apenas podía dar crédito a lo que escuché. Los líderes de estaca explicaron que debíamos enseñar como lo hizo el Señor, buscar inspiración de los profetas y apóstoles vivientes para las lecciones y conocer mejor a nuestros jóvenes. Yo ya tenía un testimonio de esas cosas.
Otras personas hicieron preguntas sobre cómo preparar las lecciones, pero para mí, el nuevo enfoque era muy claro. Sentí que Ven, sígueme era la respuesta del Señor de que no estaba siendo rebelde, que Él me había estado preparando para enseñar este nuevo curso de estudio. Sé que si somos humildes y diligentes y escuchamos al Espíritu Santo, estaremos en armonía con todos los cambios anunciados por nuestros profetas y apóstoles.