2023
Ministrar con esperanza y fe
Marzo de 2023


“Ministrar con esperanza y fe”, Liahona, marzo de 2023.

Principios de ministración

Ministrar con esperanza y fe

Al guardar nuestros convenios con fe, podemos ayudar a guiar a los demás a la Fuente de esperanza.

una mujer toca el manto de Jesús

Un ejemplo de esperanza y fe

En el Evangelio de Marcos, leemos un conmovedor relato acerca de “una mujer que padecía de flujo de sangre desde hacía doce años”. Sabemos que “había sufrido mucho a manos de muchos médicos, y había gastado todo lo que tenía, y de nada le había aprovechado, sino que le iba peor” (Marcos 5:25–26).

Doce años es mucho tiempo de sufrimiento. Gastar todo lo que uno tiene es gastar mucho. Y solo le iba peor. Si alguien tenía derecho a sentirse desesperanzado, era esa mujer.

Sin embargo, “cuando oyó hablar de Jesús, se acercó por detrás entre la multitud y tocó su manto”, porque creía que “[s]i tocare tan solo su manto, quedaré sana”.

Marcos dice que, a causa de su fe, “al instante la fuente de sangre se secó, y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel padecimiento” (Marcos 5:27–29).

La esperanza y la fe de la mujer en Jesús fueron contestadas con una bendición. “Y él le dijo: Hija, tu fe te ha sanado; ve en paz y queda sana de tu aflicción” (Marcos 5:34).

Ante cualquier desafío, independientemente de la intensidad o la duración, la esperanza es sumamente necesaria. El temor y la desesperación pueden paralizarnos, pero la esperanza y la fe en Jesucristo invitan Su poder y bendiciones a nuestra vida.

Poner en práctica la esperanza y la fe en la ministración

Como hermanos y hermanas ministrantes, tendremos que invocar esa misma esperanza y esa misma fe. Ministrar puede ser gratificante, pero también difícil. Cuando alguien a quien deseamos ayudar parece no querer nuestra ayuda, puede ser fácil perder la esperanza. Tal vez afronten actualmente esa situación con algún miembro de la familia, amigo o alguien a quien se les haya asignado ayudar. Tal vez, al igual que la mujer con flujo de sangre, solo el Señor sepa cuánto tiempo y esfuerzo han dedicado a tratar de encontrar algo que ayude. Pero, al igual que esa mujer, si procuramos la esperanza para seguir tendiendo la mano con fe, el poder del Salvador puede marcar la diferencia.

A veces, el desafío es ministrar a aquellos que tienen dificultades para sentir la esperanza suficiente a fin de ejercer la fe. Hay quienes, como la mujer que describe Marcos, podrían padecer enfermedades crónicas, reveses económicos o cualquier cantidad de pruebas aparentemente abrumadoras. El saber que no están solos en sus dificultades puede ser una poderosa fuente de esperanza. Podemos ayudarles a encontrar tal esperanza al mostrar nuestra disposición a llevar sus cargas, llorar con ellos, consolarlos y ser testigos de Dios (véase Mosíah 18:9–10)1.

dos mujeres leyendo una revista con una niña

Desarrollar esperanza y fe

¿Cómo podemos desarrollar los atributos cristianos de la esperanza y la fe? A continuación, se dan algunas ideas:

  1. El élder Dieter F. Uchtdorf, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó que la esperanza es confiar en que Jesucristo cumplirá las promesas que Él les ha hecho2. Dado que “la esperanza es un don del Espíritu [véase Moroni 8:26]”3, es algo que podemos pedir en oración (véase Doctrina y Convenios 46:7–9).

  2. El presidente Russell M. Nelson enseñó que aumentar la fe requiere esfuerzo y explicó cómo podemos aumentar nuestra fe al estudiar, escoger creer, actuar con fe, participar dignamente de las ordenanzas sagradas y pedir ayuda al Padre Celestial4.