2023
Aun cuando seas una persona mayor, la caridad nunca deja de ser
Marzo de 2023


“Aun cuando seas una persona mayor, la caridad nunca deja de ser”, Liahona, marzo de 2023.

Envejecer fielmente

Aun cuando seas una persona mayor, la caridad nunca deja de ser

Llamadas a formar parte de una presidencia de la Sociedad de Socorro en su etapa de adultas mayores, estas mujeres aportan experiencia y comprensión a su servicio.

Tres ancianas con andadores

Fotografía por Richard M. Romney

“Quizás seamos la presidencia de la Sociedad de Socorro con más edad en toda la Iglesia”, dice Sharon Alexander. Acaba de cumplir 89 años. Sus consejeras, Marlene Peterson y Dorothy Arnold, tienen 90 y 91 años, respectivamente.

“Así que, nuestra edad promedio es de 90 años”, dice Dorothy entre risas.

Esta presidencia de la Sociedad de Socorro presta servicio en una rama de una residencia geriátrica independiente de Ogden, Utah, EE. UU. La residencia es el hogar de muchos miembros mayores de la Iglesia, y a menudo se puede ver a la presidencia apoyándose en sus andadores, yendo de puerta en puerta, saludando a las personas y comprobando que todos estén bien.

En otro momento, algunas personas de los barrios locales proporcionaban tales visitas de ministración. Luego, el presidente de estaca sintió la impresión de alentar a la presidencia de rama a preguntar al Señor qué residentes podrían servir y en qué llamamientos.

Demasiado bendecida para decir que no

“Cuando el presidente de rama me extendió el llamamiento de presidenta de la Sociedad de Socorro”, dice Sharon, “pensé en que había recibido demasiadas bendiciones como para decir que no”. Ella, a su vez, recibió inspiración sobre quiénes debían ser sus consejeras. “Marlene me acudió a la mente primero”, dice ella. “Habíamos trabajado juntas a nivel de estaca, preparando nombres para la obra del templo. Sabía que su esposo había fallecido no hace mucho tiempo, y aunque ella luchaba con esa situación, yo sabía que era fiel”.

Luego, después de una reunión sacramental, Sharon recorrió el salón con la vista en busca de inspiración. “Vi a Dorothy. Me sonrió y supe que era la otra consejera. El Señor me guio hacia ellas, y Él no se equivocó con ninguna”.

Como una gran familia

Sharon también dice que puede ver la ventaja de que las personas de la residencia presten servicio a los demás que viven allí. “Estamos más cerca de la circunstancia”, dice ella. “Entendemos que a veces carecemos de la capacidad, a veces olvidamos muchas cosas y a veces simplemente no nos sentimos bien, y sabemos cómo reírnos juntas de los problemas que afrontamos”.

“Las personas que viven aquí ya son como una gran familia”, dice Marlene. “Comemos juntos, así que nos vemos tres veces al día. A veces, también estamos juntos en las actividades. Así que creo que el presidente de estaca fue inspirado al sentir que había personas aquí que podían prestarse servicio unas a otras”.

“Sabemos lo que está sucediendo día a día. Sabemos si alguien necesita ayuda o si alguien se enferma”, dice Dorothy.

Además de ministrar y ayudar a otras personas a ministrar, las integrantes de la presidencia organizan la enseñanza de la Sociedad de Socorro. Sugieren a las residentes que podrían ser llamadas a enseñar, y adaptan las asignaciones y los horarios de acuerdo con las necesidades individuales de las maestras.

Recuerda: el Señor te ama

“Pero nuestra labor más importante es recordarles a los otros residentes que el Señor los ama”, dice Marlene. “Y al hacerlo, también sentimos Su amor”.

“Todos tenemos dificultades”, dice Sharon. “Ahora tengo problemas que no tenía hace cinco meses. Pero cuando me siento mal por mi situación, pienso: ‘Oye, esto no es nada comparado con lo que el Salvador pasó’. Estamos aquí para progresar y crecer, incluso en la vejez, si permiten que sus experiencias les enseñen, pueden seguir aprendiendo para siempre”.

Debido a que cada una de ellas ha perdido a seres queridos, las miembros de la presidencia también han aprendido mucho acerca de la compasión. Saben cómo socorrer a los que necesitan de consuelo. Por ejemplo, en un año Marlene perdió a cuatro miembros de la familia y a un gran amigo.

“Dado que hemos pasado por cosas difíciles”, dice, “también podemos ayudar a los demás a superar las cosas difíciles. Si tienes dificultades con algo, lánzate de lleno al servicio de los demás. Eso es lo que este llamamiento me ha ayudado a hacer”.

Las miembros de la presidencia aportan una gran experiencia y comprensión a sus llamamientos. Han vivido y trabajado en muchos lugares: California, Ohio, Wyoming y Utah. Han servido en el templo, en llamamientos de barrio y estaca, en la Primaria, las Mujeres Jóvenes y en servicio humanitario. Sin embargo, Dorothy nunca había tenido un llamamiento en la Sociedad de Socorro, hasta ahora.

“¿Cuál es el lema de la Sociedad de Socorro?”, dice ella. “‘La caridad nunca deja de ser’. Eso es verdad cuando eres joven, pero es igualmente cierto cuando eres una persona mayor. Como presidencia, lo aprendemos todos los días”.

“Creo que trabajamos muy bien juntas, para ser una presidencia que tiene un promedio de 90 años”, dice Sharon mientras guiña el ojo.