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La manera en que la educación y la fe me han ayudado a lidiar con la incertidumbre
Después de romperme el ligamento cruzado anterior (ACL, por sus siglas en inglés), no estaba seguro de cómo sería el futuro, pero esa experiencia me condujo a más de lo que me hubiera imaginado.
Recuerdo cuando llegué a casa del hospital ese día. Mis padres me ayudaron a salir del auto, a trasladarme por la casa y llegar a mi cama. Recuerdo estar allí acostado, sintiéndome indefenso por primera vez en mi vida.
Crecí practicando deportes. Incluso tenía la esperanza de hacer atletismo en la universidad algún día. Pero hacia el final de la escuela secundaria, me rompí el ligamento cruzado anterior de la rodilla… por segunda vez. Tuve que someterme a varias cirugías y a más de un año de rehabilitación para solucionarlo. Mi primera cirugía fue justo antes de graduarme, y tuve que quedarme en casa mientras mis amigos comenzaban el siguiente capítulo de sus vidas estudiando en nuevas universidades, sirviendo en misiones y mudándose a ciudades emocionantes. Mi futuro, que antes era seguro, ahora estaba lleno de incertidumbre.
Es cierto que sabía que esos desafíos no eran raros ni extraordinarios, pero eran mis desafíos, ¡y eran difíciles! Mi reacción inmediata fue procurar alguna sensación de certidumbre y hacer planes para mi futuro, pero en ese proceso de esforzarme por obtener seguridad personal, un proceso que aún continúa hoy en día, he aprendido algunas cosas.
Oportunidad en la incertidumbre
Un sabio obispo me dijo una vez: “Uno de los propósitos del Evangelio no es eliminar nuestros desafíos, sino ayudarnos a vencerlos”.
Si procuramos aprender de la incertidumbre en lugar de evitarla, nuestras experiencias pueden ayudarnos a acercarnos más al Salvador. Los psicólogos incluso han sugerido que vivir con una incertidumbre moderada es lo mejor para el crecimiento personal1 . Pero, en última instancia, afrontamos la incertidumbre al aceptarla con fe.
El presidente de BYU–Pathway Worldwide, Brian K. Ashton, dijo una vez: “Sigan adelante con fe. Si no pueden ver la solución a sus problemas ahora, crean que esas soluciones llegarán a medida que avancen si están haciendo lo que Dios desea que hagan”2 . La incertidumbre se gestiona mejor cuando actuamos con confianza y aprendemos a medida que avanzamos, al mismo tiempo que confiamos en que Dios nos ayudará si depositamos nuestra confianza en Él.
La educación puede hacer que nuestro futuro sea más seguro
La educación ha desempeñado una función importante para ayudarme a entender la incertidumbre. Mientras me recuperaba de la cirugía, comencé a tomar cursos en línea de la Universidad Brigham Young–Idaho. Al principio, no estaba seguro de si el aprendizaje en línea era lo adecuado para mí, pero las increíbles experiencias que tuve rápidamente me hicieron cambiar de opinión.
Aprendí mucho de mis compañeros de clase que se encontraban en diferentes circunstancias. Mi formación académica me ayudó a pensar de manera diferente en cuanto a mí mismo y el mundo que me rodeaba, y mis prioridades empezaron a cambiar. Comencé a disfrutar de aprender en lugar de hacer las cosas de forma mecánica, y el evangelio de Jesucristo cobró más importancia en mi vida.
Sin mi formación académica, no sería quien soy hoy en día. Creo que mi decisión de servir en una misión de tiempo completo se debió a esos cursos. Creo que Dios me estaba guiando y seguirá trabajando conmigo mientras tenga fe en Él.
Tener una visión más amplia
Aunque el futuro aún está lleno de incertidumbre, ya no me resulta tan incómodo. Mis experiencias han fortalecido mi relación con Dios y me han ayudado a cambiar mi enfoque en cuanto a la vida. En vez de pensar demasiado en todo (algo en lo que soy muy bueno), me he dado cuenta de que a veces solo tengo que actuar. No se trata de una actitud despreocupada, sino la confianza de que ahora sé que el Padre Celestial me ayudará, me inspirará y me abrirá las puertas a oportunidades a medida que avance con fe.
El presidente Russell M. Nelson dijo recientemente: “… El ímpetu espiritual positivo nos hará seguir avanzando por entre el temor y la incertidumbre”3 . Con el ímpetu que he obtenido, la nube de incertidumbre ha sido reemplazada por una esperanza brillante en el futuro. Al mirar atrás, me he dado cuenta de que Dios ha estado conmigo, tal vez no de la manera que yo esperaba, pero siempre ha estado allí de la manera en que yo más lo necesitaba.