Voces de los miembros
Fe y esperanza en Haití
Me llamo Herbert Spencer Lexy y vivo en Haití, un mundo moderno de conflictos. Es cierto que la situación actual en Haití es más que abrumadora, sin embargo, mi corazón está lleno de esperanza a través del evangelio de Jesucristo.
Nuestros fieles santos en Haití, jóvenes y mayores están listos para ser testigos de nuestro Salvador Jesucristo. Continúan testificando a quienes los rodean y al mundo que, a través de su fe y su devoción, la obediencia es fácil para el que ama las santas leyes de Dios y “que para los que aman a Dios, todas las cosas obrarán juntamente para su bien” (Romanos 8:28).
Alma y su pueblo vivían de acuerdo con las enseñanzas del profeta Abinadí, pero vivían bajo el gobierno de Amulón, quien no creía en las verdades de Dios y perseguía a todos los que eran miembros de la Iglesia. Cuando Amulón le quitó el derecho de orar al pueblo de Alma, ellos buscaron a su Dios al tener una oración en sus corazones y el Señor se dio cuenta (véase Mosíah 24:12).
El Señor les dijo: “Y también aliviaré las cargas que pongan sobre vuestros hombros, de manera que no podréis sentirlas sobre vuestras espaldas, mientras estéis en servidumbre; y esto haré yo para que me seáis testigos en lo futuro, y para que sepáis de seguro que yo, el Señor Dios, visito a mi pueblo en sus aflicciones” (Mosíah 24:14).
No tenemos pasajes modernos que nos digan el resultado de nuestra situación actual o que definan las bendiciones que el Señor está derramando sobre nosotros en Haití, pero esas bendiciones son evidentes en los jóvenes de la Iglesia. Reciben bendiciones como las de los seguidores de Alma y llevan en su corazón fuertes testimonios que los fortalecen en sus desafíos. Continúan sirviendo en la Iglesia, en sus hogares y en el templo.
Los jóvenes adultos solteros también están aprovechando las oportunidades para ejercer su fe en Jesucristo al tomar sus propias investiduras y servir. Redachmy e Ydeline fueron sellados recientemente en el templo y anunciaron su llamamiento para servir en el programa FSY como coordinadores de la Estaca Puerto Príncipe, Haití.
Como haitianos, estamos viviendo por las palabras que se encuentran en la canción: “Te damos, Señor, nuestras gracias” que dice: “Tenemos placer en servirte a ti, nuestro gran Bienhechor”.
Esto no significa que no podamos ver los conflictos, que no nos afecten o que seamos ajenos a los problemas. No, son muy reales, pero cuando nos enfocamos en las enseñanzas de Cristo, nuestros problemas son ligeros y, como resultado, se muestran en nuestros rostros y testificamos de Cristo.
El Evangelio nos da esperanza y también nos da el poder para superar nuestros temores, soportar y prosperar en el desafiante viaje de la vida. ¡Cómo amamos este poder de Jesucristo!