Liahona
Agradecidos de congregarnos
Enero de 2025


“Agradecidos de congregarnos”, Liahona, enero de 2025.

Agradecidos de congregarnos

Ruego que siempre estemos agradecidos por el privilegio y la confianza que el Señor nos ha concedido al congregarnos en el Salvador, congregarnos con los santos y congregarnos en Su servicio.

Retrato del Salvador

In Humility, Our Savior [Hoy con humildad te pido], por Jay Bryant Ward, prohibida su reproducción

Durante muchos años, tuve un hermoso reloj de bolsillo que había pertenecido a mi abuelo Andrew C. Nelson, a quien nunca conocí. Él murió cuando mi padre tenía solo dieciséis años.

Mi padre heredó el reloj del abuelo Nelson y cuando crecí, él me dio el reloj a mí. Atesoré ese reloj como un vínculo tangible con uno de mis fieles antepasados.

Los padres del abuelo Nelson, al igual que todos mis bisabuelos, se unieron a la Iglesia en su Europa natal. Por siempre estaré agradecido con esos predecesores pioneros. Debido a su fe y sacrificio para congregarse con los santos, mi posteridad y yo hemos disfrutado de las bendiciones del Evangelio restaurado de Jesucristo.

El reloj del abuelo Nelson me recordaba nuestra solemne obligación como Santos de los Últimos Días de recoger a los hijos de nuestro Padre a ambos lados del velo. Su reloj también me recordaba que nuestros antepasados observan y esperan que los identifiquemos y que veamos que se efectúen sus ordenanzas del templo para que tengan la oportunidad de ser congregados eternamente en el redil del Padre.

Congregarnos en el Salvador

Junto con mis hermanos de la Primera Presidencia y del Cuórum de los Doce Apóstoles declaramos: “Esta Iglesia está fundada sobre la vida perfecta de su principal piedra del ángulo, Jesucristo, y sobre Su Expiación infinita y Resurrección literal […]. Él nos invita a todos a venir a Él y a Su Iglesia, para recibir el Espíritu Santo, las ordenanzas de salvación y para obtener gozo duradero”.

Debido a que la Restauración está avanzando mediante la revelación continua, “la tierra jamás volverá a ser la misma, dado que Dios ‘reunir[á] todas las cosas en Cristo’ (Efesios 1:10)”.

“Todas las cosas” incluye a Sus ovejas. El Salvador nos llama a dejar atrás la iniquidad del mundo y a congregarnos en Él. Él quiere que Sus ovejas sean una luz que brille resplandecientemente, estableciendo la norma para el resto del mundo al reflejar cómo viven los verdaderos discípulos, incluso cómo experimentan el verdadero gozo al centrar sus vidas en el Salvador.

Nos congregamos en el Salvador conforme venimos a Él (véase Mateo 11:28) al ejercer fe para arrepentimiento, al aceptar el bautismo en Su Iglesia y al recibir el don del Espíritu Santo.

Nos congregamos en el Salvador al experimentar la sanación espiritual que proviene de tomar la Santa Cena, al testificar que estamos dispuestos a tomar sobre nosotros Su nombre, al recordarle siempre y al guardar Sus mandamientos (véase Doctrina y Convenios 20:77, 79).

Nos congregamos en el Salvador al llenar diariamente nuestra vida con Sus palabras y verdad, incluidas las enseñanzas de Sus profetas, videntes y reveladores.

Nos congregamos en el Salvador a medida que refinamos nuestra capacidad para escucharlo al vivir dignos de los susurros del Espíritu Santo.

Nos congregamos en el Salvador al fortalecer nuestra conversión, al aumentar nuestra fe, al profundizar nuestro discipulado, al emular Su ejemplo y al esforzarnos por llegar a ser un poco mejores cada día.

Nos congregamos en el Salvador al hacer convenios sagrados y al recibir ordenanzas santas en el templo.

Nos congregamos en el Salvador cuando nos sometemos con paciencia y valor “a cuanto el Señor juzgue conveniente infligir sobre [nosotros]” (Mosíah 3:19).

Finalmente, nos congregamos en el Salvador conforme enseñamos y testificamos de Él al invitar a nuestras familias, amigos y vecinos a congregarse con nosotros en “la luz, la vida y la esperanza del mundo”.

Congregarnos con los santos

Cuando nos reunimos y nos unimos como miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, entramos en comunión y compañerismo unos con otros. Nos sostenemos, enseñamos y edificamos unos a otros. En las palabras del Salvador, nos esforzamos por “se[r] uno” (Juan 17:21; véase también Doctrina y Convenios 38:27) y por “am[arnos] unos a otros” (Juan 13:34).

El presidente Dallin H. Oaks, Primer Consejero de la Primera Presidencia, ha enseñado: “Asistir a la Iglesia nos da la fuerza y el aumento de fe que provienen de la asociación con otros creyentes y de la adoración junto con aquellos que también se esfuerzan por permanecer en la senda de los convenios y ser mejores discípulos de Cristo”.

En la Iglesia encontramos descanso y renovación espirituales. Encontramos ordenanzas y la autoridad del sacerdocio para administrarlas. Encontramos la verdad restaurada, la doctrina pura y la revelación personal. Encontramos brazos acogedores, corazones que consuelan y voces alentadoras. Encontramos oportunidades de vivir los dos grandes mandamientos (véase Marcos 12:30–31).

El Señor nos ha advertido que “el enemigo se ha combinado” (Doctrina y Convenios 38:12). Para proteger a nuestras familias y frustrar la creciente influencia de Satanás, el que adoremos juntos como santos se vuelve aún más esencial.

El profeta José Smith enseñó: “En la unidad hay fuerza”.

Congregarnos en Su servicio

El profeta José también dijo: “El día se acerca rápidamente en que se cumplirá la restauración de todas las cosas, que todos los santos profetas han profetizado, incluso el recogimiento de la casa de Israel”. Uno de los que así profetizó fue Jeremías, en el Antiguo Testamento:

“Por tanto, he aquí, vienen días, dice Jehová, en que no se dirá más: ¡Vive Jehová, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra de Egipto!

“sino: ¡Vive Jehová, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra del norte y de todas las tierras adonde los había arrojado!” (Jeremías 16:14–15).

El profeta José declaró además: “Nosotros somos el pueblo favorecido que Dios ha elegido para llevar a cabo la gloria de los últimos días; […] cuando los santos de Dios serán recogidos de toda nación, y tribu, y lengua, y pueblo”.

Para lograr esa obra “yo envío muchos pescadores, dice Jehová, y los pescarán; y después enviaré muchos cazadores, y los cazarán por todo monte, y por todo collado y por las cavernas de los peñascos” (Jeremías 16:16).

Hermanos y hermanas, como el Israel del convenio de los últimos días —miembros de la Iglesia restaurada de Jesucristo— nosotros somos los pescadores y cazadores del Señor. Se nos llama a congregar a los escogidos del Señor de cada monte, collado y aldea. Somos llamados a dar a los hijos de Dios la oportunidad de llegar a ser plenos herederos de todo lo que Él ha prometido a Sus hijos fieles. Ese es el mayor servicio que jamás podríamos prestar.

Cumplimos con esa directiva divina al recoger a Israel a ambos lados del velo: al compartir las buenas nuevas de la Restauración con otras personas, al buscar a nuestros antepasados fallecidos y al efectuar ordenanzas vicarias por ellos en el templo. También cumplimos con esa directiva conforme compartimos el amor del Salvador por medio de nuestro servicio, nuestro ejemplo, nuestro testimonio y nuestra invitación a los demás a unirse a nosotros.

“El Señor está guiando la restauración de Su Evangelio y Su Iglesia”, dijo el presidente Henry B. Eyring, Segundo Consejero de la Primera Presidencia. “Él va delante de nosotros. Él conoce el futuro a la perfección. Él les invita a la obra. Él se une a ustedes en dicha obra”.

El privilegio y la confianza

¿Qué pasó con el reloj de bolsillo del abuelo Nelson? Hace unos años, lo pasé a manos de mi hijo. Tal como me sucedió a mí, ese reloj ahora lo vincula a sus antepasados y le recuerda su deber para con su posteridad.

Y así continúa de esta manera. Cada generación del convenio lleva a cabo la obra del Señor al hacer su parte en la preparación del mundo para la Segunda Venida de Jesucristo.

Ruego que siempre estemos agradecidos por el privilegio y la confianza que el Señor nos ha concedido al congregarnos en el Salvador, congregarnos con los santos y congregarnos en Su servicio.