Gracia

Reseña

La gracia es la ayuda y la fortaleza que recibimos a través de la expiación del Señor Jesucristo. Por medio de la gracia de Dios, todos los que hayamos vivido resucitaremos: nuestro espíritu se reunirá con nuestro cuerpo para no separarse nunca más. Mediante Su gracia, el Señor también hace posible que aquellos que vivan Su Evangelio se arrepientan y sean perdonados.

La gracia es un don de nuestro Padre Celestial otorgado a través de Su Hijo, Jesucristo. La palabra gracia, tal como se utiliza en las Escrituras, se refiere principalmente al poder habilitador y a la sanación espiritual que se ofrecen mediante la misericordia y el amor de Jesucristo.

Todas las personas de la tierra experimentan la muerte física. Mediante la gracia de Jesucristo, todos resucitarán y vivirán para siempre (véanse 1 Corintios 15:20–22; 2 Nefi 9:6–13).

Asimismo, debido a las decisiones individuales, todos sufrirán los efectos del pecado (véanse 1 Juan 1:8–10; Mosíah 16:4). Dichos efectos se denominan muerte espiritual. Nadie puede regresar a la presencia de Dios sin la gracia divina. Mediante la Expiación, todos podemos recibir el perdón de nuestros pecados; podemos llegar a ser puros ante Dios. Para recibir ese poder habilitador, debemos obedecer el evangelio de Jesucristo, el cual abarca tener fe en Él, arrepentirnos de nuestros pecados, bautizarnos, recibir el don del Espíritu Santo y tratar de seguir las enseñanzas de Jesucristo por el resto de la vida (véanse Efesios 2:8–9; Santiago 2:17–22; 2 Nefi 25:23; 31:20).

La gracia de Dios nos ayuda a diario. Nos fortalece para hacer las buenas obras que no podríamos hacer por nuestra propia cuenta. El Señor ha prometido que si nos humillamos ante Él y tenemos fe en Él, Su gracia nos ayudará a vencer todas nuestras debilidades personales (véase Éter 12:27).

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