“Juicio”, Temas y preguntas, 2023
Guía para el estudio del Evangelio
Juicio
Prepararse para comparecer ante Dios
¿Alguna vez ha considerado cómo el hecho de entender el propósito de la vida y de creer en la vida después de la muerte influye en sus decisiones y conducta? ¿Qué influencia ha tenido el conocimiento del plan del Padre Celestial en su vida? En el mundo preterrenal, Jehová explicó que vendríamos a la tierra a fin de ser probados “para ver si har[íamos] todas las cosas que el Señor [nuestro] Dios [nos] mandar[a]” (Abraham 3:25). Sin embargo, nadie es siempre obediente a los mandamientos de Dios. Esa es la razón por la que el Padre Celestial envió a Su Hijo a sufrir y morir por nosotros. Mediante la fe en Jesucristo y el arrepentimiento de nuestros pecados, podemos recibir la misericordia, la gracia y el perdón de Dios. El mensaje del Evangelio de Jesucristo es que podemos ser redimidos y santificados gracias a Su amor y sacrificio expiatorio, y ser hallados dignos de comparecer con confianza ante Dios el día del juicio.
Sección 1
Usted un día se presentará ante Dios para ser juzgado
Las Escrituras enseñan que después de la Resurrección, cada uno de los hijos de Dios comparecerá ante Él el día del juicio (véase 2 Nefi 9:12–13, 15, 20–22). Se presentará un registro de su vida cuando “los libros [sean] abiertos” ese día (véanse Apocalipsis 20:12–13; Doctrina y Convenios 128:6–7). Tendremos que hacernos responsables de nuestros pensamientos, palabras y obras (véanse Mosíah 4:30; Alma 12:14). Debido a que Dios comprende las muchas circunstancias difíciles que cada persona afronta en esta vida, Se asegurará de que Sus hijos sean juzgados tanto por sus obras como “según el deseo de sus corazones” (Doctrina y Convenios 137:9). Este Juicio Final determinará el reino de gloria que nuestras decisiones nos han preparado para heredar en la eternidad: el Reino Celestial, Terrestre o Telestial (véase Doctrina y Convenios 88:20–32).
El Padre Celestial administrará el juicio divino por medio de Su Hijo Jesucristo (véase Juan 5:21–30). El Señor también ha declarado que algunos de Sus siervos lo ayudarán como jueces de los hijos de Dios (véanse Mateo 19:28; 1 Nefi 12:9–10; Mormón 3:18–20).
Algo en qué pensar
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Además de servir como Juez, Jesucristo también servirá como nuestro Intercesor ante Dios el Padre. Lea Doctrina y Convenios 45:3–5 y tenga en cuenta que un intercesor es “el que aboga por la causa de otro” (Bible Dictionary, “Intercesor”). ¿Qué califica a Jesucristo para suplicar al Padre en su nombre como Intercesor? ¿Qué le hace sentir este pasaje sobre Jesucristo?
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Pensar en el Juicio Final puede llevarlo a sentir ansias o desánimo. Lea Enós 1:27 y Moroni 10:34, y considere por qué algunos experimentarán paz y gozo ese día. El élder Gerrit W. Gong nos recordó: “Por amor divino y por ley divina, somos responsables de nuestras decisiones y sus consecuencias, pero el amor expiatorio de nuestro Salvador es ‘infinito y eterno’. Cuando estamos preparados para volver a casa, incluso ‘cuando aún esta[mos] lejos’, Dios está preparado con gran compasión para recibirnos, ofreciendo con gozo lo mejor que tiene”. ¿Cómo puede ayudarlo a prepararse para el Juicio Final el recordar y concentrarse en el amor y la compasión del Señor? ¿Por qué es también importante recordar que uno es responsable de sus propias decisiones y sus consecuencias? (véase Doctrina y Convenios 101:78).
Actividad para aprender con otras personas
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Jesucristo es el Gran Mediador de todos los hijos de Dios (véase 2 Nefi 2:26–28). Miren “El Mediador” (10:44) en grupo. Este video se basa en un mensaje que dio el presidente Boyd K. Packer. Analicen lo que la analogía del presidente Packer nos enseña acerca de Jesucristo y Su misión de satisfacer las demandas tanto de la justicia como de la misericordia. ¿Cómo nos ayuda este mensaje a comprender mejor la función de Jesucristo como nuestro Juez (véase Moroni 10:34) e Intercesor (véase Doctrina y Convenios 29:5)?
Más información
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Alma 12:12–15; 3 Nefi 27:23–26; Mormón 3:20; 9:12–14; Artículos de Fe 1:2
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James R. Rasband, “Asegurar un juicio justo”, Liahona, mayo de 2020, págs. 12–14
Sección 2
El Evangelio de Jesucristo lo prepara para comparecer ante Dios
El día del juicio, recibiremos una herencia en un reino de gloria. El presidente Dallin H. Oaks enseñó: “Las leyes que elijamos acatar en el amoroso plan de nuestro Padre Celestial determinan el reino de gloria que recibamos en el Juicio Final [véase Doctrina y Convenios 88:22–24]. Bajo ese plan hay múltiples reinos, de forma que todos Sus hijos estén asignados a un reino en el cual puedan ‘morar’”.
La plenitud del Evangelio de Jesucristo contiene todas las leyes que debemos seguir en esta vida para heredar el Reino Celestial. Cuando escogemos seguir a Jesucristo y vivir de acuerdo con Su Evangelio, nos estamos preparando para comparecer ante Dios sin mancha ante el tribunal del juicio (véanse 2 Nefi 9:13–15; 3 Nefi 27:20–21).
Algo en qué pensar
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El arrepentimiento es una parte esencial de la preparación para el Juicio Final. Lea Alma 34:31–35. ¿Por qué es esencial no demorar el arrepentimiento? ¿Qué cree que lo ayudará a “prepararse para comparecer ante Dios”?
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El Señor ha establecido normas a fin de ayudar a medir la preparación espiritual de una persona para el bautismo, la ordenación al sacerdocio, el servicio en un llamamiento o la participación en las ordenanzas del templo. ¿Cuándo la oportunidad de reunirse con un líder del sacerdocio lo ha ayudado a aumentar sus esfuerzos personales para vivir el Evangelio de Jesucristo? ¿Por qué es apropiado considerar cada día como un día del juicio?
Actividad para aprender con otras personas
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Analizar su vida es una manera importante de prepararse para el Juicio Final. Invite a los miembros de su grupo a leer Alma 5:14–26 e identificar preguntas que pueden ayudarnos a considerar nuestra posición espiritual ante el Señor. Analicen algunas de las maneras en que Alma invitó a su pueblo a prepararse para el momento en que se encontraría con Dios. ¿De qué manera nos ayudará el Salvador a medida que nos esforzamos por prepararnos para comparecer ante Dios?
Más información
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Dallin H. Oaks, “El desafío de lo que debemos llegar a ser”, Liahona, enero de 2001, págs. 40–43
Sección 3
El Salvador lo manda juzgar con rectitud
Tomamos decisiones todos los días basándonos en nuestro mejor juicio. Al decidir entre lo correcto y lo incorrecto, o entre el bien y el mal, necesitamos que el Espíritu Santo guíe nuestras decisiones (véase Doctrina y Convenios 11:12). A veces debemos tomar decisiones en cuanto a otras personas y la función que desempeñan en nuestra vida, como escoger a nuestros amigos o a nuestro cónyuge. En tales casos, debemos recordar la instrucción del Señor: “No juzguéis injustamente, para que no seáis juzgados; sino juzgad con justo juicio” (Traducción de José Smith de Mateo 7:2 en la nota a al pie de página de Mateo 7:1).
La crítica, las palabras duras y los pensamientos descorteses nunca son apropiados. “Procura ser misericordioso con tus hermanos; trata con justicia, juzga con rectitud, y haz lo bueno sin cesar” (Alma 41:14). En los momentos en que necesitemos juzgar en nuestras interacciones con los demás, debemos procurar demostrar nuestro amor por Dios y por los demás (véase Mateo 22:37–39).
Algo en qué pensar
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El presidente Dallin H. Oaks explicó: “Existen dos clases de juicio: los juicios definitivos, que no se nos permite hacer, y los juicios intermedios, que se nos manda hacer, pero basándonos en principios justos”. ¿Cuáles son algunos de los “principios justos” que pueden ayudarlo a evitar juzgar mal a los demás o juzgar injustamente?
Actividad para aprender con otras personas
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Muestre o lea la siguiente declaración del profeta José Smith:
“[Esperamos que] nuestros hermanos sean prudentes con respecto a los sentimientos de los demás, y anden con amor, honrándose unos a otros más que a sí mismos, como lo exige el Señor […].
“Si han de eliminar de su medio toda maledicencia y crítica y todo pensamiento y sentimiento mezquino, deben volverse humildes y cultivar todo principio de virtud y amor; entonces recibirán las bendiciones de Jehová y aún verán días buenos y gloriosos; la paz estará dentro de sus puertas y la prosperidad dentro de sus confines”.
Analicen cómo nuestros esfuerzos por abstenernos de juzgar injustamente y condenar a los demás pueden brindar paz y bendiciones. ¿En qué ocasiones se han sentido bendecidos por esforzarse por juzgar con justicia?
Más información
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Levítico 19:15–18; Mateo 7:1–8 (incluida la Traducción de José Smith del versículo 1, nota a al pie de página, y en el apéndice de la Biblia); Juan 7:24 (véase también la Traducción de José Smith en la nota b al pie de página)
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Russell M. Nelson, “Se necesitan pacificadores”, Liahona, mayo de 2023, pág. 98–101
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Gregory A. Schwitzer, “Cultivar el buen discernimiento y no juzgar a los demás”, Liahona, mayo de 2010, págs. 103–105