7 maneras en que el Evangelio nos protege
De un artículo en la revista Liahona de Getulio Walter Jagher e Silva
Principios de Doctrina y Convenios para saber resguardarse de la tormenta.
El Señor desea proteger a Su pueblo. Él nos invita a reunirnos en las estacas de Sion “para defensa y para refugio contra la tempestad” (D&C 115:6; cursiva agregada).
Eso no significa que nos libraremos de las pruebas de la vida, pero los siguientes siete principios, que se nos enseña en Doctrina y Convenios, pueden ayudar a protegernos del adversario y asegurar que cuando surjan las dificultades “todas las cosas obrarán juntamente para [nuestro] bien” (D. y C. 90:24):
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Se nos protege cuando buscamos el Espíritu Santo. El Espíritu Santo puede avisarnos y protegernos del engaño (véase D. y C. 45:57).
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Se nos protege cuando seguimos a los profetas vivientes. Al igual que los atalayas de la torre, los profetas pueden ver venir los problemas y enseñarnos a vencer estos desafíos (véase D. y C. 101:54).
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Para saber más de los profetas vivientes de la actualidad, visite prophets.lds.org.
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Se nos protege cuando somos fieles en el matrimonio. El Señor nos enseña cómo proteger nuestro matrimonio: “Amarás a tu esposa con todo tu corazón, y te allegarás a ella y a ninguna otra” (D. y C. 42:22).
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Se nos protege cuando servimos en una misión. Aquéllos que sirven “[seran bendecidos] espiritual así como temporalmente” (D. y C. 14:11). Los fieles misioneros invitan el perdón del Señor a que entre en sus vidas y se les promete el éxito de traer a otros al Evangelio (véase D&C 31:5).
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Se nos protege cuando pagamos el diezmo. En 1831, el Señor reveló: “He aquí, el tiempo presente es llamado hoy hasta la venida del Hijo del Hombre; y en verdad, es un día de sacrificio y de requerir el diezmo de mi pueblo, porque el que es diezmado no será quemado en su venida” (D y C. 64:23).
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Se nos protege cuando obedecemos la Palabra de Sabiduría. Esta revelación se dio por “motivo de las maldades y designios que existen y que existirán en el corazón de hombres conspiradores en los últimos días” (D. y C. 89:4). Aquellos que guardan la ley de salud del Señor recibirán bendiciones de salud física, conocimientoy protección espiritual.
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Se nos protege cuando permanecemos en lugares santos. El Señor nos manda una y otra vez que permanezcamos en lugares santos (véanse D. y C. 45:32; 87:8; 101:22). Los templos y los centros de reuniones de la Iglesia son lugares santos y dedicados, donde podemos disfrutar de la compañía, la guía y el consuelo del Espíritu Santo. Nuestras casas también pueden ser lugares santos.