Suicidio: Cómo apoyar a los demás en el camino hacia la sanación
Cuando Natalie Thorpe, de quince años, se suicidó, un sinnúmero de seres queridos se quedaron sin saber qué hacer para seguir adelante. Su madre describe su pena en un artículo en ejemplar de este mes de las revistas Ensign y Liahona: “La agonía permanecía durante todo el día y me atormentaba durante toda la noche. Era implacable”.
Cuando alguien decide poner fin a su vida, sus seres queridos quedan a solas para afrontar un proceso de duelo complicado y doloroso.
Sus experiencias pueden consistir en:
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Sentimientos de culpa, confusión, abandono, desesperanza o ira.
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Preguntas sin respuestas
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Apartarnos de los demás por sentir vergüenza.
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Temor a ser juzgados o a la culpa.
A pesar de que no se pueda quitar el dolor completamente, existen muchas formas en que podríamos ayudarles en su camino hacia la sanación.
Éstas son algunas maneras para ayudar:
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Ser compasivos y comprensivos.
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Ofrecerse para ayudarles, aun con tareas sencillas.
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Acompañarles en las actividades.
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Ser paciente, escuchar y aceptar los sentimientos que ellos comparten.
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No ofrecer falsas certezas como “Todo va a estar bien”, “Podría ser peor”, “El tiempo cura todas las heridas”, o “Lo entiendo”.
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No intenten contestar las preguntas pendientes que ellos puedan tener.
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Asegurarles que ellos no tienen la culpa.
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Hablarles sobre su ser querido de un modo similar al que lo haría sobre alguien que haya fallecido de otra manera.
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Ofrecer ayudarlos a buscar más fuentes de ayuda para sobrellevar el duelo (psicoterapia, grupos de apoyo, etc.).
“Me tomó varios años darme cuenta de cuánto me ayudaron mis hermanos y hermanas de la Iglesia”, dijo la madre de Natalie sobre el suicidio de su hija. “Se me atendió hasta que recobré la salud y se me cuidó hasta que pude sostenerme por mis propios medios”.