La valiosa contribución de los refugiados
El viaje de Boone Chen de refugiado a misionero estuvo lleno de peligro, decisiones difíciles, e intervención divina. (Lea sobre el angustioso vuelo de Boone hacia la libertad en el artículo de Ensign “Seeking Refuge, Finding Peace”.) Pero al igual que muchos otros relatos de refugiados, el de él acaba con el deseo y la capacidad de devolver.
Muchos refugiados, al tener la oportunidad, aportan mucho a las comunidades que los acogen y los ayudan a recuperarse.
La hermana Beth Beck, que vivía en el barrio donde Boone Chen asistió por vez primera a la iglesia, cuenta: “Desde el principio, Boone tenía una actitud positiva y un afán de ser parte de lo que la Iglesia podía ofrecer. Su interés y agradecimiento por las posibilidades que se le ofrecieron le dieron una lección invalorable al resto de los niños, que podrían haber sido indiferentes ante la idea de ser miembros de la Iglesia, poseer el sacerdocio o participar en el escultismo. Espero que las personas comprendan que el ayudar a los refugiados aporta múltiples bendiciones a aquellos que les extienden la mano y el corazón”.
Durante la Conferencia General de abril de 2016, el élder Patrick Kearon de los Setenta nos recordó el valioso conocimiento y experiencias que los refugiados pueden llevar a nuestras comunidades:
El ser refugiado puede ser un momento decisivo en la vida de quienes lo son, pero ser refugiado no es lo que los define a ellos. Al igual que muchos miles antes que ellos, este será un período, que esperamos sea corto, en su vida. Algunos de ellos llegarán a ser ganadores del Premio Nobel, funcionarios públicos, médicos, científicos, músicos, artistas, líderes religiosos y colaboradores en otros campos. De hecho, muchos de ellos lo eran antes de perderlo todo. Ese momento no los define a ellos, pero nuestra respuesta servirá para definirnos a nosotros” (“Refugio de la tempestad”, Liahona, mayo de 2016, pág. 114).