Joven, casada y enferma terminal
La vida, la mayoría de los días, es impredecible en el mejor de los casos, y el no saber lo que puede haber a la vuelta de la esquina puede dar miedo. A menudo pasamos tanto tiempo evitando el cambio, el temor y la tristeza que nos olvidamos de disfrutar de la vida.
Si no quieres que te muerda un tiburón, no nades en el mar; si no quieres que te pique una abeja, no huelas las rosas; y si no quieres que te rompan el corazón, no te enamores; pero al evitar estos posibles resultados, te perderás muchas bendiciones y experiencias que tu Padre Celestial desea que disfrutes.
Nate y Megan Richardson decidieron casarse sabiendo muy bien que Megan tenía fibrosis quística, una enfermedad crónica y progresiva que puede afectar gravemente la calidad y el tiempo de vida del paciente. Megan y Nate podían ver los desafíos que tenían por delante. Sabían que iban a tener problemas con las finanzas, con tener hijos y, con el tiempo, con el fallecimiento de Megan.
Aún así, Nate y Megan eligieron afrontar esos desafíos juntos. Lee su historia de amor sobre cómo la fe vence al temor, en el artículo de la revista Ensign “Un amor más grande que una enfermedad terminal”.