2019
Un paso a la vez
Septiembre de 2019


Jóvenes adultos

Un paso a la vez

young adult walking with umbrella

Fotografía de Getty Images

La perfección puede sonar aterradora, en especial cuando la convertimos en la norma para nuestro ser imperfecto. Es decir, todo el mundo se equivoca a veces y lamenta los errores. A menudo, esos remordimientos pueden ayudarnos a hacer los cambios necesarios, pero si pasamos demasiado tiempo pensando en la necesidad de hacer mejor las cosas y ser mejores, esos pensamientos pueden volverse debilitantes. En su artículo de la página 44, Nathan nos ayuda a reconocer lo que realmente es la perfección y cómo podemos lograrla por medio de una vida recta, una pequeña cosa a la vez.

A menudo, también puede parecer que estamos solos en nuestra lucha por mejorar, ¡pero no lo estamos! Nuestro Padre Celestial y Jesucristo están aquí para cada uno de nosotros. Si alguna vez sientes que no eres lo suficientemente bueno, lee el artículo de Joëlle en la página 42 sobre cómo el comprender la expiación del Salvador la ayudó a superar su perfeccionismo.

Muchas veces, el perfeccionismo puede obsesionarse con cosas como la limpieza, como lo hacían las preocupaciones de Amber, o con aspectos del Evangelio, como Aarón en su lucha por ser un hombre de Dios (ambos artículos solo en la versión digital). Pero, al igual que lo descubrieron estos jóvenes adultos, todavía puedes sentir el Espíritu y ser un hombre o una mujer de Dios, incluso si no eres perfecto.

¿Quieres aun más buenas noticias? El mandamiento: “Sed, pues, vosotros perfectos” (Mateo 5:48) quizás no signifique realmente lo que tú crees que significa. Lee el artículo de David, solo en la versión digital, para aprender algunos pasos para superar el perfeccionismo.

A medida que nos esforzamos por mejorar, debemos tener en cuenta que el Señor quiere que nos sintamos inspirados y elevados, no desalentados. Podemos ser demasiado severos con nosotros mismos (ve mi artículo, solo en la versión digital) y deberíamos recordar ser amables con nosotros mismos en nuestro trayecto hacia la perfección.

Centra la atención en el Padre Celestial y en el Salvador. Ellos conocen tu valía divina y, con el tiempo, pueden ayudarte a llegar a ser aun más de lo que jamás pensaste que podrías ser, un paso a la vez.

Atentamente,

Heather Claridge