Mensaje de Área
El recogimiento de Israel continúa
En la antigüedad, cuando el pueblo de Israel cayó en apostasía, fue llevado cautivo por sus enemigos y esparcido entre todas las naciones, tal y como el Señor lo había advertido.
El pueblo nefita es el ejemplo perfecto de tal esparcimiento. A pesar de que había sido disperso, los profetas del Señor se regocijaron al saber que en los últimos tiempos Israel sería recogido nuevamente. Ese extraordinario acontecimiento comenzó con la restauración del Evangelio y el llamamiento de misioneros para que declararan “buenas nuevas de gran gozo” a esta generación.
El profeta José Smith dijo: “Todo cuanto han escrito los profetas, desde los días del justo Abel hasta el último hombre que ha dejado un testimonio escrito para nuestra consideración, que se refiere a la salvación de Israel en los últimos días, procura mostrar que dicha salvación consiste en la obra del recogimiento”1.
Nuestro amado profeta, el presidente Russell M. Nelson, dijo: “El recogimiento de Israel es el desafío más grande, la causa más sublime y la obra más grandiosa sobre la tierra”2.
¡Qué hermosa bendición tenemos de trabajar junto con el Padre Celestial en este recogimiento! Mencionaré tres cosas en las que podemos participar:
Preparar a nuestros hijos y a nosotros mismos para predicar el Evangelio. Cuando nos preparamos para predicar el Evangelio estamos recogiendo a Israel espiritualmente. El recogimiento espiritual de Israel tiene lugar a medida que la gente aprende el Evangelio, viene a Cristo, se bautiza en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y guarda los convenios que hace.
Si en nuestros hogares estudiamos Ven, sígueme, hacemos nuestras noches de hogar, enseñamos a nuestros hijos a ahorrar para la misión, podremos disfrutar de la compañía del Espíritu y etaremos convirtiendo nuestros hogares en centros de capacitación misional. Nuestros hijos sentirán el deseo de compartir el Evangelio eterno y verdadero.
Compartamos el Evangelio con nuestros amigos, vecinos, compañeros de trabajo y de estudio. En el Libro de Mormón encontramos cómo Ammón, hijo de Mosíah, convirtió al rey Lamoni y a su casa. Luego, junto con Ammón, predicaron y profetizaron acerca del plan de salvación y del evangelio de Jesucristo, a tal grado que muchos se bautizaron al escuchar su testimonio y establecieron la Iglesia.
En Doctrina y Convenios 88:81 dice: “He aquí, os envié para testificar y amonestar al pueblo, y conviene que todo hombre que ha sido amonestado, amoneste a su prójimo”. Tenemos una responsabilidad ya señalada. Al hacerlo, disfrutaremos de gran gozo al ver a nuestros amigos y familiares probar del fruto del árbol que es el amor puro de Cristo.
Enseñemos los principios de amar, compartir e invitar. Estos son principios inspirados que se pueden aplicar de manera auténtica mientras vivimos nuestras vidas. Uno de los grandes mandamientos es amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, el amor debe ser la base, la motivación de todo lo que hacemos. Amar, compartir e invitar debe ser el estandarte de todo seguidor de Cristo.
El presidente M. Russell Ballard, Presidente en Funciones del Cuórum de los Doce Apóstoles, dijo que “debemos actuar, debemos amar, compartir e invitar. Él nos impulsará a compartir nuestra experiencia, nuestras actividades y lo que estamos haciendo. Y Él nos inspirará a invitar a otros a que vengan y vean, que vengan y ayuden, que vengan y que pertenezcan”3.
Tenemos en el Libro de Mormón una gran herramienta para recoger Israel. El Señor Jesucristo nos dio el Libro de Mormón con ese fin. Podemos leer que la visión de Lehi, la cual interpretó Nefi, se está cumpliendo. “Y en aquel día el resto de los de nuestra posteridad sabrán que son de la casa de Israel, y que son el pueblo del convenio del Señor; y entonces sabrán y llegarán al conocimiento de sus antepasados, y también al conocimiento del evangelio de su Redentor, que él ministró a sus padres. Por tanto, llegarán al conocimiento de su Redentor” (1 Nefi 15:14).
El recogimiento es real hoy en día. ¡Qué gran bendición tenemos de ser partícipes en este recogimiento! Les testifico que Jesús es el Cristo, el Redentor del mundo y que se ha acordado de Su pueblo nuevamente al restaurar Su Iglesia. En el nombre de Jesucristo. Amén.