Solo para versión digital: Jóvenes adultos
Reconstruir mi fe después de la duda
Cuando alguien a quien amaba se apartó de la Iglesia, perdí de vista mi propio testimonio.
Nunca había tenido desafíos con mi fe en el evangelio de Jesucristo hasta que mi hermana mayor comenzó a decirme cómo habían cambiado sus perspectivas. Ella siempre había tenido una fe firme, así que al escuchar sus palabras y ver que otros amigos también se estaban apartando, empecé a preguntarme si el Evangelio realmente era verdadero.
Por primera vez, empecé a dudar de lo que siempre había creído, y tuve miedo. No sabía a quién acudir. Oraba, leía las Escrituras y buscaba guía, pero realmente sentía que mi fe se debilitaba.
Un llamamiento inesperado
Al poco tiempo, me había alejado del Espíritu. Me sentía muy lejos del Salvador.
Pero, de manera inesperada, se me pidió que organizara una conferencia para los JAS del este de Europa y que sirviera como consejera de una conferencia FSY.
Estaba segura de que mi presidente de estaca había escogido a la persona equivocada: me sentía muy débil espiritualmente. ¿Cómo podía elevar a los demás cuando apenas me mantenía a flote?
No quería hacerlo, pero acepté el llamamiento a regañadientes.
Reconectarme con mi fe
Aprendí mucho al organizar estos eventos que edifican la fe. Lo que más me gustó fue volver a conectarme con amigos jóvenes adultos que me ayudaron a recordar la fe que tenía antes de enfrentar dificultades para creer.
Muchos amigos escucharon mis preocupaciones y preguntas con compasión. También compartieron su fe conmigo y siguieron recordándome lo mucho que mi testimonio los había fortalecido en el pasado. Me recordaron lo que alguna vez sentí por el Evangelio y recordé profundas experiencias espirituales que tuve a lo largo de mi vida.
Me di cuenta de que, aunque tenía preguntas, quería tener fe en Jesucristo. Quería vivir los mandamientos, asistir al templo, ir a la Iglesia y edificar y compartir mi testimonio.
Cuando tenía dificultades, había comenzado a creer que no necesitaba a Dios; pero mis cargas se han vuelto más ligeras y mi camino es mucho más brillante conforme he confiado en Él y lo he invitado nuevamente a mi vida.
Recuerda tus experiencias espirituales
Aceptar ese llamamiento fue una bendición porque me di cuenta de lo mucho que había echado de menos al Espíritu en mi vida.
El élder Neil L. Andersen, del Cuórum de los Doce Apóstoles, habló del poder de recordar nuestras experiencias espirituales y de la manera en que podemos ayudar a quienes amamos a recordar las suyas. Él enseñó:
“… Cuando las dificultades personales, la duda o el desaliento oscurecen nuestra senda […], los recuerdos espiritualmente decisivos de nuestro libro de la vida son como piedras brillantes que ayudan a iluminar el camino que tenemos por delante, confirmándonos que Dios nos conoce, nos ama y ha enviado a Su Hijo, Jesucristo, para ayudarnos a regresar a casa. Y cuando otros dejan a un lado sus recuerdos decisivos y están perdidos o confusos, los volvemos hacia el Salvador al compartir nuestra fe y nuestros recuerdos con ellos, ayudándolos a redescubrir esos preciados momentos espirituales que una vez atesoraron”1.
Esto es exactamente lo que mis amigos hicieron por mí, lo cual también me ayudó a hacerlo por mi cuenta.
El mundo hace que sea fácil perder de vista nuestras metas eternas, nuestro progreso y nuestra relación con Dios. Pero en momentos de duda, podemos centrarnos en la razón por la que decidimos seguir a Jesucristo y recordar las bendiciones que se nos prometieron y Su mano en nuestra vida.
Lee tu diario personal, mira fotos antiguas de cuando tu vida estaba llena del Espíritu y habla con viejos amigos que sean fieles. Presta servicio a los demás, comparte tu testimonio y abre tu corazón a los testimonios de los demás.
Todavía no tengo todas las respuestas a mis preguntas, pero aparto las voces del mundo y elijo la fe en Jesucristo y en el Padre Celestial; Ellos proporcionan lo que necesito y me guían hacia el gozo.
Sé que a medida que continúe meditando sobre mis experiencias espirituales pasadas y me esfuerce por experimentar nuevas, seguiré reconstruyendo mi fe paso a paso.