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Edificar sobre la roca: El estudio profundo de las verdades sencillas
No hace falta que conozcamos todos los detalles sobre el Evangelio para mantener nuestro testimonio, pero sí hace falta que tengamos una comprensión profunda de las verdades del Evangelio.
El podcaster, el influencer, el periodista, el político, el amigo, el vecino, el desconocido.
Internet da a todos el poder de expresar una opinión y no siempre verifica la veracidad de los hechos mencionados en esas publicaciones. Algunas personas comparten contenido que parece alinearse con el evangelio de Jesucristo, pero sus ideas pueden desviarse de la doctrina pura que enseñan las Escrituras y los profetas de todas las épocas. El presidente Russell M. Nelson recientemente enseñó lo siguiente: “Las voces y presiones del mundo son numerosas y atractivas, pero muchas de esas voces son engañosas, seductoras y pueden desviarnos de la senda de los convenios”1.
Satanás sabe que es poco probable que creamos en falsedades evidentes, pero tal vez dejemos ir la verdad pura para aceptar variaciones incompletas de la verdad que leemos en línea. Esas variaciones incompletas o verdades parciales son los “cordel[es] de lino”2 con los cuales Satanás trata de atarnos a fin de apartarnos de la senda de los convenios (2 Nefi 26:22).
Entonces, ¿cómo podemos distinguir los cordeles de lino o falsedades de la verdad pura? El presidente Nelson lo expresó de la mejor manera: “… Nútranse con las palabras de los profetas antiguos y modernos […], [a]prendan todo lo que puedan sobre el Evangelio […] [y] sumérjanse en la rica provisión de revelación que tenemos al alcance de nuestra mano”3.
¿Qué puedo estudiar?
Una comprensión profunda del Evangelio nos ayudará a distinguir entre la verdad pura y la verdad parcial. Tendremos más éxito si centramos nuestra energía en edificar “sobre la roca de nuestro Redentor” (Helamán 5:12).
Cuando era miembro de los Setenta, el élder Lawrence E. Corbridge dijo lo siguiente: “Hay innumerables aseveraciones y opiniones que ponen la verdad en entredicho […]. [P]odrían pasarse la vida entera buscando la respuesta a cada declaración […] y nunca llegar al conocimiento de las verdades más importantes”4.
Así que en lugar de gastar tu energía buscando respuestas individuales cada vez que tengas una pregunta, dedica tiempo diariamente a profundizar tu comprensión de aquellas verdades fundamentales que anclan tu fe a la Roca, Jesucristo.
La doctrina básica del evangelio de Jesucristo incluye la fe, el arrepentimiento, los convenios, los profetas, la revelación, la expiación de Jesucristo, el Plan de Salvación y nuestra identidad divina como hijos de Dios5 . Estas verdades nos ayudan a avanzar por la senda de los convenios y son esenciales para nuestra exaltación.
Por otro lado, las verdades periféricas no son esenciales para nuestra salvación.
Siempre hay más que aprender
A veces pensamos que hemos dominado nuestra comprensión de las verdades fundamentales del Evangelio. Es posible que las hayamos escuchado cientos de veces.
Pero la manera en que actualmente comprendemos los principios del Evangelio puede no ser tan completa como la manera en que los comprende Dios. Hasta que hayamos llegado a ser semejantes a Dios, siempre hay algo que podemos aprender. “… [E]l que recibe luz y persevera en Dios, recibe más luz” (Doctrina y Convenios 50:24, cursiva agregada). Eso incluye conocimiento nuevo sobre los principios básicos del Evangelio.
El presidente Nelson es un gran ejemplo de cómo profundizar continuamente la comprensión. Después de haber sido Apóstol durante 36 años, dijo lo siguiente: “… [H]ace poco obtuve una nueva perspectiva”6.
Si la curiosidad, la diligencia y el Espíritu Santo pueden guiar al profeta de Dios hacia nuevo conocimiento sobre la doctrina básica del Evangelio, buscar “tanto por el estudio como por la fe” (Doctrina y Convenios 88:118) puede hacer lo mismo por nosotros.
Buscar un testimonio personal
Al buscar la verdad entre las muchas voces que nos bombardean en línea, nuestra mayor herramienta es nuestro testimonio personal proveniente del Espíritu Santo.
El presidente Joseph Fielding Smith (1876–1972) enseñó: “… Por medio del Espíritu Santo la verdad se entrelaza con la fibra y los tendones mismos del cuerpo, de manera que no puede olvidarse”7. Aprendemos cómo se siente cuando el Espíritu Santo confirma la verdad pura a nuestro corazón.
Creemos que por medio del Espíritu Santo podemos conocer “la verdad de todas las cosas” (Moroni 10:5). Y aunque sin dudas eso es cierto, es importante recordar que una de las funciones del Espíritu Santo es ayudarnos a recibir un testimonio de la doctrina fundamental: “de Jesucristo y de Su obra, y de la obra de Sus siervos sobre la tierra” (Bible Dictionary, “Holy Ghost”).
Estudiar las verdades periféricas del Evangelio no es algo malo, y a veces puede fortalecer nuestro testimonio cuando encontramos respuestas a nuestras preguntas “no esenciales”; pero los testimonios no pueden basarse en verdades periféricas. El élder Joseph B. Wirthlin (1917–2008), del Cuórum de los Doce Apóstoles, ha dicho: “… [D]ebemos entender las verdades básicas y sencillas, y vivir de acuerdo con ellas, sin complicarlas. Nuestro fundamento debe ser sólido y de raíces profundas”8.
Estudiar de esta manera puede ayudarnos a no confundirnos entre las muchas voces que nos rodean. Nos “fortalec[emos] en el conocimiento de la verdad” y nos convertimos en personas “de sano entendimiento” (Alma 17:2). Y, como el presidente Nelson ha implorado, hacemos nuestra parte para desarrollar “un firme cimiento espiritual edificado sobre la roca de nuestro Redentor, Jesucristo”9.