“Redes sociales: ¿Qué compartes?”, Liahona, abril de 2023.
Jóvenes adultos
Redes sociales: ¿Qué compartes?
Podemos utilizar las redes sociales como un escaparate para que otras personas vean el gozo que proviene del Evangelio.
¿Qué compartes en las redes sociales? ¿Compartes lo que te brinda gozo? ¿Publicas acerca de tus vivencias? ¿Buscas los “me gusta” y los elogios? Y aún más importante, ¿haces publicaciones sobre el evangelio de Jesucristo?
Compartir el Evangelio en la misión fue una experiencia tan gratificante para mí que quería seguir haciéndolo después de regresar a casa, en Perú, pero pronto me di cuenta de que no tenía el tiempo necesario para llegar a todas las personas que deseaba, como lo hacía en la misión.
Así que recurrí a las redes sociales.
Creé un blog para compartir con otras personas mis experiencias de la misión; reflexiones de mi estudio semanal de Ven, sígueme; y otras ideas relacionadas con el Evangelio. Al compartir eso en mi blog, empecé a recibir mensajes amables de amigos que me agradecían por haberlo hecho. ¡No me lo esperaba! Entonces pensé: “¿Por qué no hacer más en las redes sociales?”. Así es como comenzó mi camino hacia la creación de una plataforma para compartir el Evangelio en Instagram y YouTube.
El secreto de la obra misional mediante las redes sociales
Compartir tu fe en las redes sociales no tiene que ser complicado, pero a veces podemos sentir temor de hacerlo debido a que las redes sociales pueden estar colmadas de prejuicios, ideas mundanas y publicaciones superficiales. En ocasiones, parece el lugar menos probable en el que deberíamos compartir nuestra fe. Pero la verdad es que es debido a que las redes sociales están colmadas de tantas falsedades y mentiras que necesitamos compartir el gozo, la paz y la verdad que recibimos como discípulos de Jesucristo.
A menudo me preguntan: “Ale, ¿qué te motiva compartir el Evangelio a través de las redes sociales? ¿Cuál es el secreto para compartirlo de manera tan natural y relacionarlo con la vida cotidiana?” Mi respuesta siempre es la misma: “¡No hay ningún secreto! La clave es vivir el Evangelio y hacerlo parte de mi vida cotidiana”.
Cuanto más me esfuerzo por vivir el Evangelio y profundizar mi fe, mayor es mi deseo de compartirlo con los demás. Mi motivación para dedicar tanto tiempo a compartir mi testimonio con los demás proviene de las experiencias espirituales que tengo con mi Padre Celestial.
Por medio de mis experiencias, he aprendido que compartir el Evangelio puede ser tan fácil como compartir nuestras experiencias diarias en cuanto a ser parte del rebaño del Salvador. No siempre sé si influyo en alguien a través de lo que comparto, pero sí sé que “por medio de cosas pequeñas y sencillas se realizan grandes cosas” (Alma 37:6).
La invitación del Salvador a compartir nuestra fe
Hay personas en el mundo que buscan recordatorios sobre quiénes son y por qué deben seguir adelante con esperanza. ¿Y quién podría compartir mejor esas verdades que nosotros? Como seguidores de Cristo, sabemos acerca de las promesas de Dios y del maravilloso plan que Él ha preparado para Sus hijos. Recuerden que algunas personas “no llegan a la verdad solo porque no saben dónde hallarla” (Doctrina y Convenios 123:12), y nosotros podemos ayudarles a encontrarla.
Tal como dijo el élder Dieter F. Uchtdorf, del Cuórum de los Doce Apóstoles:
“Compartan sus experiencias en persona, en las redes sociales, en grupos, en todas partes.
“Una de las últimas cosas que Jesús les dijo a Sus discípulos fue que debían ir por todo el mundo y compartir la historia del Cristo resucitado. Hoy nosotros también aceptamos con gozo esa gran comisión”1.
El ser discípulos de Jesucristo debe abarcar nuestro comportamiento no solo en la vida real, sino también en las redes sociales. Cuando alzamos la voz para declarar las verdades del Evangelio, podemos cumplir con la gran responsabilidad que Jesucristo nos ha confiado.
Mostremos al mundo cómo apartamos tiempo para el Señor cada día, cómo afrontamos nuestras dificultades y pesares, y cómo hallamos paz. Sé que al compartir las cosas que importan, seremos grandes instrumentos en las manos de Dios para recoger a Israel.
El Padre Celestial nos necesita. Dejemos de escondernos detrás de nuestras pantallas y, más bien, usémoslas para conectarnos con otras personas. Seamos parte de Su obra y publiquemos no sobre lo que nos da gozo, sino sobre Quién nos lo da: nuestro Salvador Jesucristo.