“Estamos aquí para ayudarnos unos a otros”, Liahona, junio de 2023.
Retratos de fe
Estamos aquí para ayudarnos unos a otros
El Señor cuida de mis necesidades. Él me ha bendecido con mi casa y todo lo que hay en ella.
Leonard: Me había convertido en alcohólico. No tenía casa, usaba la misma ropa todos los días, dormía entre los arbustos y comía lo que encontraba en la basura. No tenía nada ni a nadie.
Élder Olsen: ¿Cómo cambió?
Leonard: Decidí orar. Le pedí ayuda al Señor y, de alguna manera, hallé la fortaleza para dejar de beber. No dejaba de pensar en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días; allí me había sentido en casa antes. Pensé que podría hallar esperanza allí otra vez.
Élder Olsen: Me ha dicho que empezó a sentir impulsos.
Leonard: Sí, el Señor me llamó y, cuando lo seguí, comenzó a bendecirme.
Élder Olsen: ¿De qué manera le ayudaron los líderes locales de la Iglesia?
Leonard: Había sido excomulgado, pero ellos me ayudaron a entender lo que tenía que hacer y a hacer lo que debía hacer a fin de volver a gozar de todos los derechos de miembro. Poco a poco, lo fui logrando. El día en que fui bautizado nuevamente fue el día más feliz de mi vida.
Élder Olsen: Hoy vive bajando la colina en que está nuestra capilla [el centro de reuniones de la Rama Dennehotso en Kayenta, Arizona, EE. UU.]. Su casa es un pequeño remolque, sin electricidad ni agua corriente, pero usted dice que se considera afortunado.
Leonard: El Señor cuida de mis necesidades; Él me ha bendecido con esta casa y todo lo que hay en ella. Me encanta tener un lugar tranquilo donde poder estudiar las Escrituras y orar. Mi hermana vive cerca y allí es donde obtengo agua. A veces, cuando necesito electricidad, ella me permite colocar un cable de extensión desde su casa.
Élder Olsen: ¿De qué otra manera lo ha bendecido el Evangelio?
Leonard: El Señor me mostró que esta vida tiene significado. Eso es algo que no había entendido durante años. Ahora quiero ayudar a otras personas, tal como Él me ha ayudado a mí.
Élder Olsen: Lo veo ayudando a las personas todo el tiempo. El otro día, ayudó a una mujer cuyo auto se quedó atascado en la arena.
Leonard: Busqué a algunos miembros de la Iglesia y algunas palas, y comenzamos a cavar y empujar. Enseguida pudo seguir camino nuevamente.
Élder Olsen: ¿Y qué hay de esa vez que sintió el impulso de visitar a su sobrina, que vive a kilómetros de distancia, en Farmington, Nuevo México?
Leonard: No estaba seguro de por qué debía ir, pero sabía que el Señor quería que estuviera allí.
Élder Olsen: Así que, usted actuó conforme a la impresión, buscó la manera de ir hasta allá y llegó justo a tiempo para darle la ayuda que ella necesitaba con urgencia.
Leonard: El Señor sabía que ella necesitaba ayuda y que yo podía ayudarla.
Élder Olsen: En su llamamiento en la presidencia de rama, usted me ayuda con las asignaciones de ministración, reuniones, actividades de rama y el programa para recuperarse de las adicciones de la Iglesia. ¿Qué diría si alguien le preguntara: “¿De qué modo ama al prójimo?”.
Leonard: Con todo el corazón.
Élder Olsen: ¿Cómo demuestra ese amor?
Leonard: Tan solo les doy lo que el Señor me ha dado a mí. Las personas necesitan sentirse amadas, necesitan sentir consuelo, necesitan guía, necesitan entender lo que el Señor puede darles. Cuando se está en el fondo del pozo, es necesario sentir que al extender la mano, encontraremos a alguien allí.
Élder Olsen: Usted vive en un pequeño remolque, pero su corazón es tan grande como la vasta naturaleza. Vive humildemente, sin posesiones materiales, pero usted es semejante a Cristo, siempre ayuda a los necesitados.
Leonard: Para eso estamos aquí, ¿verdad? Para ayudarnos unos a otros.