2023
La luz, la verdad y nuestro andar con Jesucristo
Junio de 2023


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La luz, la verdad y nuestro andar con Jesucristo

Consideren tres estrategias que los ayudarán a andar en la luz y a discernir la verdad sin ser engañados.

Cristo caminando con los discípulos

Busquen la luz

La inspirada letra de la hermosa canción “Andaré con Jesús” nos invita a una profunda reflexión:

Con sabiduría, con verdad creció;

a los hombres y a Dios Jesús amó.

Él es quien me guía, Él, mi ejemplo fiel,

y me llama siempre a caminar con Él.

Cada día intento como Él crecer;

siempre en Su senda yo permanecer.

Al lado de Cristo, seguro estaré.

Paso a paso Su amor compartiré.

Confiando en Cristo, sentiré Su amor.

Nunca me abandonará, aun en mi error.

Él me da su alivio; Su poder me da

para yo vivir por la eternidad.

Andaré con Cristo a mi hogar con Dios;

Su Espíritu me ofrece, me llenará de amor.

Sé que con Su ayuda mi alma cambiará.

Andaré con Cristo; Él junto a mí andará1.

En verdad, no hay desafío más grande, más emocionante ni más ennoblecedor para el alma que aprender cómo caminar con el Señor y, simultáneamente, recibir la magnífica bendición de que Él camine con nosotros.

Consideremos al profeta Enoc. A medida que crecía en fe y entendimiento, a Enoc se le enseñaba en todas las vías de Dios. Su fe era tan grande y su lenguaje tan poderoso que ayudó a cada miembro de su comunidad a arrepentirse y experimentar por sí mismo la luz y la verdad que provienen de obedecer los mandamientos. La transformación y conversión de ellos fueron tan grandes que caminaron con el Señor y más adelante fueron llevados al cielo. Enoc buscó la luz y la verdad en su vida, y se le invitó a andar con Jesús (véase Moisés 6–7).

Consideremos cómo nuestra búsqueda de luz y verdad en nuestra vida diaria puede ayudarnos a andar con Jesús. Según las Escrituras, la luz es la “energía, poder o influencia divinos que proceden de Dios por medio de Cristo y que dan vida y luz a todas las cosas […]. También ayuda a [los hijos de Dios] a comprender las verdades del Evangelio y sirve para colocarl[os] sobre el sendero del Evangelio que conduce a la salvación”2. El profeta Abinadí del Libro de Mormón explicó que Jesucristo “es la luz y la vida del mundo […], una luz que es infinita, que nunca se puede extinguir” (Mosíah 16:9). El Salvador declaró: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12).

Por lo tanto, al buscar la luz en nuestra vida, estamos buscando a Cristo. Al buscar a Cristo y abrazar Su luz, nos convertimos en Sus hijos; “hijos de luz” (1 Tesalonicenses 5:5). Los hijos de luz dejan que su luz alumbre para que los demás vean sus buenas obras y glorifiquen a nuestro Padre que está en los cielos (véase Mateo 5:16). Esa búsqueda nos lleva a hacer el bien en la vida y nos da la promesa de que “no andar[emos] en tinieblas, sino que tendr[emos] la luz de la vida”. Al continuar en esa senda de andar en la santa luz de Jesús, aprendemos, crecemos y obtenemos aun más luz3. Hay un modelo en el cual obtenemos luz al andar con Jesús y, a Su vez, Jesús camina con cada uno de nosotros individualmente al bendecirnos para que “siempre […] ten[gamos] su Espíritu [con nosotros]” (Doctrina y Convenios 20:77). Esa es la promesa exacta que el Señor hizo a Enoc: “… y tú permanecerás en mí, y yo en ti; por tanto, anda conmigo” (Moisés 6:34).

Busquen la verdad

Ahora volvamos nuestra atención a la verdad. El Señor le reveló a José Smith que “la verdad es el conocimiento de las cosas como son, como eran y como han de ser” (Doctrina y Convenios 93:24). En una ocasión, el profeta José Smith enseñó: “El conocimiento es necesario para la vida y para la divinidad […]. El conocimiento es revelación. Escuchen, todos los hermanos, esta grandiosa clave: el conocimiento es el poder de Dios para la salvación”4. El Señor dijo:

“El Espíritu de verdad es de Dios. Yo soy el Espíritu de verdad, y Juan dio testimonio de mí, diciendo: Él recibió la plenitud de la verdad, sí, aun de toda la verdad;

“y ningún hombre recibe la plenitud, a menos que guarde sus mandamientos” (Doctrina y Convenios 93:26–27).

Hermanos y hermanas, en este contexto, la verdad se relaciona con la luz, el conocimiento y las revelaciones del cielo, y está en armonía con la mente, la voluntad, el carácter, la gloria y el ser de Dios5. Hay poder en la verdad porque “la verdad [nos] hará libres” (Juan 8:32). Por lo tanto, la verdad nos permite ver con claridad, discernir y evitar el engaño, y fijar el curso a través de las incertidumbres de nuestros días. De hecho, siempre debemos estar buscando la verdad en nuestra vida de una manera u otra. La segunda y cuarta estrofas del himno “¿Qué es la verdad?” son muy instructivas para conceptuar la importancia de nuestra búsqueda de la verdad:

¿Qué es la verdad? Es el máximo don

que podría mortal anhelar.

En abismos buscadla, en todo rincón,

o subid a los cielos buscando ese don;

es la mira más noble que hay […].

¿Qué es la verdad? Es principio y fin

y sin límites siempre será.

Aunque cielo y tierra dejaran de ser,

la verdad, la esencia de todo vivir,

seguiría por siempre jamás6.

Vivimos en tiempos maravillosos en los que el mundo está colmado de más información que nunca. Sin embargo, nunca ha sido más difícil discernir la verdad. Vivimos en un mundo con diferentes puntos de vista, opiniones estridentes y divisivas, y filosofías sutiles que a menudo provienen de personas autoproclamadas como expertas e influyentes, muchas de las cuales quizás estén gritando desde los oscuros escondrijos de internet. En internet hay un ataque aparentemente interminable dirigido en contra de la verdad.

Al presidente estadounidense Abraham Lincoln le gustaba interactuar con su audiencia y a menudo utilizaba acertijos y humor cuando hablaba. Cuenta una anécdota que preguntó a una audiencia cuántas patas tendría un perro si la cola se contara como pata. Cuando dijeron cinco, respondió que la respuesta era cuatro, porque llamar pata a la cola no la convertía en pata.

Ciertamente sí existe algo llamado verdad. No importa cuántas personas le pongan “me gusta” a su “verdad” y la compartan, ni cuántas personas influyentes de las redes sociales la confirmen, la verdad es que una cola no es ni puede ser una pata. El acertijo de Lincoln representa la diferencia entre “mi verdad” y la verdad absoluta. Satanás es el maestro de mermar el significado de las palabras, cambiar las definiciones y distorsionar la realidad. Muchas personas en internet parecen salirse con la suya muchas veces al cambiar la definición de algo, pero el cambiar definiciones de manera arbitraria no cambiará la realidad ni lo que ciertamente sea verdadero.

En cierto sentido, la norma de la verdad para el mundo se ha vuelto relativa a lo que se sienta bien. Cualquier cuestionamiento de la “verdad de cada uno”, tal como la definen ellos por sí mismos, se toma como un ataque controvertido y personal. La información sin normas y con la ausencia de luz y verdad crea una realidad alternativa. Consideren, por ejemplo, las muchas ocasiones en las que han quedado cautivos de internet conforme los algoritmos les han mostrado más y más contenido e información basándose en sus clics y sus “me gusta”. Cuanto más hagan clic en algo, tanto más los algoritmos de internet les mostrarán contenido similar; no en busca de la verdad, sino para mejorar la publicidad y las ganancias. Por ejemplo, si hacen clic en videos de perros, quizás pronto piensen que a todos les encantan los perros y tienen uno, y que en realidad internet fue creada por un perro para los aficionados a los perros. Internet les mostrará un número cada vez mayor de esas imágenes y anuncios hasta el punto de que podrían empezar a pensar que en verdad necesitan un perro.

En el mundo de hoy, tal vez puedan caminar con una increíblemente potente tecnología en el bolsillo o la mochila, pero sencillamente no pueden pedirle luz y verdad a la tecnología. Caminar con la tecnología, pese a sus asombrosas capacidades, nunca debe confundirse con caminar con Jesús. El que nuestro andar dependa de las voces del mundo y de fuentes terrenales puede hacernos vulnerables a las filosofías falsas y las mentiras. Esas cosas pueden resultarnos atractivas, pero no representan la verdad.

Nuestro querido profeta, el presidente Russell M. Nelson, enseñó en una ocasión: “La verdad es la verdad. Algunas cosas simplemente son verdaderas. El Juez de la verdad es Dios, no la fuente de noticias de su red social favorida”7.

Y antes de él, hace muchos años, el presidente Spencer W. Kimball (1895–1985), que fue el profeta durante mis días de estudiante universitario, también enseñó que la verdad absoluta no puede ser “alterada según las opiniones de los hombres”8. Hermanos y hermanas, “[e]xiste la verdad absoluta en un mundo que cada vez más desdeña y repudia los absolutos”9.

Caminen con Jesucristo

Nuestra misión en la vida es buscar la luz y la verdad, y caminar con nuestro Salvador y recibir la magnífica bendición de que Él camine con nosotros, a pesar de la oscuridad que existe en el mundo hoy en día. El presidente Nelson ha aconsejado: “Y ahora, por favor, escúchenme cuando digo: No sean descarriados por aquellos cuyas dudas pueden provenir de cosas que ustedes no pueden ver en la vida de ellos”10. También nos invitó a traer luz y verdad a nuestro testimonio:

“Les ruego que se hagan cargo de su propio testimonio. Trabajen para conseguirlo; háganse responsables de él. Cuídenlo, nútranlo de manera que crezca, aliméntenlo con la verdad. No lo mezclen con las filosofías falsas de hombres y mujeres incrédulos para luego preguntarse por qué se está debilitando”11.

Estos consejos son en verdad una invitación a andar con Jesús para que Jesús pueda andar con nosotros.

¿Cómo podemos andar en la luz y discernir la verdad sin ser engañados por verdades relativas que son defendidas por personas que están enemistadas de la verdad divina y absoluta? ¿Puedo ofrecer algunas estrategias con base en lo que he aprendido de las enseñanzas inspiradas de nuestros profetas y por medio de mi propia experiencia de vida?

Estudien el Libro de Mormón con regularidad

Primero, pidan a Dios inspiración sobre cómo equilibrar su ocupado horario a fin de poder dedicar tiempo a estudiar el Libro de Mormón con regularidad. Las verdades del evangelio de Jesucristo se enseñan con mayor claridad y poder en el Libro de Mormón. Este sagrado registro de Escrituras fue un hito fundamental en la restauración del evangelio de Jesucristo en esta dispensación, después de la visita de Dios el Padre y de Su Hijo, Jesucristo, a José Smith. El Libro de Mormón testifica del amor verdadero y perfecto de Dios por Sus hijos, del desinteresado y divino sacrificio expiatorio de Jesucristo, y del culminante ministerio del Salvador entre los nefitas poco después de Su resurrección (véase 3 Nefi 11).

El Libro de Mormón contiene las respuestas a las preguntas más acuciantes de la vida y enseña la doctrina de Cristo. Tal como ha enseñado nuestro querido profeta, el presidente Nelson, las verdades que contiene este libro “tienen el poder para sanar, reconfortar, restaurar, socorrer, fortalecer, consolar y animar nuestra alma”12. Consideren las promesas del profeta a aquellos que dedican tiempo a estudiar este maravilloso libro de Escrituras:

“[L]es prometo que si cada día estudian el Libro de Mormón con espíritu de oración, cada día tomarán mejores decisiones […]. [Conforme] mediten en lo que estudien, se abrirán las ventanas de los cielos y recibirán respuestas a sus preguntas y dirección para su vida […]. [S]i cada día se sumergen en el Libro de Mormón, estarán vacunados contra los males de esta época”13.

Dedicar tiempo al Libro de Mormón los guiará a Jesucristo, y los llenará de inspiración y revelación para su vida. Les colmará el alma de luz y los ayudará a discernir la verdad.

Yo leí por primera vez el Libro de Mormón de tapa a tapa cuando era un joven alumno de Seminario. Todavía recuerdo el cálido sentimiento que me hinchió el alma, me llenó el corazón, me iluminó el entendimiento y se volvió cada vez más deleitable, tal como lo describió Alma cuando predicó la palabra de Dios a su pueblo (véase Alma 32). Ese sentimiento y la luz y la verdad adicionales con los que el Señor consideró conveniente bendecirme, con el tiempo, se convirtieron en un conocimiento que se arraigó en mi corazón y llegó a ser el fundamento de mi testimonio. El Libro de Mormón es la piedra clave que sostiene mi fe en el Señor y mi testimonio de la doctrina de Jesucristo. Es una de las piedras angulares que fortalece mi testimonio de la veracidad del divino sacrificio expiatorio de Cristo. Es mi escudo contra los intentos del adversario de debilitarme la fe e infundirme incredulidad y oscuridad en la mente. Me da valor para declarar con osadía al mundo mi testimonio de la luz y la verdad del Salvador. Les prometo que, a medida que estudien el Libro de Mormón con espíritu de oración y con constancia, hallarán luz y verdad en su vida, se acercarán más a nuestro Salvador, Jesucristo, y aprenderán cómo andar con Él.

Pasen más tiempo en los templos del Señor

La segunda estrategia es pasar más tiempo con el Señor en Sus templos. Desde el primer discurso del presidente Nelson dirigido a toda la Iglesia en enero de 2018, él ha centrado muchas de sus enseñanzas en la importante función que cumplen en nuestra vida el templo y sus ordenanzas y convenios sagrados. Esto es lo que enseñó en esa ocasión:

“El fin por el que cada uno nos esforzamos es ser investidos con poder en una Casa del Señor, ser sellados como familias, ser fieles a los convenios hechos en el templo que nos hacen merecedores del don más grande de Dios, que es la vida eterna […]. Su adoración en el templo y el servicio que presten allí por sus antepasados los bendecirá con mayor revelación personal y paz, y los fortalecerá en su compromiso de mantenerse en la senda de los convenios”14.

¿Qué significa eso para nosotros? La respuesta del presidente Nelson a esta pregunta es la siguiente:

“Nuestra necesidad de estar en el templo regularmente nunca ha sido mayor. Les ruego que, con espíritu de oración, observen la manera en que emplean su tiempo. Inviertan tiempo en su futuro y en el de su familia. Si tienen acceso posible a un templo, les insto a que encuentren la manera de fijar con regularidad una cita con el Señor para estar en Su sagrada casa, y después asistan a esa cita con exactitud y gozo. Les prometo que el Señor les proporcionará milagros que Él sabe que necesitan al hacer sacrificios de servir y adorar en Sus templos”15.

Hermanos y hermanas, esa respuesta es una invitación a volver a centrar nuestras prioridades en la vida e incluir el templo como una de ellas. Los templos son literalmente casas del Señor. Y cuando estamos allí, centrados en adorarlo y en buscar Su luz y Su verdad, podemos sentir la clara impresión de que hemos dejado atrás la tierra, y el mundo solitario y lúgubre está distante de nuestra mente. Nos sentimos completamente inmunes a cualquier influencia maligna del mundo. Los templos son lugares de revelación, instrucción y refugio de las tormentas espirituales que enfrentamos en nuestros días.

Los invito a considerar maneras de dedicar tiempo al Señor en Sus templos. Vengan y pongan sus cargas ante Él en Su santa casa, y les prometo que serán llenos de un nuevo espíritu y de confianza en el futuro. El Señor los sostendrá, los cobijará y los guiará paso a paso a lo largo del camino para que anden con Él. En el templo aprendemos las verdades de la eternidad y recibimos más luz al acercarnos más a Jesús y aprender a andar con Él.

Sigan las palabras de nuestros profetas vivientes

La tercera estrategia que les ofrezco es seguir las palabras de nuestros profetas vivientes. Mis amigos, tenemos la bendición de ser guiados por profetas, quienes son inspirados hombres llamados a hablar en nombre del Señor. Son llamados a dar a conocer la voluntad de Dios y el verdadero carácter de Él por medio de sus enseñanzas. Siempre podemos confiar en los profetas vivientes. Sus enseñanzas reflejan la voluntad del Señor, quien declaró: “Y la voz de amonestación irá a todo pueblo por boca de mis discípulos, a quienes he escogido en estos últimos días” (Doctrina y Convenios 1:4; véase también Doctrina y Convenios 1:38). En 2 Crónicas, en el Antiguo Testamento, leemos: “Creed en Jehová vuestro Dios y estaréis seguros; creed a sus profetas y seréis prosperados” (2 Crónicas 20:20).

Tener profetas vivientes en nuestros días es una señal del amor de Dios por Sus hijos. El élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, me conmovió el corazón de una manera muy especial en un momento en el que necesitaba consuelo desesperadamente. Después de recibir el sobrecogedor llamamiento de ser apóstol del Señor Jesucristo, el élder Holland fue la primera persona que me llamó. Inmediatamente reconocí su voz distintiva y poderosa al otro lado del teléfono, y sentí el amor que él y Dios me tienen. Reconocí la voz del élder Holland como la voz de uno de los siervos del Salvador, y eso me brindó gran consuelo y confianza en un momento sobrecogedor.

Eso es lo que hacen los profetas y apóstoles. No es necesario que reciban la llamada telefónica personal de uno de los profetas del Señor para sentir el amor de Dios por ustedes. Pueden sentir el amor de Dios simplemente al seguir sus enseñanzas. Los invito, mis jóvenes amigos, a reconocer y conocer sus voces y a seguir su consejo inspirado, el cual los conducirá a la luz y a la verdad. Ellos son ordenados para revelar el designio y el corazón del Señor. Nuestra mayor protección radica en seguir la palabra del Señor dada mediante Sus profetas, en particular, el actual Presidente de la Iglesia. Les prometo que, a medida que anden con los profetas y apóstoles de los últimos días y los escuchen, se encontrarán andando más con Jesús.

Un acontecimiento verdaderamente glorioso de la historia de la humanidad que ocurrió en Belén de Judea fue el nacimiento de nuestro Salvador, Jesucristo. Su nacimiento, Su vida y Su sacrificio expiatorio literalmente trajeron luz y verdad al mundo. Él mismo declaró:

“He aquí, yo soy Jesucristo, de quien los profetas testificaron que vendría al mundo.

“Y he aquí, soy la luz y la vida del mundo” (3 Nefi 11:10–11).

Me gusta el consejo que Pablo, el apóstol, dio a los santos tesalonicenses: “… todos vosotros sois hijos de luz, e hijos del día; no somos de la noche, ni de las tinieblas” (1 Tesalonicenses 5:5). Como miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, ¡ustedes son los hijos de luz! Tienen la luz de Cristo, así como la luz guiadora que viene por medio del don del Espíritu Santo. Siempre, siempre anden en esa luz, la cual los conducirá a la verdad y les permitirá andar con Jesucristo.

Al aceptar la luz y la verdad del Salvador, podremos seguir Sus pasos y escuchar el sonido de las sandalias de Sus pies, y aprender cómo andar con Él. Ruego que cada uno de nosotros sea capaz de declarar con gran gozo: “Andaré con Cristo”, y luego decir con confianza: “Él junto a mí andará”16. Andar con Él es el camino mejor recorrido.

Testifico que Jesucristo vive y que Su amor perfecto se extiende a todos los que vienen a Él. Él siempre está cerca, esperándonos pacientemente cuando estamos agotados a un lado del camino; y caminando con nosotros siempre, dondequiera que estemos.

Tomado de un devocional de la Universidad Brigham Young pronunciado el 12 de diciembre de 2022.

Notas

  1. Andaré con Cristo”, letra y música de Stephen P. Schank, en Amigos, febrero de 2020, pág. A3.

  2. Guía para el Estudio de las Escrituras, “Luz, luz de Cristo”, scriptures.ChurchofJesusChrist.org; véase Doctrina y Convenios 88:6–13. Véanse también Juan 3:19–21; 12:46; Alma 26:15; 32:35; Doctrina y Convenios 93:28–29,31–32, 40, 42.

  3. “Cristo es la luz; el Evangelio es la luz; el Plan de Salvación es la luz; ‘[l]o que es de Dios es luz; y el que recibe luz y persevera en Dios, recibe más luz, y esa luz se hace más y más resplandeciente hasta el día perfecto’” (Bruce R. McConkie, The Mortal Messiah: From Bethlehem to Calvary, 4 tomos, Salt Lake City: Deseret Book, 1979–1981, tomo II, pág. 153; cita tomada de Doctrina y Convenios 50:24).

  4. Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: José Smith (2007), págs. 279–280; véase también Martha Jane Knowlton Coray, notebook, Biblioteca de Historia de la Iglesia, Salt Lake City.

  5. Véase la Guía para el Estudio de las Escrituras, “Verdad”, scriptures.ChurchofJesusChrist.org.

  6. ¿Qué es la verdad?”, Himnos, nro. 177.

  7. Russell M. Nelson, “The Love and Laws of God”, (devocional de la Universidad Brigham Young, 17 de septiembre de 2019), pág. 1, speeches.byu.edu; cursiva en el original.

  8. Spencer W. Kimball, “La verdad absoluta” (devocional de la Universidad Brigham Young, 6 de septiembre de 1977), pág. 2, speeches.byu.edu.

  9. David A. Bednar, “Vengan y vean”, Liahona, noviembre de 2014, pág. 110.

  10. Véase Russell M. Nelson, “Decisiones para la eternidad”, (devocional mundial para jóvenes adultos, 15 de mayo de 2022), broadcasts.ChurchofJesusChrist.org; cursiva en el original.

  11. Russell M. Nelson, “Decisiones para la eternidad”.

  12. Russell M. Nelson, “El Libro de Mormón: ¿Cómo sería su vida sin él?”, Liahona, noviembre de 2017, pág. 62; cursiva en el original.

  13. Russell M. Nelson, “El Libro de Mormón: ¿Cómo sería su vida sin él?”, pág. 62; cursiva en el original.

  14. Véase Russell M. Nelson, “Al avanzar juntos”, Liahona, abril de 2018, pág. 7.

  15. Russell M. Nelson, “Cómo ser Santos de los Últimos Días ejemplares”, Liahona, noviembre de 2018, pág. 114.

  16. Andaré con Cristo”, pág. A3.