2023
Jerusalén en la época de Jesús
Junio de 2023


El Nuevo Testamento en contexto

Jerusalén en la época de Jesucristo

Aprende más acerca de esta ciudad, que desempeñó un papel importante en el ministerio del Salvador.

Cristo mirando hacia Jerusalén

Christ Laments over Jerusalem [Cristo se lamenta por Jerusalén], por Gary Smith

La ciudad de Jerusalén era central en la vida judía en el siglo I y fue donde ocurrieron algunos de los acontecimientos más significativos de la vida y el ministerio de Jesucristo.

Por ejemplo, los evangelios del Nuevo Testamento registran que Jesús a menudo visitaba Jerusalén para observar las fiestas de peregrinación judías en el templo (donde con frecuencia enseñaba en los atrios exteriores)1 y que pasó la última semana de Su vida terrenal en la ciudad, mientras se preparaba para la celebración de la Pascua judía2. En ese entorno, Jesús dio Sus últimos discursos públicos; entró en conflicto con las autoridades locales; tuvo Su Última Cena con los discípulos; agonizó y oró en Getsemaní; y sufrió los juicios, el maltrato y la crucifixión que finalmente condujeron a Su muerte, sepultura y resurrección.

Debido a que Jerusalén fue el lugar donde ocurrieron esos acontecimientos cruciales de la vida y la misión de Jesús, comprender la geografía de la ciudad durante la era romana temprana puede iluminar enormemente nuestra lectura de los relatos de los evangelios.

La ciudad bajo el reinado de Herodes el Grande y sus sucesores

La Jerusalén que Jesús conoció tiene poca semejanza con la ciudad que visitan los turistas modernos, pero las Escrituras, las fuentes históricas y las excavaciones arqueológicas permiten hacer una fascinante reconstrucción de las características de la Jerusalén del siglo I3.

A diferencia del entorno de la aldea galilea en la que Jesús pasó la mayor parte de Su ministerio4, Jerusalén era una ciudad rica e imponente que Herodes el Grande y sus sucesores habían renovado recientemente para reflejar los estándares más recientes de la construcción, la tecnología y las comodidades del estilo romano. Aquello incluía lo siguiente:

  • El monumental monte del Templo, donde los peregrinos judíos de todo el mundo mediterráneo podían adorar al Dios de Israel en el templo. Jesús, por supuesto, también iba al templo cuando visitaba Jerusalén5.

  • Una serie de muros y fortificaciones (como la Fortaleza Antonia, por ejemplo) que protegían la ciudad.

  • Lugares de entretenimiento, tales como un teatro y un hipódromo.

  • Un sistema de acueductos que canalizaban el agua a la ciudad para satisfacer las necesidades cada vez mayores de sus habitantes y de la afluencia regular de visitantes.

  • Varios estanques —como el Estanque de Betesda, al norte, y el Estanque de Siloé, al sur— para el ritual de inmersión de los peregrinos judíos que con regularidad llegaban a la ciudad para celebrar las festividades que se describen en la Torá. Jesús mismo visitó esos estanques6.

La Ciudad Baja y la Ciudad Alta

La parte más antigua y ajetreada de Jerusalén en ese período era la Ciudad Baja, al sur del monte del Templo. Albergaba mercados bulliciosos, calles abarrotadas, mesones para peregrinos y grupos de casas modestas, así como viviendas más grandes para algunos de los residentes más prominentes de la ciudad.

Al oeste estaba la Ciudad Alta, la parte más alta y más rica de Jerusalén. Allí Herodes construyó su extravagante mansión (con sus dos alas residenciales, jardines de paseo y estanques) y era donde los miembros de la clase alta de Judea procuraban emular la aristocracia romana.

Esas familias de la élite, que incluían a los sacerdotes que administraban el templo de Jerusalén, vivían en mansiones urbanas adornadas con frescos al estilo de Pompeya, pisos de mosaicos con diseños florales y geométricos, y hermosos jardines. También cenaban en salones triclinares al estilo romano (cuartos para reclinarse en sofás durante los banquetes) con platos culinarios finos e importados.

Los últimos días de Jesús en Jerusalén

Debido a que gran parte de ese estilo de vida aristócrata se sustentaba con los diezmos pagados a las familias de los sacerdotes y con los fondos del templo de Jerusalén, Jesucristo condenó públicamente a las clases altas de la ciudad por explotar a los pobres, por sus ostentaciones de riqueza y poder, y por cómo trataban a los marginados en la sociedad judía7.

Ese conflicto con la aristocracia local condujo a los acontecimientos culminantes de la vida de Jesús, que transcurrieron a lo largo de la geografía de Jerusalén.

Durante Su última noche, Jesús compartió la Última Cena con Sus discípulos en algún lugar de la zona residencial de la ciudad (lo cual, a pesar de la ubicación tradicional en la colina occidental, pudo haber ocurrido en una casa modesta cerca de la Ciudad Baja). Luego, se retiró a unas tierras agrícolas afuera de las murallas de la ciudad en el monte de los Olivos, llamadas Getsemaní, es decir “lugar de la prensa de aceite”, donde sufrió en agonía y fue arrestado. Después fue juzgado por blasfemia por las autoridades sacerdotales locales en una de las casas adineradas de la Ciudad Alta.

A la mañana siguiente, Jesús fue juzgado de nuevo por el prefecto romano, Poncio Pilato (lo cual probablemente ocurrió en el palacio que antes había ocupado Herodes el Grande). Luego, Jesús fue obligado a cargar Su cruz hasta afuera de los muros de la ciudad y fue crucificado públicamente en un lugar de ejecución llamado Gólgota, o “lugar de la calavera” (probablemente cerca de una cantera abandonada, en el lado noroeste de la ciudad)8. Después de Su muerte, los seguidores de Jesús lo sepultaron en un sepulcro cercano, donde Su cuerpo yació hasta Su gloriosa resurrección al tercer día9.

Aunque en la actualidad tal vez no siempre conozcamos con certeza los lugares exactos relacionados con la última semana de la vida de Jesús, comprender las características principales y el trazado urbano de la Jerusalén del siglo I puede ofrecernos un valioso conocimiento al leer los relatos de los evangelios, y dar vida a los acontecimientos de los últimos días de Jesús, y ayudarnos a acercarnos más a Él al sentir el poder de la Expiación que Él llevó a cabo en la Ciudad Santa.