¿Cómo podemos desarrollar una perspectiva eterna?

Cuando Jesucristo sufrió por cada uno de nosotros en el Jardín de Getsemaní, suplicó: “Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42). Pero la copa no pasó. Se sometió a la voluntad del Padre y “beb[ió] y acab[ó] [Sus] preparativos para con los hijos de los hombres” (Doctrina y Convenios 19:19).

¿Cómo halló Jesucristo la fortaleza para perseverar? Parte de la respuesta podría ser que sabía que Su reino no era de este mundo (véase Juan 18:36). Su padecimiento preparó la vía para algo de infinita importancia: la vía para que entremos en Su reino.

Maneras de desarrollar una perspectiva eterna

Al igual que Cristo, podemos lograr una perspectiva eterna. “La perspectiva del Evangelio expande nuestra visión a una perspectiva eterna. Al usar sus “lentes del Evangelio”, ustedes piensan acerca de sus prioridades, sus problemas, sus tentaciones e incluso sus equivocaciones de una manera centrada y con una perspectiva ampliada; verán una luz más brillante que no se puede ver sin ellos” (Gary E. Stevenson, “El eclipse espiritual”, Liahona, noviembre de 2017, pág. 45).

Las siguientes son cuatro maneras de seguir el ejemplo de Jesucristo y desarrollar una perspectiva eterna. Al igual que Él, nosotros también podemos tener la fuerza para decir: “No se haga mi voluntad, sino la tuya”.

Orar sinceramente (véase Lucas 22:41–42).
Cultivar una relación de amor y unidad con Dios (véase Juan 17:20–26).
Confiar en la ayuda celestial (véase Lucas 22:43).
Mirar más allá del momento presente (véase Juan 18:36–37).