“Palabras que conmueven el corazón”, Liahona, octubre de 2024.
Retratos de fe
Palabras que conmueven el corazón
Desde la oportunidad en que conocí la Iglesia hasta la labor que realizo para ayudar a los santos a escuchar y cantar los himnos en su propio idioma, la música ha sido siempre parte de mi vida y ha sido una gran bendición para mi familia.
La música siempre ha sido una parte integral de mi testimonio. En la ocasión en que conocí La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días había familias reunidas cantando el himno “Soy un hijo de Dios” (Himnos, nro. 196). Pensé: “Están tan felices que parece el cielo. Así es como son las familias felices”.
Para mí, la parte más hermosa del Evangelio es la familia. Al pensar en todo lo que tuvo que suceder para que mi familia encontrara el Evangelio, recuerdo que Dios tiene un plan para cada familia.
De Birmania a la India
Mi madre es de Birmania, pero debido a la agitación política, huyó a la India con sus padres y tres hermanas. Lo dejaron todo. Desafortunadamente, después de llegar a la India, los padres de mamá fallecieron. Al ser la mayor, mamá debía cuidar de sus tres hermanas,
pero todas las niñas terminaron en un orfanato. Cuando mi madre cumplió dieciocho años, decidió ir a Nueva Delhi en busca de mejores oportunidades para ella y sus hermanas. Allí conoció a Ashima Chaudhuri, la directora de un colegio universitario que brinda ayuda a mujeres jóvenes. Ashima tomó a mamá bajo su protección y se convirtió en su mentora. Después de que mi madre se graduó de la universidad, se convirtió en asistente de Ashima y llegaron a tener una relación muy estrecha.
Ashima tenía diez hermanos y nadie hablaba del menor de ellos, Reza. Se lo consideraba la oveja negra. Reza se había unido a la Iglesia restaurada después de conocer a los misioneros de tiempo completo mientras asistía a la universidad en Inglaterra. En ese momento, era un erudito musulmán, así que, cuando dejó el Islam para unirse a la Iglesia, hubo un gran problema.
Mientras Reza vivía en Toronto, Canadá, soñó que tenía que regresar a la India y ponerse en contacto con su hermana Ashima. Antes de viajar, también soñó con una mujer que nunca había visto. Debido a que seguía viendo su rostro en sueños, sintió una mayor urgencia por regresar a la India.
Sin embargo, Reza estaba preocupado porque su familia se había distanciado de él. Sin embargo, cuando se contactó con Ashima en Nueva Delhi, ella le dijo: “Te extraño. Deberías venir”.
Mi madre no estaba en Nueva Delhi en ese momento, así que Ashima llamó a una de mis tías, Assiya. “¿Puedes venir?”, preguntó ella. “Será mejor si otras personas están aquí, para que no peleemos”.
Así que mi tía Assiya fue. Cuando llegó, Reza la reconoció de inmediato como la mujer que veía en sueños. Se enamoraron rápidamente y se casaron. Cuando se mudaron a Toronto, mi tía Assiya comenzó a preguntarle a Reza sobre la Iglesia, por qué se había ido de la India y por qué estaba dispuesto a aceptar que su familia se distanciara de él.
Reza respondió sus preguntas y compartió su testimonio del Evangelio restaurado y mi tía pronto se unió a la Iglesia.
“Quiero saber más”
En ese momento, mamá y yo vivíamos en Nueva Delhi. Yo tenía una relación estrecha con mi tía, así que cuando tenía once años fui a visitarla a ella y al tío Reza en Toronto para pasar el verano. Mientras estaba allí, mi tía me invitó a la Iglesia. En mi primera reunión, me encantó ver a las familias juntas cantando los himnos. Nunca había experimentado algo como aquello.
“¿Qué es este lugar?”, le pregunté a mi tía después de la reunión. “Todos están muy felices y son muy amistosos. Quiero saber más”.
Vinieron dos misioneras y me enseñaron las lecciones. Supe que quería ser parte de lo que estaba aprendiendo. El Evangelio me hacía feliz y quería unirme a la Iglesia, así que lo hice.
Mientras crecía, asistía a un internado, así que tenía largas vacaciones de verano. Mi mamá trabajaba y mis padres estaban divorciados, así que comencé a ir a Canadá durante los veranos. Mi tía y mi tío se convirtieron en mis segundos padres.
El tío Reza, que era originario de Pakistán, disfrutaba de traducir himnos de la Iglesia al hindi y al urdu. En la reunión sacramental, a menudo cantábamos sus versiones traducidas de los himnos.
Con el tiempo, mi mamá quiso saber más acerca de la Iglesia a la que se habían unido su hija y su hermana. Se reunió con los misioneros y pronto fue bautizada. Mi mamá y mi tía se aseguraron de que fuera a Toronto todos los veranos para que pudiera asistir a la Iglesia y participar en las actividades de esta.
Cuando llegó el momento de elegir la universidad, mis tíos me ayudaron a ingresar a la Universidad Brigham Young, donde conocí a mi esposo, que es de Argentina. A menudo pienso en lo que une a nuestras familias. Gracias a la Iglesia, un joven de Argentina conoció a una joven de la India y se casó con ella.
Un legado de fortaleza y testimonio
En la actualidad, soy supervisora de música en el equipo de traducción de himnos de la Iglesia. Trabajo en proyectos en seis idiomas diferentes. Estoy traduciendo himnos al nepalí y al birmano, que es la lengua natal de mi madre. Es entretenido y gratificante. También trabajo en amhárico, de Etiopía; twi [chuí] y fante, de Ghana; y cingalés, de Sri Lanka.
Me encanta mi trabajo, porque la música ha sido siempre parte de mi vida. La música estuvo presente cuando conocí la Iglesia. Ahora pienso en cuántas personas escucharán los himnos en su propio idioma y se sentirán conmovidas. Comparto el Evangelio por medio de los himnos y puedo ver cómo a través de mi trabajo se cumplen las promesas que se me hicieron en mi bendición patriarcal.
Mi tío y mi tía ya han fallecido, pero por medio de los himnos siento el legado de su fortaleza y testimonio. A mi tío le encantaba compartir su testimonio mediante canciones.
“Algún día, los miembros de la Iglesia escucharán y cantarán estos himnos en su propio idioma”, decía él. “Las personas entenderán lo que dice la letra de los himnos y sus palabras les conmoverán el corazón”.
Yo tengo la oportunidad de ser parte de ese proyecto. Y ha sido una gran bendición para mi familia.