Solo para la versión digital: Jóvenes adultos
Cómo mis convenios cobraron un significado más profundo después de la muerte de mi padre
Cuando mi papá falleció, no sabía de qué modo mi familia saldría adelante, pero las bendiciones del Evangelio de Jesucristo me ayudaron a encontrar esperanza y claridad.
Al crecer como cristiana en Tailandia, a veces sentía que yo era rara, pero a pesar de que tenía creencias diferentes a las de la mayoría de las personas que me rodeaban, nunca me sentí avergonzada ni quise renunciar al Evangelio de Jesucristo. Siempre me gustaron las verdades que aprendí y me esforcé por seguirlas.
Sin embargo, la tragedia golpeó a mi familia. Por primera vez en mi vida, realmente tuve que elegir, crecer y aferrarme con fe a una de las piedras angulares del Evangelio: el Plan de Salvación de Dios.
La necesidad de reconstruir mi fe
En 2014, mi familia y yo fuimos sellados en el Templo de Hong Kong. Había esperado ese día por mucho tiempo y estaba muy emocionada, pero poco después de que pudimos experimentar esa hermosa ordenanza, mi padre falleció inesperadamente.
Me invadió un dolor terrible y abrumador. No sabía de qué manera mi familia y yo seríamos capaces de sobrellevar la pérdida de mi papá; parecía que una parte entera de nosotros se había ido. ¿Cómo podríamos soportar la vida sin él?
En esa época oscura, al acudir al Padre Celestial y a Jesucristo en busca de consuelo, aprendí a profundizar mi testimonio del Plan de Salvación y de las familias eternas.
Siempre me habían enseñado y creía que las familias podían estar juntas para siempre. Sin embargo, el afrontar una pérdida difícil realmente sacudió esa parte de mi testimonio. Quería y necesitaba saber que algún día volvería a ver a mi papá. Comencé a desear aprender más acerca de la doctrina de las familias eternas.
El presidente Henry B. Eyring, Segundo Consejero de la Primera Presidencia, recientemente enseñó:
“Es por medio de los convenios de sellamiento en el templo que podemos recibir la certeza de las conexiones familiares amorosas que continuarán después de la muerte y que durarán por la eternidad. […]
“Ciertamente, todos nosotros tendremos pruebas, desafíos y pesar. […] Pese a ello, conforme asistimos al templo y recordamos nuestros convenios, podemos prepararnos para recibir guía personal de parte del Señor”.
¡Y es verdad! Cuando me costaba mucho sentir el amor del Padre Celestial y de Jesucristo en mi vida después de la muerte de mi papá, estudiar ese convenio y esa bendición que me daban consuelo me ayudó a ver poco a poco Su amor y luz nuevamente.
Nuestros convenios nos unen a Dios y los unos a los otros
Nuestro sellamiento en el templo llegó a ser aún más significativo para mí después de que mi papá falleció y me di cuenta de que todos los convenios que el Padre Celestial nos invita a hacer y guardar son hermosos privilegios para nosotros.
Los convenios no son simples promesas sino que son la clave para ayudarnos a invitar el poder del Salvador a nuestra vida. Nos permiten seguir avanzando con esperanza a pesar de la angustia y los desafíos de la vida. Gracias al mayor acceso que tengo al poder sanador de Jesucristo, puedo perseverar hasta el fin con gozo, sabiendo que volveré a ver a mi papá.
Tal como el presidente Eyring prometió: “Pase lo que pase, todo estará bien gracias a los convenios del templo”.
Estoy muy agradecida por el Evangelio de Jesucristo, y por la esperanza y paz continuas que brinda, especialmente cuando necesito paz en momentos de incertidumbre y pérdida. Todavía siento pesar, pero mis convenios me reconfortan el corazón y me ayudan a seguir adelante con esperanza.
Los animo a meditar en la importancia de los convenios que han hecho y en el modo en que los conectan con el Padre Celestial y Jesucristo cada día. Sé que así como el Salvador camina conmigo en la senda de los convenios, Él también caminará con ustedes si se vuelven a Él.