2024
Cómo mis convenios me mantienen conectada con lo que más importa
Octubre de 2024


“Cómo mis convenios me mantienen conectada con lo que más importa”, Liahona, octubre de 2024.

Jóvenes adultos

Cómo mis convenios me mantienen conectada con lo que más importa

No me daba cuenta del privilegio que son mis convenios.

El Salvador vestido con un manto rojo.

Detalle de Christ in a Red Robe [Cristo con un manto rojo], por Minerva Teichert

Me encanta sentir el Espíritu. Es un sentimiento que ahora puedo decir con confianza que reconozco,

pero me llevó trabajo hacerlo. Donde crecí, en el norte de Inglaterra, a menudo era difícil estar en entornos que me permitieran sentir el Espíritu Santo. Allí hay muchos jóvenes adultos maravillosos que crecieron en la Iglesia, sin embargo, a veces era difícil mantener nuestro comportamiento en armonía con la doctrina y las verdades que conocíamos en nuestro corazón.

Durante mucho tiempo, asistía a la Iglesia los domingos, pero sentía frustración y tristeza al saber que las cosas que el Espíritu me comunicaba no llegaban a otras personas a las que amo y por las que me preocupo.

Después de todo, el presidente Russell M. Nelson ha enseñado: “En los días futuros, no será posible sobrevivir espiritualmente sin la influencia guiadora, orientadora, consoladora y constante del Espíritu Santo”.

Sin embargo, estoy aprendiendo la importancia de hacer lugar para el Espíritu en todos los aspectos de mi vida y de ayudar a los demás a hacer lo mismo.

Luchar contra la tentación

Después de graduarme de la escuela secundaria, afronté muchas dificultades. Por ejemplo, hay muchas actividades y conferencias para los miembros jóvenes adultos de la Iglesia donde vivo, pero después de esas actividades, algunos jóvenes adultos iban a discotecas o lugares que no estaban en armonía con nuestros valores.

¡Aquello me sorprendió!

Beber alcohol e ir a discotecas es común aquí, pero no esperaba que los amigos con los que me sentaba en la iglesia también hicieran esas cosas.

Estaba confundida.

Ver a mis amigos tomar esas decisiones hizo que fuera muy difícil saber quién me ayudaría a mantenerme fuerte espiritualmente. Con el tiempo, debido a que veía que otras personas vivían el Evangelio a la ligera, yo también me aparté de él. No iba a la iglesia ni oraba, y hacía cosas que no debería haber hecho.

Pero un día, cuando me sentía particularmente desdichada, oré al Padre Celestial y le expresé mis sentimientos. Le dije que quería que la Iglesia fuera verdadera y que quería entender Sus mandamientos, pero que era muy difícil hasta la idea misma de mantenerme fiel sola. Sin embargo, le dije que si podía hallar la confirmación de las verdades del Evangelio, haría caso y lo viviría de corazón de nuevo.

Unos días después, sentí una clara impresión espiritual de que debía servir en una misión.

La idea en verdad surgió de la nada, pero podía sentir que el Espíritu me señalaba en esa dirección. Sabía que prepararme para la misión me permitiría recordar mi testimonio, reconstruir mi relación con el Padre Celestial y Jesucristo, y confiar en mi propia fe y no en la de otras personas.

Y ese era mi deseo.

Así que, empecé a cambiar. Requirió mucho esfuerzo espiritual. Tuve que dejar de pasar tiempo con ciertos amigos, rompí con la persona con la que salía y tuve que reemplazar mis malos hábitos por otros mejores. Me esforcé con la ayuda del obispo y confié en el poder habilitador de Jesucristo para ayudarme a seguir adelante.

Una perspectiva diferente

Antes de la misión, no entendía los mandamientos ni los convenios. Mis amigos consideraban esas bendiciones como si fueran cargas y yo también había comenzado a verlas de esa manera. Pero después de servir en la misión y reedificar mi fe, ahora veo los convenios y los mandamientos como responsabilidades benditas que me ayudan a mantener una conexión divina y directa con el Padre Celestial y Jesucristo todos los días.

La presidenta Emily Belle Freeman, Presidenta General de las Mujeres Jóvenes, testificó recientemente sobre el poder de los convenios: “Quizás escuchen esas palabras y piensen en casillas que hay que marcar; tal vez todo lo que vean sea una senda de requisitos, pero si miran más de cerca, verán algo más atrayente. Un convenio no solo consiste en un contrato, aunque eso es importante; consiste en una relación”.

El élder Robert M. Daines, de los Setenta, también testificó que “los convenios tienen la forma del abrazo de Dios”.”.

No importa dónde estemos —aunque estemos solos—, los convenios que hemos hecho nos ligan en unión a las relaciones que más importan.

A veces me entristece que otras personas no vean las supremas bendiciones del Evangelio de Jesucristo. A veces, ¡solo quiero sacudirlas de los hombros y recordarles el milagro que son sus convenios! ¡Quiero que se den cuenta de lo que el Salvador puede permitirles hacer y llegar a ser!

No obstante, aunque no puedo controlar a los demás, sí puedo mantener firme mi testimonio. Puedo saber cuándo alejarme de la influencia de algunas personas y también saber cómo ser una buena influencia para ellas.

Creo que eso es lo que me trajo de regreso después de tener dificultades con mi fe: el recordar el amor de mi Salvador, Jesucristo.

Sé que no habría ido a la misión si no hubiera pedido guía divina al Padre Celestial en un momento de profunda confusión. Por mucho que deseara no haber tenido que pasar por esas experiencias dolorosas, aprendí mucho sobre el arrepentimiento, sobre el amor perfecto del Padre Celestial y sobre la importancia de dar prioridad a las buenas relaciones (en especial, con Él y con nuestro Salvador) que nos mantienen conectados con el Espíritu.

A pesar de las partes que fueron difíciles, reedificar mi fe en Él valió la pena todo el esfuerzo.