Voces de los miembros
Participar de la Santa Cena me ayuda a perseverar
En el momento que supe que la Iglesia era verdadera, decidí ser bautizada y permanecer fiel hasta el último día de mi vida. No ha sido fácil, pero me he esforzado por guardar los mandamientos y mis convenios con Dios.
Una de mis Escrituras favoritas que me ayuda a perseverar se encuentra en Doctrina y Convenios 59:9–10:
“Y para que más íntegramente te conserves sin mancha del mundo, irás a la casa de oración y ofrecerás tus sacramentos en mi día santo; porque, en verdad, este es un día que se te ha señalado para descansar de tus obras y rendir tus devociones al Altísimo”.
La bendición más grande que recibimos al guardar los mandamientos es participar de la Santa Cena, en memoria del sacrificio expiatorio de nuestro Salvador, y renovar nuestros convenios. Durante esta ordenanza siento paz y calma, por medio de la influencia del Espíritu Santo me siento renovada para empezar otra semana más. Es una oportunidad de fortaleza espiritual que invita a la revelación personal.
He encontrado de mucha ayuda seguir los siguientes pasos para prepararme para tomar la Santa Cena:
-
El sábado reflexiono sobre mi progreso personal.
-
El domingo llego antes de que empiece la reunión para meditar y recordar el gran amor de nuestro Salvador por mí cuando llevó a cabo Su gran sacrificio expiatorio.
-
Me concentro en el himno sacramental para entender el mensaje que contiene.
-
Sigo en mi mente la bendición de los emblemas y medito en lo que haré durante la semana para prepararme mejor y participar dignamente de ellos.
-
Me comprometo a hacer los cambios que sean necesarios en mi vida.
Testifico que nuestro Padre Celestial y Jesucristo nos aman, que han preparado muchas bendiciones que están a nuestro alcance en la medida en que nos preparemos espiritualmente y participemos de la sagrada ordenanza de la Santa Cena. Sé que, si me esfuerzo, podré lograr mi propósito: regresar a la presencia de mi Padre Celestial.
Con el apoyo de María José Chávez.