Capítulo 6
1 Nefi 19–22
Introducción
Al estudiar las planchas de bronce, Nefi encontró muchas profecías referentes a la misión de Jesucristo. Entre ellas estaban los escritos de Isaías, Zenós, Zenoc y Neum. Nefi leyó estas profecías a su pueblo, e incluyó parte de ellas en las planchas menores, con la esperanza de persuadir a su pueblo y a los lectores futuros a creer en el Redentor (véase 1 Nefi 19:18, 23–24).
Al estudiar 1 Nefi 19–22, busque pruebas del gran amor de Dios por Sus hijos. Nefi registró profecías que demuestran que el Israel disperso a la larga sería restaurado a la plenitud del Evangelio y congregado. Es más, Nefi enseñó que a pesar de que una gran iniquidad cubrirá la tierra en los últimos días, “los justos no tienen por qué temer” (1 Nefi 22:17), porque la mano protectora del Señor descansará sobre ellos. El Señor nunca en la historia de la humanidad ha olvidado a Su pueblo, ni lo olvidará ahora, debido a que lo tiene “grabad[o] en las palmas de [Sus] manos” (1 Nefi 21:16).
Comentario
1 Nefi 19:1–6. Dos juegos de planchas
-
Nefi escribió acerca de los dos juegos de planchas que elaboró (véase 1 Nefi 9). Las planchas mayores de Nefi contenían un relato detallado de su pueblo, y las menores constituían un registro religioso sellado. En 1 Nefi 19:1–6, las frases “primeras planchas” y “otras planchas” se refieren a las planchas mayores de Nefi, mientras que las palabras “estas planchas” se refieren a las planchas menores de Nefi (véase el comentario de Palabras de Mormón en la página 138).
1 Nefi 19:7–9. El mundo lo juzgará como cosa de ningún valor
-
Nefi escribió que Jesucristo fue herido porque las personas de Su época lo juzgaron “como cosa de ningún valor”. El Salvador no tuvo importancia para ellos, y lo consideraron como algo que “no sirve más para nada, sino para ser… hollad[o] por los hombres” (Mateo 5:13). El élder Neal A. Maxwell (1926–2004), del Quórum de los Doce Apóstoles, señaló que los hombres hoy en día a menudo tienen la misma forma funesta de pensar: “Mucha gente de nuestros días, al oír la pregunta ‘¿Qué pensáis del Cristo?’ (Mateo 22:42), lamentablemente contestaría: ‘En realidad, ¡nunca pienso en Él!’” (Liahona, enero de 1996, pág. 25).
-
En otra ocasión, el élder Maxwell enseñó que, sin importar lo que diga el mundo, debemos ser firmes en nuestro testimonio del Salvador: “En el centro del plan del Padre está Jesucristo, el Redentor del género humano. Sin embargo, como fue previsto, muchos juzgan a Jesús ‘como cosa de ningún valor’ (1 Nefi 19:9), o ‘lo consideran’ sólo ‘como hombre’ (Mosíah 3:9). Aunque ellos nieguen o desechen a Jesús, para nosotros ¡Él es nuestro Señor y Salvador! Relativamente, hermanos y hermanas, importa muy poco lo que se piense de nosotros, pero importa mucho lo que nosotros pensemos de Él; también importa muy poco lo que los demás digan que somos; lo que importa es quién decimos nosotros que es Jesús” (Liahona, julio de 1984, pág. 31).
1 Nefi 19:10–16. Zenoc, Neum y Zenós
-
Nefi citó a Zenoc, Neum y Zenós que fueron profetas de la época del Antiguo Testamento, cuyas minuciosas profecías sobre Jesucristo quedaron registradas en las planchas de bronce, por lo que sabemos que vivieron antes del año 600 a.C. Se expresaron claramente respecto a la vida y el ministerio del Mesías y al destino de la casa de Israel (véase también Helamán 8:19–20). Sin el Libro de Mormón no sabríamos nada sobre estos tres profetas y sus testimonios de Cristo.
1 Nefi 19:21–24. Aplicar las Escrituras a nosotros mismos
-
Nefi leyó las Escrituras a su pueblo, y aplicó “todas las Escrituras a [ellos] mismos” (versículo 23). ¿Cómo aplicamos las Escrituras a nosotros mismos para “provecho e instrucción”? (versículo 23). Preguntas como las que aparecen a continuación pueden ayudarnos a aplicar las Escrituras a nosotros mismos de forma provechosa:
¿Qué importancia tiene para mí en la actualidad este acontecimiento o principio específico? Por ejemplo, ¿aprendo algo de la rebelión de Lamán y Lemuel? ¿Qué puedo aprender acerca de la fidelidad al ver la obediencia de Nefi?
Si me encontrase en dicha situación particular, ¿cómo reaccionaría? ¿Qué fallas o fortalezas encontraría en mi propio carácter? ¿Soy como los familiares de Lehi que murmuraron en el desierto, o como Nefi y Sam? Cuando las cosas se complican, ¿me quejo, o confío en Dios sin importar cuáles sean las circunstancias?
¿Qué aprendo sobre Dios y Sus tratos con Sus hijos de este suceso? Al estudiar la vida de los hombres y las mujeres de las Escrituras, ¿qué aprendo sobre las cosas que agradan o desagradan a Dios? ¿Por qué se incluyó este concepto, principio o acontecimiento específico en las Escrituras?
1 Nefi 20–21. Introducción a los escritos de Isaías
-
¿Por qué incluyó Nefi los escritos de Isaías 48–49 (1 Nefi 20–21) en esta parte de sus anales? Encontramos una respuesta a tal pregunta en 1 Nefi 19:21: “Y ciertamente [el Señor] mostró a los antiguos profetas [incluso a Isaías] todas las cosas concernientes a ellos [los judíos de Jerusalén]; y también mostró a muchos tocante a nosotros [los nefitas de América]”.
Reseña de 1 Nefi, capítulos 20–21
Los profetas (incluso Isaías) los vieron “a ellos”, es decir, a los judíos.
Los profetas (incluso Isaías) nos vieron “a nosotros”, es decir, a los nefitas.
1 Nefi 20 (Isaías 48) trata sobre “ellos”, los judíos de Jerusalén.
1 Nefi 21 (Isaías 49) trata sobre “nosotros”, los nefitas de América.
El Señor le mostró los judíos a Isaías —1 Nefi 20 (Isaías 48).
El Señor le mostró los nefitas a Isaías —1 Nefi 21 (Isaías 49).
-
¿Por qué Nefi incluyó otros escritos de Isaías a lo largo de su registro (especialmente en 2 Nefi 12–25)?
Nefi comenzó sus primeras citas de Isaías con estas palabras: “Escuchad las palabras del profeta, vosotros que sois un resto de la casa de Israel, una rama que ha sido desgajada; escuchad las palabras del profeta que fueron escritas a toda la casa de Israel, y aplicáoslas a vosotros mismos, para que podáis tener esperanza, así como vuestros hermanos de quienes habéis sido separados; porque de esta manera es como el profeta ha escrito” (1 Nefi 19:24; cursiva agregada).
Los escritos de Isaías dan testimonio de que Jesucristo es la única fuente verdadera de esperanza para los hombres y mujeres que viven en un mundo caído. Por consiguiente, Nefi citó cientos de versículos que escribió Isaías y que testifican del Salvador. Un erudito hizo notar que “de los cuatrocientos veinticinco versículos distintos de Isaías que se citan en el Libro de Mormón, trescientos noventa y uno dicen algo en cuanto a los atributos o la misión de Jesucristo” (Monte S. Nyman, “Great Are the Words of Isaiah”, 1980, pág. 7).
Además, Nefi reconocía que el testimonio de Isaías era semejante al de él mismo, ya que ambos habían visto al Señor. Según explicó Nefi:
“Y ahora yo, Nefi, escribo más de las palabras de Isaías, porque mi alma se deleita en sus palabras. Porque aplicaré sus palabras a mi pueblo, y las enviaré a todos mis hijos, pues él verdaderamente vio a mi Redentor, tal como yo lo he visto.
“Y mi hermano Jacob también lo ha visto como lo he visto yo; por tanto, transmitiré las palabras de ellos a mis hijos, para probarles que mis palabras son verdaderas. Por tanto, ha dicho Dios, por las palabras de tres estableceré mi palabra. No obstante, Dios envía más testigos y confirma todas sus palabras” (2 Nefi 11:2–3).
La mayor validación de los escritos de Isaías provino del Salvador mismo, que, mientras ejercía su ministerio entre los nefitas, declaró:
“Y he aquí, ahora os digo que debéis escudriñar estas cosas. Sí, un mandamiento os doy de que escudriñéis estas cosas diligentemente, porque grandes son las palabras de Isaías.
“Pues él ciertamente habló en lo que respecta a todas las cosas concernientes a mi pueblo que es de la casa de Israel; por tanto, es menester que él hable también a los gentiles.
“Y todas las cosas que habló se han cumplido, y se cumplirán, de conformidad con las palabras que habló” (3 Nefi 23:1–3; cursiva agregada).
-
¿Qué sucedió durante la vida de Isaías, y por qué se siguen cumpliendo sus profecías en la actualidad?
Isaías profetizó aproximadamente desde el año 740 al 701 a.C. Durante el transcurso de su vida, los reinos de Israel y Judá aumentaron en prosperidad y se enfrentaron a dificultades de idolatría. La falta de rectitud del pueblo llevó a la debilidad espiritual y la inestabilidad política. En un breve tiempo, Israel y Judá se convirtieron en débiles estados vasallos, subyugados por el poderoso imperio asirio. De hecho, el esparcimiento de Israel tuvo su inicio en los días de Isaías, cuando muchos israelitas del reino del norte fueron llevados como cautivos por los asirios.
Isaías advirtió en reiteradas ocasiones las consecuencias de la iniquidad y predijo las calamidades que habrían de sobrevenir a la casa de Israel como resultado de ella, incluso el esparcimiento de Israel de las tierras de su herencia y la pérdida de las bendiciones del convenio. También dio testimonio repetidamente de que la única esperanza de Israel era la redención por medio del Mesías. Muchas de las profecías de Isaías hacen referencia a la venida del Salvador a la tierra, tanto en el meridiano de los tiempos como en el día del milenio. Es más, presentó detalles específicos concernientes al recogimiento de Israel en los últimos días y a la restauración del convenio del Evangelio.
-
¿Por qué es difícil de entender Isaías?
Nefi, al seleccionar pasajes de Isaías para incluir en su registro, sabía que muchos lectores tendrían dificultades para entenderlos. Ya en los días de Nefi muchas personas no captaban su significado. Nefi mencionó tres razones específicas sobre esta dificultad:
-
No conocían “la manera de profetizar entre los judíos” (2 Nefi 25:1).
-
No estaban “llenos del espíritu de profecía” (versículo 4).
-
No habían sido “instruidos conforme a la manera de las cosas de los judíos” (versículo 5).
Además de las razones que dio Nefi, a los lectores modernos se les presentan otras dificultades:
-
La mayor parte de los escritos de Isaías tienen forma poética, y la belleza y profundidad de la poesía en un idioma, no se traduce fácilmente a otros.
-
Muchas de las profecías de Isaías tienen una naturaleza dual, y por ello se pueden cumplir en muchas circunstancias en distintas épocas de la historia.
-
Isaías empleaba muchos simbolismos. Muchos de los objetos y los hechos a los que hacía referencia eran de su época y se nos hace difícil entenderlos en la actualidad.
En resumidas cuentas, así como Jesús enseñaba verdades profundas por medio de parábolas que escondían su significado de aquellos que no estaban preparados para comprenderlas, Isaías se expresaba de una manera que exigía que sus escuchas hicieran más que darle una consideración superficial.
-
-
¿Qué cosas pueden ayudar a los lectores a entender las palabras de Isaías?
Hay tres pautas básicas que ayudan a cualquiera que desee comprender lo que escribió Isaías:
-
Estudiar otras Escrituras, las cuales ofrecen muchas ideas sobre el significado de los escritos de Isaías. El diccionario bíblico Bible Dictionary dice: “El lector de la actualidad no tiene mayor comentario escrito ni guía para comprender Isaías que el Libro de Mormón y Doctrina y Convenios” (“Isaiah”, pág. 707). Además de interpretar pasajes de Isaías, estos tomos de Escrituras contienen doctrina y profecías que aclaran las palabras de Isaías. Tales Escrituras modernas presentan detalles que no son tan evidentes en la Biblia.
-
Procurar el espíritu de profecía. Como mencionó Nefi, en sus días, quienes no estaban “llenos del espíritu de profecía” (2 Nefi 25:1) no podían entender el significado de los escritos de Isaías. Lo mismo sucede en la actualidad. Todo estudiante dedicado de Isaías debe procurar revelación mediante el Espíritu Santo para que se le ilumine la mente y para recibir ayuda de modo tal que lea las palabras por medio del mismo Espíritu con que fueron escritas: el testimonio de Jesucristo (véase Apocalipsis 19:10).
-
Estudiar diligentemente. El élder Bruce R. McConkie (1915–1985), del Quórum de los Doce Apóstoles, instó a los Santos de los Últimos Días a entregarse al profundo estudio de Isaías: “Lean, mediten y oren: ¡versículo sobre versículo, idea tras idea, pasaje por pasaje, capítulo tras capítulo! El mismo Isaías pregunta: ‘¿A quién enseñará él conocimiento, o a quién hará entender el mensaje?’. Y responde: ‘¿A los destetados? ¿A los recién quitados de los pechos? Porque mandamiento sobre mandamiento, mandato tras mandato, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá’ (Isa. 28:9–10)” (“Ten Keys to Understanding Isaiah”, Ensign, octubre de 1973, pág. 83).
-
1 Nefi 20:1–2. “De la ciudad santa os hacéis nombrar”
-
En 1 Nefi 20:1–2, el profeta Isaías reprendió a los de la casa de Israel porque decían que seguían al Señor pero no guardaban Sus mandamientos, ya que consideraban que por ser Su pueblo del convenio y vivir en la ciudad santa de Jerusalén, Dios siempre los protegería. Isaías enseñó que lo importante no es dónde se vive sino cómo se vive (véanse los versículos 18–22).
1 Nefi 20:10. “Horno de la aflicción”
-
El calor intenso refina el metal y quita las impurezas. El élder Dallin H. Oaks, del Quórum de los Doce Apóstoles, indicó que de esa misma manera la aflicción puede refinarnos y purificarnos a cada uno: “La mayoría de nosotros experimentamos en cierta medida lo que las Escrituras llaman ‘el horno de la aflicción’ (Isaías 48:10; 1 Nefi 20:10). Algunos se hallan sumergidos en el servicio de un familiar con desventajas. Otros lamentan el fallecimiento de un ser querido o bien la pérdida o demora de una meta digna como el matrimonio o la maternidad. Incluso otros luchan con impedimentos personales o con sentimientos de rechazo, ineptitud o depresión. Mediante la justicia y misericordia de un Padre Celestial amoroso, el refinamiento y la santificación que se logran mediante tales experiencias nos ayudan a alcanzar lo que Dios desea que lleguemos a ser” (véase Liahona, enero de 2001, pág. 42).
-
El élder Robert D. Hales, del Quórum de los Doce Apóstoles, describió la santificación personal que experimentó tras tres cirugías grandes:
“En los dos últimos años, he esperado en el Señor para que me enseñara lecciones terrenales durante períodos de dolor físico, angustia mental y meditación. Aprendí que el dolor constante e intenso es un gran purificador consagrado que nos hace ser humildes y nos acerca más al Espíritu de Dios. Si prestamos atención y obedecemos, seremos guiados por Su Espíritu y haremos Su voluntad en nuestras tareas cotidianas.
“Hubo momentos en los que hice algunas preguntas directas en mis oraciones, tales como: ‘¿Qué lecciones quieres que aprenda por medio de estas experiencias?’.
“Al estudiar las Escrituras durante ese lapso crítico de mi vida, el velo se hizo muy fino y se me dieron las respuestas tal y como se encuentran registradas en la vida de otros que habían pasado por pruebas aún mucho más difíciles.
“‘Hijo mío, paz a tu alma; tu adversidad y tus aflicciones no serán más que por un breve momento;
“‘y entonces, si lo sobrellevas bien, Dios te exaltará…’ (D. y C. 121:7–8).
“Los oscuros momentos de depresión se disiparon rápidamente gracias a la luz del Evangelio, al infundirme el Espíritu paz y consuelo y brindarme la seguridad de que todo saldría bien.
“En algunas ocasiones le dije al Señor que ya había aprendido las lecciones que se me habían enseñado y que no era necesario tener que soportar más sufrimiento. Tales súplicas me dieron la impresión de ser en vano, ya que pude ver muy claro que tendría que soportar ese proceso purificador de probación en el tiempo y a la manera del Señor” (véase Liahona, enero de 2001, pág. 6).
1 Nefi 20:14, 20. Babilonia
-
Como sucedió con otros grandes imperios de la antigüedad, el ascenso de Babilonia a la riqueza y la gloria estuvo acompañado de decadencia moral, maldad e iniquidad. La corrupción de Babilonia era tan vasta que el nombre mismo se convirtió en símbolo de mundanería, maldad espiritual y del reino de Satanás.
Dios decretó que los medos destruyeran completamente a Babilonia en su iniquidad (véase Isaías 13:17–22). Alrededor del año 538 a.C. y bajo el reinado de Ciro el Grande, una alianza de medos y persas construyó una represa en el poderoso río Éufrates y marchó por el lecho del río y bajo las murallas de Babilonia para capturar la ciudad y derrocar el imperio. Cuando Isaías hablaba de Babilonia, se refería tanto al imperio real como a la Babilonia espiritual. Isaías previó la destrucción literal de Babilonia en sus días como resultado de la gran iniquidad de su gente. Por consiguiente, en sus profecías se valió del término Babilonia para representar la condición espiritual de los últimos días y los juicios que sobrevendrían al mundo en la segunda venida de Jesucristo (véase D. y C. 1:16).
Doctrina y Convenios aclara el significado de la exhortación que hizo Isaías de “sali[r] de Babilonia” (1 Nefi 20:20). Aquellos “que llev[an] los vasos del Señor” deben ser limpios, para lo cual deberán dejar atrás la iniquidad de “la Babilonia espiritual” (D. y C. 38:42; 133:5, 14).
1 Nefi 21:13–16. ¿Puede una mujer olvidar a su niño?
-
Así como parece imposible que una mujer olvide a su bebé de pecho, el élder Jeffrey R. Holland, del Quórum de los Doce Apóstoles, explicó que sería aún más imposible que el Salvador nos olvidara a nosotros: “Este poético pasaje proporciona un recordatorio más de la función salvadora de Cristo como padre protector y redentor de los hijos de Sión. Él consuela a Su pueblo y muestra misericordia cuando éste está afligido, tal y como cualquier madre o padre amoroso haría con su hijo, pero, como nos recuerda Nefi por medio de Isaías, muestra mucha más misericordia que la que podría mostrar cualquier padre o madre mortal. Aunque una madre quizá olvide a su niño de pecho (lo cual es muy improbable, como lo sabrá cualquier padre o madre), Cristo no olvidará a los hijos que ha redimido, ni el convenio que ha hecho con ellos para la salvación de Sión. Los dolorosos recordatorios de ese cuidado y convenio son las marcas de los clavos romanos en las palmas de Sus manos, una señal para Sus discípulos del Viejo Mundo, para la congregación nefita del Nuevo Mundo y para nosotros, la Sión de los últimos días, de que Él es el Salvador del mundo y que fue herido en casa de Sus amigos” (Christ and the New Covenant, 1997, pág. 84).
1 Nefi 21:23. Ayos y nodrizas
-
Nefi explicó que el Señor levantaría una nación gentil para nutrir al Israel esparcido (véase 1 Nefi 22:6–9). Como parte del cumplimiento de esta profecía, el Evangelio fue restaurado en los Estados Unidos de América, una nación gentil (véase D. y C. 109:60). El Evangelio es el “estandarte al pueblo” que levanta el Señor (1 Nefi 21:22), el cual restaura el nuevo y sempiterno convenio a los hijos de los hombres (véase D. y C. 66:2) y satisface las necesidades de un Israel espiritualmente hambriento (véase Amós 8:11–13) y esparcido por todo el mundo. La analogía de la restauración del Evangelio es de un “banquete de manjares suculentos” que se lleva al mundo para nutrir su salud espiritual (véase D. y C. 58:6–11).
1 Nefi 22:4. “Las islas del mar”
-
Un erudito explicó el significado de la frase “las islas del mar”: “Nefi no sólo hace referencia a las islas del mar como el lugar en que se encuentran otros restos de la casa de Israel, sino que también indica que él y su pueblo habitan una ‘isla del mar’, en clara referencia a esa enorme superficie terrestre conocida como el continente americano (2 Nefi 10:20–21)”. (Daniel H. Ludlow, A Companion to Your Study of the Book of Mormon, 1976, pág. 121.)
-
Para obtener más información sobre el esparcimiento de Israel, obsérvese el cuadro “Breve historia del esparcimiento de Israel” en el apéndice (página 435).
1 Nefi 22:6–9. “Una nación poderosa” y “una obra maravillosa”
-
La frase “el Señor Dios levantará una nación poderosa entre los gentiles” (1 Nefi 22:7) se refiere a los Estados Unidos de América en 1776. La Primera Enmienda de la constitución de dicho país incluía una proclama de libertad de culto. Las enmiendas fueron ratificadas el 15 de diciembre de 1791. La Constitución de Estados Unidos fue el primer lugar donde se arraigó la libertad religiosa en el mundo moderno.
-
En 1 Nefi 22:8, Nefi menciona “una obra maravillosa entre los gentiles” que ocurriría en los últimos días. Esa gran obra abarca la restauración del evangelio de Jesucristo y de las llaves del sacerdocio necesarias para hacer que los convenios del Señor lleguen a “todas las familias de la tierra” (versículo 9).
Los acontecimientos del versículo 7 tenían que preceder a los del versículo 8. El mundo tradicionalmente estuvo lleno de países con religiones estatales impuestas, así que para que se pudiera restaurar el Evangelio, era necesario que hubiese un país en el que las leyes promulgadas y la práctica respetaran la libertad religiosa. José Smith nació en diciembre de 1805, apenas catorce años después de la ratificación de las enmiendas a la constitución de su país.
1 Nefi 22:6–12. El recogimiento de Israel
-
Para obtener más información sobre el recogimiento de Israel, obsérvese el cuadro “El recogimiento de Israel” en el apéndice (página 436).
1 Nefi 22:10–12. “Desnudar su brazo”
-
Nefi habló de que Dios iba “a desnudar su brazo a los ojos de todas las naciones” (1 Nefi 22:11). Isaías usó una frase parecida (Isaías 52:10). Puesto que el brazo es un símbolo de poder, la metáfora de que Dios va a “desnudar su brazo” quiere decir que mostrará su poder al mundo entero.
1 Nefi 22:17, 22. “Los justos no tienen por qué temer”
-
Si bien Nefi escribió que “los justos no tienen por qué temer” (1 Nefi 22:17, 22) porque la mano protectora del Señor los cubrirá durante las calamidades de los últimos días, a los inicuos no se les promete resguardo de tales sucesos. El élder Bruce R. McConkie enseñó: “No decimos que todos los santos serán exonerados y salvados del día de desolación que viene. Pero sí decimos que no hay ninguna promesa de protección, ni ninguna promesa de seguridad, excepto para aquellos que aman al Señor y procuran hacer todo lo que Él manda” (véase Liahona, agosto de 1979, pág. 141).
1 Nefi 22:24. “Becerros de la manada”
-
El presidente Joseph Fielding Smith (1876–1972) enseñó que los hijos que se críen durante el milenio “crecerán ‘como becerros de la manada’ en justicia, es decir, sin pecado y sin las tentaciones que hoy son tan frecuentes” (The Way to Perfection, 1970, pág. 299).
-
Considere la diferencia entre un becerro que se cría en las llanuras o en las montañas y uno que pertenece a una manada protegida en un establo. El becerro de las llanuras queda sujeto a todas las fuerzas de la naturaleza: el tiempo inclemente, las fieras depredadoras y la falta ocasional de alimento y agua. Por otra parte, el becerro que se cría con una manada en un establo cuenta con protección ante el mal tiempo y ante las fieras depredadoras. También, se le brinda alimento y agua en forma regular. Nefi enseñó que “rápidamente se acerca el tiempo en que los justos han de ser conducidos como becerros de la manada” (1 Nefi 22:24).
Un comentarista de las Escrituras dijo: “Los que sobrevivan el juicio de la Segunda Venida podrán criar a sus hijos de la forma que se crían becerros en una manada de establo. El becerro se ve protegido contra la intemperie, y su entorno está controlado (Malaquías 4:2; 1 Nefi 22:24). Los niños del Milenio, de modo similar, ‘crecerán sin pecado hasta salvarse’ (D. y C. 45:58). Lo telestial será quitado, y, en vista de que Satanás se hallará atado (Apocalipsis 20:1–3; 1 Nefi 22:26; D. y C. 101:28), el entorno estará más controlado” (Monte S. Nyman y Farres H. Nyman, The Words of the Twelve Prophets: Messages to the Latter-day Saints, 1990, pág. 145).
1 Nefi 22:26. ¿Cómo será atado Satanás?
-
Nefi dio, en las Escrituras, una explicación muy clara de cómo será atado Satanás durante el Milenio. El élder Bruce R. McConkie escribió la siguiente exposición referente a este importante versículo:
“¿Qué quiere decir atar a Satanás? ¿Cómo se lo ata? Nuestra revelación dice: ‘y en ese día Satanás no tendrá poder para tentar a ningún hombre’. (D. y C. 101:28.) ¿Quiere decir esto acaso que se le quita el poder a Satanás de modo tal que no puede seducir a los hombres a hacer el mal? ¿O quiere decir que los hombres ya no ceden a sus seducciones porque sus corazones anhelan tanto la rectitud que rehúsan abandonar lo bueno para seguir a aquel que es malo? Claramente quiere decir esto último. Satanás no fue atado en los cielos, en la mismísima presencia de Dios, en el sentido de que se le haya negado el derecho y poder de enseñar doctrina falsa e invitar a los hombres a alejarse del Dios de quienes eran hijos; no, en tal sentido no pudo haber sido atado en los cielos, porque incluso él debe tener albedrío.
“¿Cómo, entonces, se atará a Satanás durante el Milenio? Se hará mediante la rectitud del pueblo” (The Millennial Messiah, 1982, pág. 668).
Para meditar
-
Nefi explicó en 1 Nefi 19:18 que escribía para persuadir a su pueblo “a que se acuerden del Señor su Redentor”. ¿Cómo puede serle útil a usted recordar el propósito de Nefi al escribir mientras realiza su estudio personal de las Escrituras?
-
Medite el significado de la frase que aparece en 1 Nefi 21:16 que dice que el Salvador nos tiene grabados “en las palmas de [Sus] manos”. ¿Cómo puede esto proporcionar a usted una mayor confianza en que el Señor siempre le recordará?
Tareas sugeridas
-
Nefi mencionó las profecías de Zenoc, Neum y Zenós (véase 1 Nefi 19:10). Estos profetas vivieron en los tiempos del Antiguo Testamento, pero sus profecías no se encuentran en la Biblia. Valiéndose, como recurso, de la Guía para el Estudio de las Escrituras haga una lista de otras profecías de Zenoc y Zenós. ¿Qué especial importancia tenían para los nefitas sus profecías? (véase 3 Nefi 10:16). ¿Qué importancia tienen para usted?
-
Conteste la primera pregunta de cada párrafo del comentario de 1 Nefi 19:21–24 (página 44).
-
En el meridiano de los tiempos, se consideró a Jesús “como cosa de ningún valor” (1 Nefi 19:7, 9). Determine de qué modo el mundo actual sigue considerando a Jesús “como cosa de ningún valor”. Redacte un párrafo que describa las formas que tiene usted para combatir estas influencias mundanas y cultivar su testimonio del Salvador.