Lección 33
Debo ser buen amigo
Objetivo
Que los alumnos sientan el deseo de ser buenos amigos.
Preparación
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Estudie, con la ayuda de la oración, Juan 6:1–13, 11:1–7, 17–44.
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Materiales necesarios:
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Una Biblia.
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La lámina 1–3, “Jesús el Cristo” (“Las bellas artes del Evangelio” 240; 62572).
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Haga los preparativos para las Actividades Complementarias que desee llevar a cabo.
Actividades de aprendizaje
Pida a un alumno que ofrezca la primera oración.
Actividad para despertar la atención
Pregunte a los niños mientras se señala usted mismo: “¿Quién soy yo?” Posiblemente le digan su nombre o contesten diciendo que es el maestro (la maestra). Dígales que, además de lo que ellos hayan mencionado, usted es su amigo[a], y que ellos también son amigos suyos. Explíqueles que los amigos son personas que se agradan el uno al otro.
Forme un círculo con los alumnos. Uno por uno, vaya mirándolos y diciendo: “(Nombre del niño) es mi amigo (amiga)”. Después, haga que ellos se turnen haciendo lo mismo; asegúrese de que cada niño nombre a todos los demás.
Tenemos muchos amigos
• ¿Quiénes son los amigos de ustedes?
Déles tiempo para que hablen de sus amiguitos. Destaque el hecho de que podemos tener amigos de todas las edades y que entre los miembros de la familia quizás estén nuestros mejores amigos. Haga hincapié en el hecho de que todos los niños de la clase son amigos.
Muéstreles la lámina 1–3, “Jesús el Cristo” y explíqueles que esa persona es el mejor amigo de todos los niños de la clase.
• ¿Quién es nuestro amigo que está en la lámina?
• ¿Cómo saben que Jesús es su amigo?
Canción
Cante o repita la letra de la canción “Fiel amigo es Jesús” (Canciones para los niños, pág. 37).
Fiel amigo es Jesús.
Siempre cerca está.
A los niños por doquier
manda Su solaz.
Relato
Cuénteles la historia que se encuentra en Juan 11:1–7, 17–44, de cuando Jesús levantó a Lázaro de los muertos. Explíqueles que Lázaro y sus hermanas eran amigos de Jesús y que cuando Él estaba en Betania, se quedaba en su casa y comía con ellos.
• ¿Qué sentía Jesús por Lázaro? (Véase Juan 11:3, 35–36.)
• ¿Qué hizo Jesús por Lázaro? (Véase Juan 11:43–44.)
• ¿Qué piensan que Lázaro, María y Marta sentían por Jesús?
Todos podemos ser buenos amigos
• ¿Cómo debemos tratar a nuestros amigos?
Explíqueles que cuando somos buenos amigos, ayudamos a los demás a hacer lo bueno; nos interesa el bienestar de nuestros amigos y queremos que sean felices. Hable con los alumnos sobre la importancia de tratar a los demás de la misma manera en que nos gustaría que nos trataran a nosotros. Pídales que piensen en cómo podrían demostrar que son buenos amigos en situaciones como las siguientes:
• Están jugando con un amigo y viene otro niño que quiere jugar con ustedes.
• Un niño nuevo llega por primera vez a la clase y está asustado porque no conoce a nadie.
• Un niño está muy triste porque otros se han burlado de él o lo han fastidiado.
Canción
Cante o repita la letra de la canción “La bondad por mí empieza” (Canciones para los niños, pág. 83).
Bondad mostraré a todo ser;
así se debe actuar.
Es por eso que digo:
“La bondad debe por mí empezar”.
• ¿Cómo se sienten cuando sus amigos son buenos con ustedes?
• ¿Cómo creen que se sienten sus amigos cuando ustedes son buenos con ellos?
Hágales comprender que si desean tener amigos, ellos mismos deben ser buenos amigos.
Los amigos comparten lo que tienen
• Si están jugando con (mencione un juguete u objeto determinado) y se acerca un amigo que quiere jugar con ustedes, ¿qué tienen que hacer?
Explíqueles que si dejamos a otra persona jugar con nosotros, o si damos parte de lo que tenemos a alguien, a eso se llama “compartir”; a veces, cuando lo que tenemos no se puede dividir, nos turnamos para tenerlo. Eso también es compartir.
• Si ven que un amigo tiene hambre y ustedes tienen algo de comer, ¿qué deben hacer?
Relato
Muéstreles la Biblia y cuénteles la historia que se encuentra en Juan 6:1–13, de cuando Jesús dio de comer a las cinco mil personas. Destaque el hecho de que por haber estado un muchachito dispuesto a compartir la comida que tenía, Jesús empleó Su poder para que lo que había alcanzara para dar de comer a toda la gente.
Hágales recordar el relato que les contó en la lección anterior (lección 32), sobre Elías y la viuda de Sarepta, y el hecho de que la viuda recibió bendiciones por haber compartido el alimento que tenía, a pesar de que era muy poco.
• ¿Qué podemos compartir con nuestros amigos?
• ¿Qué podemos compartir con nuestra familia?
Canción
Hágales ponerse de pie y cantar la canción “Qué divertido es” (Canciones para los niños, pág. 129); emplee la frase “Qué divertido es compartir (juguetes, libro, o cualquier cosa que los niños indiquen)”. Hágales hacer los movimientos correspondientes a lo que digan.
Qué divertido es compartir,
es compartir, compartir, compartir.
Qué divertido es compartir,
compartir, compartir, compartir.
Dígales que los amigos se ayudan los unos a los otros; pídales que ayuden a juntar juguetes y libros o a poner en orden lo que sea necesario en la sala de clase.
Testimonio
Exprese su testimonio de la importancia que tiene ser buen amigo. Si lo desea, cuénteles alguna experiencia edificante que haya tenido con un amigo. Recuérdeles que nuestro Padre Celestial y Jesús son nuestros amigos y que nos aman. Exhórtelos a ser buenos con sus amigos durante la próxima semana.
Actividades complementarias
Elija algunas de las siguientes actividades para llevar a cabo durante la lección.
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Cante o repita la letra de la canción “Ama a todos, dijo el Señor” (Canciones para los niños, pág. 39) y “El arroyito da” (Canciones para los niños, pág. 116).
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Cante o repita la letra de la canción “Somos diferentes” (Liahona, agosto de 1992, pág. 11). Ayude a los niños a entender que debemos ser amigos de los que parecen ser diferentes de nosotros, tal como de los que son como nosotros.
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Pida a los niños que se pongan de pie y diríjalos para que hagan los movimientos correspondientes al siguiente verso. Puede repetirlo, diciendo “amiga” en lugar de “amigo” (y cambiando a “querida”, “la veo”, etc.).
Tengo un amigo
Tengo un amigo querido (ponerse las manos en los hombros, como abrazándose);
todos los días lo veo.
Quiero mucho a mi amiguito (ponerse las manos juntas sobre el corazón)
y así es como con él juego:
Con las muñecas jugamos (simular que se mece una muñeca entre los brazos);
la pelota nos tiramos (hacer el movimiento de jugar a la pelota o hacerla rebotar).
Como soldados marchamos (marchar sin moverse del lugar),
y los dos nos columpiamos (con las manos a los lados, como sosteniéndose del columpio, mecerse hacia adelante y hacia atrás).
Él canta y conversa conmigo,
pues somos buenos amigos (cruzar los brazos y asentir con la cabeza).
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Lleve a la clase algunos dulces (caramelos), galletas o una fruta, suficiente para que alcance para dar a todos una porción (hable primero con los padres para saber si alguno de los niños es alérgico a algún alimento). Coloque lo que lleve a la vista de la clase y comente sobre el aspecto sabroso que tiene; pregúnteles si les gustaría que usted compartiera con ellos lo que ha llevado. Luego, pregúnteles qué pensarían y sentirían si usted lo compartiera sólo con unos y con otros no. Hable de lo que sienten las personas cuando alguien no las incluye o no comparte con ellas algo bueno que tenga. A continuación, invítelos a compartir lo que haya llevado.
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Prepare hojas de papel, una para cada niño, escribiendo en la parte superior de cada una Me gusta compartir con mi amigo o amiga, según la cantidad de niñas y varones que tenga en su clase. Entréguelas a los niños y dígales que dibujen un retrato de sí mismos compartiendo algo con un amigo.
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Cuénteles, con sus propias palabras y con términos sencillos, el siguiente relato tomado de la vida real:
Cuando los pioneros fueron a vivir al estado de Utah, la mayoría de ellos eran muy pobres, pues habían gastado todo lo que tenían en comprar cosas que iban a necesitar en el largo viaje y las herramientas que tenían que usar para construir las casas y plantar huertos y sembrados. Por la escasez de dinero que había, muchos de los niños tenían sólo un par de zapatos que usaban los domingos para ir a la Iglesia; el resto de la semana andaban descalzos.
Una niña pionera llamada Melinda tenía un par de zapatos pesados y feos, con un refuerzo de cobre en la punta, que había usado durante todo el invierno. En el verano, sus padres le compraron un par de zapatos nuevos y cómodos, muy bonitos, que ella iba a usar para un desfile.
Amanda, otra niña pionera que era la mejor amiga de Melinda, no tenía zapatos, ni siquiera viejos y feos. Sintiendo mucha lástima de ella, Melinda le pidió permiso a la mamá para prestarle a su amiguita uno de sus pares para el desfile. La mamá le dijo que sí, pero cuando ella fue a buscar los zapatos viejos y pesados, con las puntas de cobre, hizo este comentario: “Si quieres compartir algo, debes prestar lo que a ti misma te gustaría recibir”.
Melinda pensó mucho rato sobre esas palabras; pensó en lo que haría Jesús en esa situación; pensó en cuál sería el par de zapatos que ella querría usar; y al fin, se decidió. Buscó los zapatos nuevos y se los prestó a su amiga, mientras que ella usó para el desfile los zapatos viejos y feos con puntas de cobre, pero se sintió muy feliz porque sabía que había compartido algo en la forma en que Jesús quería que lo hiciera.
Otras actividades para los niños más pequeños
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Ponga varios juguetes para que los niños jueguen con ellos. Hábleles de la importancia de decir “por favor”, cuando se pide algo, y “gracias” cuando se recibe. Exhórtelos a compartir los juguetes y a ayudarse mutuamente a guardarlos una vez que hayan dejado de jugar.
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Mientras usted repite las palabras del verso siguiente, dirija a los niños para que hagan los movimientos. Repítalo, si los niños lo desean.
Días felices
Dos ojos para ver todo lo bueno (señalarse los ojos),
dos labios para alegre sonreír (hacer una gran sonrisa);
dos manos para ayudar a otros (levantar las manos y moverlas de un lado a otro);
dos oídos con los que puedo oír (poner las manos ahuecadas junto a las orejas).
Una lengua para hablar cosas bonitas (señalarse la boca);
un corazón para poder amar (ponerse las manos sobre el corazón);
dos pies que corren muy veloces (señalarse los pies),
y días felices para poder jugar (sonreír nuevamente).
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Cante o repita la letra de la canción “Mis manitas” (Canciones para los niños, pág. 126).