Lección 12
Las ordenanzas y los convenios del templo
Introducción
Los profetas de los últimos días han declarado: “Las ordenanzas y los convenios sagrados disponibles en los santos templos hacen posible que las personas regresen a la presencia de Dios” (“La Familia: Una Proclamación para el Mundo”, Liahona, noviembre de 2010, pág. 129). En esta lección, los alumnos aprenderán que al recibir las ordenanzas del templo pueden gozar de bendiciones sagradas durante la vida mortal y obtener la vida eterna.
Lectura preparatoria
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Boyd K. Packer, “El Santo Templo”, Liahona, octubre de 2010, págs. 29–35.
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D. Todd Christofferson, “El poder de los convenios”, Liahona, mayo de 2009, págs. 19–23.
Sugerencias para la enseñanza
Doctrina y Convenios 97:10–17; 109:12–21; 124:37–40, 55
El propósito de los templos
Muestre a la clase una imagen de su templo favorito y dígales por qué lo es.
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¿Por qué tenemos templos?
Para ayudar a responder esta pregunta, escriba los siguientes pasajes en la pizarra. Invite a los alumnos a leer uno de los pasajes para ver las razones por las que nuestro Padre Celestial proporciona templos:
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Según esos versículos, ¿cuáles son algunas de las razones por las que el Padre Celestial proporciona templos? (A medida que los alumnos responden, ayúdeles a comprender el siguiente principio: Nuestro Padre Celestial proporciona templos para que Sus hijos puedan recibir ordenanzas y conocimiento esenciales y prepararlos para que moren en Su presencia).
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¿Qué frases de esos versículos enseñan que los templos nos ayudan a prepararnos para vivir en la presencia de Dios?
Diga a los alumnos que Doctrina y Convenios 109 contiene la oración dedicatoria del Templo de Kirtland. Pida a los alumnos que lean rápidamente Doctrina y Convenios 109:12–21 y que hagan una lista de maneras en las que los templos nos preparan para morar en la presencia de Dios.
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De acuerdo con esos versículos, ¿de qué maneras nos preparan los templos para morar con Dios? (Los alumnos podrían sugerir lo siguiente: En los templos sentimos el poder del Señor, aprendemos sabiduría y recibimos la plenitud del Espíritu Santo; en el templo se nos alienta a arrepentirnos cuanto antes, y se requiere que seamos limpios cuando entramos en el templo. Si el tiempo lo permite, podría referir a los alumnos a Éxodo 19:10–14, que describe la forma en que Moisés procuró preparar física y espiritualmente al antiguo Israel para entrar en la presencia del Señor).
Muestre las siguientes declaraciones del élder Robert D. Hales, del Cuórum de los Doce Apóstoles, y del presidente Brigham Young (1801–1877):
“El propósito principal del templo es proporcionar las ordenanzas indispensables para nuestra exaltación en el reino celestial; esas ordenanzas nos guían hacia nuestro Salvador y nos conceden las bendiciones que nos llegan por medio de la expiación de Jesucristo” (“Las bendiciones del templo”, Liahona, octubre de 2009, pág. 14).
“Su investidura [del templo] consiste en recibir, en la casa del Señor, todas las ordenanzas que les son necesarias, después que hayan salido de esta vida, para permitirles volver a la presencia del Padre para que los ángeles que estén allí de centinelas los dejen pasar” (Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Brigham Young, 1997, pág. 318).
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¿De qué manera les ayudan esas declaraciones a apreciar la importancia de recibir las ordenanzas del templo?
Doctrina y Convenios 84:19–21
Las ordenanzas del sacerdocio que se reciben en los templos nos ayudan a llegar a ser más como Dios
Muestre la siguiente declaración e invite a un alumno a leerla en voz alta:
“En la Iglesia, una ordenanza es un acto sagrado y formal realizado por la autoridad del sacerdocio. Algunas ordenanzas son esenciales para nuestra exaltación; éstas se llaman ordenanzas de salvación y comprenden el bautismo, la confirmación, la ordenación al Sacerdocio de Melquisedec (para los varones), la investidura del templo y el sellamiento del matrimonio” (Leales a la fe: Una referencia del Evangelio, 2004, pág. 134).
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¿En qué sentido difieren las “ordenanzas de salvación” de otras ordenanzas del Evangelio? (Otras ordenanzas, como la bendición de los bebés y la bendición de los enfermos, no son necesarias para la salvación).
Antes de continuar, señale que algunas ordenanzas de salvación, como el bautismo y la ordenación al Sacerdocio de Melquisedec, se llevan a cabo antes de que recibamos las ordenanzas del templo; sin embargo, esta parte de la lección se centra en las ordenanzas de salvación que se realizan en el templo. Invite a un alumno a leer en voz alta Doctrina y Convenios 84:19–21, y pida al resto de la clase que preste atención a lo que podemos recibir cuando participamos en las ordenanzas que se administran por el Sacerdocio de Melquisedec.
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¿Qué piensan que significa la expresión “el poder de la divinidad”? (Podría explicar que “el poder de la divinidad” es el poder de llegar a ser semejantes a Dios).
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¿Cómo enunciarían un principio que se enseña en Doctrina y Convenios 84:20–21? (Mientras los alumnos responden, escriba lo siguiente en la pizarra: Mediante las ordenanzas y los convenios del templo podemos llegar a ser más semejantes a Dios).
Entregue a cada alumno una copia de la siguiente declaración del élder Robert D. Hales, del Cuórum de los Doce Apóstoles. Pida a los alumnos que marquen las palabras o frases que enseñan la manera en la que el participar en las ordenanzas del templo nos hace llegar a ser más semejantes a Dios.
“Las bendiciones más sublimes del sacerdocio disponibles para [los jóvenes] se encuentran en el templo. Allí, [vislumbran] el cielo… Los gozos de la eternidad, que se consideran tan distantes fuera del templo, de pronto parecen estar al alcance de la mano.
“En el templo se explica el plan de salvación y se efectúan convenios sagrados. Esos convenios, junto con el uso del gárment sagrado del templo, fortalecen a la persona que ha recibido su investidura y la protegen de los poderes del adversario…
“En la ordenanza culminante del templo —el matrimonio eterno— a los novios se les promete que, si son fieles, disfrutarán de una unión familiar, junto con sus hijos y con el Señor, por toda la eternidad, en lo que se conoce como la vida eterna” (“Las bendiciones del sacerdocio”, Liahona, enero de 1996, pág. 38).
Analicen lo que marcaron los alumnos.
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El participar en las ordenanzas del templo, ¿cómo los los ha bendecido en formas similares a las que describió el élder Hales?
Dé a los alumnos unos minutos para escribir lo que podrían hacer para que la adoración en el templo sea más significativa y más centrada en cómo pueden ellos llegar a ser semejantes a Dios.
Éxodo 19:3–6; Doctrina y Convenios 109:22–26
Guardar los convenios del templo
Diga a los alumnos que hay otro propósito importante en la adoración en el templo, el cual está estrechamente relacionado con recibir las ordenanzas del templo. Pídales que traten de encontrar ese propósito mientras usted comparte la siguiente declaración del élder D. Todd Christofferson, del Cuórum de los Doce Apóstoles:
“Testifico que en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se encuentra la autoridad del sacerdocio para administrar las ordenanzas mediante las cuales podemos concertar convenios obligatorios con nuestro Padre Celestial, en el nombre de Su Santo Hijo. Testifico que Dios cumplirá las promesas que te ha hecho si honras los convenios que has hecho con Él” (“El poder de los convenios”, Liahona, mayo de 2009, págs. 22–23).
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¿Qué es lo que concertamos cuando recibimos las ordenanzas de salvación del Evangelio?
Muestre las siguientes declaraciones del élder David A. Bednar y del élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, y pida a los alumnos que busquen las características importantes de nuestros convenios con el Señor:
“Un convenio es un acuerdo entre Dios y Sus hijos sobre la tierra, y es importante comprender que Dios determina las condiciones de todos los convenios del Evangelio. Ni ustedes ni yo decidimos la naturaleza ni los elementos de un convenio, sino que, al emplear nuestro albedrío moral, aceptamos los términos y los requisitos del convenio tal como nuestro Padre Celestial los ha establecido” (David A. Bednar, “Para que siempre podamos tener Su Espíritu con nosotros”, Liahona, mayo de 2006, págs. 28–29).
“Un convenio es un contrato espiritual vinculante, una promesa solemne a Dios nuestro Padre de que viviremos, pensaremos y actuaremos de cierta manera: la manera de Su Hijo, el Señor Jesucristo. A cambio, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo nos prometen el pleno esplendor de la vida eterna” (Jeffrey R. Holland, “Guardemos los convenios: Un mensaje para los que servirán en una misión”, Liahona, enero de 2012, pág. 49).
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¿Qué es lo que más les llama la atención en esas declaraciones acerca de los convenios?
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¿Por qué es importante que Dios determine las condiciones de todos los convenios del Evangelio? (Dado que es Él quien nos ofrece la vida eterna, tiene derecho a establecer las condiciones bajo las cuales esta se recibe. La única ofrenda que podemos darle a Él es nuestro albedrío conforme escogemos obedecer. Como parte de este análisis, haga hincapié en lo siguiente: Cuando guardamos nuestros convenios con el Señor somos bendecidos en la vida mortal y podemos obtener la vida eterna).
Pida a los alumnos que formen grupos de dos personas. Pida a un alumno de cada grupo que estudie Éxodo 19:3–6 y al otro que estudie Doctrina y Convenios 109:22–26, y pídales que busquen las bendiciones que están disponibles para quienes guardan sus convenios, en particular los convenios del templo. Después de darles suficiente tiempo, invite a algunas parejas a analizar lo que encontraron. (En relación con los versículos de Éxodo, quizás desee asegurarse de que los alumnos comprendan que en los santos templos es donde comenzamos a reunir los requisitos como reyes y reinas que pueden llegar a ser algún día un pueblo santo y morar en la presencia de Dios; véanse también Apocalipsis 1:6; 5:10; 19:16; D. y C. 76:55–56).
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¿En qué sentido han sido sus convenios con el Señor una bendición o una protección para ustedes?
Pida a un alumno a lea en voz alta la siguiente declaración del presidente Joseph Fielding Smith (1876–1972):
“Si vamos al templo, levantamos la mano y hacemos convenio de que serviremos al Señor y que observaremos Sus mandamientos y nos mantendremos sin mancha del mundo. Si comprendemos lo que hacemos, entonces la investidura nos será por protección durante toda la vida; una protección que no tiene el hombre que no va al templo.
“He oído decir a mi padre [el presidente Joseph F. Smith] que en los momentos de prueba, en la hora de tentación, él pensaba en las promesas, en los convenios que había hecho en la Casa del Señor, y que éstos eran una protección para él… En parte, esas ceremonias son para dicha protección. Nos salvan ahora y nos exaltan en el futuro, si las honramos” (Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Joseph Fielding Smith, 2013, págs. 250–251).
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¿Qué pensamientos o impresiones han tenido durante esta lección, que les gustaría compartir con la clase?
Muestre la siguiente declaración del presidente Boyd K. Packer, del Cuórum de los Doce Apóstoles, y pida a un alumno que la lea en voz alta:
“…la vida para todos es un viaje de regreso al hogar, de regreso a la presencia de Dios en Su reino celestial.
“Las ordenanzas y los convenios constituyen nuestra credencial para entrar en la presencia de Dios. El recibirlos dignamente es la meta principal de la vida; y cumplir con ellos es el objetivo de esta vida” (véase “Estar bajo el convenio”, Liahona, julio de 1987, pág. 22).
Testifique que recibir las ordenanzas del templo es en verdad “la meta principal de la vida”. Las ordenanzas del templo nos ayudan a obtener la credencial necesaria para entrar en la presencia de nuestro Padre Celestial.
Invite a los alumnos a meditar en si el adorar y recibir ordenanzas en el templo constituye una prioridad en sus vidas. Pídales que escriban lo que podrían hacer para centrarse más en los convenios que han hecho o que harán en el templo.
Material de lectura para el alumno
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Éxodo 19:3–6; Doctrina y Convenios 84:19–21; 97:10–17; 109:12–26; 124:37–40, 55.
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Boyd K. Packer, “El Santo Templo”, Liahona, octubre de 2010, págs. 29–35.