Lección 8
Los diferentes sexos y la identidad eterna
Introducción
Nuestro sexo fue establecido antes de que naciéramos en la vida mortal y es una característica esencial de nuestra identidad eterna. Los líderes de la Iglesia hacen una distinción entre la atracción hacia las personas del mismo sexo, que no es pecado, y la conducta homosexual, que se considera pecaminosa porque entra en conflicto con el plan de nuestro Padre Celestial para nuestra exaltación. Esta lección ayudará a los alumnos a ver la base profética de esta distinción y también a reconocer que a todos los hijos de Dios se los ama por igual y merecen que se los trate con amor y cortesía.
Lectura preparatoria
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Robert D. Hales, “El Plan de Salvación: un sagrado tesoro de conocimiento que nos guía”, Liahona, octubre de 2015.
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Jeffrey R. Holland, “Cómo ayudar a los que se debaten con la atracción hacia las personas de su mismo sexo”, Liahona, octubre de 2007, págs. 40–43.
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Dallin H. Oaks, “La atracción entre personas del mismo sexo”, Liahona, marzo de 1996, págs. 14–25.
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Temas del Evangelio, “Atracción hacia personas del mismo sexo”, lds.org/topics?lang=spa.
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“Love One Another: A Discussion on Same-Sex Attraction”, mormonsandgays.org. Si los alumnos plantean preguntas acerca de las normas de la Iglesia con respecto a la homosexualidad, tenga a bien remitirlos a ese sitio web oficial de la Iglesia.
Sugerencias para la enseñanza
Doctrina y Convenios 76:24; Moisés 2:27; “La Familia: Una Proclamación para el Mundo”
El sexo es una parte esencial de nuestra identidad eterna
Pida a tres alumnos que lean en voz alta Doctrina y Convenios 76:24; Moisés 2:27; y el segundo párrafo de “La Familia: Una Proclamación para el Mundo” (Liahona, noviembre de 2010, pág. 129). Invite a la clase a reflexionar sobre lo que esas fuentes enseñan o implican sobre el sexo de una persona.
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¿Cómo resumirían lo que enseñan esas fuentes en cuanto a nuestra identidad eterna? (Los alumnos deben reconocer lo siguiente: Nuestro sexo es una característica esencial de nuestra identidad y nuestro propósito eternos).
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¿Por qué es útil que comprendamos que éramos hombre o mujer mucho antes de venir a la tierra? (A medida que los alumnos respondan, podría compartir la siguiente declaración del presidente Joseph Fielding Smith [1876–1972]: “En Génesis leemos… ‘Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó’ [Génesis 1:27; cursiva agregada]. ¿No es posible creer que los espíritus femeninos fueron creados a la imagen de una ‘Madre Celestial’?” [Answers to Gospel Questions, ed. Joseph Fielding Smith Jr., 5 tomos, 1957–1966, tomo III, pág. 144]).
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El comprender la naturaleza eterna del sexo de las personas, ¿de qué manera nos ayuda a vivir en armonía con el plan de felicidad de nuestro Padre Celestial, aun cuando la sociedad a veces tolera normas muy diferentes de conducta?
Para ayudar a abordar la pregunta anterior, comparta la siguiente declaración del élder Dallin H. Oaks, del Cuórum de los Doce Apóstoles. Podría leer cada párrafo de forma individual y analizar lo que enseña acerca de la forma en que la conducta homosexual está en oposición al plan del Padre Celestial para la exaltación de Sus hijos.
“El objetivo de la vida terrenal y de la misión de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es preparar a los hijos y a las hijas de Dios para su destino: llegar a ser como nuestros Padres Celestiales.
Nuestro destino eterno —la exaltación en el reino celestial— se logra únicamente mediante la expiación de Jesucristo (mediante la cual llegamos a quedar de nuevo ‘inocentes’ y podemos permanecer ‘inocente[s] delante de Dios’ [D. y C. 93:38]) y está únicamente al alcance del hombre y de la mujer que hayan concertado los convenios del matrimonio eterno en un templo de Dios (véase D. y C. 131:1-4; 132) …
“Ya que Satanás ‘busca que todos los hombres sean miserables como él’ (2 Nefi 2:27), él dirige sus esfuerzos más tenaces hacia su tarea de animar a las personas a que realicen actos que frustren el plan que Dios tiene para Sus hijos. Él trata de socavar el principio de la responsabilidad individual, de persuadirnos a abusar de los poderes sagrados de la procreación, de que los hombres y las mujeres dignos no se casen ni tengan hijos, y de sembrar la confusión en cuanto a lo que significa ser varón o hembra” (“La atracción entre personas del mismo sexo”, Liahona, marzo de 1996, págs. 15–16).
Doctrina y Convenios 59:6
La Iglesia hace una distinción entre la atracción hacia las personas del mismo sexo y el comportamiento homosexual
Entregue a cada uno de los alumnos una copia de la siguiente declaración del élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles. Invite a los alumnos a estudiar la declaración para descubrir los principios que enseña el élder Holland acerca de los que se sienten atraídos por las personas de su mismo sexo y de cómo reaccionar ante ellos con amor.
“Un agradable joven de poco más de veinte años se hallaba sentado frente a mí. Tenía una sonrisa simpática, aunque no sonrió mucho durante nuestra conversación. Lo que más me llamó la atención fue el dolor que se reflejaba en sus ojos.
“‘No sé si debo seguir siendo miembro de la Iglesia’, me dijo. ‘No creo ser digno’.
“‘¿Por qué no habrías de ser digno’, le pregunté.
“‘Porque soy homosexual’.
“Supongo que pensó que sus palabras me iban a sorprender. Pero no fue así. ‘¿Y qué…?’, le pregunté.
“Una expresión de alivio le cruzó la cara al percibir la compasión en mí. ‘No me atraen las mujeres, sino los hombres. He tratado de dejar de lado esos sentimientos o de cambiarlos, pero…’
“Dejó escapar un suspiro. ‘¿Por qué soy así? Los sentimientos que tengo son algo muy real’.
“Permanecí en silencio un momento y luego le dije: ‘Necesito saber un poco más antes de aconsejarte. Mira, la atracción hacia los del mismo sexo no es un pecado, pero las acciones provocadas por esos sentimientos sí lo son, exactamente igual que con sentimientos heterosexuales. ¿Violas la ley de castidad?’
“Él sacudió la cabeza y dijo: ‘No, no la violo’.
“Esto me tranquilizó. ‘Te agradezco que tengas el deseo de resolver este asunto’, le dije. ‘Hace falta tener valor para hablar del tema y te admiro por mantenerte limpio’.
“En cuanto al porqué de tus sentimientos, no puedo responder a esa pregunta. Puede haber una serie de factores que influyan y pueden ser tan diferentes como las personas son diferentes entre sí. Algunos, incluso los que causan tus sentimientos, quizás no los sepamos nunca en esta vida. Pero el saber por qué te sientes así no es tan importante como saber que no has transgredido. Si tu vida está en armonía con los mandamientos, entonces eres digno de prestar servicio en la Iglesia, de disfrutar de plena hermandad con los miembros, de asistir al templo y de recibir todas las bendiciones de la expiación del Salvador’.
“Fue evidente que mis palabras le hicieron sentir mejor. Continué: ‘Te tratas injustamente al considerar tu persona solo por tu inclinación sexual. Ésa no es tu única característica; por lo tanto, no debes prestarle más atención de la que merece. Primero y fundamentalmente eres un hijo de Dios, y Él te ama” (véase “Cómo ayudar a los que se debaten con la atracción hacia las personas de su mismo sexo”, Liahona, octubre de 2007, pág. 40).
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¿Qué principios reconocieron en el consejo del élder Holland?
Escriba en la pizarra los siguientes principios que están en negrita a medida que los alumnos los mencionan, y analícelos con sensibilidad.
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Podemos sentir el amor de Dios cuando nos centramos en nuestra identidad como Sus hijos e hijas.
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El sentirse atraído por personas del mismo sexo no es una violación de la ley de castidad, pero el actuar de acuerdo con esa atracción sí lo es. Podría mencionar Doctrina y Convenios 59:6: “…no cometerás adulterio… ni harás ninguna cosa semejante”, indicando que “ninguna cosa semejante” se refiere a cualquier intimidad sexual fuera de los lazos del matrimonio. La conducta homosexual es un pecado, al igual que lo son las relaciones heterosexuales fuera del matrimonio. Cualquier persona que participe en cualquier tipo de pecado sexual puede ser perdonada a través del arrepentimiento.
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Independientemente de las razones por las que algunas personas se sienten atraídas por los de su mismo sexo, todas las personas pueden escoger vivir en armonía con los mandamientos de Dios. Haga hincapié en la siguiente declaración del élder Dallin H. Oaks, del Cuórum de los Doce Apóstoles: “Hay tantas cosas que no entendemos acerca de este tema, que haríamos bien en mantenernos cerca de lo que sabemos gracias a la palabra revelada de Dios. Sí sabemos que la doctrina de la Iglesia, que la actividad sexual debe ocurrir solo entre un hombre y una mujer casados, no ha cambiado ni cambiará” (“What Needs to Change”, mormonsandgays.org).
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Cuando vivimos en armonía con los mandamientos de Dios, podemos disfrutar de todos los privilegios de ser miembros de la Iglesia y de las bendiciones de la expiación del Salvador. Aun cuando las personas quizás no eligen sentirse atraídos por personas de su mismo sexo, pueden escoger cómo responder a esa atracción.
Después de anotar esos principios en la pizarra, pregunte:
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¿En qué formas pueden esos principios ofrecer esperanza a quienes experimentan atracción por personas de su mismo sexo?
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¿Qué otros principios aprendemos de las declaraciones del élder Holland?
Mateo 7:12; Juan 8:1–11; 15:12
Debemos tratar a los demás con amor y respeto
(Nota: Al enseñar esta sección de la lección, asegúrese de hacer hincapié en que los que se sienten atraídos por personas de su mismo sexo pero que no actúan de acuerdo con esa atracción no son pecadores como la mujer sorprendida en adulterio. Sin embargo, las acciones de Cristo hacia la mujer son un ejemplo de cómo debemos tratar a todas las personas, ya sea que estén participando en una conducta inmoral o no).
Cuente a los alumnos que el apóstol Juan registró una ocasión en la que el Salvador se enfrentó a una situación muy delicada. Conceda a los alumnos unos momentos para estudiar Juan 8:1–11 y buscar la manera en la que el Salvador trató a la mujer sorprendida en adulterio. Para ayudar a los alumnos a comparar este relato con sus propias actitudes y acciones hacia quieres participan en conductas homosexuales o de otra manera inmorales, realice las siguientes preguntas:
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¿Qué nos enseñan las acciones del Salvador sobre la manera en que debemos tratar a los demás? (Aunque no aprobó el pecado de la mujer, la trató con amabilidad y respeto, no con crueldad).
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¿Cómo podemos aplicar el ejemplo del Salvador a nuestras propias actitudes y acciones hacia nuestros hermanos y hermanas homosexuales, independientemente de si han participado en conducta inmoral o no? A medida que los alumnos responden, escriba el siguiente principio en la pizarra: Seguimos el ejemplo del Salvador cuando tenemos empatía por todos los hijos de Dios y los tratamos con sensibilidad y bondad. (Véanse también Mateo 7:12; Juan 15:12).
Podría mostrar la siguiente declaración del élder Dallin H. Oaks, del Cuórum de los Doce Apóstoles, y de pedir a un alumno que la lea en voz alta:
“Obviamente, el Señor no justificó el pecado de la mujer. Él simplemente le dijo que no la condenaba, es decir, que no hacía un juicio final sobre ella en ese momento. Esta interpretación se ve confirmada por lo que Él entonces dijo a los fariseos: ‘Vosotros juzgáis según la carne, pero yo no juzgo a nadie’ (Juan 8:15). A la mujer sorprendida en adulterio se le concedió tiempo para arrepentirse, tiempo que le habría sido negado por quienes querían apedrearla” (“‘Judge Not’ and Judging”, Ensign, agosto de 1999, pág. 8).
Los alumnos podrían beneficiarse de aprender que, de acuerdo con la Traducción de José Smith de Juan 8:11, después de su interacción con el Salvador “…la mujer glorificó a Dios desde aquella hora, y creyó en su nombre” (en Juan 8:11, nota cal pie de página).
Muestre la siguiente declaración del élder Quentin L. Cook, del Cuórum de los Doce Apóstoles, y pida a un alumno que la lea en voz alta:
“Como Iglesia, nadie debe ser más amoroso y caritativo. Estemos a la vanguardia en lo que respecta a expresar amor, compasión y tender la mano. No permitamos que las familias excluyan a aquellos que eligen un estilo de vida diferente como resultado de los sentimientos que tienen hacia las personas del mismo sexo, ni que sean irrespetuosos hacia ellos” (“Love One Another: A Discussion on Same-Sex Attraction”, mormonsandgays.org).
Invite a los alumnos a evaluar sus propias actitudes y acciones hacia las personas que se sienten atraídas hacia su mismo sexo. ¿Están esas actitudes en armonía con las enseñanzas y el ejemplo del Salvador?
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¿Qué harían ustedes si estuvieran en un grupo donde se estuvieran haciendo comentarios despectivos acerca de las personas que experimentan atracción hacia personas de su mismo sexo?
Testifique que si mostramos mayor amor y bondad para con nuestros hermanos y hermanas homosexuales, las vidas pueden cambiar, las familias pueden ser sanadas y las personas que se sienten alejadas de la Iglesia pueden sentirse más acogidas por los miembros de esta. Recuerde a los alumnos que las bendiciones de la expiación de Jesucristo están disponibles para cualquier persona que procure obedecer los mandamientos y permanecer fiel a los convenios del Evangelio.
Pida a los alumnos que piensen en personas que ellos saben que se sienten atraídas hacia el mismo sexo y que reflexionen en lo que harán para ser más compasivos hacia ellos mientras que se mantienen fieles a la ley de castidad del Señor.
Material de lectura para el alumno
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Mateo 7:12; Juan 8:1–11; 15:12; Doctrina y Convenios 76:24; Moisés 2:27; y el segundo párrafo de “La Familia: Una Proclamación para el Mundo”, Liahona, noviembre de 2010, pág. 129.
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Jeffrey R. Holland, “Cómo ayudar a los que se debaten con la atracción hacia las personas de su mismo sexo”, Liahona, octubre de 2007, págs. 40–43.