Nuestra preparación para recibir las ordenanzas y bendiciones del templo
El 21 de octubre de 2017 es la fecha en que cambió la vida de los hermanos de la Rama Inca, en el Distrito Baleares.
A principios de 2017, y viendo que muchos hermanos nuevos no tenían una recomendación para el templo, los dirigentes de la rama dedicaron mucho tiempo a meditar y orar, y finalmente recibieron la inspiración de pedir a las familias que se prepararan para asistir a la Casa del Señor.
Hubo que trabajar mucho, hacer muchas entrevistas, enseñar el curso de preparación para el templo, organizar actividades de información, etc. También se creó un grupo de WhatsApp que funcionó muy bien, en el que nos animábamos los unos a los otros a lo largo de aquellos meses de preparación.
Contamos con el apoyo de todos los miembros de la rama, de los misioneros de tiempo completo, del élder y la hermana Chase… También tuvimos una charla especial del presidente de la misión, presidente Dayton y su esposa; y mucho más.
Durante ese tiempo, muchos hermanos recibieron su bendición patriarcal. El patriarca Manuel Rojano, de la Estaca de Hospitalet, se trasladó a nuestra rama, y en un fin de semana impartió quince bendiciones patriarcales.
Se compraron los billetes, hablamos con el templo para coordinar nuestra llegada, y enviamos certificados de matrimonio, hojas de grupo familiar, etc. En el transcurso de los meses, el matrimonio misionero terminó su misión, pero fuimos nuevamente bendecidos con otro matrimonio misionero, el élder y la hermana Nelson, que visitaron, prepararon y alentaron a estas familias en sus propios hogares.
Llegó el momento de viajar, y nos acompañaron el presidente del distrito, el presidente R. Fabián Barraza, y su esposa, así como uno de sus consejeros, el presidente Francisco Balcázar.
Por fin, un grupo de treinta y dos hermanos de nuestra rama viajamos juntos, cinco familias completas con sus hijos, todas ellas emparentadas: abuelos, hijos, nietos, sobrinos y primos se unieron por las eternidades. Doce hermanos tomaron sus investiduras. Pudimos todos participar en una misma sesión, estar juntos en el sublime cuarto celestial y, por último, presenciar el sellamiento de todos ellos.
Describir este acontecimiento con palabras se hace difícil, muy difícil; son los sentimientos, la compañía del Espíritu lo que hace inolvidable ese momento. Agradezco personalmente haber sido parte de esta historia tan especial. Nunca se borrará de mi mente la imagen de los hermanos de la rama Inca en el cuarto celestial.
Somos una rama muy pequeña en las islas del mar, pero para Dios, que no se cae un cabello sin que Él lo note, todos sus hijos, donde se encuentren, son especiales.