Solo para versión digital: Jóvenes adultos
Ser soltera me recuerda confiar en el plan completo que Dios tiene para mí
Encontré gozo cuando finalmente me resigné y confié en el plan completo de nuestro Padre Celestial.
Cuando tenía 30 años, mi amigo me hizo algunas preguntas que cambiaron mi vida. Él preguntó: “Si tuvieras todo el dinero del mundo, ¿qué harías?”. Le di algunas respuestas simples, como comprar una casa, cuidar a mi familia, ser autosuficiente, etc.
Luego indagó más profundamente y preguntó: “¿Qué pasaría si tuvieras todas esas cosas y todo el dinero del mundo? ¿Qué harías entonces?”. Fue entonces que me di cuenta de que, independientemente de mi estado civil, tenía mucho que dar al mundo. Pensé en las cosas que podría aprender y compartir, la diferencia que podría marcar y el impacto que podría tener.
Cambiar mi enfoque
Mi sueño como joven adulta era encontrar un cónyuge, casarme en el templo y formar una familia. Pensé que ese era mi único propósito. Entonces, cuando eso no sucedía, me preguntaba: “Si casarme es lo más importante en la vida, ¿por qué no he tenido esa oportunidad?”.
Después de que mi amigo me hizo esas preguntas, finalmente entendí cuál es el verdadero propósito de la vida. Todavía creo que casarse y tener hijos es fundamental para el plan eterno que el Padre Celestial tiene para cada uno de nosotros, pero me he dado cuenta de que no es todo el plan.
Estamos aquí en esta tierra para crecer, compartir la verdad, seguir a Jesucristo y finalmente regresar al Padre Celestial (véase Alma 34:32).
De modo que, con eso en mente, comencé a orar y pedirle a Dios que me ayudara a encontrar mi propósito y mis fortalezas. Con el tiempo, la oración y mis propios esfuerzos por probar nuevos pasatiempos y aumentar mi fe revelaron mi propósito. Me di cuenta de que tenía gran fe en Jesucristo, y parte de mi propósito y plan en la tierra es ayudar a los demás a desarrollar y fortalecer su fe en Él también. Esa verdad me ha brindado gran guía en mi vida y me ha ayudado a concentrarme en llegar a ser quien Él desea que yo sea.
Darme cuenta de mi propósito
Cuando tenía veintitantos años, muchas de mis conversaciones giraban en torno a ser soltera; solo me concentraba en mis “tristes” circunstancias. Ahora he aprendido que es bueno tener en la mira el matrimonio, pero al mismo tiempo puedo dedicarme a otros propósitos y oportunidades.
Si no están seguros de lo que deberían estar haciendo en este momento, el presidente Russell M. Nelson ha proporcionado algunos consejos sobre por dónde comenzar:
“Pregunten a su Padre Celestial, en el nombre de Jesucristo, qué siente Él en cuanto a ustedes y su misión aquí en la tierra. Si piden con verdadera intención, con el tiempo, el Espíritu les susurrará la verdad que cambiará su vida […].
“¡Les prometo que, al empezar a captar siquiera un destello del modo en que el Padre Celestial los ve y lo que Él confía que ustedes harán por Él, su vida jamás será la misma!” (“Vivan como verdaderos milénicos”, Liahona, octubre de 2016, pág. 49).
¡Esas palabras son tan profundas!
Si bien tengo ideas de lo que quiero en la vida (¡que son increíbles, en mi opinión!), Dios sabe más que yo, y Su plan me llevará por caminos más grandiosos de lo que me había imaginado.
Ser receptiva a nuevas esperanzas
Alinearme con el plan que nuestro Padre Celestial tiene para mí fue difícil al principio. Tenía que ser receptiva a nuevas ideas, nuevas visiones y nuevas esperanzas. A veces dolía cuando la vida no estaba resultando como lo había planeado. Mi bendición patriarcal hacía promesas específicas que no se estaban cumpliendo. Pero dejé de preocuparme cuando finalmente abandoné mis propias ideas y decidí confiar en que todas mis bendiciones prometidas se cumplirían, porque sé que lo harán en el debido tiempo del Señor.
Si confiamos y nos centramos en el plan completo que nuestro Padre Celestial tiene para nosotros, tendremos el gozo eterno que Él nos promete (véase 2 Nefi 2:25). Encontraremos nuestras misiones personales; llegaremos a ser lo que Él desea que seamos. Y, al mismo tiempo, nos estaremos preparando para todas nuestras bendiciones eternas, incluido el matrimonio.
Debido a este cambio de perspectiva, he encontrado verdadero gozo en mi vida. No conozco todas las respuestas, pero Él continúa esclareciendo mi vida poco a poco.