150 aniversario de la organización de las Mujeres Jóvenes
El Padre Celestial tiene una gran obra para que ustedes la realicen en preparación para la segunda venida de nuestro Salvador.
Al pensar en todas las cosas maravillosas que nuestro Padre Celestial ha hecho por Sus hijos, el corazón se me llena de gran asombro y gratitud al ver cuánto ama el Señor a Sus hijas. ¡Él las ama a USTEDES!
Y debido a que Él las ama, hace 150 años inspiró a los líderes de la Iglesia a crear la organización de las Mujeres Jóvenes con el fin de ayudarlas a llegar a ser la persona que Dios quiere que sean. El profeta Brigham Young (1801–1877) nos instó a fortalecer nuestro testimonio al vivir el Evangelio: “Existe la necesidad de que las hijas jóvenes de Israel obtengan un testimonio viviente de la verdad […]. Deseo que nuestras jóvenes adquieran conocimiento del Evangelio por sí mismas”1. También dijo: “Se obtienen más testimonios al estar de pie que al estar de rodillas”2.
La organización de las Mujeres Jóvenes se ha adaptado a lo largo de los años a fin de satisfacer las necesidades de la época. No obstante, aunque el programa se ha ido adaptando, su objetivo para las mujeres jóvenes no ha cambiado: ayudarles a obtener un testimonio viviente y a seguir adelante con fe en la senda de los convenios. A medida que lleguen a saber quiénes son y actúen con fe, recibirán las bendiciones que el Padre Celestial tiene preparadas para ustedes.
Las clases de las Mujeres Jóvenes a lo largo de los años
Cuando primeramente se inició la organización de las Mujeres Jóvenes, se le llamó “Asociación de Moderación”, con la meta de “mejorar en todo lo que sea bueno y hermoso”. Para principios del siglo XX, pasó a ser la Asociación de Mejoramiento Mutuo de las Mujeres Jóvenes, y al poco tiempo las clases incluyeron a mujeres jóvenes de entre 12 y 24 años. Con el paso de los años, los nombres de las clases cambiaron e incluyeron: Campistas, Abejitas, Guardianas y Espigadoras. A medida que la Iglesia crecía y las mujeres jóvenes se reunían en otros países e idiomas, se hizo el mejor esfuerzo por adaptar los nombres de las clases, de modo que términos como el de Damita pasó a ser “Rosenmädchen” (Rositas) en alemán, por ejemplo.
Hoy en día, debido a que hay mujeres jóvenes casi en todos los países, las clases se organizan según las necesidades de cada barrio o rama, y a todas se les llama por el nombre unificador de Mujeres Jóvenes.
Los requisitos de los programas de las Mujeres Jóvenes también han cambiado con el paso de los años. A la derecha se encuentran algunos de ellos.
En 1915:
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Aprende a ponerle los arreos a un tiro de caballos y a arrearlo.
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Memoriza pasajes de las Escrituras.
De la década de 1940 a la de 1960:
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Aumenta tu confianza en ti misma al lograr una buena postura (al estar sentada, al estar de pie y al caminar).
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Practica los buenos modales como el distintivo de una dama.
En la década de 1980:
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Lee dos folletos misionales y enséñale a una amiga o un familiar lo que hayas aprendido.
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Practica la educación física por lo menos 30 minutos al día, cinco días a la semana, durante tres semanas.
En 2009:
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Estudia la importancia de la castidad y la virtud.
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Lee el Libro de Mormón completo. Anota tus ideas en tu diario.
2020
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Se presenta un nuevo programa.
El programa Niños y Jóvenes
Conforme vean estos requisitos con ojos espirituales, se darán cuenta de que tienen un elemento en común. El pasado y el presente se juntan y se unifican para ayudar a las mujeres jóvenes a acercarse más a Jesucristo y a desarrollarse en los aspectos espiritual, intelectual, social y físico.
En 2019 se introdujo un nuevo programa de desarrollo personal que las invita a ser autosuficientes así como a depender del Salvador. ¡Se las invita a procurar tener el Espíritu Santo y a establecerse metas conforme se esfuerzan por llegar a ser más como nuestro Salvador Jesucristo! Me encanta la confianza que el programa deposita en ustedes, las excepcionales mujeres jóvenes de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Con el apoyo del obispado y de las presidencias de Mujeres Jóvenes, también son dirigidas por presidencias de clase, que son jovencitas como ustedes que son llamadas y apartadas para que planifiquen y lleven a cabo el programa de las Mujeres Jóvenes. En la actualidad, ¡hay más de medio millón de mujeres jóvenes alrededor del mundo que son guiadas por otras jovencitas!
Todas las mujeres jóvenes están unidas por un lema, el cual incluye los siguientes principios fundamentales para cada una de ustedes: eres una hija amada de Padres Celestiales; eres discípula de Jesucristo por convenio; buscas revelación personal que llega mediante el Espíritu Santo y actúas de conformidad con ella; y eres una brillante testigo de Dios a medida que te esfuerzas por llegar a ser como nuestro Salvador Jesucristo y ministras a otras personas en Su santo nombre.
¡Las amamos y las necesitamos!
Como hijas amadas de un Padre Celestial viviente y amoroso, ustedes han sido preparadas de forma única para ser “salvador[as] en el Monte de Sion”3. Como lo ha dicho el presidente Russell M. Nelson: “… cada profeta ha hablado sobre —nuestro día— en que Israel sería recogido y el mundo estaría preparado para la segunda venida del Salvador. ¡Piensen en ello! De todas las personas que han vivido en el planeta tierra, nosotros somos los que participaremos en este último y grandioso recogimiento”4.
Es una invitación sagrada a participar en la obra del templo y de historia familiar, a prestar servicio en llamamientos de liderazgo, a ministrar a nuestras hermanas y a compartir nuestro testimonio con familiares y amigos. ¡Las amamos y las necesitamos!
Mis queridas amigas, ¡el Padre Celestial tiene una gran obra para ustedes a fin de que la realicen en preparación para la segunda venida de nuestro Salvador Jesucristo! Ustedes son una parte vital de esa obra. Él las ama; Él desea que participen en Su obra; ¡Él confía en ustedes!
Yo agrego mi fe y mi confianza en ustedes a la de nuestro querido profeta, el presidente Nelson, quien declaró: “Ustedes están entre lo mejor que el Señor jamás ha enviado a este mundo. ¡Ustedes tienen la capacidad de ser más inteligentes y sabi[a]s y tener un impacto más grande en el mundo que cualquier generación anterior!”5.
Ruego que permitan que las palabras del lema de las Mujeres Jóvenes les penetren el corazón profundamente y que comiencen a participar en el nuevo programa rápidamente y con ansias, aprovechando cada oportunidad que tengan de acercarse al Salvador y aprender más de Él. Lleguen a ser la persona que Él desea que sean. Sé que a medida que hagan esto, su vida se llenará de oportunidades de compartir Su luz y Su amor con sus familiares, amistades y todas las personas que les rodeen. Conforme se esfuercen por seguirlo a Él, su testimonio llegará a ser firme e inquebrantable.