Mensaje de los líderes del Área
Por qué los convenios
En el mundo preterrenal, nuestro Padre Celestial proporcionó un plan mediante la Expiación de Jesucristo, por el cual podemos regresar a Su presencia. La senda que nos lleva a casa se conoce a menudo como la senda de los convenios, porque deja claros los términos y las condiciones de nuestro regreso. Un convenio es un acuerdo sagrado entre Dios y una persona o grupo de personas. Dios fija condiciones específicas y promete bendecirnos a medida que obedecemos esas condiciones. El presidente Russel M. Nelson enseñó: “Su compromiso de seguir al Salvador al hacer convenios con Él y luego guardar esos convenios abrirá la puerta a toda bendición y privilegio espiritual que están al alcance de hombres, mujeres y niños en todas partes”.
El Señor reveló al profeta José Smith: “Hay una ley, irrevocablemente decretada en el cielo antes de la fundación de este mundo, sobre la cual todas las bendiciones se basan; y cuando recibimos una bendición de Dios, es porque se obedece aquella ley sobre la cual se basa”. El élder D. Todd Christofferson nos recuerda: “Los convenios que Dios ofrece a Sus hijos hacen más que guiarnos; nos ligan a Él y, ligados a Él, podemos vencer todas las cosas”. El Señor nos ha prometido que está obligado cuando hacemos lo que dice, “mas cuando no hacéis lo que os digo, ninguna promesa tenéis”.
A lo largo del tiempo, Dios ha hecho convenios con Su pueblo. Sabemos que el Señor hizo un convenio con Adán y Eva, con los profetas después de ellos y con muchos otros. En nuestros días, a menudo hablamos del convenio que Dios hizo con Abraham, el convenio abrahámico. Dios prometió bendecir a Abraham y a su posteridad, “con las bendiciones del evangelio, que son las bendiciones de salvación, sí, de vida eterna”.
Como herederos del convenio abrahámico, tenemos la responsabilidad de llevar el Evangelio a todas las personas de la tierra, invitar a los demás a venir a Cristo y ligarnos nosotros a Él. Invitar a los demás a Cristo es una invitación a entrar en la senda de los convenios, abrir la puerta a través del convenio del bautismo a toda bendición, y finalmente recibir la vida eterna, “que es el mayor de todos los dones de Dios”.
Las bendiciones que Dios prometió a Abraham y a su posteridad acerca del gran recogimiento de los últimos días se están cumpliendo hoy en día. El presidente Nelson declaró: “Ese recogimiento es lo más importante que se está llevando a cabo hoy en la tierra. Nada se le compara en magnitud, nada se le compara en importancia, nada se le compara en majestad. […] Cada vez que hacen algo que ayuda a cualquiera, a ambos lado del velo, a dar un paso hacia hacer convenios con Dios y recibir sus ordenanzas esenciales del bautismo y del templo, están ayudando a recoger a Israel. Es así de sencillo”.
Cada semana se nos da la oportunidad de reflexionar sobre los convenios que hemos hecho con Dios. Al tomar dignamente la Santa Cena, renovamos nuestro compromiso y nos esforzamos por recordar siempre a Jesucristo y tomar Su nombre sobre nosotros. Al cumplir Sus mandamientos siempre tendremos Su Espíritu con nosotros. Es mediante nuestra relación por convenio con Dios que podemos llegar a conocerlo y nos preparamos para regresar a casa para recibir el mayor de todos los dones de Dios. “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado”.