Mensaje de la Presidencia de Área
La respuesta para mejorar vidas
En 3 Nefi 5:13 se nos enseña: “He aquí, soy discípulo de Jesucristo, el Hijo de Dios. He sido llamado por él para declarar su palabra entre los de su pueblo, a fin de que alcancen la vida sempiterna”. En Marcos 16:15 leemos: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”. Estas Escrituras tienen una gran enseñanza para todos nosotros, sabemos que somos discípulos de Jesucristo llamados por Él para realizar una obra maravillosa en este tiempo, predicar Su Evangelio.
Con respecto a ello, el presidente Russell M. Nelson nos ha enseñado: “El recogimiento de Israel es […] el desafío más grande, la causa más sublime y la obra más grandiosa sobre la tierra […] hoy en día” (Devocional mundial para los jóvenes, “Juventud de Israel”, 3 de junio de 2018). Luego declaró que el mundo necesita el Evangelio de Jesucristo ahora más que nunca, “Su Evangelio es la única respuesta cuando muchos en el mundo están aturdidos por el temor” (Russell M. Nelson, “Predicar el Evangelio de paz”, Conferencia General de abril de 2022).
Estas invitaciones de nuestro querido profeta y las enseñanzas que tenemos en las Escrituras remarcan la necesidad urgente de compartir con otros estas verdades que conocemos.
Todos nosotros tenemos el privilegio de poder dar a conocer este Evangelio. Los jóvenes pueden hacerlo sirviendo en una misión de tiemplo completo. El impacto que tiene la obra misional en un joven perdurará para toda la vida, son años de aprendizaje, desafíos y experiencias inolvidables. Como exmisionero y como padre de misioneros en el campo, puedo testificar que al proclamar el Evangelio de Jesucristo llevaremos paz, esperanza y fe a muchas personas y quienes lo hacen tienen esta gran promesa que se encuentra en D. y C. 4:4: “Quien mete su hoz con su fuerza atesora para sí, de modo que no perece, sino que trae salvación para su alma”.
Otra forma de cumplir con esta invitación es “ser testigos de Dios en todo tiempo, y en todas las cosas y en todo lugar” (Mosíah 18:9). No necesitamos un llamamiento misional para ser testigos de Dios en todo tiempo, el poder vivir de acuerdo con el Evangelio, amando a las personas y prestando servicio a quienes nos rodean es una manera importante para demostrar nuestra fe en el Salvador. Tendremos la oportunidad de sentir el gozo eterno que se promete a quienes trabajan para salvar un alma (véase D. y C. 18:15–16).
El año pasado asistí a la conferencia general; luego de que las reuniones del sábado por la noche terminaran salimos a cenar con mi hermano y unos amigos, la mesera que nos atendió notó que hablábamos español y como ella era de Colombia empezó a conversar con nosotros. Nos contó los desafíos que estaba atravesando. Mientras ella hablaba, yo pensaba: “¿Qué puedo hacer para ayudarla a mejorar su vida?” y la respuesta fue inmediata: hablarle de la Iglesia de Jesucristo, aunque trabajaba a dos cuadras del centro de conferencias y del templo, no conocía nada de la Iglesia. La invitamos a asistir a la reunión del domingo por la tarde y aceptó. Al salir de la conferencia le pregunté cómo se había sentido y ella nos dijo que fue emocionante poder escuchar a hombres con un gran testimonio de Jesucristo. Esta experiencia me ayudó a saber que no importa dónde estemos, siempre habrá alguien que estará listo para escuchar las enseñanzas de Jesucristo y que necesita Su Evangelio para mejorar su vida.
Yo sé que esta es la obra de Dios, sé que Jesucristo es nuestro salvador, Él es nuestro amigo. Como Sus discípulos llamados por Él, debemos invitar a todos a venir a Él para sentir Su amor.