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CAPÍTULO QUINCE: LA IGLESIA EN EL NORTE DE MISURI, 1836–1838


CAPÍTULO QUINCE

LA IGLESIA EN EL NORTE DE MISURI, 1836–1838

El Profeta y otros líderes de la Iglesia salieron de Kirtland en enero de 1838; la mayoría de los miembros los siguieron, más tarde, ese mismo año. No hubo una decisión definitiva de abandonar Kirtland, pero era claro que el centro de la Iglesia había pasado a ser entonces el norte de Misuri. Tal vez unos cuantos miembros todavía recordarían la revelación que se había recibido en 1831, y que decía: “…yo, el Señor, deseo retener una firme posesión en la tierra de Kirtland por el período de cinco años…” (D. y C. 64:21). Para 1838 ya habían pasado los días gloriosos de Kirtland. Los miembros que se hallaban en el norte de Misuri estaban estableciendo su nueva sede en Far West, y otros que estaban esparcidos por los Estados Unidos y Canadá se preparaban para congregarse allá con los demás. Los Santos de los Últimos Días tenían el anhelo de pasar una temporada de paz después de la desastrosa apostasía de 1837.

SE PIDE A LOS MORMONES QUE SE VAYAN DEL CONDADO DE CLAY

Después de haber sido expulsados del condado de Jackson, a fines de 1833, los santos que habían ido al condado de Clay habían vivido en relativa paz con los habitantes del condado; pero los líderes de la Iglesia nunca tuvieron la intención de que esa situación fuera permanente, y constantemente estaban enviando peticiones a los gobernantes solicitando ayuda para volver al condado de Jackson y tomar otra vez posesión de sus propiedades; pero todos sus esfuerzos fueron vanos. Entretanto, seguían llegando miembros, lo cual aumentaba en los residentes originales del condado de Clay el temor de que los mormones se quedaran allí para siempre.

Conscientes de esos problemas, el obispo Edward Partridge y William W. Phelps fueron dos veces en la primavera de 1836 a explorar el norte de Misuri, una región a la que se daba el nombre de “Far West” (el “lejano oeste”), con la esperanza de encontrar allí lugares apropiados para el establecimiento de los mormones. La mayor parte de ese territorio era pradera cubierta de pastos altos; la madera sólo se encontraba al borde de los ríos y arroyos, y en aquella época sólo las tierras forestales se consideraban buenas para establecer colonias. El hermano Phelps escribió que “al norte, sobre el límite del estado, casi toda tierra que tenga algo de madera… está ocupada por alguien”. Los hermanos encontraron una región deshabitada en la parte norte del condado de Ray, cerca del arroyo Shoal, aunque tenían temor de que la madera que había no fuera suficiente para una población grande1. No obstante, el 3 de mayo empezaron a comprar tierras en la región del arroyo Shoal.

El 29 de junio de 1836, se llevó a cabo una reunión general en el tribunal del condado de Clay, en Liberty, para hablar de las objeciones que tenían los lugareños a la permanencia de los mormones en esa zona. Algunos temían que la “crisis” que causaba su presencia hiciera estallar una guerra civil. Los que se oponían a los santos dieron cinco razones por las cuales objetaban su presencia allí: (1), que eran pobres; (2), que sus diferencias religiosas con los demás provocaban prejuicios; (3), que sus costumbres y su dialecto del este resultaban foráneos para la gente del lugar; (4), que se oponían a la esclavitud; y (5), que creían que los indios eran un pueblo escogido de Dios cuyo destino era heredar con ellos la tierra de Misuri. También les hicieron recordar la promesa que habían hecho de abandonar el condado y les sugirieron que se mudaran al estado de Wisconsin, que estaba en el norte y no aprobaba la esclavitud, donde hallarían muchas regiones apropiadas para establecerse. Los dirigentes del condado les prometieron contener cualquier acto de violencia hacia ellos hasta que pudieran salir del condado2.

Con la confianza de que pronto se mudarían a la región del arroyo Shoal, los líderes de la Iglesia no pusieron objeciones a la petición de hacer un convenio de paz, y convocaron a una reunión para el 1º de julio con el fin de preparar una respuesta. Se aprobaron resoluciones de expresar la gratitud de los santos hacia los habitantes del condado de Clay por la bondad con que los habían tratado y el deseo que aquellos tenían de llegar a una solución pacífica; los líderes se comprometieron a dirigir a los miembros para salir del condado y a evitar que siguieran llegando inmigrantes. Al día siguiente, los dirigentes del condado aceptaron esa respuesta y comenzaron a formar comités para ayudar a los santos en el traslado3.

En Ohio, después de enterarse de lo que sucedía, la Primera Presidencia escribió sendas cartas a los líderes de la Iglesia y al comité del condado de Clay. En la misiva a los miembros, los exhortaban a mantener la paz pero les advertían que no se establecieran en Wisconsin; por otra parte, informaban al comité que habían aconsejado a los santos que evitaran la violencia y se mudaran del condado.

El 7 de julio los líderes de la Iglesia que estaban en Misuri le escribieron al gobernador Daniel Dunklin explicándole que tenían intenciones de trasladarse a las tierras que habían comprado en el norte del condado de Ray (casi 650 há.), y solicitando su ayuda para protegerlos de posibles populachos. En 1836, el llamado “problema mormón” no era tan prevalente en la política del estado de Misuri como lo había sido en 1833 y 1834; y, por ser un año de elecciones, el gobernador tenía menos deseos de ayudar a los santos. Más aún, muchos de los habitantes del condado de Ray se oponían a que los mormones se mudaran allí, aunque se tratara de las praderas deshabitadas del norte. Por lo tanto, el 18 de julio el gobernador Dunklin les contestó diciendo que, aun cuando comprendía su situación: “…la opinión pública puede convertirse en ley; y si un hombre o una sociedad de hombres se hace tan ofensivo a esa opinión que la gente considera necesario librarse de él o de ellos, es absolutamente inútil tratar de oponerse.

“… Las consecuencias serán las mismas… a menos que, con su conducta y argumentos, ustedes logren convencer de su inocencia a la gente de Misuri. Si no les es posible hacerlo, todo lo que puedo decirles es que en esta República la voz del pueblo es la voz de Dios”4.

LA CREACIÓN DEL CONDADO DE CALDWELL Y LA FUNDACIÓN DE FAR WEST

Con eso, la situación de los santos era muy difícil. Sin la protección del gobernador y con la hostilidad de la gente de ambos condados (Clay y Ray), la presidencia de la estaca y el sumo consejo resolvieron convocar a una reunión de emergencia el 25 de julio. Los hermanos acababan de enterarse de que había un grupo de cien familias de santos inmigrantes acampados junto al río Crooked, en el condado de Ray; muchos de ellos estaban enfermos y “carecían totalmente de medios para comprar tierras o provisiones”. Los habitantes del condado los amenazaron con la violencia si no salían de allí en seguida. Más aún, había otras cien familias pobres que venían en camino desde el río Misisipí. Los líderes de la Iglesia aconsejaron a los inmigrantes que “se dispersaran entre la gente” de las colonias y buscaran trabajo y alojamiento temporarios, “para evitar los populachos y la confusión, la pestilencia y la muerte”. Se mandó a Thomas B. Marsh y Elisha H. Groves (que era de Kentucky y converso a la Iglesia) a visitar las ramas de la Iglesia en otros estados a fin de reunir dinero para beneficiar a “la sufriente Sión”, mientras William W. Phelps, John Whitmer, Edward Partridge, Isaac Morley y John Corrill iban con la asignación de buscar más tierras para colonizar5.

Además, los líderes de la Iglesia aseguraron a los habitantes del condado que los santos pensaban establecerse sólo en las praderas del norte y que iban a solicitar la creación de un nuevo condado, a lo cual la gente del lugar accedió de buena gana. También se aceptó una propuesta de designar una zona neutral, de casi diez kilómetros de ancho, con una banda de poco menos de cinco kilómetros a cada lado de la línea divisoria de los condados, que se declararía “tierra de nadie” y en la cual no podrían establecerse ni los miembros de la Iglesia ni los otros habitantes de la región.

Mientras tanto, a principios de agosto, William W. Phelps y John Whitmer encontraron el lugar apropiado para levantar una ciudad en el condado de Ray, a la que dieron el nombre de Far West; quedaba a casi veinte kilómetros al oeste de Haun’s Mill, una pequeña población mormona establecida el año anterior por Jacob Haun en Shoal Creek. Los santos empezaron a llegar a fines del verano y principios de otoño [septiembre y octubre, más o menos], y al poco tiempo surgieron Far West y varias comunidades más pequeñas.

Alexander W. Doniphan, que era legislador del estado y amigo de los mormones, introdujo en la sesión legislativa de diciembre un proyecto de ley por el que se proponía crear dos condados pequeños en las regiones escasamente pobladas del norte del condado de Ray. Doniphan puso a estos condados los nombres de Daviess y Caldwell en honor a dos hombres que peleaban contra los indios en Kentucky, lugar donde él había nacido y se había criado. El condado de Caldwell, en el que se hallaban las comunidades de Far West y Shoal Creek, iba a ser exclusivamente para los mormones y se les permitiría a éstos enviar representantes a la legislatura del estado. Esa segregación de los Santos de los Últimos Días se había considerado una excelente solución del “problema mormón”, y, el 29 de diciembre de 1836, el recientemente electo gobernador Lilburn W. Boggs firmó la ley que creaba los dos condados nuevos.

Mientras multitud de santos llegaban y se establecían en el condado de Caldwell, construyendo cabañas de troncos y preparando el terreno para las siembras de la primavera, empezaron a surgir dificultades internas. Thomas B. Marsh y Elisha Groves regresaron a principios de 1837 de su misión para levantar fondos en Kentucky y Tennessee, y entregaron $1.450 (dólares) a William W. Phelps y John Whitmer, que eran los consejeros del presidente de estaca, pues el presidente David Whitmer se encontraba en Ohio. Los consejeros emplearon el dinero para comprar tierras, pero las compraron en su propio nombre y luego las vendieron a los santos con una pequeña ganancia, que retuvieron para sí. Varios miembros de la Iglesia protestaron inmediatamente, y algunos de los del sumo consejo se quejaron de que los consejeros también estaban tomando decisiones con respecto a Far West sin consultar con ellos.

Durante una serie de reuniones que tuvieron lugar en el mes de abril, en Far West, los hermanos reconocieron su error y se llegó a una reconciliación. Se tomó la decisión de que el obispo Edward Partridge, en consejo con la presidencia de la estaca, el sumo consejo y los dos Apóstoles que se hallaban en Misuri (Thomas B. Marsh y David Patten), se encargara de distribuir las tierras.

A pesar de ello, un mes más tarde, los hermanos Phelps y Whitmer hicieron nuevos intentos de lucrar con el negocio de las tierras, con lo cual volvieron a ofender al sumo consejo y a los Apóstoles. Enterado de este conflicto, el Profeta buscó y obtuvo la guía del Señor, que le dijo: “De cierto, así te dice el Señor a ti, mi siervo José: mis siervos John Whitmer y William W. Phelps han hecho esas cosas que no son agradables ante mi vista; por lo tanto, si no se arrepienten, tendrán que ser quitados de sus lugares”6. No obstante, el conflicto continuó hasta noviembre de 1837.

En una conferencia que se llevó a cabo en Kirtland, el 17 de septiembre de 1837, se resolvió que José Smith y Sidney Rigdon fueran a Misuri a buscar otros sitios para las estacas de Sión, “donde los pobres pudieran encontrar un lugar de refugio”7. También como resultado de la conferencia, el obispo Newel K. Whitney envió a las ramas de la Iglesia esparcidas por los Estados Unidos una carta, fechada el 18 de septiembre, en la que se pedía a los miembros que enviaran su diezmo en oro y plata para ayudar a Kirtland y para la edificación de Sión en Misuri.

El Profeta y varios hermanos que lo acompañaban llegaron a Far West a principios de noviembre, y pasaron unos diez días en reuniones allí; en éstas se determinó que en el norte de Misuri había recursos y espacio para el recogimiento de los santos, y se eligió un comité que debía buscar sitios para estacas nuevas. José Smith decidió posponer la construcción de un templo en Far West hasta que recibiera más direcciones del Señor, pero el tamaño de la ciudad se amplió a 5,4 km2, el doble del original. Los problemas relacionados con la presidencia de la estaca en Misuri se resolvieron por el momento, y los miembros de la presidencia fueron sostenidos; pero en una conferencia de élderes que se realizó el 7 de noviembre de 1837, en Far West, se rechazó a Frederick G. Williams como segundo consejero en la Primera Presidencia y se sostuvo en su lugar a Hyrum Smith.

Durante el invierno siguiente, volvió a surgir la discordia entre la presidencia de la estaca y el sumo consejo en Misuri. Oliver Cowdery y Frederick G. Williams, que habían estado en desacuerdo con el Profeta en Kirtland, se habían mudado a Far West y, junto con la presidencia de la estaca, tomaron la decisión de vender algunas tierras de la Iglesia que había en el condado de Jackson y que estaban a su nombre. Pero vender los terrenos de Sión era un acto de desobediencia al consejo del Señor, que había dicho que los santos debían continuar manteniendo sus propiedades en el condado de Jackson (véase D. y C. 101:99).

A principios de febrero de 1838, el sumo consejo sometió a juicio a John Whitmer y William W. Phelps acusándolos de emplear mal los fondos de la Iglesia, y a David Whitmer de desobedecer a propósito la Palabra de Sabiduría. A pesar de que existía la noción de que el sumo consejo no tenía autorización para someter a juicio a la presidencia, la mayoría votó el relevo de los hermanos y se envió esa resolución a las ramas, la cual fue aceptada por los santos. Cuando la presidencia protestó diciendo que el juicio había sido ilegal y que ellos no habían estado presentes para defenderse, el sumo consejo quedó convencido de que, habiendo sido relevados en forma apropiada, estaban “tratando de imponerse sobre la Iglesia, para ser sus presidentes”8. Por consiguiente, el 10 de febrero el sumo consejo, con la asesoría de dos Apóstoles, excomulgó a William W. Phelps y a John Whitmer y sostuvo a Thomas B. Marsh y a David W. Patten como presidentes en funciones hasta que llegara el Profeta, a quien estaban esperando. Se pospuso tomar una decisión en cuanto a David Whitmer, Oliver Cowdery y Lyman Johnson, un Apóstol que se había unido a los disidentes, hasta la llegada del Profeta.

En una carta dirigida a José Smith, Thomas B. Marsh explicaba lo siguiente: “Si no hubiéramos tomado las medidas mencionadas, creemos que nada habría podido impedir una rebelión contra todo el sumo consejo y el obispo; era tan grande el disgusto de la gente hacia los presidentes, que las personas empezaron a desconfiar, [a creer] que todas las autoridades tenían el deseo de mantener en sus cargos a esos hombres con su iniquidad; y al poco tiempo, sin duda la Iglesia entera habría ido, cada cual por su propio camino, como las ovejas sin un pastor”9.

EL PROFETA SE ESTABLECE EN FAR WEST

Las noticias de la persecución y de los disturbios de la Iglesia en Misuri desanimaron al Profeta, que todavía se encontraba en Ohio. El 12 de enero de 1838, recibió una revelación en la que se le explicaba que sólo la Primera Presidencia podía organizar una estaca10. De acuerdo con esta revelación, la creación de la estaca de Far West no era válida. Por lo tanto, decidió ir a Misuri no sólo para escapar de sus enemigos sino también para poner en orden la Iglesia en Far West. El viaje fue muy difícil, pero cuando llegó en marzo a Misuri con su esposa, Emma, que estaba embarazada de seis meses, muchos de los santos se les reunieron para acompañarlos hasta Far West; y cuando estaban a unos trece kilómetros de distancia, otro grupo de miembros entusiastas que también querían acompañarlos les alegró el corazón. Después de haber pasado tantas dificultades en el este, el Profeta se sintió animado por el apoyo de los santos de Misuri, los cuales estaban igualmente contentos de que él fuera a establecerse en su medio.

En Far West, José Smith aprobó el relevo de la presidencia de la estaca. A fines de marzo, el Profeta se sentía optimista en cuanto a la unidad de la gente en Far West, a pesar de que llegaron varias cartas de apóstatas de Kirtland que hicieron circular falsedades entre algunas personas. José Smith escribió a Kirtland diciendo que “la paz y el amor prevalecen aquí; en pocas palabras, el cielo sonríe a los santos de Caldwell”11. Dos días antes de la conferencia general de abril se quedaron muy contentos al recibir a Sidney Rigdon y su grupo, que llegaron después de una larga y ardua jornada.

En la conferencia, el Profeta llamó a los tres miembros más antiguos del Consejo de los Doce Apóstoles —Thomas B. Marsh, David W. Patten y Brigham Young— para integrar la nueva presidencia de la estaca en Misuri, aunque aquella fue una solución temporaria, pues nueve días más tarde recibió una revelación en la que se mandaba al élder Patten arreglar sus asuntos a fin de salir en la primavera de 1839, junto con otros del Consejo de los Doce, para una nueva misión en el extranjero (véase D. y C. 114). En otra sesión, David Patten hizo un análisis de la condición de los miembros del Quórum de los Doce Apóstoles, algunos de los cuales no estaban en Misuri, elogiando a seis de ellos como “hombres de Dios… Expresó ciertas dudas acerca de William Smith… William E. McLellin, Luke S. Johnson, Lyman E. Johnson y John F. Boynton, diciendo que eran hombres que no podía recomendar a sus hermanos en la conferencia”12. Era obvio que cuatro de éstos tendrían que ser reemplazados. Durante las sesiones del 7 y el 8 de abril se tomaron otras medidas para poner la Iglesia en orden en Misuri.

Después de la conferencia, la nueva presidencia de la estaca examinó los casos de los líderes que habían apostatado. Le escribieron a John Whitmer, que había sido el historiador de la Iglesia así como miembro de la presidencia de la estaca de Misuri, pidiéndole que entregara a la Iglesia sus notas y escritos históricos, pero él se negó a hacerlo, y la historia registrada por él no fue publicada en su totalidad sino hasta hace poco tiempo.

El caso de Oliver Cowdery era un asunto mucho más serio, pues el sumo consejo lo acusaba de acosar a los líderes de la Iglesia con fastidiosas demandas legales, de tratar de destruir la reputación de José Smith, de no aceptar la autoridad eclesiástica en asuntos temporales, de vender tierras en el condado de Jackson y de haber abandonado su llamamiento de Presidente Auxiliar de la Iglesia para dedicarse a la práctica del derecho. Cowdery se negó a presentarse ante el consejo, pero respondió por escrito a la acusación diciendo que la Iglesia no tenía derecho a dictar cómo debía ser su conducta y pidiendo que se diera por terminada su afiliación a la Iglesia. El sumo consejo lo excomulgó el 12 de abril de 1838, después de lo cual pasó una década totalmente apartado; pero en octubre de 1848 se presentó humildemente en Kanesville, Iowa, solicitando que lo volvieran a bautizar.

El sumo consejo excomulgó también a David Whitmer, otro de los tres testigos del Libro de Mormón, acusándolo de exceder su autoridad, de escribir cartas de discordia a los apóstatas y de desobedecer la Palabra de Sabiduría. Whitmer nunca regresó a la Iglesia, pero hasta el día de su muerte mantuvo el testimonio de haber visto al ángel y contemplado las planchas de oro. Lyman Johnson, de los Doce, también fue excomulgado en esa oportunidad. Aun cuando el excomulgar a los que habían sido miembros tan fieles era muy doloroso, los líderes de la Iglesia lo consideraron necesario para purificarla de malos elementos.

A fines de abril de 1838, el Profeta recibió una revelación sobre la edificación de Far West, que empezaba por indicar que el nombre correcto de la Iglesia era “La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días” (D. y C. 115:4); esto resolvió la confusión que existía al respecto: la habían denominado la Iglesia de Cristo, la Iglesia de los Santos de los Últimos Días y la Iglesia de Cristo de los Santos de los Últimos Días. Además, el Señor les mandó edificar un templo. “Sea para mí la ciudad de Far West una tierra santa y consagrada; y se llamará santísima, porque es santa la tierra sobre la cual os halláis”, les dijo (D. y C. 115:7). No obstante, se aconsejó a la Primera Presidencia que no entrara en deudas para construir ese templo, como lo había hecho para el de Kirtland. El Señor también indicaba a los hermanos que debían establecer estacas en las regiones circundantes, y que esto debía hacerse “a fin de que el recogimiento en la tierra de Sión y sus estacas sea para defensa y para refugio contra la tempestad y contra la ira, cuando sea derramada sin mezcla sobre toda la tierra” (D. y C. 115:6).

El Profeta pasó las tres semanas siguientes visitando a los santos del condado de Caldwell y enseñándoles los principios del Evangelio; luego, con la ayuda de Sidney Rigdon, se embarcó en el formidable proyecto de escribir una historia de la Iglesia desde el principio; la que había escrito John Whitmer, el primer historiador de la Iglesia, estaba incompleta y no se hallaba disponible entonces. La historia de José Smith con los primeros acontecimientos de la Restauración, tal como se halla ahora en la Perla de Gran Precio, es producto de esa labor, que comenzó en abril de 1838.

LA IGLESIA SE EXPANDE EN EL NORTE DE MISURI

Después de poner en orden los asuntos de la Iglesia en el condado de Caldwell, el profeta José Smith dedicó su atención a buscar lugares para que se establecieran los santos de Ohio y otros estados del este, que se trasladarían a Misuri en la primavera y el verano de 1838 [aproximadamente de marzo a septiembre]. En 1837, unos cuantos miembros se habían establecido al norte del condado de Caldwell, en el condado de Daviess que acababa de crearse; lo habían hecho de acuerdo con un arreglo de palabra que tenían de que obtendrían permiso de los habitantes “gentiles” antes de mudarse. El más prominente de los residentes de Daviess era Lyman Wight, que fundó la Colonia Wight en una hermosa colina que se levantaba junto al río Grand.

A mediados de mayo, José Smith y otros hermanos se dirigieron al norte en un viaje de exploración. Cuando llegaron al embarcadero Wight, del río Grand, el Profeta dirigió la preparación de un plano para construir allí una ciudad; también recibió la revelación de que aquel lugar era Adán–ondi–Ahmán. En 1835 el Señor había revelado que, tres años antes de morir, Adán había reunido a su posteridad justa “al valle de Adán–ondi–Ahmán, y allí les confirió su última bendición” (D. y C. 107:53; véase también 78:15–16). Orson Pratt dijo que el nombre significa “Valle de Dios, donde moró Adán. Está en el idioma original que Adán mismo hablaba”13. Ese lugar será también el sitio donde se ha de realizar una reunión sumamente importante de justos selectos con el fin de recibir al Salvador. Según lo que dice la revelación: “…es el lugar… al cual vendrá Adán a visitar a su pueblo, o sea, donde se sentará el Anciano de Días como lo declaró Daniel el profeta” (D. y C. 116:1). Este conocimiento dejó tan conmovidos a los hermanos que empezaron a hacer planes de crear una estaca en Adán–ondi–Ahmán.

Los exploradores buscaron otros sitios donde los colonos pudieran establecerse a lo largo del río Grand, que era completamente navegable y cuyas orillas estaban cubiertas de bosques. Una vez terminados los viajes de exploración, José Smith regresó a Far West consciente de que Emma, su esposa, estaba a punto de dar a luz. El 2 de junio de 1838 les nació un varón, al que pusieron el nombre de Alexander Hale Smith.

No pasó mucho tiempo antes de que el Profeta regresara a Adán–ondi–Ahmán, a tomar medidas para la nueva ciudad y construir casas; tomó la decisión de que ese lugar fuera para los santos de Kirtland que todavía se hallaban en Ohio o que estaban en viaje a Misuri. Cuando llegó su tío, John Smith, con la familia, el Profeta les aconsejó que se establecieran allí14. El 28 de junio se llevó a cabo una conferencia en la comunidad, a la que con cariño llamaban “Di–Ahman”15, y John Smith fue sostenido como presidente de la estaca, con Reynolds Cahoon y Lyman Wight de consejeros; también se organizó el sumo consejo. Vinson Knight recibió el llamamiento de obispo en funciones hasta que el obispo Newel K. Whitney llegara de Kirtland (véase D. y C. 117:11).

Durante todo el verano de 1838 [mediados de año], continuamente llegaban inmigrantes a Adán–ondi–Ahmán, los cuales se consideraban altamente bendecidos de vivir en la misma tierra donde Adán había morado. Un artículo que se publicó en el número de agosto del Elders’ Journal refleja ese entusiasmo:

“La enormidad de inmigrantes… anima a los santos y nos hace pensar que Dios está por llevar a cabo extraordinarios hechos de los cuales habló por medio de Sus antiguos profetas.

“El inmenso rendimiento del maíz y otros productos agrícolas esta temporada… no ha tenido paralelo, que sepamos, en esta generación; y si el Señor continúa bendiciéndonos, como lo ha hecho hasta ahora, muy pronto tendremos un gran excedente”16. Y sin duda, la excelente cosecha de aquel otoño contribuyó al sostenimiento de los empobrecidos miembros de la Compañía de Kirtland, que llegaron a Misuri y se establecieron en Adán–ondi–Ahmán ese año, a principios de octubre.

Al mismo tiempo que se establecía allí una comunidad, otros miembros se afincaban en DeWitt, un lugar del condado de Carroll cerca de la desembocadura del río Grand en el Misuri; esto fue bueno para la Iglesia, pues los miembros construyeron un embarcadero para barcos de vapor adonde los inmigrantes podían llegar cuando se mudaban de otras regiones. John Murdock y George M. Hinkle, miembros del sumo consejo de Far West, recibieron autorización para comprar propiedades en DeWitt y comenzar una colonia; la población creció rápidamente, hasta el punto de causar una escasez de viviendas en el otoño cuando llegó un grupo grande de santos procedentes de Canadá, convirtiéndola en una ciudad de tiendas de campaña.

La más próspera de todas las comunidades de los mormones era Far West; en el verano de 1838, la población del condado de Caldwell se acercaba a los cinco mil habitantes, más de la mitad de los cuales vivían en Far West propiamente dicho; los miembros construyeron allí alrededor de ciento cincuenta casas y había cuatro tiendas de artículos generales, tres almacenes de comestibles, varias herrerías, dos hoteles, una imprenta y una escuela que se utilizaba también como iglesia y como tribunal17.

Los santos estaban siempre muy ocupados con el cultivo de los campos y la construcción de casas de troncos, pero hacían tiempo para adorar al Señor y estudiar el Evangelio. Sarah Rich, que tenía veinticuatro años y era recién casada cuando con su marido, Charles, se establecieron en una casita de troncos “confortable y feliz”, a poco más de seis kilómetros de Far West, decía: “En todas las cosas, la religión está en primer lugar para nosotros”. Todos los domingos iban a caballo al pueblo para asistir a las reuniones, “y muchas veces escuchábamos al profeta José Smith predicar e instruir a la gente, un privilegio que los dos agradecíamos mucho”18.

En el transcurso del verano de 1838, el Profeta se dedicó al importante asunto de llenar las vacantes que habían quedado en el Consejo de los Doce Apóstoles, confirmando sus responsabilidades a los miembros del quórum; también aconsejó a los santos con respecto a la forma de financiar los gastos del reino del Señor. En toda la Iglesia se sintió gran tristeza por la pérdida de cuatro de los Apóstoles originales. La hermana Elizabeth Barlow comentó: “Todos nos sentimos más apesadumbrados al ver a los Apóstoles dejar la Iglesia que por las pruebas y tribulaciones que habíamos sufrido”19.

No obstante el pesar que se sentía, José Smith se abocó a la tarea de reemplazar a los cuatro Apóstoles y de preparar a los Doce para la asignación de llevar el Evangelio al mundo. En los últimos meses de 1837, antes de su visita a Far West, le había enviado a John Taylor, un fiel converso de Toronto (Canadá), la noticia de que en el futuro recibiría un llamamiento para el apostolado20; pero el nombre del élder Taylor no se presentó entonces para el voto de sostenimiento de los miembros. Al año siguiente, en julio, el Profeta oró suplicando: “Indícanos, oh Señor, cuál es tu voluntad concerniente a los Doce”21. La revelación que recibió al respecto tuvo profunda importancia en la historia de la Iglesia. El Señor empezó diciendo que “sean nombrados hombres para reemplazar a los que han caído” (D. y C. 118:1). A continuación, fueron llamados John Taylor, John E. Page, Wilford Woodruff y Willard Richards.

Mientras era misionero en Canadá, el élder John E. Page había recorrido más de ocho mil kilómetros y bautizado a más de seiscientos conversos. Cuando se recibió la revelación, él se hallaba en camino a Misuri con un grupo de santos canadienses, y llegaron a DeWitt en el mes de octubre. Brigham Young y Heber C. Kimball ordenaron Apóstoles a los élderes Taylor y Page el 19 de diciembre de 1838 en Far West. El élder Woodruff era misionero en Maine cuando recibió una carta con su llamamiento, después de lo cual dirigió a un grupo de conversos de Nueva Inglaterra que se encaminaban a Misuri, pero como los santos fueron expulsados del estado antes de que ellos llegaran, los dejó instalados en Illinois. Wilford Woodruff fue ordenado Apóstol en Far West, el 26 de abril de 1839, cuando acompañó allí a otros miembros del Consejo de los Doce, que fueron para cumplir el mandamiento de que los Apóstoles debían comenzar en Far West su misión a Inglaterra (véase D. y C. 118:4–5). El élder Richards era entonces misionero y líder del sacerdocio en Gran Bretaña, por lo que no fue ordenado al apostolado hasta que los otros miembros del Consejo de los Doce llegaron a ese país en 1840.

La revelación sobre los Doce también daba instrucciones a Thomas B. Marsh de continuar publicando la palabra del Señor (en el Elders’ Journal) en Far West, y a los demás les daba la amonestación de predicar “con corazones sumisos, con mansedumbre, humildad y longanimidad” (D. y C. 118:3). Además, el Señor mandaba a los Doce que se prepararan para partir de Far West el 26 de abril de 1839, “para cruzar las grandes aguas, y allá promulg[ar] mi evangelio” (vers. 4).

El mismo día en que se recibió esa revelación, José Smith leyó también a los santos otras dos revelaciones sobre los ingresos de la Iglesia. Por encontrarse ésta en profundos apuros económicos, el Profeta había pedido al Señor que le aclarara la forma en que debía aplicarse la ley de consagración. En Su respuesta, el Señor modificó la ley original que les había dado en 1831:

“…requiero que todos sus bienes sobrantes se pongan en manos del obispo de mi iglesia en Sión,

“para la construcción de mi casa, para poner el fundamento de Sión, para el sacerdocio y para las deudas de la Presidencia de mi iglesia.

“Y esto será el principio del diezmo de mi pueblo.

“Y después de esto, todos aquellos que hayan entregado este diezmo pagarán la décima parte de todo su interés anualmente; y ésta les será por ley fija perpetuamente, para mi santo sacerdocio, dice el Señor” (D. y C. 119:1–4). La segunda revelación asignaba a un comité de Autoridades Generales la responsabilidad de disponer del dinero de los diezmos (véase D. y C. 120).

Aun cuando los santos que estaban en el norte de Misuri eran optimistas, también tenían motivos para sentir aprensión. Después de haber sufrido persecución y malos tratos durante siete años, es de comprender que no tuvieran paciencia para tratar a los disidentes que vivían en Far West; éstos los fastidiaban continuamente con pleitos legales y palabras de censura para los líderes. En junio, Sidney Rigdon pronunció un vehemente discurso, conocido con el título de “Sermón de la sal”, tomando su tema del texto de las Escrituras que dice: “Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres” (Mateo 5:13). La insinuación del discurso era que se debía echar a los disidentes de en medio de los santos.

Poco después, apareció un documento, no autorizado oficialmente, dirigido a Oliver Cowdery, David y John Whitmer, William W. Phelps y Lyman Johnson, que eran los disidentes principales, y firmado por ochenta y cuatro miembros de la Iglesia; en él se mandaba claramente a los apóstatas que abandonaran el lugar si no querían enfrentar serias consecuencias. El discurso de Rigdon y esa carta tuvieron el efecto deseado, y los discrepantes se apresuraron a huir; muy pronto, sus familias los siguieron. Esta conducta extremista de parte de unos cuantos miembros horrorizó a algunas personas de la Iglesia, y surgieron la crítica y las quejas. Lo más lamentable fue que reforzó también la hostilidad hacia los mormones, que aumentaba rápidamente en el norte de Misuri.

Además, otro problema que contribuyó a empeorar el conflicto con los gentiles fue la formación de una sociedad secreta, organizada por un hombre que se llamaba Sampson Avard, a la que dieron el nombre de Danitas. Era una asociación que tenía formas de identificación secretas y signos de advertencia. Avard convenció a sus seguidores de que contaban con la aprobación de la Presidencia de la Iglesia y que tenían autorización para vengarse de los enemigos de la Iglesia robando, mintiendo e incluso asesinando si lo consideraban necesario. Los ataques de los danitas, tanto los reales como los inventados, intensificaron las hostilidades y dieron a los oficiales gubernamentales una razón para enjuiciar a José Smith y a otros líderes acusándolos de haber cometido crímenes contra el estado de Misuri.

El discurso que pronunció Sidney Rigdon el Día de la Independencia, en 1838, agregó combustible al fuego de la contención que ya existía entre los mormones y los gentiles. Al mismo tiempo que los santos de Far West conmemoraban el nacimiento de la nación y colocaban las piedras angulares del templo, la elocuencia del hermano Rigdon encendió los ánimos; él los incitó a una declaración de independencia de cualquier manifestación violenta de los populachos en el futuro y de las actividades ilegales de sus enemigos, advirtiendo a éstos que la Iglesia no continuaría sufriendo mansamente la persecución, sino que se defendería hasta la muerte: “Habrá entre ellos y nosotros una guerra de exterminación, porque los perseguiremos hasta que la última gota de su sangre sea derramada, o, de lo contrario, tendrán ellos que aniquilarnos”22. Con toda imprudencia, hubo copias de ese discurso que se publicaron y se hicieron circular entre la gente; algunas llegaron a las manos de los oficiales gubernamentales del estado y fueron el fundamento en el que éstos basaron los cargos de traición y violencia con que acusaron a los miembros de la Iglesia23.

De esa manera se preparó el escenario para el terrible conflicto y la extremada pérdida de vidas y propiedades que tuvieron lugar poco después. Antes de hallar la paz, los santos tendrían que pasar por más “fuego purificador”.

NOTAS

  1. History of the Church, 2:445.

  2. Este párrafo se ha tomado de la obra de James B. Allen y Glen M. Leonard, The Story of the Latter-day Saints. Salt Lake City: Deseret Book Co., 1976, pág. 105.

  3. Véase History of the Church, 2:452–454.

  4. En History of the Church, 2:462.

  5. Far West Record: Minutes of The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints, 1830–1844, ed. por Donald Q. Cannon y Lyndon W. Cook, Salt Lake City: Deseret Book Company, 1983, pág. 105.

  6. History of the Church, 2:511.

  7. History of the Church, 2:516.

  8. History of the Church, 3:7.

  9. Elders’ Journal, julio de 1838, pág. 45.

  10. Véase “The Scriptory Book of Joseph Smith”, Departamento Histórico de la Iglesia, Salt Lake City, págs. 52–53.

  11. History of the Church, 3:11.

  12. History of the Church, 3:14.

  13. Journal of Discourses, 18:343; véase también de Bruce R. McConkie, Mormon Doctrine, 2º edición, Salt Lake City; Bookcraft, 1966, pág. 19–21.

  14. Véase History of the Church, 3:38.

  15. Véase, de Allen y Leonard, The Story of the Latter-day Saints, pág. 107.

  16. Elders’ Journal, agosto de 1838, pág. 52.

  17. Allen y Leonard, The Story of the Latter-day Saints, pág. 107.

  18. Sarah DeArmon Pea Rich, Autobiografía, Departamento Histórico de la Iglesia, Salt Lake City, pág. 36; o, de Kenneth W. Godfrey, Audrey M. Godfrey y Jill Mulvay Derr, Women’s Voices, Salt Lake City: Deseret Book Company, 1982, pág. 98.

  19. Elizabeth Haven Barlow, “Mother of Eight”, citado en Our Pioneer Heritage, comp. por Kate B. Carter, 19 tomos, Salt Lake City: Daughters of Utah Pioneers, 1967–1976; 19:321; véase también de Leonard J. Arrington y Susan Arrington Madsen, Sunbonnet Sisters, Salt Lake City: Bookcraft, 1984, pág. 24.

  20. Véase de B. H. Roberts, The Life of John Taylor, Salt Lake City: Bookcraft, 1963, pág. 47.

  21. History of the Church, 3:46.

  22. Oration Delivered by Mr. S. Rigdon on the 4th of July 1838, Far West: Journal Office, 1838, Departamento Histórico de la Iglesia, Salt Lake City, pág. 12.

  23. Los cuatro párrafos anteriores se tomaron de la obra de Allen y Leonard The Story of the Latter-day Saints, págs. 121–124.

Historia

Fecha

 

Acontecimientos importantes

Mediados de 1836

Los santos empiezan a establecerse en Far West.

26 de diciembre de 1836

Se crea el condado de Caldwell.

Noviembre de 1837

José Smith hace una visita breve a Far West.

14 de marzo de 1838

El Profeta llega a Far West para establecerse allí.

Mayo de 1838

Se funda Adán–ondi–Ahmán.

Junio de 1838

Se establece el pueblo de DeWitt.

19 de junio de 1838

Sidney Rigdon pronuncia su “Sermón de la sal”.

4 de julio de 1838

Sidney Rigdon pronuncia un discurso el día de la Independencia.

8 de julio de 1838

Se llama a cuatro Apóstoles nuevos y se recibe la revelación sobre la ley del diezmo.

Alexander W. Doniphan

Alexander W. Doniphan (1808–1887) nació en el estado de Kentucky, donde a los dieciocho años se graduó del Colegio Augusta. Más adelante estudió derecho y aprobó los exámenes para la práctica de la abogacía en los estados de Ohio y Misuri.

El 21 de diciembre de 1837 se casó con Elizabeth Jane Thornton; el matrimonio tuvo dos hijos varones, los cuales murieron en la infancia. Doniphan falleció en Richmond, Misuri, y fue sepultado en Liberty, donde había vivido durante muchos años.

Far West plat

Plano de Far West, hecho en cuero de oveja.

Cortesía del señor J. B. West, propietario del cuero de oveja, y de La Iglesia Reorganizada de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

Lyman Wight cabin

La segunda cabaña de troncos de Lyman Wight en el Valle de Adán–ondi–Ahmán. Wight nació el 9 de mayo de 1796, en Fairfield, Nueva York, y fue soldado en la guerra de 1812.

Lyman Wight fue bautizado por Oliver Cowdery en 1830, y fue consejero de John Smith, Presidente de la Estaca de Adán–ondi–Ahmán. En 1841 fue ordenado Apóstol, pero, por causa de su desobediencia, fue excomulgado de la Iglesia en 1848.

Elders’ Journal

Debido a las persecuciones, el Elders’ Journal fue publicado sólo dos veces en 1837, en Kirtland, Ohio. Luego se llevó a Far West, donde también se publicó dos veces. El último número apareció en agosto de 1838.

Elders’ Journal