CAPÍTULO CUARENTA Y SEIS
UN PERÍODO DE PRUEBAS Y DE PROGRESO
1Según el modelo que se había seguido durante casi cien años, el Quórum de los Doce Apóstoles se reunió al día siguiente del funeral del presidente Spencer W. Kimball y sostuvo al Apóstol de más antigüedad, Ezra Taft Benson, para presidir la Iglesia.
A la edad de ochenta y seis años, el presidente Benson fue ordenado Presidente de la Iglesia, cuarenta y dos años después de haber sido llamado para ser Apóstol; él llamó a Gordon B. Hinckley y a Thomas S. Monson como sus consejeros en la Primera Presidencia. Con cincuenta y ocho años, el presidente Monson era el hombre más joven que se había llamado para integrar la Primera Presidencia en más de cien años.
Cuando se anunció la nueva Presidencia, el presidente Benson hizo hincapié en que el propósito más importante de la Iglesia era traer personas a Jesucristo; y dijo: “Tengo el corazón lleno de intenso amor y compasión por todos los miembros de la Iglesia y por los hijos de nuestro Padre Celestial, dondequiera que estén. Amo a los hijos de nuestro Padre de todo color, credo y convicción política”2.
LA PREPARACIÓN DE UN PROFETA
Ezra Taft Benson nació en 1899, en la comunidad agrícola de Whitney, Idaho, y era el mayor de once hijos; le pusieron el nombre de su bisabuelo, que había integrado el Quórum de los Doce Apóstoles desde 1846 hasta 1869. Lo llamaban “T”, y desde los cuatro años empezó a trabajar en la granja; a los doce tomó sobre sus hombros mayor responsabilidad en el trabajo, pues su padre salió a cumplir una misión. Más adelante asistió al Colegio Universitario Agrícola del Estado de Utah, en Logan, donde conoció a su futura esposa, Flora Amussen; los dos jóvenes se casaron después de regresar de sendas misiones, él en Gran Bretaña y ella en las Islas Hawaianas.
El presidente Benson se graduó con honores en la Universidad Brigham Young y sacó la maestría en Economía Agrícola en la Universidad del Estado de Iowa. Después de regresar a Idaho, llegó a ser muy respetado como agente agrícola del condado, y más adelante como economista de extensión agrícola. También prestó servicio como presidente de estaca en Boise, la capital del estado. En 1939, se mudó a la ciudad de Washington para trabajar en el cargo de secretario ejecutivo del Consejo Nacional de Cooperativas Agrícolas, y allí fue llamado otra vez como presidente de estaca..
El presidente Benson recibió el llamamiento para integrar el Quórum de los Doce Apóstoles el mismo día que Spencer W. Kimball. En 1943, cuando ambos pasaron a ser Autoridades Generales, la Iglesia tenía 837.000 miembros y ciento cuarenta y seis estacas. En 1946, el élder Benson fue como presidente de misión a Europa, destrozada por la guerra, donde logró restablecer el contacto con los santos europeos, tratándolos con compasión, proveyendo suministros de bienestar a los miembros necesitados y volviendo a empezar la obra misional.
En 1952, el Presidente electo de los Estados Unidos, general Dwight D. Eisenhower, preguntó a los líderes de la Iglesia si sería posible que el élder Benson aceptara el nombramiento de Ministro de Agricultura en su gabinete. El presidente David O. McKay lo animó a aceptar el nombramiento y procedió a bendecirlo para que tuviera una visión clara, a fin de ver las necesidades de la nación, y que fuera intrépido para defender la Constitución de los elementos subversivos que amenazaban la libertad del país. Durante los ocho años siguientes el élder Benson fue ministro del gabinete presidencial de los Estados Unidos. En el desempeño de ese cargo, viajó más de 1.287.000 kilómetros, recorriendo cuarenta y cuatro países, en los que se ganó muchos amigos para la Iglesia con su ejemplo de devoción e integridad. Más tarde escribió un libro titulado “Cross Fire” en el que relató esos años en la política y las muchas oportunidades y experiencias que tuvo entonces.
En 1961 volvió a dedicarse por entero a sus deberes apostólicos únicamente. A mediados de los años sesenta, otra vez presidió la Misión Europea, y hacia fines de esa década presidió las misiones de Asia. En 1973 fue sostenido como Presidente del Consejo de los Doce, cargo que ocupó durante doce años.
El élder Mark E. Petersen, colega y amigo del Quórum de los Doce Apóstoles, describió las cualidades de líder del presidente Benson con estas palabras:
“Ha dirigido el quórum con gran eficiencia, constante inspiración y una continua corriente de amor por sus hermanos. Siempre le ha preocupado el bienestar de ellos; siempre ha tenido en cuenta sus intereses, junto con ‘lo mejor para el Reino’, al asignarles sus responsabilidades en las diversas partes del mundo.
“Su administración del Consejo de los Doce se ha caracterizado por una constante armonía”3.
VENIR A CRISTO
En 1985, el presidente Benson hizo una súplica especial a los miembros inactivos para que volvieran a Cristo. Como parte de un esfuerzo firme y constante por traer de regreso al redil a las ovejas perdidas, la Primera Presidencia escribió en su mensaje de Navidad de 1985: “Sabemos que hay algunos que están inactivos, otros que critican y tienen la tendencia a buscar defectos, y aquellos cuyos derechos se les han suspendido o que han sido excomulgados por transgresiones serias.
“Nos acercamos a todos con amor…
“…Vuelvan. Vuelvan y deléitense en la mesa del Señor, y saboreen otra vez los dulces y satisfactorios frutos de la hermandad con los santos”4.
EL LIBRO DE MORMÓN, LA CLAVE DE NUESTRA RELIGIÓN
El presidente Benson aconsejó a los Santos de los Últimos Días que leyeran el Libro de Mormón y lo emplearan como medio de ayuda para venir a Cristo. En casi todos sus discursos de Profeta, volvía a hacer hincapié en la importancia del Libro de Mormón; muchas veces citaba las palabras de José Smith cuando dijo: “ ‘Declaré a los hermanos que el Libro de Mormón era el más correcto de todos los libros sobre la tierra, y la clave de nuestra religión; y que un hombre se acercaría más a Dios por seguir sus preceptos que los de cualquier otro libro’ ”5.
El presidente Benson explicó que la Iglesia todavía estaba bajo la condenación de la que habló el Señor en 1831 por no utilizar el Libro de Mormón como es debido (véase D. y C. 84:54–57). Y agregó: “No sólo debemos hablar más sobre el Libro de Mormón sino que tenemos que utilizarlo más…
“…El Libro de Mormón no ha sido, ni es todavía, el núcleo de nuestro estudio personal, de lo que enseñamos a nuestra familia, de nuestra predicación ni de la obra misional. De esto tenemos que arrepentirnos”6.
La forma en que la gente respondió al ruego del presidente Benson fue inmediata y continua. Los santos, tanto jóvenes como viejos, aceptaron su desafío de leer y estudiar el Libro de Mormón. En 1986 se duplicó el número de volúmenes distribuidos alcanzando los tres millones de libros, quince por ciento de los cuales llevaban la foto y el testimonio de los miembros y se distribuían por medio del programa “El Libro de Mormón de familia a familia”7. El presidente Benson y su familia tomaron la delantera preparando “docenas de ejemplares del Libro de Mormón por mes”8. En la conferencia general de abril de 1987, él invocó al Señor para que bendijera a los santos “con un mayor deseo de inundar la tierra con Libros de Mormón”9.
Dos años más tarde pronunció un extraordinario discurso sobre el pecado del orgullo. Señaló que “uno de los mensajes principales del Libro de Mormón” es que fue el orgullo lo que causó la destrucción de los nefitas (véase Moroni 8:27; D. y C. 38:39). Y explicó: “En las Escrituras no hay nada que hable de un orgullo justo, sino que siempre se considera un pecado”, advirtiendo que la desobediencia, el egoísmo y la contención están entre los frutos fatídicos del orgullo; y enseñó a los santos que “su antídoto es la humildad, la mansedumbre, la docilidad (véase Alma 7:23). Es el corazón quebrantado y el espíritu contrito”10.
CONSEJO A LAS FAMILIAS
Durante todo su ministerio en la Iglesia, el presidente Benson escribió y habló con frecuencia sobre la solidaridad familiar y las formas en que los miembros de la familia podrían cumplir las responsabilidades que habían recibido de Dios, aun en medio de la iniquidad que los rodeaba. En la conferencia general de octubre de 1985, el presidente Benson exhortó a los hombres de la Iglesia a magnificar su llamamiento de padres siguiendo, como guía, el ejemplo de los padres justos del Libro de Mormón.
Más tarde, siendo ya Presidente de la Iglesia, Ezra Taft Benson dirigió mensajes precisos a los jóvenes, a las mujeres jóvenes y a las madres de la Iglesia, y volvió a hablar a los hombres de la Iglesia que eran padres.
En la sesión del sacerdocio de la conferencia general de abril de 1986 el Profeta dijo a los hombres jóvenes: “Vosotros seréis las huestes reales del Señor en los últimos días”; les aconsejó acercarse más a su madre y obedecer al padre, emulando sus buenas cualidades; les rogó que leyeran diariamente las Escrituras y meditaran sobre ellas, especialmente el Libro de Mormón; aconsejó a todo joven obtener la bendición patriarcal, asistir a las reuniones, participar en el programa Scout, asistir a Seminario y prepararse de toda forma digna para el servicio misional. Les dijo: “El Señor desea que todos los jóvenes varones sirvan en una misión, pero en la actualidad sólo una quinta parte de los jóvenes de la Iglesia en edad de hacerlo están cumpliendo una misión regular. Esto no agrada al Señor; podemos mejorar; debemos mejorar”11.
Seis meses después, el presidente Benson dijo a las mujeres jóvenes de la Iglesia: “…denme una jovencita que ame su hogar y a su familia, que lea las Escrituras diariamente y medite sobre ellas, que tenga un testimonio ardiente del Libro de Mormón… Denme una jovencita que sea virtuosa y que haya mantenido su pureza personal, que no se conforme con menos que un matrimonio en el templo, y yo les daré una jovencita que hará milagros para el Señor, ahora y en las eternidades”12. En muchas otras oportunidades, el presidente Benson habló a grupos numerosos de jóvenes expresando su amor por ellos y exhortándolos a atesorar el Libro de Mormón y a llevar una vida honorable y virtuosa.
El 22 de febrero de 1987, en una charla fogonera para los padres que se transmitió por la red de satélite de la Iglesia, el presidente Benson se dirigió a las madres de Sión, enseñando lo siguiente: “…Y tampoco hay labor más noble que la que lleva a cabo una buena madre que ama a Dios…
“Jóvenes casados, puesto que ustedes son compañeros y asociados de nuestro Padre Celestial en la Creación, con todo mi corazón les aconsejo no posponer la llegada de sus hijos al mundo”. Explicó entonces que la manera en que el Señor manda criar a los hijos es completamente diferente de la que tiene el mundo. Al mismo tiempo que reconoció que hay circunstancias que exigen a algunas hermanas que trabajen fuera de su hogar, no obstante, el Profeta reafirmó el hecho de que las mujeres de la Iglesia “ ‘tienen el derecho de recibir sostén de sus maridos’ (D. y C. 83:2)… siempre la Iglesia ha aconsejado a las madres quedarse en su hogar criando a sus hijos y cuidándolos”. Además, dio a las madres consejos sobre las mejores maneras de pasar tiempo con sus hijos13.
En la sesión del sacerdocio de la conferencia general de octubre de 1987, el presidente Benson se dirigió a los hombres de la Iglesia que son padres: “Padres, ustedes tienen un llamamiento eterno del que nunca serán relevados: el de ser padres. Los llamamientos en la Iglesia son muy importantes, pero siempre se dan por un período de tiempo y después se releva a la persona. Por el contrario, el llamamiento de padre es eterno y su importancia trasciende el tiempo. Es un llamamiento por esta vida y por toda la eternidad…
“Quisiera sugerir dos de las responsabilidades básicas de todo padre en Israel.
“Primero, tienen el sagrado deber de satisfacer las necesidades materiales de la familia…
“Segundo, tienen la sagrada responsabilidad de ser los líderes espirituales de la familia”14.
ALGUNOS ASUNTOS DE ACTUALIDAD
El presidente Gordon B. Hinckley, de la Primera Presidencia, consciente de que las familias de la Iglesia enfrentan muchos asuntos penosos, habló en la sesión del sacerdocio, de la conferencia general de abril de 1987 sobre el tema del SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia adquirida).
Dijo que el SIDA “es una plaga muy grande diseminándose por el mundo…
“Nosotros, al igual que muchos, esperamos que los descubrimientos médicos hagan posible tanto la prevención como la cura de esta terrible enfermedad. Pero, así se cumpla o no este deseo, la observancia de una regla claramente definida y divinamente otorgada podría hacer más en favor de controlar esta epidemia que cualquier otra cosa. Me refiero a la castidad antes del matrimonio y a la completa fidelidad conyugal…
“…nuestra preocupación por el fruto amargo del pecado va acompañada de mucha compasión por sus víctimas, tanto inocentes como culpables”15.
En 1988 la Primera Presidencia publicó otra declaración sobre el SIDA reafirmando las palabras del presidente Hinckley, y agregó: “Los miembros de la Iglesia deben demostrar compasión a los enfermos de SIDA. Expresamos gran amor y conmiseración por todas las víctimas, pero en particular por los que han contraído el virus por medio de transfusiones de sangre, por los pequeñitos cuya madre se lo han transmitido, y por las personas inocentes que se han contagiado de su cónyuge. En el plan eterno del Señor, los que tienen que soportar ese sufrimiento, ese dolor y esa injusticia sin culpa alguna recibirán bendiciones compensadoras mediante la infinita misericordia del Señor…
“El Señor no ha dejado a la humanidad sin una guía clara con respecto a los asuntos que afectan nuestra felicidad. Esa guía es la castidad antes del matrimonio, la fidelidad total en el matrimonio, la continencia de toda relación homosexual, la abstinencia de las drogas ilegales y una reverencia por el cuerpo, que se debe cuidar porque es ‘el templo de Dios’ (1 Cor. 3:16)”16.
La Primera Presidencia habló también sobre las loterías, otro asunto moral de actualidad. En muchos países del mundo y en la mayoría de los estados de los Estados Unidos, así como en muchos otros países, se ha legalizado la lotería o se considera la posibilidad de legalizarla. Las Autoridades Generales se han apresurado a amonestar a los miembros de la Iglesia para que se opongan a ese juego en las respectivas localidades donde vivan. La Primera Presidencia explicó lo siguiente: “En la mayoría de los casos, la lotería sólo empeora el problema de los que están en desventaja económica sacándoles dinero y no dándoles nada de valor a cambio. Los pobres y los ancianos se convierten en víctimas de las artimañas que se utilizan para inducirlos a comprar billetes de lotería”17.
En octubre de 1985, el caso de las bombas de Mark Hofmann en Salt Lake City fue un asunto de interés público muy inusitado que afectó a la Iglesia. Desde 1980, Hofmann había vendido, donado o intercambiado a la Iglesia varios documentos, afirmando que estaban relacionados con sucesos históricos de los mormones; algunos habían estado sujetos a mucha publicidad, como la “Transcripción de Anthon”, que se suponía era el documento que Martin Harris le había mostrado a Charles Anthon, y una carta que, según se alegaba, había escrito Martin Harris a William W. Phelps (la “carta de la salamandra”) y que contenía la afirmación falsa de que José Smith había estado envuelto en cuestiones de magia y en la búsqueda de tesoros. Luego, en octubre de 1985, sendas bombas de fabricación casera quitaron trágicamente la vida a dos personas inocentes; al día siguiente, explotó otra bomba que lesionó seriamente a Mark Hofmann.
Después de un año de intensa publicidad en la prensa con respecto a los documentos, a la negociaciones con éstos y a las bombas, Hofmann fue acusado, y, como parte de un acuerdo de reducción de pena, confesó haber falsificado los documentos y cometido ambos asesinatos para causar confusión con respecto a sus tratos fraudulentos; se le condenó a prisión en la Penitenciaría del Estado de Utah. El élder Dallin H. Oaks, del Consejo de los Doce, explicó: “Esas falsificaciones y las mentiras que las acompañaron provenían de la intención que tenía su autor de cambiar la historia de los comienzos de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días”.
Desde el principio, los líderes de la Iglesia habían expresado sus reservas en cuanto a los documentos. “El presidente Gordon B. Hinckley advirtió repetidas veces que la Iglesia no sabía si esos documentos eran auténticos”, comentó el élder Oaks…
18En un simposio del SEI el élder Oaks dijo: “Los medios de comunicación en particular tienen la propensión a publicar información errónea sobre los hechos, incluso sobre noticias históricas que se basan en lo que yo llamo equívocos científicos. Esa propensión se aplica obviamente a documentos recientemente descubiertos cuya autenticidad hay que juzgar después de una evaluación de la letra manuscrita, el papel, la tinta, etc. Los lectores debemos ser escépticos en cuanto a la legitimidad de dichos documentos, especialmente cuando no se está seguro de dónde se han encontrado ni de quién los tuvo en su posesión durante ciento cincuenta años. Recién descubiertos, los documentos de importancia histórica pueden ser extremadamente valiosos; por lo tanto, para aquellos que los tienen en su poder existe un fuerte incentivo en afirmar y probar su autenticidad”19.
Al terminar el juicio de Hofmann, el Departamento de Comunicaciones Públicas de la Iglesia publicó una declaración que, entre otras cosas, decía lo siguiente:
“Extendemos nuevamente nuestras sinceras condolencias a las familias y amistades de aquellos cuya vida se ha visto tan profundamente afectada por la explosión de esas bombas y los sucesos de los últimos meses relacionados con ellas. Tenemos la esperanza de que se acelere el proceso de consuelo para los que han sufrido estas tragedias…
“Igual que otros coleccionistas de documentos por toda la nación, la Iglesia ha confiado en autoridades competentes para la adquisición de documentos y, con los demás, ha sido víctima de actividades fraudulentas que han salido a luz ahora en un tribunal”20.
CAMBIOS EN EL SACERDOCIO Y UNA NUEVA DIRECCIÓN PARA LA IGLESIA
En octubre de 1986, el presidente Ezra Taft Benson anunció que se iban a suspender los quórumes de los setenta en las estacas; se les dijo a los setentas que pasaran a formar parte del quórum de élderes del barrio que les correspondiera, y se instruyó a los presidentes de estaca para que “determinara cuáles de esos hermanos deberían ordenarse al oficio de sumos sacerdotes”21. Hasta ese entonces, había muchos miembros que pensaban que sólo los setenta debían ocuparse de la obra misional; pero con la nueva norma, se recibieron instrucciones de mejorar la fuerza misional de la estaca y dar participación a todos los miembros de la Iglesia en el programa misional. Estos cambios se hicieron “para dar un ímpetu renovado a la obra misional en todas las estacas de la Iglesia”22. Con la disolución de los quórumes locales de setentas, el único que iba a continuar funcionando en la Iglesia era el Primer Quórum de los Setenta, compuesto solamente de Autoridades Generales.
Los líderes de la Iglesia siguieron recalcando que hacían falta más misioneros. Se encargó a los líderes del sacerdocio que oraran sobre cada uno de los jóvenes élderes dignos y cada matrimonio de edad mayor, y que les extendieran llamamientos del Señor para participar en el servicio misional. Las Autoridades Generales aconsejaron también que se llamara como líderes a adultos entusiastas que ayudaran a preparar a los jóvenes para entrar al campo misional, a fin de que aumentara el porcentaje de jóvenes adecuados para prestar servicio cuando les llegara el momento.
Además, se dio al obispo mayor responsabilidad en la coordinación de las labores de reactivación. El élder Marvin J. Ashton, del Quórum de los Doce Apóstoles, dijo: “El obispo debe levantarse de la silla de su oficina y salir a buscar a las ovejas perdidas”23. Se encargó a los obispos que tuvieran todas las semanas reuniones del comité ejecutivo del sacerdocio y del consejo de barrio que se concentraran “en la gente más que en los programas, los calendarios de reuniones y las actividades. Para ello se requiere hacer menos hincapié en ‘administrar’ y más hincapié en ‘ministrar’ ”. También se recomendó a los obispos que utilizaran las reuniones del sacerdocio de barrio para capacitar a los hermanos poseedores del sacerdocio en sus deberes como pastores del rebaño24.
El programa de orientación familiar, que se había mejorado en 1964, cuando todavía era “enseñanza de barrio”, durante el surgimiento de la época de correlación que hubo en la Iglesia, se volvió a destacar como el mejor medio de llegar hasta los miembros menos activos. En donde fuera apropiado, se llamó a los sumos sacerdotes —que habían madurado mediante largos años de servicio en la Iglesia— para hermanar a los futuros élderes menos activos y a su familia por medio de la orientación familiar. El presidente Benson presentó este cometido a los maestros orientadores:
“No se conformen con la mediocridad en este grandioso programa del sacerdocio llamado orientación familiar. Sean excelentes maestros orientadores en todo aspecto de la obra; sean verdaderos pastores de su rebaño…
“Recuerden que, en lo que respecta a la orientación familiar, tanto la calidad como la cantidad son esenciales para ser un maestro orientador eficaz…”25.
LA GENEALOGÍA RECIBE EL NUEVO NOMBRE DE HISTORIA FAMILIAR
En 1987, la Iglesia cambió el nombre de su programa de Genealogía a Historia Familiar. Más tarde, el élder Russell M. Nelson comentó lo siguiente: “…Cada vez hay más personas que se entusiasman por descubrir sus raíces, y la Iglesia hace todo lo posible por ayudarles. La Iglesia ha adoptado el término Historia familiar para animar a todos los miembros a hacer investigación, especialmente a los que puedan sentirse intimidados por la palabra genealogía”26. Se llamó a consultores de historia familiar en cada barrio a fin de que los santos tuvieran a su disposición alguien que les ayudara; se dio a conocer un nuevo lema: “Lleva un antepasado al templo”27.
El uso cada vez más popular de la computadora dio como resultado grandes progresos en la historia familiar. En 1984 la Iglesia puso a disposición el Archivo personal de antepasados, un programa de computadora (“software”) para utilizar en computadoras personales, lo que permitía a la gente organizar e imprimir sus registros de historia familiar, compartir electrónicamente los datos y enviar información en discos para hacer la obra del templo o para el Archivo de antepasados de la Iglesia.
En los centros locales de historia familiar (previamente llamados bibliotecas genealógicas locales), las computadoras ayudaban a los usuarios a encontrar más rápidamente la información deseada. En 1990 la Iglesia envió a sus más de mil quinientos centros un juego de discos compactos, cada uno con hasta cinco millones de nombres, o sea, el equivalente a 320.000 páginas de información. Este programa de “Family Search”MR contenía el Índice Genealógico Internacional, el Archivo de Antepasados y un catálogo de la Biblioteca de Historia Familiar de Salt Lake City. Unos años más tarde, surgió otro programa de computadora, el “Temple Ready”, con el que los miembros de la Iglesia podían tener en el centro de historia familiar local los nombres aprobados inmediatamente para la obra de ordenanzas del templo.
LAS CELEBRACIONES DE ANIVERSARIOS
Además de la obra del templo, los miembros de la Iglesia han honrado a sus antepasados con celebraciones de aniversarios para conmemorar acontecimientos importantes de la historia de la Iglesia. En 1987 la Iglesia celebró cuatro de esos aniversarios. El primero fue en reconocimiento de las labores pioneras de los santos que se establecieron en la ciudad de Cardston, Alberta, Canadá. En 1886, Charles Ora Card, presidente de la Estaca Cache, había recibido del presidente John Taylor la asignación de ir hacia el norte a buscar un lugar de refugio y asilo; ese mismo año el hermano Card fue a Canadá y regresó con un informe favorable de las perspectivas; luego, a principios de la primavera de 1887, volvió para establecer allá una colonia permanente.
Como tributo a la contribución que hicieron los colonos Santos de los Últimos Días en el oeste de Canadá, la Universidad de Alberta auspició una conferencia de tres días con el tema “La presencia de los mormones en Canadá”. La conferencia tuvo lugar del 6 al 9 de mayo de 1987, y en ella participaron tanto miembros de la Iglesia como otros que no lo eran. El 1º de agosto de ese año, el presidente Ezra Taft Benson tuvo el honor de dirigir el desfile en Cardston, conmemorando el centenario de la población; al día siguiente, el Profeta dirigió la palabra a siete mil personas que se reunieron en los jardines del hermoso Templo de Cardston, Alberta.
La conmemoración del aniversario de la inauguración de la obra misional en las Islas Británicas recibió mucha publicidad en los medios de comunicación tanto de Estados Unidos como de Gran Bretaña. El presidente Gordon B. Hinckley, hablando en la Universidad Brigham Young, relató cómo había llegado el élder Heber C. Kimball a los muelles de Liverpool, Inglaterra, a mediados de julio de 1837, y había saltado con entusiasmo los casi dos metros que lo separaban de la costa; tres días después estaba en Preston, donde comenzó una maravillosa cosecha de almas, cosecha que ha tenido un efecto asombroso en la historia de la Iglesia: a través de los años, cerca de cien mil conversos emigraron desde Gran Bretaña para congregarse con la Iglesia en los Estados Unidos. Pero no todos los santos británicos se mudaron a Estados Unidos, y en 1987 las Islas Británicas ya tenían 140.000 miembros distribuidos en cuatrocientos barrios y ramas.
Con el fin de honrar la obra de los primeros misioneros y miembros, la Iglesia auspició una serie de acontecimientos. Ofreció un banquete de aniversario, llevó a cabo varias conferencias de área y dedicó ocho monolitos conmemorativos para señalar importantes sitios históricos de la Iglesia en toda Gran Bretaña. La combinación de reuniones, convenciones históricas y extensa publicidad en los medios de comunicación de la Iglesia y públicos contribuyeron a que hubiera una idea más clara de la lucha y de los éxitos de aquellos primeros misioneros y miembros británicos.
Desde el 24 de julio al 1º de agosto de 1987 el espectáculo del cerro de Cumorah se llevó a cabo en dicho lugar, cerca de Palmyra, Nueva York, lo cual conmemoró los cincuenta años desde que el presidente Don B. Colton, de la Misión de los Estados del Este, organizó un comité para poner en escena un espectáculo. Las producciones anuales atrajeron a cientos de miles de personas a partir de entonces. El espectáculo de 1937 se llamó “América testifica de Cristo”, y tenía un elenco de aproximadamente setenta personas; cincuenta años después, la producción cuenta con un elenco de seiscientos artistas y un equipo técnico de cincuenta personas. En 1998 se calcula que hubo una asistencia de alrededor de cincuenta mil espectadores, entre miembros y personas que no eran miembros de la Iglesia28.
En el año 1987, los Santos de los Últimos Días de los Estados Unidos se unieron a sus coterráneos para celebrar el bicentenario de la Constitución nacional. Los líderes de la Iglesia hicieron recordar a los santos que Doctrina y Convenios afirma el origen inspirado de los principios de la Constitución (véase D. y C. 98:6; 101:80; 109:54), y los exhortaron a tener una participación activa en esta conmemoración nacional. Por todo el país, los barrios y las estacas presentaron obras teatrales dramáticas y musicales, piezas cortas, bailes conmemorativos, picnics al estilo antiguo y otras actividades para celebrar los valores que enseña la Constitución. La Iglesia también publicó y distribuyó un folleto titulado “101 formas de celebrar el bicentenario”.
La Primera Presidencia llamó al élder L. Tom Perry, del Quórum de los Doce Apóstoles, y a los élderes Robert L. Backman y Hugh W. Pinnock, de la Presidencia del Primer Quórum de los Setenta, para integrar un comité que organizara la participación de la Iglesia en las festividades del bicentenario29. El presidente Benson aprovechó varias oportunidades para hablar o escribir sobre el amor que sentía por la Constitución y exhortar a la gente a que la estudiara.
Para tomar una parte más activa en las celebraciones del bicentenario, los coros de la Iglesia participaron en varios acontecimientos públicos de importancia; en julio de 1987, el Coro de trescientas cincuenta voces y la Sinfónica de la Juventud Mormona, representaron al estado de Utah con una serie de cinco conciertos por los estados del Este, en los cuales hubo una numerosa asistencia. El mismo concierto se presentó el 17 de septiembre en el Tabernáculo de Salt Lake City, que estaba lleno. Ese mismo día, el Coro del Tabernáculo cantó en una presentación que se televisó a toda la nación, “We the People, 200 Constitution Gala” [“Gala de la Constitución, 200. Nosotros, el pueblo”], transmitida desde la Sala de Convenciones de la ciudad de Filadelfia, Pennsylvania. Esa mañana, al comenzar el desfile, el coro cantó también el Himno Nacional frente a la Sala de la Independencia de Filadelfia.
SE EXPANDE LA ORGANIZACIÓN ADMINISTRATIVA
En 1987 la Iglesia creó cuatro áreas geográficas nuevas, lo que llevó a diecisiete el total de áreas; ocho estaban en los Estados Unidos o Canadá y nueve en otros países30. Este cambio hizo que las Presidencias de Área pudieran asumir gran parte de la responsabilidad que había recaído antes en la Misión Internacional, la cual se discontinuó ese mismo año31.
El incremento en el número de miembros de la Iglesia y el aumento de las áreas llevó una carga mayor de responsabilidad sobre los hombros de las Autoridades Generales. En la conferencia general de abril de 1989, la Primera Presidencia anunció la creación del Segundo Quórum de los Setenta “por motivo del acelerado y continuo crecimiento de la Iglesia”. En 1984 se había llamado a algunos miembros de los Setenta para prestar servicio por un período limitado de tres a cinco años. En 1989, la Primera Presidencia anunció: “Las Autoridades Generales que estén actualmente sirviendo por un período de cinco años pasarán a formar parte del Segundo Quórum de los Setenta. Según sea necesario, se llamará a otros hermanos para que sirvan en dicho quórum, los que servirán como Setentas y como Autoridades Generales, también por período de cinco años”32. De acuerdo con las instrucciones del Señor en una revelación recibida en 1835 (D. y C. 107:95), los siete presidentes del Primer Quórum de los Setenta presiden el nuevo quórum. En esa oportunidad se sostuvo a un total de cuarenta y dos hermanos, incluso los siete presidentes, como miembros del Primer Quórum, y a treinta y seis como miembros del Segundo Quórum. Este hecho caracteriza la capacidad que tiene la organización revelada de la Iglesia de expandirse a fin de adaptarse a su constante crecimiento.
SE ABREN PUERTAS EN EUROPA ORIENTAL
Durante muchos años el presidente Ezra Taft Benson había hablado a menudo de la amenaza del “comunismo ateo”, por lo que parece apropiado que la dominación comunista en la Europa Oriental haya llegado a su fin en los días en que él era Presidente. Muchos años antes los líderes de la Iglesia habían previsto esos extraordinarios acontecimientos ocurridos a fines de la década de 198033.
En 1975 el élder Thomas S. Monson había ofrecido una oración dedicatoria en la República Democrática Alemana (Alemania Oriental). De pie en la saliente de una roca frente al río Elba, había suplicado la “ayuda divina” para los cuatro mil santos fieles que vivían en esa región, para que pudieran disfrutar también de las bendiciones del templo. “Amado Padre, permite que este sea el comienzo de un nuevo día para los miembros de tu Iglesia en esta tierra”, rogó. En ese momento se oyeron el canto de un gallo y el repicar de las campanas de una iglesia en el valle, y se vio un rayo de sol atravesando las nubes que cubrían el cielo. Todo auguraba ciertamente la aurora de un nuevo día34.
En 1985, diez años después de la oración dedicatoria del presidente Monson, se dedicó el Templo de Freiberg, Alemania, en la República Democrática Alemana. Ese primer templo que hubo detrás de la cortina de hierro se edificó después de las pacientes y persistentes negociaciones de los líderes de la Iglesia en Alemania Oriental con los dirigentes del gobierno comunista.
En 1987 Mikhail Gorbachev, Primer Ministro de la URSS, promulgó reformas y un incremento de glásnot (una política más abierta). La atmósfera política fue haciéndose más favorable para el reconocimiento y la expansión de la Iglesia en la parte central y oriental de Europa.
El 28 de octubre de 1988, el presidente Thomas S. Monson, como miembro de la Primera Presidencia, participó en una importante reunión que condujo a la apertura de Alemania Oriental para la obra misional y también abrió a los santos de esa región la oportunidad de recibir llamamientos para cumplir misiones. Él y sus acompañantes se reunieron con Erich Honecker, jefe del gobierno comunista en Alemania Oriental, y el presidente Monson describió la ocasión de esta manera: “Esa mañana tan especial el sol resplandecía sobre la ciudad de Berlín. Había llovido toda la noche, pero ahora la belleza reinaba por doquier”. Con todos sentados alrededor de una gran mesa, el señor Honecker comenzó, diciendo: “Sabemos que los miembros de su Iglesia creen en el trabajo, y lo han demostrado; sabemos que creen en la familia, y lo han demostrado. Hemos observado que son buenos ciudadanos en cualquier país donde residan. Ahora, ustedes tienen la palabra; expresen sus deseos”.
El presidente Monson le explicó que, a pesar de que más de 89.000 personas habían asistido a la recepción al público que se había realizado para mostrar el Templo de Freiberg, la Iglesia todavía no tenía allí misioneros que contestaran a las preguntas de la gente. Y agregó: “…Los jóvenes que nos gustaría que vinieran a su país como representantes misioneros amarían a su nación y a su pueblo, y, más que nada, dejarían aquí una influencia ennoblecedora. También nos gustaría ver a los jóvenes de su país, que son miembros de nuestra Iglesia, servir como representantes misioneros en muchas naciones, tales como los Estados Unidos, Canadá y muchos más países. Con eso, regresarán mejor preparados para asumir posiciones de responsabilidad en su propia tierra”.
El presidente Honecker sonrió y respondió: “Sabemos quiénes son y confiamos en ustedes. Las experiencias que hemos tenido con ustedes han sido positivas… su petición con respecto a los misioneros queda aprobada”35.
En noviembre de 1989 se permitió, por primera vez en muchas décadas, que las personas anduvieran libremente entre Berlín Occidental y Oriental; pronto se destruyó el infame Muro de Berlín y en menos de un año cayeron los regímenes comunistas de Alemania Oriental y de otros países europeos. Esos cambios abrieron las puertas para la diseminación del Evangelio y, en el verano de 1990 [mediados de año], se abrieron misiones en Polonia, Checoslovaquia y Hungría, que habían sido países comunistas36.
En 1990, Yuri Dubinin, el embajador soviético en los Estados Unidos, viajó al estado de Utah donde se reunió con líderes de la Iglesia, visitó la Universidad Brigham Young y el Centro de Capacitación Misional, y hasta habló en una conferencia de estaca. Expresó agradecimiento por la ayuda que la Iglesia había enviado después de un terremoto reciente, y habló de la esperanza de que los pueblos pudieran unirse para resolver los problemas nuevos que el mundo enfrentaba. “Estamos convencidos de que la clave consiste en reconocer la prioridad de los valores humanos universales”, dijo. “Es imposible edificar un mundo nuevo sirviéndose sólo de los gobiernos; es indispensable la participación directa de la gente”37.
Para entonces ya había comenzado la obra misional en la URSS, aunque en forma muy limitada. Una cantidad de ciudadanos soviéticos se habían convertido a la Iglesia mientras vivían en el extranjero, especialmente en Finlandia. Al fin, la Misión de Finlandia Helsinki recibió autorización para enviar representantes que visitaran a esos miembros y les enseñaran. Se formaron ramas en Tallin, Estonia, y en Víborg y Leningrado (que después fue San Petersburgo), Rusia. Con el fin de supervisar la obra en Rusia, en el verano de 1990 se formó la Misión de Finlandia Helsinki Este, con Gary L. Browning, profesor de ruso en la UBY, como presidente. Al principio, sólo se permitía la entrada al país de los misioneros con visa de turistas y por unas pocas semanas cada vez. Durante una visita que hizo a la rama de Víborg, el presidente Browning se sintió muy conmovido al oír a seis hermosas niñitas cantando “Soy un hijo de Dios” en ruso. Él lo describió así: “El canto era angelical, y también lo eran sus caritas radiantes, con grandes sonrisas. Mientras las contemplaba y escuchaba embelesado, el corazón se me llenó de ‘hosannas’ por la bendición de aquel día tan largamente esperado”38. En setiembre, la Rama de Leningrado fue la primera unidad de la Iglesia registrada oficialmente en la Unión Soviética.
En junio de 1991, la Iglesia dio un histórico paso adelante en Europa Oriental. Durante una gira de tres semanas por Europa el famoso Coro del Tabernáculo dio conciertos en Hungría, Checoslovaquia, Polonia y la Unión Soviética, los cuales también se transmitieron por radio y televisión en esos países. Después de la presentación del coro en el Teatro Bolshoi, de Moscú, se hizo el anuncio de que la Iglesia estaba ya oficialmente reconocida en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas40. Al año siguiente, se organizaron las tres primeras misiones en lo que había sido la Unión Soviética: San Petersburgo (anteriormente Leningrado) y Moscú, ambas en Rusia; y en Kíev, Ucrania.
EL PRESIDENTE EZRA TAFT BENSON
La administración del presidente Ezra Taft Benson se caracterizó por el renovado énfasis que se dio al hecho de que los santos se esforzaran por utilizar mejor el Libro de Mormón a fin de entender y cumplir sus respectivas funciones en la tierra. Fue un período de pruebas y progreso, así como de reflexión en cuanto a los acontecimientos que tuvieron lugar en esta dispensación y que afectaron tan profundamente la vida de los Santos de los Últimos Días.
Historia Fecha |
Acontecimientos importantes |
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29 de junio de 1985 |
Se dedica el Templo de Freiberg, Alemania. |
10 de noviembre de 1985 |
Se aparta a Ezra Taft Benson como décimotercer Presidente de la Iglesia. |
Diciembre de 1985 |
La Primera Presidencia publica un mensaje de Navidad rogando a los miembros apartados que regresen a la Iglesia. |
1986 |
El número de miembros de la Iglesia llega a seis millones. |
Octubre de 1986 |
Se disuelven los quórumes de setentas en las estacas; se envían instrucciones para fortalecer las misiones de estaca. |
Agosto de 1987 |
El Departamento de Genealogía recibe el nombre nuevo de Departamento de Historia Familiar. |
Septiembre de 1987 |
Se discontinúa la Misión Internacional, cuyas funciones pasan a ser responsabilidad de las Presidencias de Área. |
28 de octubre de 1988 |
Se recibe autorización para enviar misioneros a Alemania Oriental comunista y llamar misioneros de allí. |
1989 |
El número de miembros de la Iglesia llega a siete millones. |
1 de abril de 1989 |
El presidente Benson amonesta a los miembros sobre el orgullo. Se organiza el Segundo Quórum de los Setenta. |
16 de Mayo de 1989 |
Se dedica el Centro de la Universidad Brigham Young en Jerusalén. |
Noviembre de 1989 |
Cae el Muro de Berlín. |
Abril de 1990 |
El embajador de la Unión Soviética visita Utah. |
Verano de 1990 |
Se abren misiones en Polonia, Checoslovaquia y Hungría. La misión de Finlandia Helsinki Este supervisa la obra en la Unión Soviética. |
Junio de 1991 |
El Coro del Tabernáculo da conciertos en Europa Oriental; la República Rusa reconoce a la Iglesia. |