CAPÍTULO VEINTISÉIS
LOS PIONEROS MARCHAN HACIA EL OESTE
Mientras los Santos de los Últimos Días que estaban en Winter Quarters y a lo largo del camino en Iowa pasaban el invierno de 1846 a 1847 haciendo planes para la importante jornada que iban a emprender la primavera siguiente, otros tres grupos de miembros se hallaban ya camino hacia el Oeste: el Batallón Mormón, los miembros de los estados del Este que habían zarpado en el barco Brooklyn, y otro pequeño grupo conocido como “los santos de Misisipí”.
LA MARCHA DEL BATALLÓN MORMÓN
El capitán James Allen, del Ejército de los Estados Unidos, fue promovido a teniente coronel después de conseguir las cinco compañías de voluntarios mormones para el ejército. El 21 de julio de 1846, quinientos cuarenta y un soldados, treinta y cinco mujeres (de las cuales veinte iban como lavanderas) y cuarenta y dos niños salieron bajo su dirección en la marcha hacia Fort Leavenworth; antes de partir, los oficiales, todos seleccionados por los líderes de la Iglesia, se reunieron en privado con los Apóstoles, y éstos les prometieron que si eran fieles permanecerían con vida. El sargento William Hyde comentó que se les había amonestado “a recordar sus oraciones, a asegurarse de que se respetara el nombre de la Deidad y a observar estrictamente la virtud y la pureza. [Se instruyó a las tropas] a que trataran con bondad a sus semejantes… y que nunca quitaran la vida a nadie si podían evitarlo”1.
La partida del Batallón Mormón causó aflicción a muchas personas; el sargento Hyde, que dejaba a su esposa y sus dos niños pequeños con parientes ancianos, dijo: “Sólo Dios sabía cuándo volveríamos a vernos; sin embargo, no queríamos quejarnos”2. Drusilla Hendricks, cuyo esposo había sido herido en la batalla del río Crooked, en Misuri, no quería que el hijo mayor, William, se alistara en el batallón, pero la voz del Espíritu la convenció de lo contrario. La mañana en que el batallón partió, se sentía tan afligida que no quiso acompañar al esposo para despedirse de su hijo; en lugar de ello, se fue a ordeñar las vacas y a orar por la seguridad de William. Después, escribió lo siguiente: “Entonces, una voz… me contestó, diciendo: ‘Se hará contigo como se hizo con Abraham cuando ofreció a Isaac en el altar’. Ni siquiera sé si ordeñé o no, porque sabía que el Señor me había hablado”3.
Los nuevos reclutas marcharon 320 km por la orilla este del río Misuri y luego cruzaron el río hasta Fort Leavenworth, adonde llegaron el 1º de agosto de 1846; allí se les entregaron provisiones, armas y cuarenta y dos dólares a cada hombre para comprar ropa ese año. El pagador del fuerte se asombró al ver que todos los hombres firmaban el nombre en la planilla de pagos; sólo un tercio de los voluntarios a quienes había pagado antes sabía leer y escribir. Parley P. Pratt y otros a quienes la Iglesia había mandado con ese propósito colectaron parte del dinero, que se utilizó para mantener a las familias de los reclutas que habían quedado atrás, para ayudar a sacar a los pobres de Nauvoo y para contribuir al sostén de Parley P. Pratt, John Taylor y Orson Hyde, que fueron de misioneros a Inglaterra.
El regimiento del general Stephen W. Kearny ya había salido en junio hacia Santa Fe, con la intención de conquistar Nuevo México para los Estados Unidos. El Batallón Mormón debía seguirlo para tomar parte en las operaciones militares si era necesario. El batallón estuvo en Fort Leavenworth durante dos semanas, pues el tiempo estaba muy cálido y muchos de los hombres fueron atacados de fiebres; su comandante, el capitán Allen, cayó gravemente enfermo y no pudo acompañarlos cuando empezaron la marcha, por lo que el capitán Jefferson Hunt, que era el oficial mormón que le seguía en rango, tomó provisoriamente el mando de las tropas. Unas dos semanas después de partir del río Misuri, se enteraron de la muerte del capitán Allen, lo cual dejó muy tristes a los hombres, que habían llegado a admirarle por su benevolencia.
Los oficiales mormones querían que el capitán Hunt siguiera al mando y enviaron una carta al presidente Polk solicitando que lo nombrara comandante; pero el teniente A. J. Smith, del ejército de los Estados Unidos, ya estaba en camino para asumir el mando del batallón. “El nombramiento de Smith, aun antes de que se conociera su carácter, causó entre los miembros del batallón una consternación mayor que la que les había provocado la muerte del capitán Allen”, escribió Daniel Tyler, historiador del batallón4.
El teniente Smith comenzó una marcha rápida para Santa Fe, con la esperanza de llegar antes de que el general Kearny saliera para California. Esto se les hizo muy difícil a los soldados y más aún a las mujeres y los niños a quienes se les había permitido acompañar al batallón; con la presión continua de andar rápidamente, los hombres tenían muy poco descanso y los más cansados se quedaban muchas veces atrás, llegando al campamento horas después que los demás. Peor todavía que la apresurada marcha era la atención del doctor militar George B. Sanderson, de Misuri; parecía que no le gustaban los mormones, y con frecuencia forzaba a los enfermos a tomar calomelos y arsénico como remedio, dándoles a todos la dosis con la misma cuchara herrumbrada. Los hombres tenían razón al referirse a él como el “curandero de minerales” y “doctor Muerte”. William L. McIntire, un buen médico que curaba con hierbas, era el doctor asistente, pero no le estaba permitido atender las dolencias de sus amigos a menos que se lo mandara el Dr. Sanderson, que era médico jefe del batallón.
El 16 de septiembre, en el último paso del río Arkansas (en el actual estado de Kansas), el teniente Smith mandó al capitán Nelson Higgins con diez hombres a acompañar a la mayoría de las familias de los soldados río arriba, hasta la población mexicana llamada Pueblo (actual ciudad del estado de Colorado) para pasar el invierno. Los hombres protestaron enérgicamente contra esa decisión, pues se les había prometido que sus familias los acompañarían en el batallón hasta California; sin embargo, demostró ser una decisión prudente debido a la difícil ruta que les tocó recorrer. Un mes más tarde, en Santa Fe, se mandó a otro grupo de hombres enfermos y a todas las mujeres, con excepción de cinco, a Pueblo, bajo la dirección del capitán James Brown. En dicha población, los miembros del batallón se encontraron con John Brown y su compañía de santos de Misisipí, que se habían detenido allí a pasar el invierno.
El 9 de octubre de 1846, los fatigados soldados llegaron a Santa Fe, capital provincial de Nuevo México, que tenía unos seis mil habitantes. El general Kearny ya había salido para California, dejando la ciudad al mando del coronel Alexander Doniphan, amigo de los mormones desde los días de Misuri. El coronel Doniphan ordenó cien disparos de saludo en honor del Batallón Mormón. En Santa Fe, el teniente Smith entregó el mando al teniente coronel Philip St. George Cooke, a quien los hombres llegaron a respetar como líder justo pero firme. El nuevo comandante tenía órdenes de abrir una ruta para carromatos desde Santa Fe hasta California. Desviándose hacia el sur a lo largo del Río Grande, los soldados fueron por lo general abriendo una nueva ruta, aunque a veces recorrían otras ya hechas por los españoles o los mexicanos. Una vez más, la marcha causó problemas de salud a los hombres, y el 10 de noviembre partió para Pueblo otro grupo de cincuenta y cinco soldados enfermos y debilitados6.
La escasez de agua y de alimentos no eran la única penuria que afligía a los trescientos cincuenta miembros del batallón, sino que la marcha a través de terrenos arenosos era un constante problema; los soldados tenían que tirar de cuerdas largas para evitar que los animales se hundieran en la profunda arena o caminar en doble fila delante de las carretas a fin de abrir una huella más firme para las ruedas. Después de desviar la marcha en dirección noroeste hacia Tucson (actual ciudad de Arizona), se encontraron con una manada de toros salvajes que habían quedado abandonados por hacendados españoles y mexicanos; los toros se lanzaron de estampía hacia ellos, que tuvieron que huir en todas direcciones en busca de protección. El ataque duró sólo unos minutos, pero quedaron de diez a quince toros muertos, dos de las mulas del batallón murieron por las cornadas y hubo tres soldados heridos. El suceso llegó a ser famoso como la “batalla de los toros” y fue la única pelea del batallón en su larga jornada.
El grupo militar pasó sin problemas por Tucson, donde había una pequeña guarnición mexicana. Después, volvieron a la ruta de Kearny, a lo largo del río Gila. Más allá del río Colorado había un desierto de más de ciento sesenta kilómetros, sin huellas, y donde para obtener agua era necesario cavar pozos muy profundos7; allí el batallón enfrentó los peores arenales, los días más calientes y las noches más frías de su recorrido; para alimentarse, mataban a los animales de carga que estaban débiles, de los cuales comían absolutamente todo, incluso el cuero, que se hervía hasta ablandarlo a fin de poder comerlo. Para entonces, muchos de los hombres estaban casi sin calzado y algunos se envolvían los pies con cuero sin curtir o con andrajos para protegerlos de las arenas calientes. Después de pasar el desierto, tuvieron que atravesar con las carretas estrechos pasajes de las montañas de la cordillera costera, ayudándose para ello con cuerdas y poleas. Al fin, el 29 de enero de 1847, después de una marcha de casi 3.400 km, llegaron a la Misión San Diego donde se presentaron ante el general Kearney. En febrero de ese año, el presidente Polk nombró a éste gobernador de California.
Puesto que los Estados Unidos ya habían conquistado California, se puso a los hombres como tropas de ocupación en las guarniciones de San Diego, San Luis Rey y Los Ángeles8. Mientras se hallaban en el sur de California, los miembros de la Iglesia se ganaron el respeto de los pobladores; los que quedaron en San Diego construyeron un edificio para el tribunal y algunas casas, hicieron ladrillos y cavaron pozos, contribuyendo así considerablemente al desarrollo de la comunidad. El 16 de julio, al finalizar el año de su contrato, se dio de baja a los integrantes del batallón, pero hubo ochenta y un hombres que decidieron volver a alistarse por otros seis meses.
La mayoría de los hombres partió para el norte de California con el propósito de ir hacia el este a fin de reunirse con los demás santos en el Valle del Lago Salado. Allá se encontraron con el capitán James Brown, que fue pionero, fundador de la ciudad de Ogden (Utah) y consejero en la presidencia de la Estaca de Ogden durante muchos años; les llevaba un mensaje de Brigham Young en el que pedía a los que eran solteros que se quedaran en California durante el invierno de 1847 a 1848 para trabajar; la mayoría así lo hicieron; muchos pasaron el invierno en el Fuerte de Sutter, junto al río Sacramento, y contribuyeron al descubrimiento de oro, en enero de 1848, que dio comienzo a la fiebre del oro en California. Al verano siguiente, después de cumplir honorablemente sus contratos con Sutter, abandonaron las minas de oro y se reunieron con sus familiares en Salt Lake City o en el río Misuri.
LOS SANTOS DEL BROOKLYN
El Batallón Mormón no fue el primer grupo de miembros de la Iglesia que llegó al Oeste, sino que ese honor corresponde a una compañía de santos que salió de Nueva York el 4 de febrero de 1846, a bordo del barco Brooklyn; casualmente, ese fue también el día en que los primeros miembros salieron de Nauvoo. En agosto de 1845, los líderes de la Iglesia habían llegado a la conclusión de que sería necesario establecer un puesto intermedio de parada en la costa de California; éste serviría como lugar temporario de descanso para los santos que emigraban de las tierras del sur del Pacífico o de Inglaterra haciendo el viaje alrededor de la América del Sur. Al parecer, Brigham Young había pensado en el joven y enérgico Samuel Brannan para ponerlo como agente de la Iglesia en la región de la bahía de San Francisco; así fue como el editor del Prophet, periódico de la Iglesia en Nueva York, fue nombrado en septiembre de 1845 para contratar una embarcación y dirigir a la compañía.
En los últimos tres meses de 1845, Samuel Brannan y Orson Pratt visitaron varias de las ramas del Este y reclutaron setenta hombres, sesenta y ocho mujeres y cien niños dispuestos a embarcarse para viajar al Oeste aproximadamente a mediados de enero; se trataba principalmente de granjeros y mecánicos, que llevaron consigo todas las herramientas necesarias para levantar una colonia nueva en la costa occidental; llevaron también una gran cantidad de libros de texto escolares y la imprenta en la cual se imprimía el Prophet. En diciembre, el hermano Brannan contrató un barco por setenta y cinco dólares por pasajero adulto, incluyendo las provisiones, y la mitad de ese precio por los niños. Este grupo, conocido como “los santos del Brooklyn”, partió con destino a California pensando que contribuirían a elegir y establecer la sede final de la Iglesia.
El viaje fue relativamente agradable, con excepción de dos tormentas fuertes que encontraron en el camino, una en el Océano Atlántico y la otra en el Pacífico. Había veintiuna reglas por las cuales debían guiar su conducta durante la travesía: el llamado para despertar era a las seis de la mañana y no podían salir de su camarote “sin estar completamente vestidos, es decir, con el saco y el cuello [de la camisa] puestos”; para las siete los camarotes debían estar limpios y tenían que ventilarse e inspeccionarse diariamente; el desayuno era a las ocho y media (para los niños primero) y la comida de tres a cinco de la tarde, con un refrigerio frío que se servía a las ocho de la noche. Se habían tomado las medidas necesarias para cuidar de los enfermos y para preparar las comidas; se llevaban a cabo servicios dominicales en los cuales se esperaba “la presencia de todos los que estén en condiciones de asistir, afeitados y aseados, de manera que su apariencia esté de acuerdo con lo solemne y sagrado de la ocasión”10. El barco navegó alrededor del Cabo de Hornos y se detuvo en la isla Juan Fernández, conocida por ser la que aparece en la novela Robinson Crusoe, de Daniel Defoe; también pasaron diez días en las Islas Sandwich (ahora Islas Hawaianas). Durante la travesía nacieron dos niños, a los cuales pusieron de nombre Atlántico y Pacífico, respectivamente, por el océano en el que cada uno de ellos vino al mundo. Diez pasajeros fallecieron en el viaje11.
El 31 de julio de 1846, cuando el Brooklyn llegó a la Bahía de San Francisco, el hermano Brannan, que había pensado que sería el primero en hacer ondear la bandera estadounidense en California, se quedó muy desilusionado al verla flameando ya sobre la aduana mexicana. Algunos hombres de la compañía buscaron trabajo en la costa, pero otros siguieron un poco tierra adentro hasta un lugar donde fundaron una colonia a la que nombraron New Hope (Nueva Esperanza). El hermano Brannan soñaba con que la nueva población se convirtiera en el centro de los santos en el Oeste; en enero de 1847 empezó a publicar el periódico California Star, segundo periódico que se publicó en inglés en California. La mayoría de los miembros que habíanllegado en el Brooklyn no tenían la menor idea de que la Iglesia estuviera estableciéndose en la Gran Cuenca, y, por lo tanto, siguieron las disposiciones de Brannan, que era su director.
En abril de 1847, Samuel Brannan se encaminó en dirección este con el fin de encontrarse con el grupo principal de la Iglesia y guiarlo a California; se encontró con Brigham Young y la primera compañía de pioneros en junio, en el río Green (actualmente en el estado de Wyoming). Thomas S. Williams y Samuel Brannan recibieron la asignación de conducir a los miembros del batallón y a los de la compañía de Misisipí hasta el Valle del Lago Salado; ambos grupos habían pasado el invierno en Pueblo y se encontraban en la ruta hacia Lago Salado. Luego de pasar unos días con Brigham Young y los santos en el valle, el hermano Brannan regresó a California con el capitán James Brown, del Batallón Mormón, para atender asuntos de la Iglesia. Un tiempo después, decepcionado por la decisión que había tomado el presidente Young de no establecer la sede de la Iglesia en California, Brannan apostató y algunos de los miembros que habían navegado con él lo siguieron; él hizo publicidad a la fiebre del oro en California y llegó a ser el primer millonario de la región; pero al fin, debido a inversiones imprudentes, perdió toda su fortuna y murió en la pobreza.
LOS MIEMBROS DE LA IGLESIA EN PUEBLO
Como ya se ha mencionado, durante el invierno de 1846 a 1847 hubo en Pueblo una comunidad bastante grande de Santos de los Últimos Días12, formada por doscientos setenta y cinco miembros, a cientos de kilómetros al oeste del grupo principal de santos que se había quedado junto al río Misuri. Los de Pueblo consistían en los tres grupos de hombres enfermos que se habían separado del Batallón Mormón y aproximadamente sesenta de los “santos del Misisipí”, que habían llegado a la población en agosto.
Esos miembros sureños de la Iglesia iban acompañados por John Brown, que en 1845 se había mudado a Nauvoo procedente de Misisipí. En enero de 1846, Brigham Young le había asignado la responsabilidad de volver a los santos que se hallaban en el Sur para instarlos a unirse a los emigrantes que iban hacia el Oeste. El hermano Brown y William Crosby dirigieron a cuarenta y tres personas en una jornada de más de mil kilómetros hasta Independence, Misuri, donde se les juntaron catorce personas más. Desde allí continuaron por la Ruta de Oregón, esperando encontrarse con la compañía principal de miembros que dirigía Brigham Young. Pero cuando llegaron a Chimney Rock, en el oeste de Nebraska, no había señales de otros mormones, y unos tramperos con los que se encontraron, que volvían de California, les dijeron que no había mormones más adelante. Sin saber que Brigham Young había resuelto establecer Winter Quarters para pasar el invierno, tomaron la decisión de seguir hasta Fort Laramie, estado de Wyoming; allí conocieron a John Richard, que era trampero y los invitó a pasar el invierno en Pueblo, cerca de su puesto de trueque. Estando en Pueblo se enteraron por fin de que Brigham Young se había detenido en Winter Quarters.
La vida en Pueblo era muy tranquila. Además de cazar venados, los miembros de Misisipí plantaban nabos, calabazas, frijoles y melones, y trabajaban para los tramperos, que les pagaban con maíz. Cuando llegaron los soldados del batallón, construyeron una escuela que utilizaban también para las reuniones de la Iglesia; los soldados llevaban a cabo regularmente maniobras militares y a menudo se organizaban bailes. Durante ese invierno nacieron siete bebés, pero murieron nueve personas.
Al llegar la primavera, Brigham Young escribió a los miembros que estaban en Pueblo hablándoles de los planes que tenía la compañía de pioneros de llegar hasta la Gran Cuenca, en los alrededores del Gran Lago Salado. Un grupo de avanzada salió de Pueblo en dirección norte, a Fort Laramie, donde se encontraron con Brigham Young y su compañía de pioneros. El presidente Young mandó desde allí al élder Amasa Lyman con otros para que acompañaran al resto de los miembros desde Pueblo hasta el Valle del Lago Salado, adonde llegaron apenas cinco días más tarde que la compañía principal.
WINTER QUARTERS, EL CAMPO DE PREPARACIÓN DE LOS PIONEROS
El invierno de 1846 a 1847 presenció el Batallón Mormón atravesar el desierto, a los santos del Brooklyn navegar y luego desembarcar en la Bahía de San Francisco y a los miembros que había en Pueblo, esperar que pasara el invierno. Entretanto, Winter Quarters, en el estado de Nebraska, era una colmena de actividad preparándose para que una compañía de pioneros emprendiera la jornada al Oeste, hacia las Montañas Rocosas.
Durante el otoño ya se habían comenzado a hacer los planes para ese viaje; se había decidido que un grupo relativamente chico hiciera la primera travesía de las planicies con el fin de abrir una ruta que las compañías más numerosas pudieran seguir, pero aun esa empresa más modesta requería enorme preparación. Se construyeron carromatos y se aprontaron los arreos, se consiguieron caballos y bueyes que fueran fuertes para resistir la penosa travesía de más de mil seiscientos kilómetros; se juntaron alimentos y otros suministros, y se tomaron las medidas necesarias para atender al sustento y la protección de los que iban a quedarse13.
También era indispensable reunir toda la información posible acerca de las vastas regiones del Oeste, de las cuales no había mapas. Aparte de hablar en noviembre y diciembre con los mercaderes y tramperos locales, como Peter Sarpy, sobre la ruta hacia el oeste de Winter Quarters, los líderes del consejo consultaron con otros cuatro hombres que hacía poco habían estado en la zona de las Montañas Rocosas. El padre Pierre Jean DeSmet, sacerdote católico y misionero entre los indios de Oregón, llegó al campamento mientras iba en camino a Saint Louis después de haber vivido cinco años en las montañas; él era uno de los pocos hombres blancos que había estado en el Gran Lago Salado; las Autoridades Generales aprovecharon esa ventaja y le hicieron muchas preguntas. Cinco días más tarde dos traficantes de pieles de la American Fur Company les hicieron detalladas descripciones de las regiones que estaban al oeste de las Rocosas, y les dibujaron un mapa de los mejores lugares para establecerse. Después, Logan Fontenelle, que era intérprete de los indios “omahas”, les describió minuciosamente la ruta occidental y los sitios más apropiados para colonizar en las montañas.
George Miller, uno de los líderes, que era muy testarudo, discutió acaloradamente con Brigham Young sobre los planes futuros de viaje y de colonización. Como no estaba de acuerdo en que los Apóstoles tenían la autoridad suprema en la Iglesia, tomó un pequeño grupo de miembros para ir a vivir entre los indios “poncas”, cerca del río Niobrara, en el norte de Nebraska. El presidente Young, comprendiendo que la disensión entre los líderes de la Iglesia era muy peligrosa, quiso saber la voluntad del Señor en cuanto a la forma de tratar al hermano Miller y sus seguidores. El 11 de enero de 1847 relató un sueño que había tenido la noche anterior, en el cual había hablado con José Smith de la mejor manera de organizar las compañías. Tres días más tarde presentó a la Iglesia “La Palabra y la Voluntad del Señor en cuanto al Campamento de Israel en su jornada hacia el Oeste” (D. y C. 136:1).
Los quórumes del sacerdocio reunidos en asamblea lo aceptaron como revelación a la Iglesia, y el documento pasó a ser la constitución gobernante de la emigración al occidente. Decía que la jornada debía estar “bajo la dirección de los Doce Apóstoles” (vers. 3), y exigía a los santos que hicieran “el convenio y la promesa de guardar todos los mandamientos y los estatutos del Señor nuestro Dios” (vers. 2). Contenía instrucciones prácticas sobre los preparativos para la jornada de los pioneros y sobre el cuidado de los pobres, las viudas, los huérfanos y las familias de los que estaban en el Batallón Mormón. “Cada hombre” debía emplear “toda su influencia y sus bienes para trasladar a este pueblo al lugar donde el Señor establecerá una estaca de Sión” (vers. 10). También se mandaba a los santos que cesaran de contender unos con otros y que eliminaran de sí otras faltas que tenían14.
Se envió una delegación a cada campamento a fin de leer esta revelación a los miembros y de anunciar los nombres de los hombres que Brigham Young quería que formaran parte de la primera compañía de pioneros, así como de las otras que les seguirían durante ese primer año. En toda esa primavera, los líderes de la Iglesia tuvieron muchas reuniones con varias compañías de emigración que les proveyeron datos sobre la posible localidad para establecerse, la construcción de botes para cruzar los ríos, los mejores métodos de viaje para los pioneros y los sistemas de sembrado de semillas y de irrigación.
La idea original era elegir cuidadosamente a ciento cuarenta y cuatro hombres que formaran esa primera compañía, doce por cada una de las doce tribus de Israel; pero al final el grupo terminó por formarse con ciento cuarenta y tres hombres (incluso tres esclavos que habían trabajado para miembros que provenían del Sur), tres mujeres (las esposas, respectivamente, de Brigham Young, Heber C. Kimball y Lorenzo Dow Young) y dos niños; entre todos poseían una infinidad de habilidades apropiadas para la colonización; había entre ellos mecánicos, conductores y constructores de carromatos, cazadores, exploradores, carpinteros, marineros, soldados, contadores, albañiles, herreros, leñadores, ebanistas, lecheros, ganaderos, molineros e ingenieros15; ocho eran Apóstoles, y varios habían integrado el Campo de Sión. La compañía llevaba un bote, un cañón, setenta carromatos y carruajes, noventa y tres caballos, cincuenta y dos mulas, sesenta y seis bueyes, diecinueve vacas, diecisiete perros y algunos pollos y gallinas16.
LA JORNADA DE LA PRIMERA COMPAÑÍA DE PIONEROS
Parte de la compañía de vanguardia salió de Winter Quarters el 5 de abril de 1847, pero por demoras producidas por la conferencia general y por la llegada de Inglaterra de los élderes Parley P. Pratt y John Taylor, se avanzó muy poco los primeros días. El arribo de los dos Apóstoles era una bendición, pues llevaban dinero de las contribuciones de los santos ingleses y varios instrumentos científicos para calcular la latitud, la elevación, la temperatura y la presión barométrica. Orson Hyde, que también había ido con ellos, llegó de regreso a mediados de mayo. Como ninguno de los tres contaba todavía con lo necesario para el viaje, se quedaron en Winter Quarters; los élderes Pratt y Taylor partieron más adelante con otras compañías, y el élder Hyde se quedó encargado de los santos que permanecían en el campamento del río Misuri.
El 16 de abril la compañía dio comienzo por fin a su jornada de más de mil seiscientos kilómetros; después de dos días, Brigham Young organizó la compañía con una estructura militar por si llegaban a encontrarse con indios hostiles. William Clayton, que era el historiador del grupo, llevaba cuenta del kilometraje recorrido a fin de pasar esa información a los que emigraran después; durante los primeros días, este meticuloso registrador se dedicó a la monótona tarea de contar las revoluciones de una rueda de carromato para calcular la distancia recorrida diariamente; al poco tiempo, propuso que se utilizara un odómetro mecánico; Orson Pratt, que tenía conocimientos y habilidades científicas, diseñó uno y un experto carpintero llamado Appleton Harmon lo construyó17.
Siempre que era posible, los pioneros viajaban por las rutas ya existentes, y abrieron muy pocas rutas nuevas entre Winter Quarters y el Valle del Lago Salado. La Ruta de Oregón atravesaba Nebraska a lo largo de la ribera sur del río Platte; la primera parte de la ruta de los mormones iba paralela a la de Oregón hasta Fort Laramie, Wyoming, pero por la ribera norte del río, pues de esa manera los pioneros esperaban encontrar mejores praderas para sus animales y evitar conflictos que pudieran surgir con emigrantes que estuvieran en camino a Oregón; después, la ruta iba a través de Wyoming desde Fort Laramie hasta Fort Bridger, pero los peligrosos barrancos que bordeaban la orilla norte del Platte en ese tramo forzó a los pioneros a cruzar el río en Fort Laramie y seguir la Ruta de Oregón por más de 630 km. Apartir de Fort Bridger, la Ruta de Oregón continuaba en dirección norte hacia el Océano Pacífico, mientras que la de los pioneros mormones seguía a lo largo de la que había recorrido un año antes la compañía de Reed y Donner, a través de las Montañas Rocosas hasta el Valle del Lago Salado.
El 26 de mayo la compañía pasó por Chimney Rock, que era un punto sobresaliente en Nebraska y lugar que se consideraba como la mitad del camino para los santos que emigraban a las Rocosas. Cuando estaban cerca de allí, Brigham Young y Heber C. Kimball expresaron preocupación por la actitud superficial y la profanidad de algunos de los miembros, que hacían una parodia remedando tribunales y elecciones, apostaban por dinero y jugaban a las cartas. Una noche, esos dos Apóstoles de más antigüedad, inspirados por el Espíritu, hablaron de llamar a los del campamento al arrepentimiento. Al día siguiente, Brigham Young habló claramente a los hombres.
William Clayton comentó lo que el hermano Young les había dicho: “Dadme un hombre que ora, dadme un hombre de fe, dadme un hombre que medita, un hombre prudente, y yo preferiría ir entre los salvajes acompañado de cinco a ocho hombres de ésos que confiarme en manos de este campamento con el espíritu que predomina en él ahora… ¿Acaso creemos que será posible encontrar un lugar para los santos, un lugar de descanso, un lugar de paz, donde podamos edificar el reino e invitar a las naciones a reunirse con nosotros, mientras por otra parte llevemos encerrado en el pecho un espíritu ruin, malicioso, sucio, superficial, codicioso e inicuo? ¡Es en vano!” Concluyó con un llamado al arrepentimiento: “Si los hermanos no están dispuestos a hacer un convenio de dejar de lado la iniquidad y volverse al Señor para servirlo, reconocerlo y honrar Su nombre, quiero que tomen sus carros y se vuelvan atrás, porque yo no seguiré más allá en estas condiciones. Si no nos arrepentimos de nuestras iniquidades, tendremos más dificultades de las que hemos tenido hasta ahora y peores tormentas que enfrentar”18.
Al día siguiente, Brigham Young convocó a los líderes a una reunión especial; después de reunirse, se fueron a una cima, allí se vistieron con la ropa del templo y formaron un círculo de oración. William Clayton dijo que habían “ofrecido una oración a Dios por nosotros mismos, por la compañía y todo lo que se relacionaba con ella, por los hermanos que estaban en el ejército, por nuestras familias y por todos los santos”19. Después de eso, reinó en el campamento una atmósfera más pura.
Al llegar a Fort Laramie, tuvieron que detenerse a hacer algunas reparaciones; Brigham Young cumplió cuarenta y seis años, y allí se les unieron algunos de los miembros provenientes de Pueblo. Para hacer el último cruce del río Platte (en lo que es actualmente Casper, Wyoming), los pioneros utilizaron el bote que llevaban, el Revenue Cutter, para transportar sus provisiones y pertenencias, e hicieron balsas para pasar los carromatos y carretas; varios de los emigrantes que iban para Oregón les pagaron un dólar y medio por carreta para que los transportaran al otro lado. Reconociendo la oportunidad que se les presentaba de juntar algunos fondos, Brigham Young dejó que se quedaran allí nueve hombres para continuar el negocio de transporte. Los demás continuaron su viaje pasando por South Pass y atravesando el río Green en balsas, y llegaron a Fort Bridger a principios de julio.
En su viaje al Oeste, los pioneros se encontraron con varios montañeses, entre ellos Moses Harris, Jim Bridger y Miles Goodyear; los señores Harris y Bridger eran pesimistas en cuanto a la posibilidad del cultivo agrícola en el Valle del Lago Salado; pero Miles Goodyear pensaba que se podía tener éxito allá en la agricultura y los animó a que se establecieran en el Valle Weber, donde él vivía.
Después de pasar Fort Bridger, la travesía por los desfiladeros de las montañas se hizo muy dificultosa; hubo que dividir la compañía en tres grupos, que llegaron separadamente al Valle del Lago Salado; Brigham Young, enfermo de una fiebre típica de las montañas, llegó después que el grupo principal. El 13 de julio, el tercer grupo, que iba dirigido por Orson Pratt, pasó adelante con el objeto de preparar un mapa de la ruta y de abrir un camino para los vehículos por un desfiladero al que después se dio el nombre de Emigration Canyon (Cañón de la Emigración). El 21 de julio Orson Pratt y Erastus Snow divisaron por primera vez el Valle del Lago Salado y lanzaron entusiastas exclamaciones de gozo ante la vista que tenían por delante; después de hacer un recorrido de casi veinte kilómetros alrededor del valle, los dos hombres regresaron al campamento20.
La compañía que iba a la vanguardia entró en el valle el 22 de julio e inmediatamente los hombres se pusieron a preparar un primitivo sistema de irrigación con el objeto de inundar la tierra para poder sembrar. El 24 de julio, Brigham Young con la otra compañía llegaron a la entrada de lo que se conoce ahora como Emigration Canyon; Wilford Woodruff llevaba en su carruaje al presidente Young, y ambos hermanos contemplaron el futuro al recorrer el valle con la mirada. Wilford Woodruff escribió: “Nos pasaban veloces por la mente pensamientos con imágenes felices al contemplar la posibilidad de que dentro de pocos años los habitantes de Sión levantarían sobre las montañas la Casa de DIOS y habrían convertido los valles en huertos, viñas, jardines y campos, y de que se habría levantado el estandarte para que las naciones se congregaran allí”. Brigham Young dijo que estaba complacido porque el valle tenía el aspecto de un “lugar de descanso para los santos y que se sentía ampliamente recompensado por su viaje”21.
En otra ocasión Wilford Woodruff dijo que, cuando salieron del desfiladero, él había dado vuelta el carromato para que el presidente Young [que todavía estaba enfermo] pudiera ver todo el valle. “Mientras admirábamos la escena que se desplegaba ante nosotros, él tuvo una visión que duró varios minutos. Ya había visto en otra visión el valle y en esta ocasión contempló la futura gloria de Sión y de Israel, tal como serían, fundados en los valles de estas montañas. Después que pasó la visión, dijo: ‘Es suficiente. Éste es el lugar.¡Adelante!’ “22
EL ESTABLECIMIENTO DE UNA COLONIA EN EL VALLE
El domingo 25 de julio fue un día de adoración y de expresiones de gratitud. Algunos de los Apóstoles hablaron en las reuniones de la mañana y de la tarde sobre la importancia de la industriosidad y de una conducta íntegra23. Durante los primeros días hicieron algunas exploraciones hacia el norte y hacia el sur con el fin de determinar cuál era el mejor lugar donde establecerse. El 28 de julio Brigham Young ya había llegado a una decisión firme con respecto al sitio para la ciudad; designó el terreno donde iba a edificarse el templo, entre dos brazos del arroyo City Creek, y a partir de ese punto, la ciudad se iba a planificar pareja y en forma de un cuadriculado perfecto.
Las primeras semanas fueron de mucha actividad. Al cabo de una semana ya se habían tomado las medidas, y los hombres que no hacían trabajos de granja se dedicaron a hacer ladrillos de adobe para construir un fuerte temporario que les sirviera de protección contra los indios y los animales salvajes24. Los santos que provenían de Misisipí y los soldados del batallón que llegaron en octubre hicieron una enramada en la manzana del templo para las reuniones públicas. La primera criatura que nació en el valle fue una niña, Elizabeth Steel, hija de una familia del batallón, que llegó al mundo el 9 de agosto. Dos días después, los pioneros lamentaron la muerte del hijito de un matrimonio de Misisipí, el pequeño Milton Threlkill, de tres años, que salió del campamento sin que lo notaran y se ahogó en el arroyo City Creek.
También empezó a llevarse a cabo la exploración de las regiones circunvecinas. Brigham Young y los demás Apóstoles subieron a una cima que había al norte, desde donde profetizaron sobre Sión; lo nombraron Ensign Peak (la cima del estandarte o pendón) por la profecía de Isaías que dice: “Y levantará pendón [”ensign”] a las naciones, y juntará los desterrados de Israel…” (Isaías 11:12). Se enviaron expediciones para explorar los valles vecinos. Los miembros descubrieron además el placer de bañarse en el Gran Lago Salado, que estaba hacia el oeste, y en unos manantiales de aguas termales sulfurosas que había hacia el norte de la ciudad.
Brigham Young, los demás Apóstoles y la mayoría de la primera compañía de pioneros pasaron sólo treinta y tres días en el valle en 1847; el 16 de agosto emprendieron la jornada de regreso a Winter Quarters a fin de preparar a sus familias para viajar al valle el año siguiente; en el camino se encontraron con una compañía de 1.553 miembros que estaban en la ruta hacia el Lago Salado. Ya más familiarizados con el terreno y llevando menos vehículos y cargas más livianas, esta vez los hermanos pudieron hacer el recorrido mucho más rápidamente25; los únicos acontecimientos más emocionantes fueron el perder varios caballos valiosos que les robaron los indios y el ver a Brigham Young y a Heber C. Kimball perseguidos por un oso gris.
Entretanto, los miembros que llegaron al valle se instalaron en el “viejo fuerte”, lugar donde actualmente se encuentra el Parque de los Pioneros, en Salt Lake City, y se prepararon para pasar el invierno. Antes de partir, Brigham Young, sabiendo que John Smith ya se hallaba en camino con otra compañía, lo había nombrado presidente de la recién creada Estaca de Salt Lake. Después de su llegada en septiembre, el presidente Smith eligió a Charles C. Rich y John Young como consejeros y organizó un sumo consejo. Los miembros de esta organización eran a la vez líderes espirituales y civiles de la comunidad, tal como el sumo consejo que se había establecido un año antes en Winter Quarters, y éste fue el único órgano de gobierno que hubo en Utah hasta enero de 1849.
LA REORGANIZACIÓN DE LA PRIMERA PRESIDENCIA
Brigham Young y su grupo llegaron a Winter Quarters el 31 de octubre de 1847, poco antes de ponerse el sol, felices de volver a estar con sus respectivas familias. Mientras se hallaban todavía en el camino, Brigham Young había hablado con los Apóstoles sobre la posibilidad de reorganizar la Primera Presidencia de la Iglesia; a pesar de que hizo hincapié en que eran impresiones que recibía del Espíritu, no todos los hermanos estuvieron inmediatamente de acuerdo en hacerlo. Por el hecho de que no existía un precedente, no tenían la certeza de que la reorganización de la Primera Presidencia en ese momento fuera apropiada.
Durante los tres años en que el Quórum de los Doce Apóstoles había presidido la Iglesia había llevado a cabo obras muy importantes: la terminación y dedicación del Templo de Nauvoo, la administración de la investidura del templo a una gran cantidad de santos fieles, la evacuación de Nauvoo, la expansión de la obra misional y administrativa de la Iglesia en Gran Bretaña, el reclutamiento del Batallón Mormón, la fundación de varias colonias en Iowa, el establecimiento de Winter Quarters y el viaje al Oeste para encontrar un nuevo lugar para establecerse. Casi todas esas responsabilidades le habían sido reveladas a José Smith antes de morir, y los Doce las llevaron a cabo de manera admirable. Después surgió la incertidumbre con respecto a si debían continuar los Apóstoles como quórum presidente de la Iglesia o si era necesario que hubiera otra Primera Presidencia, y esa duda debía resolverse.
Después de llegar a Winter Quarters, Brigham Young continuó reuniéndose con sus compañeros para tratar ese asunto. El 30 de noviembre mencionó “el tema de nombrar a tres de los Apóstoles para formar la Presidencia de la Iglesia”, indicando que el hacerlo dejaría libres a los demás para “ir a las naciones de la tierra a predicar el Evangelio”26 Esta idea estaba de acuerdo con las revelaciones que se habían recibido señalando que ésa era la principal responsabilidad de los Doce (véase D. y C. 107:23; 112:1, 16, 19, 28).
Mientras los pioneros viajaban hacia el Oeste en 1847, en Iowa se había establecido una colonia más permanente, a la que se había puesto el nombre de Kanesville [pueblo de Kane] en honor de Thomas L. Kane, que era amigo de los santos y les había ayudado en varias oportunidades. Ya habían dejado los puestos que estaban en la orilla oeste del río Misuri, por razones de salubridad y porque se habían comprometido a salir de las tierras de los indios al cabo de dos años, dejándoles las mejoras que se hubieran llevado a cabo. Al llegar los pioneros de regreso, ya la mayoría de los miembros se habían mudado a Kanesville o a otras colonias de Iowa que presidía Orson Pratt. El 5 de diciembre de 1847, el presidente Young convocó a otra reunión del Quórum de los Doce Apóstoles a llevarse a cabo en Kanesville, en casa del hermano Hyde. Les dijo que el asunto de la Primera Presidencia había estado presionando sus pensamientos insistentemente y que el Espíritu del Señor lo había inspirado a pensar mucho al respecto. Les pidió a los nueve miembros que estaban presentes (Parley P. Pratt y John Taylor se hallaban en el Valle del Lago Salado, y Lyman Wight se encontraba en Texas) que expresaran sinceramente sus ideas sobre el asunto, empezando por el mayor de ellos27.
Después de haber deliberado, Orson Hyde presentó la moción de sostener a Brigham Young como Presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, de que él nombrara a dos consejeros y de que los tres formaran la nueva Primera Presidencia. La moción fue secundada por Wilford Woodruff y aprobada por unanimidad. A continuación, el presidente Young nombró a Heber C. Kimball y Willard Richards para ser sus consejeros, y ellos también recibieron la aprobación unánime del grupo.
Tres semanas más tarde, las Autoridades Generales llevaron a cabo una conferencia general en un espacioso tabernáculo de Kanesville, hecho de troncos, cuya terminación se había apresurado para esa ocasión. Durante las sesiones del 24 al 26 de diciembre de 1847, la gente estaba a la expectativa por los rumores de que se iba a anunciar una nueva Primera Presidencia. El lunes 27 se aglomeraron mil miembros en el tabernáculo y escucharon a Brigham Young explicar la importancia de que la Iglesia tuviera una organización completa, con la Primera Presidencia, el Quórum de los Doce Apóstoles, los Setenta y el Patriarca de la Iglesia; después, Orson Pratt presentó a Brigham Young como el nuevo Presidente, y los santos lo sostuvieron con entusiasmo; seguidamente, el presidente Young presentó a sus consejeros, que también recibieron el voto de sostenimiento; y finalmente, John Smith, que era el presidente de la nueva Estaca de Salt Lake, fue sostenido para ser el Patriarca de la Iglesia. En octubre de 1848, cada uno de esos oficiales fue sostenido nuevamente en el Valle del Lago Salado28.
A pesar de lo importante que fue la llegada de los Santos de los Últimos Días al Valle del Lago Salado, no hubo en 1847 un acontecimiento de mayor significado que la fácil transferencia de la dirección de la Iglesia, que pasó del Quórum de los Doce Apóstoles a la nueva Primera Presidencia, y que estableció así el precedente para cambios futuros hasta la época presente.
Historia Fecha |
Acontecimientos importantes |
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4 de febrero de 1846 |
Un grupo de santos se embarca en el Brooklyn. |
21 de julio de 1846 |
Comienza la marcha del Batallón Mormón. |
31 de julio de 1846 |
El Brooklyn llega a la Bahía de San Francisco. |
Agosto de 1846 |
Los “santos de Misisipí” llegan a Pueblo, estado de Colorado. |
Septiembre a noviembre de 1846 |
Se envía a Pueblo a tres grupos de hombres del Batallón Mormón por razones de salud. |
Invierno de 1846 a 1847 |
Se hacen preparativos en Winter Quarters para equipar con lo necesario a la primera compañía de pioneros que iría al Oeste. |
14 de enero de 1847 |
El Señor le revela a Brigham Young Su voluntad en cuanto a la ruta. |
15 de abril de 1847 |
La primera compañía de pioneros emprende su jornada al Oeste. |
24 de julio de 1847 |
Brigham Young llega al Valle del Lago Salado. |
27 de diciembre de 1847 |
Se sostiene en Kanesville, Iowa, una nueva Primera Presidencia de la Iglesia. |