CAPÍTULO NUEVE
EL RECOGIMIENTO EN LA TIERRA DE SIÓN
¡Sión, la ciudad santa! ¡La Nueva Jerusalén! Enoc edificó una Sión (véase Moisés 7:19–21), Isaías predijo una Sión del futuro (véase Isaías 33:20; 52:1, 8), y Juan el Revelador vio a Sión descender de los cielos (véase Apocalipsis 21:2). La publicación del Libro de Mormón ayudó a aclarar el concepto de Sión porque en él dice que América será el lugar de la Nueva Jerusalén (véase 3 Nefi 20:22; Éter 13:2–3). Por ese motivo, el Libro de Mormón avivó en los santos el deseo de saber el momento y el lugar en que se establecería Sión; ellos estaban convencidos de que sólo allí encontrarían protección de la desolación y la tribulación que pronto afligirían a los inicuos (véase D. y C. 29:7–9; 45:65–71). En los escritos de Enoc, que se revelaron en diciembre de 1830, los santos encontraron un ejemplo concreto de Sión en la rectitud de Enoc y su ciudad: “Y el Señor llamó SIÓN a su pueblo, porque eran uno en corazón y voluntad, y vivían en rectitud; y no había pobres entre ellos” (Moisés 7:18).
LOS VIAJES A MISURI
Encontrar el lugar para Sión y establecerla se convirtió en uno de los objetivos principales de los Santos de los Últimos Días. A principios de 1831, empezó a aumentar la curiosidad de los miembros sobre la ubicación de la tierra de Sión. Al día siguiente de la cuarta conferencia general de la Iglesia (realizada el 3 de junio de 1831), una revelación indicó que José Smith y otros líderes debían ir al estado de Misuri donde se les revelaría cuál era la tierra de su herencia. Además, se llamó a trece pares de misioneros que debían viajar a Misuri, de dos en dos, cada uno por una ruta diferente, predicando por el camino (véase D. y C. 52:3–8, 22–33; 56:5–7). Durante las dos próximas semanas, mientras los líderes y los élderes se aprestaban a partir, reinó gran entusiasmo en Kirtland. Después de todo, el Señor les había hecho una promesa:
“Y… si sois fieles, os congregaréis para regocijaros en la tierra de Misuri, la cual es la tierra de vuestra herencia, y que ahora es la tierra de vuestros enemigos.
“Pero he aquí que yo, el Señor, apresuraré la fundación de la ciudad [la Nueva Jerusalén] en su tiempo y coronaré a los fieles con gozo y regocijo” (D. y C. 52:42–43).
En esos días fue cuando Newel Knight consultó al Profeta sobre el problema que había surgido en las tierras consagradas de Thompson, Ohio; y, como resultado, los miembros de la rama de Colesville recibieron instrucciones de ir “a las regiones del oeste, a la tierra de Misuri, hasta las fronteras de los lamanitas” (D. y C. 54:8). De ahí que hubiera tres grupos diferentes preparándose para partir hacia Misuri y encontrarse en el límite oeste de ese estado: el de José Smith, el de la rama de Colesville y el de los misioneros.
Mientras se hacían los preparativos para el viaje, llegó procedente de Canandaigua, Nueva York, William Wines Phelps, con su esposa, Sally, y los hijos de ambos. El hermano Phelps tenía treinta y nueve años, y era un hombre de gran capacidad que se iba a destacar en la época en que la Iglesia estuvo en Misuri y más adelante. Había sido editor del periódico de un partido político y tenía grandes habilidades de escritor y de impresor; también había sido candidato a vicegobernador de Nueva York. Se había convertido después de comprar un ejemplar del Libro de Mormón. Más tarde escribió lo siguiente sobre la función del libro en su conversión: “Gracias al libro pude descifrar la incógnita de los santos Profetas; y gracias al libro empecé a comprender los misterios de Dios, y me sentí feliz. ¿Quién puede conocer la bondad de Dios o estimar el valor de un libro como ése?”1. El hermano Phelps dijo que había ido a Kirtland a hacer la voluntad del Señor. Una revelación que estaba dirigida a él decía que era “llamado y escogido”, pero primero era necesario bautizarlo y ordenarlo; después, debía acompañar a José Smith y Sidney Rigdon a Misuri y, una vez allí, tenía que ayudar a Oliver Cowdery a imprimir y a elegir y escribir libros para los niños que asistieran a las escuelas de la Iglesia (véase D. y C. 55:1–5).
El 19 de junio, José Smith, Sidney Rigdon, Edward Partridge, Martin Harris, Joseph Coe, William W. Phelps y Sidney Gilbert con su esposa, Elizabeth, emprendieron finalmente la jornada de Kirtland al límite oeste de Misuri, una distancia de cerca de mil quinientos kilómetros. Por fin se cumplía su esperanza largamente acariciada al encaminarse hacia la tierra de Sión, aunque en ese entonces no sabían exactamente dónde se hallaba ésta. Después de viajar hasta Cincinnati, el grupo dirigido por el Profeta compró pasajes en un vapor que navegaba por el río Ohio hasta su desembocadura en el Misisipí y de allí a Saint Louis; en el camino se les unieron los de la rama de Colesville, a quienes dirigía Newel Knight2.
El viaje a Misuri fue bastante difícil, particularmente para los miembros de Colesville que salieron de Thompson, Ohio, llevando sus provisiones y pertenencias en veinticuatro carretas3. En Wellsville, Ohio, dejaron las carretas y se embarcaron en un vapor por el río Ohio hasta la desembocadura en el Misisipí y luego por éste hasta Saint Louis; al llegar a esa ciudad, Newel Knight y su grupo, junto con algunos de los compañeros de viaje del Profeta, decidieron seguir en vapor por el río Misuri, pero tuvieron una espera de varios días antes de poder comprar los pasajes. Mientras tanto, el Profeta y los demás siguieron a pie y llegaron a Independence a mediados de julio, unos diez días antes de los que viajaban en vapor4. José Smith describió la jornada diciendo que había sido “larga y fatigosa” y que habían llegado después de “sufrir muchas privaciones y penurias”5. Newel Knight comentó que la tarea de dirigir a los santos de Colesville en el viaje “requirió toda la sabiduría” que él poseía6.
Casi todas las parejas de élderes se preparaban para salir de Kirtland en las dos semanas siguientes después de haber recibido el llamamiento; cada par de misioneros elegía una ruta diferente de las de los demás, pues se les había mandado “no edifi[car] sobre el fundamento del otro, ni se[guir] sus pisadas” (D. y C. 52:33); algunos tuvieron más éxito que otros. Parley P. Pratt, que había regresado de Misuri unos meses antes, y su hermano Orson pasaron la mayor parte del verano de 1831 predicando en Misuri, Ohio, Indiana e Illinois. Aun cuando sufrieron “las penurias propias de las tierras nuevas y, en diversos lugares, inhabitadas”, bautizaron a muchas personas y organizaron ramas en los estados por los que pasaron. No fue sino hasta el mes de septiembre que llegaron a la parte oeste de Misuri7.
Otros dos misioneros que tuvieron éxito fueron Zebedee Coltrin y Levi Hancock. Asu partida de Kirtland, se dirigieron al sur y al oeste por el Camino Nacional hacia Indianapolis, Indiana. Al principio tuvieron pocos bautismos, pero cuando llegaron a Winchester, Indiana, encontraron personas dispuestas a escucharlos. El hermano Hancock escribió lo siguiente: “Continuamos predicando allí y en las regiones circundantes hasta haber organizado una rama grande de la Iglesia”. Tuvieron resultados similares en el municipio de Ward, y, “al poco tiempo teníamos alrededor de cien miembros en ambos lugares”. Debido a ello, un grupo de hombres de la localidad los amenazaron y les ordenaron partir antes de las diez de la mañana siguiente.
Los élderes habían organizado una reunión para las once, y decidieron quedarse y cumplir con el compromiso. Entre los asistentes se hallaban varios de los hombres que el día anterior habían proferido amenazas contra ellos. Levi Hancock dio un discurso y dijo que su padre había combatido en la Revolución por la libertad de los presentes, y que un pariente suyo, John Hancock, había sido el primero en firmar la Declaración de la Independencia. Después comentó: “Al terminar la reunión, fuimos hasta el agua y bautizamos a diecisiete personas de las que estaban entre el populacho que el día anterior nos había amenazado”. Los hermanos manifestaron gratitud a Dios por Su protección y ayuda en esa oportunidad. Un tiempo después llegaron a Misuri; Coltrin en octubre, y Hancock, obligado por razones de salud a esperar un poco, en el mes de noviembre8.
El viaje que hicieron por el sur del estado de Indiana Samuel Smith, de veintitrés años, y Reynolds Cahoon, de cuarenta y uno, fue un ejemplo típico del efecto que tenían los misioneros, profundo pero muchas veces imperceptible al principio. En ese recorrido, se quedaron tres días en el condado de Green, con parientes de Cahoon; a su regreso, dos meses y medio después, los élderes volvieron a pasar por allí, quedándose esa vez poco más de dos semanas. Entre los muchos conversos de esa época estaba John Patten, que tenía un hermano de veinticuatro años, que se llamaba David y vivía en el estado de Michigan, a quien le escribió una carta hablándole del Evangelio restaurado y diciéndole que había recibido el don del Espíritu Santo. David Patten comentó más adelante: “[Sus palabras] causaron en mi corazón un profundo gozo y decidí ir inmediatamente a ver con mis propios ojos”9. Su hermano lo bautizó en junio de 1832, y tres años más tarde fue llamado como uno de los Doce Apóstoles de esta dispensación.
Varios misioneros hicieron su viaje con mayor rapidez; por ejemplo, Lyman Wight y John Corrill terminaron el recorrido a pie en dos meses, entre el 14 de junio y el 13 de agosto10. Pero muy pocos llegaron a tiempo para participar en la conferencia que el Profeta organizó. Al llegar a Independence, algunos de los élderes solteros establecieron su residencia permanente allí, mientras que los que tenían familia en el este regresaron a sus respectivos hogares. A consecuencia de estas labores misionales, mucha gente que vivía entre Kirtland, Ohio, e Independence, Misuri, llegó a conocer a los Santos de los Últimos Días y enterarse de sus creencias; debido a ello, los misioneros del futuro cosecharon lo que aquellos primeros élderes habían sembrado.
La historia de Polly Knight ejemplifica los fuertes sentimientos que tenían muchos miembros de la Iglesia. La hermana Knight, que era la madre de Newel Knight y miembro de la rama de Colesville, arriesgó la vida para hacer el viaje a Sión. Su salud había declinado, pero tenía tal ansiedad por ver la tierra prometida que se negó a quedarse en Ohio cuando los demás partieron; tampoco quiso detenerse en el camino, en casa de amigos, para descansar y recuperarse. Su hijo escribió esto sobre la madre: “Su único deseo, el mayor de todos, era pisar tierra de Sión y que la sepultaran en esa tierra”. Temiendo que en cualquier momento falleciera, su hijo desembarcó un día y fue a comprar madera para un ataúd. Pero después comentó que “el Señor le concedió el deseo de su corazón, y vivió lo suficiente para pisar esa tierra”11. La hermana Knight murió a las dos semanas de haber llegado a la tierra de Sión y fue la primera persona miembro de la Iglesia sepultada en Misuri. Pero el Señor pronunció estas consoladoras palabras: “Porque los que vivan heredarán la tierra; y los que mueran descansarán de todos sus trabajos, y sus obras los seguirán; y recibirán una corona en las mansiones de mi Padre que he preparado para ellos” (D. y C. 59:2).
CÓMO HABÍAN DE RECONOCER LA TIERRA DE SIÓN
El Profeta y los demás hermanos sabían que algún día la gloriosa Nueva Jerusalén se levantaría en un lugar cercano al que se encontraban, porque la revelación decía que Sión iba a estar “en las fronteras cerca de los lamanitas” (D. y C. 28:9) y que se hallaría en Misuri (véase D. y C. 52:2, 42). Pero ¿dónde? La frontera oeste del estado de Misuri tenía una longitud de casi quinientos kilómetros. “¿Cuándo se edificará Sión en su gloria y dónde estará Tu templo?”, le preguntó el Profeta al Señor12. La respuesta de Él, clara y directa, se recibió el 20 de julio de 1831:
“…esta tierra, la tierra de Misuri… he señalado y consagrado para el recogimiento de los santos…
“…He aquí, el lugar que ahora se llama Independence es el lugar central; y el sitio para el templo se halla hacia el Oeste, en un solar no lejos del juzgado” (D. y C. 57:1, 3).
José Smith y los santos congregados allí se quedaron llenos de emoción al habérseles revelado por fin cuál era la ubicación exacta de la prometida ciudad de Sión. Los miembros de la Iglesia se encontraron con que el paisaje del condado de Jackson era hermoso con sus verdes colinas y valles; el clima era vivificante, el aire y el agua eran limpios y sanos, y la vegetación exuberante. Dos corrientes de agua clara, los ríos Big Blue y Little Blue, servían de desagüe a las tierras altas fluyendo serenamente hacia el río Misuri en donde desembocaban. Los nogales, pacanas, olmos, cerezos y robles bordeaban los ríos y arroyos, y la alfombra de tiernos pastos que cubría las praderas era ideal para criar ganado. Toda esa región estaba todavía bastante deshabitada, e Independence, que era la sede del condado, hacía apenas cuatro años que se había fundado. El profeta José Smith estaba encantado con las perspectivas que presentaba la zona, y afirmó que el condado de Jackson, Misuri, era el lugar donde había estado el Jardín de Edén13.
El precio de las tierras y el hecho de que estaban disponibles también atrajo a los santos; en 1831 se podía comprar grandes campos de tierra virgen por un precio casi irrisorio. El Señor indicó a las autoridades de la Iglesia que compraran todo lo que pudieran (véase D. y C. 57:3–5; 58:37, 49–52; 63:27), y se le mandó a Sidney Rigdon “escribir una descripción de la tierra de Sión” (D. y C. 58:50) para hacer circular entre los miembros que habían quedado en el este a fin de conseguir fondos. Se nombró a Sidney Gilbert “agente de la iglesia” para recibir dinero de los contribuyentes y adquirir terrenos; y Edward Partridge, que ya era obispo, recibió el mandato de dividir las tierras compradas entre los santos que se congregaban allí para que fueran “sus heredades” (D. y C. 57:6, 7). Además, el Señor les dio la siguiente advertencia con respecto a Sión: “Háganse todas estas cosas en orden… Y hágase la obra del recogimiento no con prisa ni huyendo…” (D. y C. 58:55–56).
LA DEDICACIÓN DE LA TIERRA DE SIÓN Y DEL SITIO PARA EL TEMPLO
Hubo dos asuntos importantes que exigieron la atención de José Smith en Misuri, antes de que regresara a Ohio: la dedicación de la tierra como lugar de recogimiento de los santos y la dedicación del sitio para el templo; en ambas ceremonias presidió el Profeta. En una reunión especial que tuvo lugar el 2 de agosto de 1831, doce hombres (en honor a las doce tribus de Israel), cinco de ellos de la rama de Colesville, colocaron el primer tronco “como fundamento de Sión en Kawtownship, a unos diecinueve kilómetros al oeste de Independence”14. Sidney Rigdon consagró y dedicó la tierra para el Señor, y, como parte del servicio religioso, dijo: “ ‘¿Se comprometen a obedecer en esta tierra las leyes de Dios que nunca obedecieron en sus propias tierras?’ ‘Sí’ [respondió la congregación]. ‘¿Se comprometen a ver que otros hermanos que vengan aquí obedezcan las leyes de Dios?’ [Los presentes otra vez dijeron:] ‘Sí’. Después de la oración [dedicatoria, el élder Rigdon], se puso de pie y dijo: ‘Declaro ahora esta tierra consagrada y dedicada al Señor para que sea una propiedad y una heredad para los santos (en el nombre de Jesucristo y habiendo recibido autoridad de Él); y para todos los fieles siervos del Señor hasta las más remotas épocas. Amén’ ”15.
La dedicación del sitio para el templo en Independence se realizó al día siguiente, con una reunión que fue también sencilla pero inspiradora. Después de la lectura del salmo 87, en el que se ensalzan la gloria y la majestad de Sión, se procedió a colocar una piedra en la esquina sudeste del terreno. A continuación, José Smith dedicó el sitio con una oración. Más tarde comentó que “la escena fue solemne e impresionante”16.
De acuerdo con un mandato que habían recibido (véase D. y C. 52:2), las autoridades convocaron a una conferencia que tuvo lugar el 4 de agosto en el municipio de Kaw, en la que el Profeta presidió. Sidney Rigdon aconsejó a los miembros que obedecieran todo requisito de los cielos; y se atendieron otros asuntos de la Iglesia, luego de lo cual las autoridades se separaron y algunas regresaron a Ohio17.
EL REGRESO A OHIO
Empezaron el viaje de regreso (en canoa por el río Misuri) el 9 de agosto de 1831. El primer día, el grupo se detuvo para pasar la noche en Osage, un puesto de avanzada del gobierno que ofrecía protección de los indios. El tercer día, W. W. Phelps tuvo una visión del “destructor con sus poderes más aterradores” cabalgando sobre las aguas; otras personas que estaban presentes oyeron los ruidos del maligno18. Ese suceso dejó una impresión muy fuerte en los viajeros, algunos de los cuales temían por su seguridad.
A la mañana siguiente, José Smith recibió una revelación en la que se les decía a los élderes que no era preciso que todo el grupo tuviera prisa en regresar, mientras que “los habitantes de ambos lados [del río] perecen en la incredulidad”; y se declaró que las aguas, particularmente las del río Misuri, ofrecían “muchos peligros”; no obstante, “después de un corto tiempo, si cumplen su misión, a mí me es igual que vayan por agua o por tierra”, reveló el Señor. Los élderes debían viajar en parejas y declarar “la palabra entre las congregaciones de los inicuos” (D. y C. 61:3, 4–5, 22, 33). El próximo día los hermanos tuvieron un feliz encuentro con los élderes que todavía estaban en camino a la tierra de Sión; el Profeta recibió una revelación para ellos en la que se les animaba a continuar hacia allá y a efectuar una reunión gozosa al llegar a Sión (véase D. y C. 62:1–4).
José Smith y sus acompañantes llegaron a Kirtland a fines de agosto; él comentó que los esfuerzos que habían hecho en el camino por predicar el Evangelio se habían visto frustrados porque Satanás había cegado los ojos de la gente19. También relató a los santos de Ohio los gloriosos sucesos que habían experimentado en su búsqueda de la tierra de Sión. En ese tiempo, el Señor hizo una promesa a todo miembro de Ohio que contribuyera en bien de los de Sión: “…recibirá una herencia en este mundo… y además, un galardón en el mundo venidero” (D. y C. 63:48).
LOS ADELANTOS EN SIÓN
Establecerse en una tierra de colonización era una experiencia nueva para la mayoría de los miembros de la Iglesia que llegaron procedentes del este. Era necesario cortar árboles; construir embarcaciones, puentes, represas y molinos, así como casas, cobertizos y cercas. Refiriéndose al otoño de 1831 [últimos meses del año en el hemisferio norte], Newel Knight escribió lo siguiente: “No estábamos acostumbrados a la vida de colonos, por lo que todo nos parecía nuevo y extraño, y el trabajo que debíamos realizar era diferente del que estábamos acostumbrados a hacer en el este. Sin embargo, perseveramos con gozo en el corazón y la determinación de hacer todo lo posible, y con toda diligencia pusimos manos a la obra de asegurarnos los alimentos y prepararnos para el invierno que estaba por llegar”20. Parley P. Pratt comentó con estas palabras de encomio la laboriosidad y el optimismo de un grupo de los santos de Misuri:
“Llegaron a fines del verano, cortaron forraje para el ganado, sembraron un poco de grano, prepararon terrenos para el cultivo y, durante el otoño y el invierno, se ocuparon de construir cabañas de troncos, etc. El invierno fue muy frío, y hubo unas diez familias que se vieron obligadas a vivir juntas un tiempo en una cabaña de troncos, abierta y sin terminar, cuyo suelo era la tierra congelada. Nuestra comida consistía en carne vacuna y pan hecho con maíz que se había rallado en un rallador de hojalata. Era un estilo de vida un tanto inconveniente para los que no tenían buena salud; pero lo hacíamos por el Evangelio, y todos estábamos alegres y felices…
“…Había un espíritu de paz y unión, y el amor y la buena voluntad se manifestaban en aquel pequeño grupo de la Iglesia que se hallaba en regiones desoladas, cuyo recuerdo siempre guardaré con cariño en el corazón”. Obviamente, lo que animaba a los santos y les levantaba el espíritu cuando estaban desalentados no era lo que Sión era en ese momento sino lo que podía llegar a ser21.
Poco a poco, empezaron a llegar los fondos desde el este. En enero de 1832, el obispo Edward Partridge había recibido ya $2694,70 [dólares] y había22 gastado $2677,83. Compró más tierra y supervisó el establecimiento de un almacén para recibir y distribuir los productos que los santos consagraran. Los líderes de la Iglesia en Misuri también organizaron una empresa de impresión como se les había mandado (véase D. y C. 58:37). William W. Phelps, a quien se había llamado para ser impresor y editor en Sión (véase D. y C. 57:11–12), se preparó para publicar el primer periódico de la Iglesia, The Evening and the Morning Star (La Estrella Matutina y Vespertina).
En la primavera y el verano de 1832, entre trescientos y cuatrocientos miembros de la Iglesia llegaron a Misuri, donde recibieron sus heredades de manos del obispo y empezaron a explotar las tierras. Una persona comentó lo siguiente observando la dedicación de los esfuerzos y la laboriosidad de la gente: “Era ciertamente peculiar contemplar cuatro o cinco yuntas de bueyes arando las fértiles tierras; se veían aparecer cercas y otras mejoras en rápida sucesión; se construían cabañas y se preparaban para servir de vivienda a las familias tan pronto como el tiempo, el dinero y las fuerzas lo permitían. Nuestras casas en esa nueva tierra presentaban un aspecto próspero —parecían un paraíso—, y la paz y felicidad que sentíamos no habrán sido mucho menores que las de nuestros primeros padres en el Jardín de Edén, puesto que no se escatimaban esfuerzos ni labor para cultivar las flores y las plantas más hermosas”23.
Aunque la tierra era abundante, los trabajadores y constructores especializados eran escasos; la mayoría de los habitantes de Sión eran granjeros y obreros, y lo que se necesitaba era carreteros, herreros, albañiles y carpinteros. Se recibió una revelación que mencionaba que debía mandarse llamar a “obreros de toda clase a esta tierra, para trabajar por el bien de los santos de Dios” (D. y C. 58:54), pero no tuvo resultados inmediatos. Levi Hancock, que era residente y carpintero de oficio, estaba abrumado de trabajo; su primera responsabilidad fue construir un edificio que fuera a la vez vivienda e imprenta para William W. Phelps24.
El 29 de mayo de 1832 se realizó una conferencia en la oficina de la imprenta, recién terminada, con el objeto de dedicarla. Oliver Cowdery y William W. Phelps dieron discursos, y luego el obispo Edward Partridge ofreció la oración dedicatoria25.
En junio de 1832, el hermano Phelps empezó a publicar el periódico The Evening and the Morning Star, en el cual, durante el año siguiente, se publicaron muchas de las revelaciones que recibió José Smith y que más tarde formaron parte de Doctrina y Convenios. Puesto que se trataba del único periódico que se publicaba en el condado y que tenía noticias nacionales e internacionales, lo leían también los que no eran miembros de la Iglesia; pero la publicación era de particular interés para los santos. En todos los números se prestaba atención especial al tema de exhortar a los miembros a que fueran fieles en cumplir sus deberes religiosos y familiares. En la primera edición, William W. Phelps dio el siguiente consejo: “Los discípulos deben apresurarse a preparar escuelas para sus niños, a fin de enseñarles como le complace al Señor y criarlos en las vías de santidad. Los que reciban el nombramiento para seleccionar y aprestar libros que puedan emplearse en las escuelas se dedicarán a ello tan pronto como se dé fin a los asuntos más urgentes. Pero los padres y tutores de la Iglesia de Cristo no tienen por qué esperar, puesto que es importante que a fin de que los niños sean buenos, se les enseñe el bien”26. En el otoño de 1832 empezó a funcionar una escuela, conocida como la Escuela Colesville, cerca de un gran manantial que había en el municipio de Kaw; Parley P. Pratt fue el primer maestro. Poco después, ese mismo año, se abrió en Independence otra escuela que funcionaba en una cabaña de troncos, construida para ese propósito, cerca del terreno del templo27.
En el periódico se hacía especial hincapié en la observancia apropiada del día de reposo. Una de las primeras revelaciones que recibió José Smith exhortaba a los santos de esta manera: “…irás a la casa de oración y ofrecerás tus sacramentos en mi día santo… para… rendir tus devociones al Altísimo” (D. y C. 59:9–10).
Los demás residentes del condado de Jackson no tenían por costumbre apartar el domingo como día especial ni reconocerlo como día santo. Para dar más énfasis a esta revelación, se publicó en el periódico lo siguiente: “Observen el día de reposo para guardarlo sagrado. El Señor no está complacido con un discípulo que haga ese día cualquier cosa que deba hacerse un día laborable. Tampoco deben los discípulos asistir un domingo a una reunión aquí y al siguiente a otra reunión allá, sino que, siempre que sea posible, deben asistir a las del lugar donde vivan… Ni se debe permitir que los niños se escapen y se pongan a jugar en lugar de estar donde se les enseñe el camino que deben seguir para su salvación. Somos hijos de Dios y debemos obedecer Su ley. Si un santo trabaja en el día de reposo, el mundo puede decir: Nosotros también lo hacemos. Si los santos viajan por asuntos de negocios en el día de reposo, el mundo puede decir: Nosotros también lo hacemos. Si los santos van de una reunión a otra para visitar amigos y hacerse ver, el mundo puede decir: Nosotros también lo hacemos. Si los hijos de los santos juegan en el día de reposo, el mundo puede decir: Los nuestros también lo hacen. Hermanos, debemos velar para que podamos entrar en el santo reposo del Señor”28.
El tema al que se prestaba mayor atención en las páginas del periódico era el del recogimiento, y se publicaron muchos artículos al respecto. En julio, el élder Phelps hizo recordar a los miembros que estuvieran preparándose para emigrar que debían llevar consigo una recomendación del obispo de Ohio o de tres élderes; también se les aconsejó no ponerse en viaje a Sión hasta que uno de los obispos les hubiese asegurado que se habían hecho los preparativos para recibirlos. Y se les advirtió que el no hacer caso de ese consejo “produciría pestilencia” y causaría confusión. “Más aún”, decía, “al apresurarse y forzar la venta de las propiedades, se han hecho sacrificios irrazonables; y, aunque este es un día de sacrificio y de requerir el diezmo, el hacer sacrificios exorbitantes e irrazonables no es agradable ante la vista del Señor”29. Más adelante, se aconsejó a los santos que viajaban a Sión que obedecieran los mandamientos de Dios “en todos los aspectos”, y que dieran un ejemplo tal que otras personas se vieran “obligadas a decir: ‘Se comportan como hijos de Dios’ ”30.
En noviembre de 1832, ya había 810 miembros de la Iglesia en Misuri. Hasta ese momento, le había sido posible a Sión integrar a los inmigrantes, y los santos estaban contentos con los resultados. Los editoriales del periódico reflejaban el optimismo que reinaba, y las perspectivas de Sión parecían brillantes y promisorias.
Historia Fecha |
Acontecimientos importantes |
Julio de 1831 |
Los miembros de Colesville llegan a Misuri. |
2 de agosto de 1831 |
Sidney Rigdon dedica la tierra como lugar para el recogimiento. |
3 de agosto de 1831 |
José Smith dedica el sitio para el templo en Independence. |
Junio de 1832 |
Aparece la primera edición de The Evening and the Morning Star. |