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CAPÍTULO CINCO: LA SALIDA A LUZ DEL LIBRO DE MORMÓN Y LA RESTAURACIÓN DEL SACERDOCIO


CAPÍTULO CINCO

LA SALIDA A LUZ DEL LIBRO DE MORMÓN Y LA RESTAURACIÓN DEL SACERDOCIO

El joven Profeta y la Iglesia que él restauraría iban a enfrentar acontecimientos muy importantes en el año 1829. A fines de 1828, Moroni le devolvió las planchas y el Urim y Tumim y le prometió que tendría otro escriba que le ayudaría en la traducción. Ese otoño, sus padres, que habían estado muy preocupados por él, fueron a Harmony a visitarlo y tuvieron la grata sorpresa de encontrarlo en un buen estado de ánimo y de enterarse de que las planchas y el Urim y Tumim estaban seguros en un cofre forrado de cuero que Emma Smith tenía. Cuando partieron de regreso a su hogar, los Smith iban “aliviados de una carga que era casi insoportable y… la alegría contrarrestaba todo el pesar” que habían sufrido antes1. La promesa que el Señor le había hecho de proporcionarle un escriba se cumplió en la primavera de 1829, cuando Oliver Cowdery llegó a Harmony; él y José Smith se dedicaron diligentemente a la labor de terminar la traducción del libro, y en el proceso aprendieron importantes principios del Evangelio, algunos de los cuales fueron un medio para tener nuevas experiencias espirituales y para la restauración del sacerdocio. De esa manera se fue preparando la vía para la organización de la Iglesia de Jesucristo, que tendría lugar al año siguiente.

LA LLEGADA DE OLIVER COWDERY

Durante el invierno de 1828 a 1829 [debe recordarse que el invierno en el hemisferio norte va de diciembre a marzo], José Smith trabajaba de vez en cuando en la traducción con la ayuda de su esposa y su cuñado; pero el tener que ganarse la vida le dejaba poco tiempo para esa tarea. Por otra parte, su suegro, Isaac Hale desconfiaba de las afirmaciones que él hacía sobre las planchas y no le brindaba ningún apoyo. De ahí que, en marzo de 1829, el Profeta haya dicho: “No sabía a dónde dirigirme y le supliqué al Señor que me proveyera los medios por los cuales me fuera posible hacer la obra que Él me había encomendado”2. El Señor le mandó interrumpir la labor por el momento, diciéndole: “…espera hasta que te mande, y te proporcionaré los medios para que cumplas lo que te he mandado” (D. y C. 5:34). El Profeta esperó confiado la llegada de un nuevo escriba, y el 5 de abril se presentó Oliver Cowdery.

Oliver Cowdery había nacido el 3 de octubre de 1806 en Wells, condado de Rutland, estado de Vermont, siendo el menor de ocho hijos. Recibió cierta instrucción para aprender a leer, escribir y los conocimientos elementales de aritmética. Varios de sus hermanos mayores, al darse cuenta de que las oportunidades de progreso económico eran limitadas en Vermont, se habían mudado para el oeste del estado de Nueva York. En 1825, su hermano menor los siguió y consiguió trabajo de dependiente en una tienda de ramos generales; también se dedicaba a los trabajos de herrero y de granjero. Oliver Cowdery era delgado, medía aproximadamente 1,65 m de estatura, tenía el cabello negro y ondulado, y ojos obscuros de mirada penetrante.

A principios de 1829, a uno de sus hermanos mayores, Lyman Cowdery, se le contrató para ser maestro de la escuela del pueblo que había en el municipio de Manchester, cerca de donde vivía la familia de Joseph Smith; pero como a él le era imposible tomar el puesto, sugirió a los administradores de la escuela que tomaran a su hermano Oliver. Después que éstos, entre los cuales se hallaba Hyrum Smith, lo aprobaron, Oliver Cowdery comenzó sus labores de maestro y recibió la invitación de hospedarse en la casa de los Smith. Lucy Mack Smith relata que, casi en seguida, “él empezó a escuchar toda clase de historias sobre las planchas y de inmediato comenzó a hacer [a mi esposo] insistentes preguntas sobre el asunto, aunque durante mucho tiempo no logró sacarle ninguna información”3. Los Smith se resistían a hablar de sus experiencias debido al ridículo que habían sufrido de parte de sus conocidos.

Una vez que Cowdery se ganó la confianza de la familia Smith, Joseph Smith le habló de las planchas; después de escucharlo, oró y meditó sobre el asunto y le confió al dueño de casa que sentía “la impresión de que tendría el privilegio de escribir para José Smith”, a quien todavía no había conocido. Luego, dijo a la familia que era “la voluntad del Señor” que fuera con Samuel a visitar al Profeta en la primavera, cuando terminaran las clases, agregando: “Si hay una labor para mí en esta obra, estoy determinado a cumplirla”4. De acuerdo con esos planes, Samuel Smith y Oliver Cowdery partieron en dirección a Harmony, Pensilvania, a principios de abril. El tiempo frío y húmedo de esa época del año hubiera desanimado a cualquier otra persona, pero Cowdery no estaba dispuesto a permitir que nada le impidiera conversar con José Smith.

Antes de llegar a la casa de los Smith, en Manchester, Oliver Cowdery había conocido a David Whitmer, que vivía en Fayette, Nueva York, y se había hecho amigo de él. Cuando estaban camino a Harmony, los dos hombres se detuvieron para ver a Whitmer, y éste le pidió a Cowdery “que le escribiera comunicándole su impresión de si sería verdad o mentira que José Smith poseía los anales antiguos”5. Esta amistad con los Whitmer iba a tener más adelante una gran importancia en la publicación del Libro de Mormón y en el establecimiento de la Iglesia.

Cuando Oliver Cowdery llegó a Harmony, el domingo 5 de abril, el Profeta reconoció en él al ayudante que el Señor le había prometido. Ambos estuvieron conversando sobre las experiencias de José Smith hasta muy avanzada la noche; al día siguiente, atendieron algunos asuntos pendientes, y el martes 7 de abril comenzaron a trabajar con diligencia en la obra de la traducción.

SE APRESURA LA TRADUCCIÓN

José Smith y Oliver Cowdery trabajaron casi incesantemente en la traducción durante todo abril; con la ayuda de su nuevo amigo, el Profeta traducía más rápidamente que nunca. En los tres meses siguientes, entre ambos terminaron la asombrosa tarea de traducir aproximadamente quinientas páginas impresas. Aquel fue un glorioso período para ellos. Oliver Cowdery escribió lo siguiente: “Estos fueron días inolvidables: ¡Estar sentado oyendo el son de una voz dictada por la inspiración del cielo…! Día tras día yo continuaba escribiendo las palabras de su boca, sin interrupción, según él traducía con el Urim y Tumim… la historia o relato llamado ‘el Libro de Mormón’”6.

En ese mes de abril, Oliver Cowdery recibió revelaciones importantes por medio de José Smith. La primera de ellas (que es ahora la sección 6 de D. y C.) lo felicitaba por sus deseos justos al suplicar al Señor y le recordaba que, “cuantas veces lo has hecho, has recibido instrucción de mi Espíritu. De lo contrario, no habrías llegado al lugar donde ahora estás” (vers. 14). Sin embargo, es evidente que Cowdery deseaba un testimonio más fuerte de la veracidad de la obra, porque el Señor le dijo:

“…Piensa en la noche en que me imploraste en tu corazón, a fin de saber tocante a la verdad de estas cosas.

“¿No hablé paz a tu mente en cuanto al asunto? ¿Qué mayor testimonio puedes tener que de Dios?” (D. y C. 6:22–23). Hasta recibir esa revelación, Oliver Cowdery aún no le había dicho al Profeta que una noche, mientras todavía se hallaba en casa de la familia Smith, había orado suplicándole a Dios que le hiciera saber si José Smith era en verdad un Profeta, y que había recibido una tranquila seguridad de que así era.

Cuando Cowdery pidió al Señor el poder de traducir, se le concedió su deseo y pasó a ser un segundo testigo. Después de traducir durante un tiempo breve, el Señor le dijo lo siguiente: “…te he quitado este privilegio” (D. y C. 9:5). Y luego le explicó:

“…Debes estudiarlo en tu mente; entonces has de preguntarme si está bien; y si así fuere, haré que tu pecho arda dentro de ti; por tanto, sentirás que está bien.

“Mas si no estuviere bien, no sentirás tal cosa, sino que te sobrevendrá un estupor de pensamiento que te hará olvidar lo que está mal; por lo tanto, no puedes escribir lo que es sagrado a no ser que lo recibas de mí” (D. y C. 9:8–9).

Más o menos en esos días Joseph Knight, un antiguo amigo, llegó procedente de Colesville, Nueva York (a unos 45 km de distancia), llevándoles provisiones, entre ellas, papas, pescado y una cantidad considerable de cereal; les llevó también papel y dinero para comprar más. Su visita fue muy importante para que la obra continuara, pues tanto Cowdery como José Smith habían estado buscando trabajo debido a la difícil situación económica en que se hallaban, y si se veían obligados a trabajar, aunque fuera sólo temporariamente, la traducción tendría que posponerse. Por lo tanto, quedaron profundamente agradecidos por esa ayuda tan oportuna y la consideraron un regalo del cielo.

RESTAURACIÓN DEL SACERDOCIO Y DEL BAUTISMO

José Smith y Oliver Cowdery estaban maravillados al ver revelarse en la traducción la visita del Salvador resucitado a los habitantes del continente americano y Sus enseñanzas sobre el bautismo (véase 3 Nefi 11:18–38). Al llegar a ese punto, se vieron impulsados a orar fervientemente para saber cómo podían recibir la bendición del bautismo. El 15 de mayo de 1829, los dos hombres se retiraron a orar en un bosque cercano que había junto a la ribera del río Susquehanna. Cowdery describe de esta manera la escena que se desarrolló allí: “…Repentinamente, cual si hubiera salido desde el centro de la eternidad, la voz del Redentor nos habló paz, y se partió el velo y un ángel de Dios descendió, revestido de gloria, y dejó el anhelado mensaje y las llaves del Evangelio de arrepentimiento. ¡Qué gozo! ¡Qué admiración! ¡Qué asombro! Mientras el mundo se hacía pedazos confundido… nuestros ojos vieron, nuestros oídos oyeron…”7.

El ángel se presentó diciendo que era “Juan, el mismo que es conocido como Juan el Bautista en el Nuevo Testamento, y que obraba bajo la dirección de Pedro, Santiago y Juan” (José Smith—Historia 1:72). Colocó las manos sobre José Smith y Oliver Cowdery, y les dijo: “Sobre vosotros, mis consiervos, en el nombre del Mesías, confiero el Sacerdocio de Aarón, el cual tiene las llaves del ministerio de ángeles, y del Evangelio de arrepentimiento, y del bautismo por inmersión para la remisión de pecados…” (José Smith—Historia 1:69; véase también D. y C. 13). A continuación, les explicó que más tarde se les conferiría el Sacerdocio de Melquisedec. Por primera vez en muchos siglos, el sacerdocio volvía a estar en la tierra.

Juan los instruyó para que José Smith bautizara a Oliver Cowdery, y éste, a su vez, bautizara después al Profeta; luego, debían conferirse mutuamente el Sacerdocio Aarónico. Al salir del agua en sus respectivos bautismos, ambos fueron llenos del espíritu de profecía; Cowdery “profetizó muchas cosas que habían de acontecer en breve”, y José Smith profetizó “concerniente al desarrollo de esta Iglesia, y muchas otras cosas que se relacionaban con ella y con esta generación de los hijos de los hombres”. Fueron “llenos del Espíritu Santo, y [se] regocija[ron] en el Dios de [su] salvación” (José Smith—Historia 1:73). Recibieron, además, una mayor comprensión del significado de las Escrituras. No obstante, tuvieron que mantenerlo todo en secreto debido a la persecución de los líderes religiosos locales. Isaac Hale, el suegro del Profeta, había intervenido para protegerlos, pero poco a poco iba perdiendo control de la situación.

Por esa época, llegaron a Harmony algunos visitantes. El primero fue Samuel, hermano menor de José Smith. Los dos hombres le contaron con entusiasmo las experiencias que habían tenido, le dijeron lo que el Señor estaba por hacer y le mostraron lo que habían traducido de las planchas; pero Samuel no quedó convencido, ni siquiera después haberle mostrado ellos pasajes de la Biblia sobre el Evangelio de Jesucristo. Por ese motivo, se retiró al bosque para tratar de aclarar sus dudas por medio de la oración. José Smith relató lo siguiente acerca de su hermano: “Como resultado de su acción, recibió él mismo la revelación que lo convenció de la verdad de nuestras afirmaciones. Y el 25 del mismo mes en el que a nosotros se nos había bautizado y ordenado, Oliver Cowdery lo bautizó. Él regresó a casa de nuestros padres lleno del Espíritu Santo, glorificando y alabando a Dios”8.

La segunda persona que los visitó fue Hyrum Smith, hermano mayor del Profeta; de acuerdo con sus deseos, José Smith le preguntó al Señor, por medio del Urim y Tumim, cuál era Su voluntad con respecto a Hyrum. El Señor le dijo a éste que sería “el medio para hacer mucho bien en esta generación” (D. y C. 11:8), pero que debía ser paciente y estudiar las Escrituras, incluso el Libro de Mormón que se estaba traduciendo, y prepararse para el día en que fuera llamado a predicar el Evangelio de arrepentimiento (véase D. y C. 11).

Poco después, José Smith y Oliver Cowdery fueron a Colesville; en el viaje de regreso, hacia fines de mayo de 18299, los principales Apóstoles del Señor, Pedro, Santiago y Juan, aparecieron ante ellos junto al río Susquehanna (véase D. y C. 128:20); estos visitantes angélicos les confirieron entonces el Sacerdocio de Melquisedec y las llaves del Apostolado (véase D. y C. 27:12). Apartir de ese momento, José Smith y Oliver Cowdery tuvieron la autoridad para actuar como agentes verdaderos del Señor en la edificación del Reino de Dios en la tierra.

SE FINALIZA LA TRADUCCIÓN

Poco después de haber comenzado a ayudar al Profeta en la labor de traducir, Oliver Cowdery le escribió una carta a David Whitmer, que vivía en el municipio de Fayette, testificando sinceramente que José Smith en verdad tenía los anales antiguos y que la obra en la que estaba embarcado era divina. Luego, le envió unas líneas de la traducción dando otra vez testimonio de que sabía que las planchas contenían un registro de los pueblos que habían habitado este continente. Whitmer, que tenía entonces veinticuatro años, se quedó entusiasmado y mostró las cartas a sus padres y hermanos. En la región de Harmony había empezado a aumentar la persecución, por lo que a fines de mayo Cowdery se puso en contacto con Whitmer para ver si había posibilidades de que él y José Smith fueran por un tiempo a vivir en la casa de la familia Whitmer, en Fayette. Peter Whitmer, el padre de David, respondió invitando al Profeta a vivir en su granja todo el tiempo que fuera necesario para terminar la traducción. John, otro de sus hijos, se ofreció a servirle de escriba. Además, había en Fayette muchas otras personas deseosas de oír hablar de la obra10.

Para los granjeros del lugar, era esencial sembrar los campos a fines de mayo si querían levantar buenas cosechas en el otoño [septiembre a diciembre en el hemisferio norte]; por lo tanto, David Whitmer tenía que arar y preparar la tierra antes de poder ir a buscar a sus amigos en el carro tirado por dos caballos. Un día, al terminar su labor, se dio cuenta de que en una jornada había hecho el trabajo que normalmente le habría llevado dos días; su padre también quedó impresionado por lo que les parecía un milagro, y comentó: “Tiene que haber un poder superior en todo esto, y creo que es conveniente que te vayas a Pensilvania en seguida que termines de esparcir el yeso”11. (El yeso en polvo se utilizaba en los campos con el fin de contrarrestar la acidez del suelo.) Al día siguiente, cuando el joven fue al campo para esparcir el yeso, tuvo la gran sorpresa de encontrarse con que el trabajo ya se había hecho; su hermana, que vivía cerca, le dijo después que sus hijos la habían llamado el día anterior para que observara a tres forasteros que estaban esparciendo el polvo con gran destreza; ella supuso que eran hombres contratados por David para hacer el trabajo12.

David Whitmer se apresuró a iniciar su jornada de tres días a Harmony, con el corazón lleno de gratitud por esa intervención divina. José Smith y Oliver Cowdery salieron a encontrarlo cuando se acercaba al pueblo. Aunque él no les había dicho exactamente cuándo llegaría, el Profeta había visto en una visión los detalles de su viaje a Harmony13. Esos tres milagros presenciados por David Whitmer fueron una manifestación de la condición de Profeta y Vidente de José Smith y de la intervención del Señor para que se pudiera iniciar con éxito la obra de la Restauración.

Ese fue el primer encuentro de José Smith con David Whitmer, y, tal como había sucedido con Cowdery, en seguida surgió una amistad entre ambos hombres. Al poco tiempo se pusieron en camino a Fayette, que quedaba a unos 160 km de allí. En esa oportunidad, Moroni se llevó las planchas para evitar el peligro de transportarlas de un lugar al otro. Durante el viaje, ocurrió un hecho extraordinario mientras iban en el carromato; David Whitmer lo describe de esta manera:

“De pronto, apareció junto al carromato un anciano de aspecto sereno y amable que nos saludó con estas palabras: ‘Buenos días. Hace mucho calor’, al mismo tiempo que se pasaba la mano por la cara. Le devolvimos el saludo y, atendiendo a una seña de José, lo invitamos a subir si es que iba hacia el mismo lugar que nosotros. Pero nos respondió con mucha amabilidad: ‘No. Yo voy hacia Cumorah’. Este era para mí un nombre desconocido, y no sabía a qué se refería. Nos miramos unos a otros y, mientras yo le dirigía a José una mirada interrogativa, el anciano desapareció en un instante…

“… Era el mensajero que llevaba las planchas, que las había tomado de manos de José en Harmony, antes de que empezáramos el viaje”14.

Los hombres llegaron a Fayette alrededor del 1º de junio, y al poco tiempo Emma Smith, que se había quedado en Harmony a cargo de la casa, llegó también para estar con su marido. La obra de la traducción comenzó de nuevo sin demoras. La familia Whitmer fue sumamente amable con el Profeta y su esposa y con Oliver Cowdery, atendiendo solícitamente a todas sus necesidades.

Al mismo tiempo que la traducción continuaba progresando, se enseñaba el Evangelio en el condado de Séneca, y en junio, Hyrum Smith, David Whitmer y Peter Whitmer, hijo, recibieron el bautismo para la remisión de los pecados. Los tres hijos de Peter Whitmer, David, John y Peter, llegaron a ser muy diligentes para ayudar en la obra. José Smith, deseoso de saber qué deberes se les debía asignar, oró al Señor y recibió una revelación para cada uno de ellos y a los tres se les dijo que debían ayudar a edificar el Reino de Dios declarando el arrepentimiento (véase D. y C. 14–16). Todos estos sucesos les hacían difícil la vida a Peter y Mary Whitmer, en cuya casa se hospedaban los Smith y Oliver Cowdery. Su hijo David comentó que esa carga había hecho aumentar tus estado de ansiedad de su madre y que, aunque ella no se quejaba, se sentía abrumada por todo lo que ocurría. Más adelante, él relató algo que le sucedió a la madre un día en que fue al granero, a ordeñar las vacas: “En el patio se encontró con el mismo anciano (a juzgar por la descripción que hizo de él) [el mismo que David había visto en el viaje], el cual le dijo: ‘Has sido muy fiel y diligente en tus labores, pero estás cansada porque has tenido que aumentar sus esfuerzos. Por lo tanto, a fin de que tu fe se vea fortalecida, es apropiado que recibas un testimonio’. Y a continuación, le mostró las planchas”15. Este hecho fortaleció a Mary Whitmer y su familia, quienes continuaron dando su apoyo a José Smith y a la importante obra en la que él se había embarcado.

EL PROCESO DE LA TRADUCCIÓN

No es mucho lo que se sabe del proceso de traducir el registro, principalmente porque los que más sabían de la traducción, José Smith y Oliver Cowdery, fueron quienes menos hablaron de ella. Más aún, Martin Harris, David Whitmer y Emma Smith, que también ayudaron al Profeta, no escribieron en esos días nada que describiera la obra. Los relatos muy breves que hicieron mucho después eran casi todos contradictorios.

El Profeta era reacio a dar detalles sobre la labor de traducción. En una conferencia de la Iglesia, que tuvo lugar el 25 y 26 de octubre de 1831, en Orange, estado de Ohio, su hermano Hyrum le pidió que hiciera un relato detallado del trabajo de publicación del Libro de Mormón. El Profeta respondió: “No se ha tenido el propósito de dar al mundo los detalles de la publicación del Libro de Mormón”16. En 1833, en una carta para la página editorial de un periódico, José Smith explicó lo esencial, pero dio pocos detalles, diciendo que el Libro de Mormón “se encontró mediante la ministración de un santo ángel y fue traducido a nuestro propio idioma por el don y el poder de Dios”17. Esa explicación está de acuerdo con la de Doctrina y Convenios, cuando dice que se le concedió “el poder para traducir el Libro de Mormón mediante la misericordia y el poder de Dios” (D. y C. 1:29), y que el Señor “le dio poder de lo alto para traducir el Libro de Mormón, por los medios preparados de antemano” (D. y C. 20:8).

Sin duda, la característica más importante de la traducción, según lo aclara la portada del Libro de Mormón, es que debía “interpretarse por el don de Dios”. Moroni, el último que tuvo a su cuidado el antiguo registro, exhorta a todo lector del libro a saber de su veracidad por medio de la oración, y promete que por el poder del Espíritu Santo toda persona puede saber si es o no verdadero (véase Moroni 10:4–5). El testimonio del Señor mismo en cuanto al Libro de Mormón dice que José Smith “ha traducido el libro, sí, la parte que le he mandado; y vive vuestro Señor y Dios, que es verdadero” (D. y C. 17:6).

Algunos de los que censuraron la obra indicaron que Sidney Rigdon había sido el autor principal del Libro de Mormón, basándolo en una novela de Solomon Spaulding titulada Manuscript Found o Manuscript Story [“El manuscrito encontrado” o “Historia de un manuscrito”] tomada como guía para las partes históricas del libro. Sin embargo, no hay ninguna evidencia de que Sidney Rigdon haya siquiera conocido a José Smith antes de la publicación del Libro de Mormón. De hecho, en su propio testimonio Rigdon afirmó que la primera vez que había oído hablar del libro había sido en octubre de 1830, cuando Parley P. Pratt le entregó un ejemplar de éste (véase las págs. 87–88 de este manual). El manuscrito de Solomon Spaulding se halló en la década de 1880, y no tiene similitud alguna con el Libro de Mormón. Esa teoría, obviamente inventada pero aceptada por muchas personas, es una estratagema de Satanás para desacreditar la palabra de Dios.

En 1827, cuando José Smith empezó a traducir, evidentemente comenzó por el libro de Lehi, del compendio que hizo Mormón de las planchas mayores de Nefi (véase el encabezamiento de la sección 10 de Doctrina y Convenios). Después de perderse las 116 páginas de manuscrito, parece que el Profeta empezó a traducir el libro de Mosíah, también de las planchas mayores. Acababa de empezar ese libro cuando se le envió a Oliver Cowdery para ayudarle, a principios de abril de 1829. Cinco semanas más tarde, el 15 de mayo, ya estaban traduciendo 3 Nefi, el sermón del Salvador a los nefitas sobre el bautismo. Hasta que se mudaron a la residencia de los Whitmer, en Fayette, el Profeta no tradujo las planchas menores de Nefi, que contienen desde 1 Nefi hasta Las Palabras de Mormón; se le había mandado traducir las planchas menores para reemplazar las 116 páginas que se habían perdido (véase D. y C. 10:43–45). El trabajo de John Whitmer como escriba en el manuscrito original del Libro de Mormón se limita al material de las planchas menores, lo que prueba que José Smith ya se encontraba en su casa cuando las tradujo18.

LOS TESTIGOS DEL LIBRO DE MORMÓN

Poco después de haber traducido José Smith los escritos de Nefi sobre la importancia de tener testigos (véase 2 Nefi 27:12–14; Éter 5), Martin Harris viajó de Palmyra a Fayette para averiguar cómo iba progresando la traducción. Él, con Oliver Cowdery y David Whitmer, le pidieron al Profeta que orara para preguntar al Señor si ellos podían ser los testigos prometidos. José Smith oró y recibió una revelación en la que se les dijo que si ejercían la fe “con íntegro propósito de corazón”, se les concedería el privilegio de contemplar las planchas sagradas, el pectoral, la espada de Labán, el Urim y Tumim usado por el hermano de Jared, y la Liahona, o sea, “los directores milagrosos que recibió Lehi mientras se hallaba en el desierto” (D. y C. 17:1). El Señor les dijo: “Y será por vuestra fe que se os concederá verlas, sí, mediante esa fe que tuvieron los profetas de la antigüedad” (D. y C. 17:2). Además, les dijo que después de ver esas cosas, tendrían la obligación de testificar de ellas al mundo (véase el vers. 3).

Tan pronto como terminó la traducción, José Smith mandó decir a sus padres que fueran a la casa de los Whitmer, en Fayette. Cuando ellos llegaron, llevando consigo a Martin Harris, tuvieron una conmovedora velada leyendo juntos el manuscrito. A la mañana siguiente, los futuros testigos y los demás que estaban en la casa se reunieron para tener la acostumbrada reunión espiritual en la que leían las Escrituras, cantaban y oraban. Lucy Smith escribió lo siguiente sobre esa reunión: “José, que estaba de rodillas, se levantó y acercándose a Martin Harris con una solemnidad que hasta el día de hoy me conmueve, cada vez que lo recuerdo, le dijo: ‘Martin Harris, usted debe presentarse humildemente ante Dios en este día a fin de obtener el perdón de sus pecados. Si lo hace, es la voluntad de Dios que contemple las planchas junto con Oliver Cowdery y David Whitmer’ ”19.

Después, los cuatro hombres se fueron al bosque para procurar el cumplimiento de esa promesa; después de fracasar en dos intentos, Martin Harris sintió que era su presencia lo que les impedía recibir la respuesta afirmativa, por lo que se retiró a cierta distancia de ellos para orar en privado. Apenas volvieron los otros tres a sus oraciones cuando Moroni apareció en la gloria, llevando en las manos las planchas. José Smith lo describió con estas palabras: “Él volvió las páginas, una por una, para que las viéramos y distinguiéramos claramente los grabados… Escuchamos una voz que provenía de la luz brillante que estaba sobre nosotros, diciendo: ‘Estas planchas se han revelado por el poder de Dios y han sido traducidas por el poder de Dios. La traducción que habéis visto es correcta, y os mando dar testimonio de lo que ahora veis y oís’.

“En ese momento me alejé de David y Oliver y fui a buscar a Martin Harris, al que encontré a considerable distancia de allí, sumido en ferviente oración. No obstante, me dijo en seguida que no había logrado una respuesta del Señor y me suplicó con insistencia que orara con él, a fin de que él también fuera digno de las bendiciones que nosotros acabábamos de recibir. Por lo tanto, nos unimos en la oración y finalmente obtuvimos nuestros deseos, pues antes de que termináramos, se abrió ante nuestros ojos la misma visión; al menos, se abrió ante mí, y contemplé y oí las mismas cosas, mientras que en ese momento Martin Harris exclamó, hallándose aparentemente en un éxtasis de gozo: ‘¡Es suficiente, es suficiente! ¡Mis ojos han visto! ¡Mis ojos han visto!’ ”20.

Cuando el Profeta regresó a casa de los Whitmer, les habló a sus padres del alivio que sentía porque otras personas habían visto al ángel y contemplado las planchas, y tendrían que dar testimonio de esas verdades: “Ahora, ellos mismos saben que no ando de aquí para allá tratando de engañar a la gente; me siento como si se me hubiera aliviado de una carga que era casi demasiado pesada para mí, y mi alma se regocija porque ya no estoy completamente solo en el mundo”21. Los Tres Testigos dieron su testimonio de la experiencia: “…Nosotros, por la gracia de Dios el Padre, y de nuestro Señor Jesucristo, hemos visto las planchas que contienen esta relación… Y también sabemos que han sido traducidas por el don y el poder de Dios, porque así su voz nos lo declaró; por tanto, sabemos con certeza que la obra es verdadera…”22. También testificaron que el ángel les había mostrado los grabados de las planchas. Desde entonces, su testimonio ha aparecido en todas las ediciones del Libro de Mormón.

A los pocos días, hubo otros ocho testigos —hombres fieles que se mantuvieron cerca del Profeta durante la traducción— elegidos también para ver las planchas. Esos ochos hombres eran: Joseph Smith, el padre de José Smith; los hermanos del Profeta, Hyrum y Samuel; cuatro de los hermanos Whitmer: Christian, Jacob, Peter y John; y Hiram Page, cuñado de ellos. Se le permitió a José Smith mostrarles las planchas cerca de la casa de los Smith en Manchester, cuando él estaba haciendo los arreglos para la publicación del libro23. Los Ocho Testigos testificaron que habían tomado en sus manos las planchas, que las habían levantado y habían visto los grabados de las hojas, y su testimonio también se incluye en todas las ediciones del Libro de Mormón. De esa manera, de acuerdo con la ley divina por la que se requieren testigos, se confirma la veracidad del Libro de Mormón y se hace responsables a los habitantes de la tierra según el contenido del libro.

A partir de ese momento, cada uno de los once testigos especiales de las planchas del Libro de Mormón desempeñó cargos eclesiásticos importantes en la Iglesia restaurada. Cinco de ellos, los tres de la familia Smith y Christian y Peter Whitmer, hijo, murieron mientras se hallaban prestando diligente servicio a la Iglesia; pero los Tres Testigos —Martin Harris, Oliver Cowdery y David Whitmer— se apartaron de ella con el tiempo. John y Jacob Whitmer y Hiram Page, tres de los Ocho Testigos, también abandonaron la fe; sin embargo, ninguno de esos seis negó jamás su testimonio, aun cuando todos tuvieron muchas oportunidades de hacerlo, sino que defendieron con firmeza la veracidad de ese testimonio en toda ocasión que se les presentó. Con el correr de los años, Oliver Cowdery y Martin Harris volvieron a la Iglesia y murieron siendo miembros activos.

LA PUBLICACIÓN DEL LIBRO DE MORMÓN

Unos días después de la llegada de José Smith y Oliver Cowdery a Fayette, en junio de 1829, el Profeta consideró que ya estaba bastante adelantado en la traducción y que debía solicitar los derechos de autor; por consiguiente, el 11 de junio hizo la solicitud y se le concedieron los derechos de autor del Libro de Mormón en el Distrito Norte de Nueva York24. Así se protegió el libro del plagio.

Con la obra de traducción ya casi terminada, a fines de junio, el Profeta empezó a hacer arreglos para la publicación del libro; se llevaron a cabo varias negociaciones con un impresor de Palmyra llamado Egbert B. Grandin, que tenía veintitrés años. Le presentaron la portada con unas cuantas páginas del manuscrito para que les diera un precio aproximado de la impresión. Grandin y sus socios no estaban muy dispuestos a tomar el trabajo de imprimir “la Biblia de oro”, como lo llamaban; por esa razón, José Smith y sus amigos fueron a Rochester, donde se pusieron en contacto con Thurlow Weed, prominente ciudadano e impresor, que rechazó el trabajo porque no creía en el relato de José Smith sobre la traducción. De allí se fueron a hablar con otro hombre de Rochester, Elihu F. Marshall, el cual estuvo dispuesto a imprimir y encuadernar el manuscrito, pero les pidió un precio exorbitante. Los hermanos volvieron a hablar con Grandin y por fin lo persuadieron a imprimir el libro, con la condición de que Martin Harris firmara un acuerdo de hipoteca sobre su granja de Palmyra, comprometiéndose a pagar el trabajo aunque tuviera que vender parte de su tierra. En esos días, el Profeta había recibido otra oferta de una imprenta de Rochester por lo que Grandin accedió a publicar el libro. El 17 de agosto de 1829 se firmó un acuerdo de imprimir cinco mil ejemplares por el precio de tres mil dólares25. En aquella época, esa era una cantidad enorme de ejemplares, particularmente tratándose de una pequeña imprenta local.

José Smith había aprendido una lección muy importante con la pérdida de las ciento dieciséis páginas de manuscrito, y esa vez asignó a su hermano Hyrum y a Oliver Cowdery la tarea de supervisar el trabajo de impresión, mientras él regresaba a Harmony, donde estaba su esposa Emma, y atendía algunos asuntos personales. Les dejó instrucciones estrictas de preparar un segundo manuscrito para el impresor y de guardar el original en la casa de los Smith, para protegerlo. Por lo tanto, Oliver Cowdery preparó una copia especial para el impresor26 y, por razones de seguridad, ésta se llevaba en pequeñas porciones a la imprenta de Grandin, según la obra iba progresando. Durante varios meses Hyrum Smith iba casi diariamente a la imprenta para supervisar la obra. Si se tiene en cuenta el procedimiento, no es de extrañar que el libro haya salido con algunos errores de copia y de imprenta. Más aún, el manuscrito original no contenía puntuación ni división en párrafos; este trabajo lo hizo John H. Gilbert, el tipógrafo de Grandin, con la autorización previa de Hyrum Smith. En la edición de 1837, preparada por Parley P. Pratt, y en la de 1840, preparada con esmero por el Profeta mismo, se corrigieron los errores de imprenta y se revisó el trabajo hecho por Gilbert.

Durante la impresión del Libro de Mormón, Oliver Cowdery “aprendió el oficio de impresor en la oficina de E. B. Grandin, componiendo con sus propias manos muchos de los caracteres del libro”27.

Aun antes de que se terminara de imprimir, surgió la oposición al nuevo libro de Escrituras. Un hombre llamado Abner Cole, que opinaba que el Libro de Mormón era basura, utilizaba el edificio y la imprenta de Grandin en las noches y los domingos para publicar un periódico de Palmyra, Reflector, empleando el seudónimo Obediah Dogberry. Teniendo fácil acceso al manuscrito que utilizaba el impresor, robó unas páginas con la intención de publicarlas. Un domingo del mes de diciembre, Hyrum Smith y Oliver Cowdery sintieron cierta inquietud y fueron a la imprenta del pueblo, donde encontraron a Cole trabajando febrilmente en un extracto del Libro de Mormón.

Al verlo, le ordenaron que se desistiera de la tarea, puesto que ellos tenían los derechos de autor legalizados, pero él los desafió publicando trozos del libro en el Reflector. Joseph Smith, padre, fue de inmediato a hablar con el Profeta y lo llevó de nuevo a Palmyra. Cuando el Profeta llegó, le exigió a Cole que cesara su piratería literaria; éste lo provocó a una pelea, pero él conservó la calma y al final logró que prevaleciera la razón. Con esto, la última porción del libro que se publicó en el periódico salió en el número del 22 de enero de 183028.

Las burlas de Cole eran un ejemplo de la actitud que tenía en general la gente de Palmyra en esa época. Un grupo de personas hizo una reunión en la cual se resolvió no comprar el libro cuando se publicara. Al saber que Grandin estaba un tanto inquieto por la situación, José Smith regresó a Palmyra para tranquilizarlo asegurándole que se le pagaría el costo de la impresión29. Mientras tanto, Martin Harris, temiendo perder su granja si el Libro de Mormón no tenía éxito, fue a hablar con el Profeta para pedirle consejo. En respuesta, se le mandó por revelación “no codiciar [sus] propios bienes, sino dar liberalmente de ellos” para los gastos de impresión del libro (véase D. y C. 19:26). En abril de 1831, se vendieron aproximadamente 37 hectáreas de la granja de Harris con el fin de pagarle a Grandin. Este sacrificio hizo posible la publicación del Libro de Mormón30. El periódico Wayne Sentinel anunció que el 26 de marzo de 1830 se pondrían en venta los primeros ejemplares del libro.

El Libro de Mormón representa la voluntad del Señor para la gente de estos últimos días. Nuestra generación tiene el privilegio de contar con la descripción que el Señor mismo hizo de esta gran obra:

El Libro de Mormón “contiene la historia de un pueblo caído, y la plenitud del Evangelio de Jesucristo a los gentiles y también a los judíos;

“el cual se dio por inspiración, y se confirma a otros por la ministración de ángeles, y por ellos se declara al mundo;

“probando al mundo que las Santas Escrituras [la Biblia] son verdaderas, y que Dios inspira a los hombres y los llama a su santa obra en esta edad y generación, así como en las antiguas” (D. y C. 20:9–11).

ACONTECIMIENTOS RELACIONADOS CON LA PUBLICACIÓN DEL LIBRO DE MORMÓN

11 de junio de 1829. Se obtienen los derechos de autor para el Libro de Mormón.

1º de julio de 1829. Se termina la traducción del Libro de Mormón.

Julio de 1829. Oliver Cowdery empieza el manuscrito del Libro de Mormón para el impresor.

17 de agosto de 1829. José Smith y Martin Harris hacen contrato con Egbert Grandin para la publicación de cinco mil ejemplares del Libro de Mormón.

Agosto de 1829. Oliver Cowdery entrega al impresor las primeras páginas del manuscrito; se comienza la composición tipográfica y se imprimen las primeras hojas. Se le da a Stephen Harding la primera portada del libro.

25 de agosto de 1829. Martin Harris hipoteca su granja en tres mil dólares para pagar al impresor.

Octubre de 1829. José Smith regresa a Harmony, Pensilvania.

6 de noviembre de 1829. Oliver Cowdery le escribe a José Smith explicándole que la impresión se ha demorado por razones de salud y porque Grandin espera recibir más tipos de imprenta. Cowdery había llegado a Alma 36 en el manuscrito que preparaba para el impresor.

2 de enero de 1830. Abner Cole publica ilegalmente trozos del Libro de Mormón en su periódico Reflector.

16 de enero de 1830. Joseph Smith, padre, y Martin Harris llegan a un acuerdo de tener partes iguales en el privilegio de vender el Libro de Mormón hasta pagar la deuda a Grandin.

Enero de 1830. Grandin detiene la impresión del libro por estar amenazándose un boicoteo del Libro de Mormón. José Smith viaja de Harmony a Palmyra para hablar con Cole y convencer a Grandin de que termine de imprimir el libro.

19 de marzo de 1830. El periódico Wayne Sentinel publica el anuncio de que el Libro de Mormón estará a la venta al cabo de una semana.

26 de marzo de 1830. El periódico Wayne Sentinel publica el anuncio de que el Libro de Mormón ya se ha puesto en venta.

NOTAS

  1. Lucy Mack Smith, History of Joseph Smith, ed. por Preston Nibley. Salt Lake City: Bookcraft, 1958, pág. 137.

  2. Joseph Smith, 1832 History, pág. 5; citado por Dean C. Jessee, ed., en The Personal Writings of Joseph Smith. Salt Lake City: Deseret Book Company, 1984, pág. 8; puntuación revisada.

  3. Smith, History of Joseph Smith, pág. 138.

  4. En la obra de Smith, History of Joseph Smith, pág. 139.

  5. History of the Church, 1:4432.

  6. Latter Day Saints’ Messenger and Advocate, oct. de 1834, pág. 14; véase también José Smith—Historia 1: nota del vers. 71 (ed. SUD).

  7. En Latter Day Saints’ Messenger and Advocate, oct. de 1834, pág. 15; véase también José Smith—Historia 1: nota del vers. 71 (ed. SUD).

  8. History of the Church, 1:44.

  9. Larry C. Porter, “The Restoration of the Aaronic and Melichizedek Priesthoods”, Ensign, dic. De 1996, pág. 33.

  10. Véase History of the Church,1:48–49; Millennial Star, dic. 9, 1878, pág. 772; Millennial Star, jul. 4, 1881, págs. 422–423.

  11. Véase de Lucy Mack Smith, History of Joseph Smith, pág. 148.

  12. Véase de Lucy Mack Smith, History of Joseph Smith, págs. 148–149.

  13. Véase “Report of Elders Orson Pratt and Joseph F. Smith”, Millennial Star, dic. 9, 1878, pág. 772.

  14. “Report of Elders Orson Pratt and Joseph F. Smith”, pág. 772.

  15. “Report of Elders Orson Pratt and Joseph F. Smith”, págs. 772–773.

  16. Far West Record: Minutes of The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints, 1830–1844, ed. por Donald Q. Cannon y Lyndon W. Cook, Salt Lake City: Deseret Book Company, 1983, pág. 23.

  17. History of the Church, 1:315.

  18. Véase de Stan Larson, “‘A Most Sacred Possession’: The Original Manuscript of the Book of Mormon”, Ensign, sept. de 1977, pág. 90.

  19. Lucy Mack Smith, History of Joseph Smith, págs. 151–152.

  20. History of the Church, 1:54–55.

  21. Citado por Lucy Mack Smith, History of Joseph Smith, pág. 152.

  22. El Libro de Mormón, “El testimonio de ocho testigos”.

  23. Véase History of the Church, 1:58.

  24. Véase History of the Church, 1:58–59, 71.

  25. Véase History of the Church, 1:71.

  26. Véase History of the Church, 1:75.

  27. Véase “Historic Dicoveries at the Grandin Building”, Ensign, julio de 1980, págs. 49–50.

  28. Wayne County Journal, Lyons, Nueva York, mayo 6, 1875; información obtenida de Donald E. Enders, Joseph Smith Family, en Palmyra/Manchester, Nueva York, fichero de investigación, Museo de Historia y Arte de la Iglesia, Salt Lake City, Utah, 1989.

  29. Véase de Lucy Mack Smith, History of Joseph Smith, págs. 164–166; de Richard L. Bushman, Joseph Smith and the Beginnings of Mormonism, Chicago: University of Illinois Press, 1984, págs. 108–109; de Russell R. Rich, “The Dogberry Papers and the Book of Mormon”, Brigham Young University Studies, Primavera de 1970, págs. 315–320.

  30. Véase de Lucy Mack Smith, History of Joseph Smith, págs. 166–167.

  31. Véase de Wayne C. Gunnell, “Martin Harris—Witness and Benefactor to the Book of Mormon”, tesis para la maestría, Universidad Brigham Young, 1955, págs. 37–40.

Historia

Fecha

 

Acontecimientos importantes

Otoño de 1828

José Smith vuelve a recibir las planchas y el Urim y Tumim.

7 de abril de 1829

El Profeta recomienza la traducción con la ayuda de Oliver Cowdery.

15 de mayo de 1829

Juan el Bautista restaura el Sacerdocio Aarónico.

Mayo–junio

Pedro, Santiago y Juan restauran en 1829 el Sacerdocio de Melquisedec.

1º de junio de 1829

José Smith y Oliver Cowdery se trasladan a Fayette para terminar la traducción.

Otoño de 1829–Invierno de 1830

Se publica por primera vez el Libro de Mormón en Palmyra.

26 de marzo de 1830

Se pone en venta el Libro de Mormón en Palmyra.

Oliver Cowdery

Oliver Cowdery (1806–1850)

Joseph and Oliver translating

Cuadro de José Smith y Oliver Cowdery traduciendo, pintado por Del Parson.

Smith home in Harmony

La casa de José y Emma Smith en Harmony, Pensilvania. La parte central es la casa original; en ella, el 15 de junio de 1828 la hermana Smith dio a luz al primer hijo de ambos, Alvin, que murió ese mismo día.

En esa casa fue donde José Smith tradujo gran parte del Libro de Mormón. Mientras vivían en Harmony, el Profeta recibió también varias revelaciones (véase D. y C. 3–13, 24–27).

map of Harmony

Casa de Isaac Hale

Case de José Smith

Arroyo

Río Susquehanna

RUTA 171

Cementerio McKune

Monumento

Manantial

5 1/2 há. propiedad de José Smith

En Harmony, José y Emma Smith vivieron con los padres de ella, hasta que Isaac Hale (el padre) se enojó porque el Profeta no le permitía ver las planchas. Los jóvenes Smith le compraron entonces 5 1/2 há. de tierra con una casa, por el precio de doscientos dólares; era un terreno largo y angosto que por el sur llegaba hasta el río Susquehanna.

Es probable que el Sacerdocio Aarónico haya sido restaurado en el predio de los Smith, o muy próximo, en la ribera del río. Entre los años 1947–1956, la Iglesia compró tres parcelas de esa tierra, a fin de conseguir lo más que fuera posible de los terrenos originales. En 1960 se erigió un monumento cerca de la casa de José Smith, para conmemorar la restauración del Sacerdocio Aarónico.

Isaac and Elizabeth Hale gravestone

Los padres de Emma Smith, Isaac y Elizabeth Hale, están enterrados en el cementerio McKune; también Alvin, el primer hijo de los Smith, está enterrado allí.

La lápida de Isaac Hale tiene la siguiente inscripción: “ISAAC HALE falleció el 11 de enero de 1839, a la edad de 75 años, 10 meses y 10 días”.

“El cuerpo de Isaac Hale, el Cazador, como las cubiertas de un viejo libro con las páginas rotas y perdido ya el contenido y el dorado de los cantos, yace aquí para alimento de los gusanos; no obstante, la obra no se ha perdido porque, como él lo creía, volverá a aparecer una vez más en una edición más hermosa, revisada y corregida”.

La lápida de Elizabeth Hale dice sencillamente: “Elizabeth, esposa de Isaac Hale, falleció el 16 de febrero de 1842, a la edad de 75 años, 2 meses y 28 días”.

Hyrum Smith

Hyrum Smith (1800–1844) era el hermano mayor del Profeta José Smith y fue asesinado con él en la cárcel de Carthage, Illinois, en junio de 1844.

David Whitmer

David Whitmer (1805–1888) fue uno de los Tres Testigos del Libro de Mormón. Murió en Richmond, estado de Misuri, a la edad de ochenta y tres años.

Book of Mormon manuscript page

Porción del manuscrito del Libro de Mormón escrita por John Whitmer, que fue una de las personas que le sirvió de escriba al profeta José Smith mientras traducía las planchas.

Los Ocho Testigos de las planchas del Libro de Mormón

Nombre

Fecha de nacimiento

Lugar de nacimiento

Edad al ver las planchas

Ocupación

Fallecimiento

Christian Whitmer

18 de enero de 1798

Harrisburg, Pensilvania

31 años

Zapatero

27 de noviembre de 1835 Condado de Clay, Misuri. Fiel hasta el fin.

Jacob Whitmer

27 de enero de 1800

Harrisburg, Pensilvania

29 años

Zapatero

21 de abril de1856 Richmond, Misuri.

Peter Whitmer, hijo

27 de septiembre de 1809

Fayette, Nueva York

19 años

Sastre y agricultor

22 de septiembre de 1836 de 1809 Liberty, Condado de Clay, Misuri. Fiel hasta el fin.

John Whitmer

27 de agosto de 1802

Harrisburg, Pensilvania

26 años

Agricultor

11 de julio 1878 Far West, Misuri.

Hiram Page

1800

Vermont

29 años

Médico Agricultor

12 de Agosto de 1852 Excelsior Springs, Misuri.

Joseph Smith (padre de José)

12 de julio de 1771

Topsfield, Condado de Essex, Massachusetts

57 años

Agricultor

14 de septiembre de 1840 (padre de José) Nauvoo, Illinois. Fiel hasta el fin.

Hyrum Smith

9 de febrero de 1800

Turnbridge, Vermont

29 años

Agricultor

27 de junio de 1844 Carthage, Illinois. Fiel hasta el fin.

Samuel H. Smith

13 de marzo de 1808

Turnbridge, Vermont

21 años

Agricultor

30 de julio de 1844 Nauvoo, Illinois. Fiel hasta el fin.

copyright certificate

El documento original de derechos de autor para el Libro de Mormón. Richard R. Lansing, que era secretario del tribunal del distrito federal, preparó dos copias de la solicitud, una de las cuales se halla en los Archivos de la Iglesia; la otra está en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos.

Egbert B. Grandin

Egbert Bratt Grandin (1806–1845), que a los dieciocho años era aprendiz de impresor en el periódico semanal de Palmyra, el Wayne Sentinel. Cuando se le llevó el manuscrito del Libro de Mormón a fin de que lo preparara para publicación, ya tenía gran experiencia en el negocio de imprenta. Este es un retrato hecho en 1843 por Alonzo Parks.

E. B. Grandin journal

Trozo del diario personal de E. B. Grandin, comenzado en enero de 1831. Esta porción, escrita el 14 de julio de ese año, dice que pasó “la mayor parte del día transportando Biblias de Oro desde el taller de encuadernación del señor [Luther] Howard a mi librería”.

storefront of Grandin print shop

El negocio de Grandin está frente a los dos carruajes. El Libro de Mormón se imprimió en el tercer piso.

old press

Acá se ve la “imprenta de Smith”, en la cual se imprimió el Libro de Mormón. Grandin quizás la haya comprado unos seis meses antes de empezar el trabajo. La Iglesia adquirió la imprenta en 1906.

El trabajo de tipografía, impresión y encuadernado era una dura labor. Había que tomar los caracteres o los espaciadores, uno por uno, de la caja de tipos, y colocarlos en la forma de la que salían ocho páginas; luego, se pasaba la tinta a los tipos y se ponían grandes hojas de papel en un marco que se colocaba sobre los tipos; a continuación, se movía una palanca que bajaba una pesada plancha de hierro sobre el papel y los tipos.

El proceso se repetía cinco mil veces, y cada hoja se colgaba a secar. Después, se preparaban otras ocho páginas con los tipos y se imprimía el reverso de las hojas, dando como resultado dieciséis páginas que se doblaban y se cosían para formar el libro; al encuadernarlo, se cortaban del tamaño deseado. Para completar el Libro de Mormón, se necesitaron unas treinta y cinco de esas unidades de dieciséis páginas o pliegos27.

Los pliegos se hacían doblando las hojas al medio tres veces; luego, se ponían uno sobre otro. Una vez terminada la impresión, los pliegos se juntaban en el orden apropiado, se cosían, prensaban, pegaban y recortaban antes de la encuadernación. Para las cubiertas, se forraban con papel blanco trozos de cartón especial que se fijaban al libro; después, se cubrían con un cuero delgado que se pegaba al exterior y se le grababa encima el título en letras doradas.

uncut sheet from first Book of Mormon

En agosto de 1829, un señor llamado Stephen S. Harding fue a Palmyra para visitar familiares y amigos; mientras se encontraba allí, un primo suyo, de nombre Pomeroy Tucker, que era capataz de la imprenta de Grandin, le regaló la portada y la primera hoja entera de impresión del Libro de Mormón. Más adelante, siendo una prominente figura política del estado de Indiana, muchas veces recibía en su casa a misioneros que iban al oeste o volvían de allá, y les mostraba el documento.

En agosto de 1847, Harding le entregó la hoja a Robert Campbell, que la llevó al estado de Utah. En 1861, Harding fue nombrado gobernador territorial de Utah por el presidente Abraham Lincoln. Cuando llegó a Utah, Campbell fue a verlo y le pidió que verificara la importancia del documento que había recibido de sus manos; él lo hizo, escribiendo estas palabras que aparecen en la esquina superior derecha: “Esta es la primera impresión que salió de la forma con la cual se imprimió el Libro de Mormón; me fue entregada por el prensista, en el pueblo de Palmyra, Nueva York”. La declaración lleva la firma de S. S. Harding.

John Hulburd Gilbert, Jr.

John Hulburd Gilbert, hijo, (1802–1895), tipógrafo del Libro de Mormón. Como en el manuscrito original la puntuación era muy deficiente, Gilbert fue colocando la puntuación en la mayor parte del libro a medida que trabajaba en él. Una vez que se ganó la confianza de Hyrum Smith y Oliver Cowdery, se le permitió llevarse el manuscrito a su casa varias noches y marcar con lápiz la puntuación.

Esta fotografía fue tomada en 1892, cuando Gilbert tenía noventa años.

written contract between Joseph Smith and Martin Harris

En este acuerdo, firmado el 16 de enero de 1830, Joseph Smith, el padre del Profeta, convenía en que las primeras ganancias de la venta del Libro de Mormón serían para Martin Harris con el fin de cubrir el costo de la impresión, aliviando de esa manera a éste de llevar sobre sí la carga total del gasto. No obstante, Martin Harris tuvo que vender unas 37 hectáreas de su granja en 1831, para saldar la deuda.

newspaper advertisement for Book of Mormon

El 19 de marzo de 1830, el periódico Wayne Sentinel de Palmyra publicó un anuncio que decía: “Se nos ha pedido que anunciemos que el ‘Libro de Mormón’ se pondrá en venta al público dentro de una semana”. El 26 de marzo apareció en el mismo periódico otro anuncio diciendo que el Libro de Mormón ya estaba en venta.