CAPÍTULO CUARENTA Y SIETE
CONTINÚA EL PROGRESO EN LA PRIMERA PARTE DE LA DÉCADA DE 1990
1La última década del siglo veinte destacó por un continuo progreso en medio de los cambios imprescindibles para adaptarse a las crecientes necesidades de la Iglesia del Señor. Al extenderse la Iglesia más allá de los límites de sus congregaciones para proveer ayuda humanitaria, educación y demostrar buena voluntad hacia todos los pueblos, las dificultades que amenazaban impedir la expansión del reino llegaron muchas veces a beneficiar la obra del Señor. El Salvador dijo refiriéndose a Su reino: “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder” (Mateo 5:14). Esa luz fue haciéndose cada vez más visible al acercarse el fin del siglo.
LA IGLESIA EN ÁFRICA OCCIDENTAL
A fines de la década de 1980 y principios de la de 1990, el África Occidental de población negra fue una de las regiones donde la Iglesia experimentó gran crecimiento. La primera estaca de esa zona se organizó en 1988, en Aba, Nigeria. En la histórica conferencia en la cual se organizó la estaca hubo una asistencia de más de mil personas2; por primera vez, todos los líderes de una estaca de la Iglesia eran negros. Tres años después la Iglesia fue legalmente reconocida en la Costa de Marfil3.
No obstante, la Iglesia sufrió un retraso en Ghana, otro país del occidente de África. El 14 de junio de 1989, después de más de diez años de haber tenido la Iglesia personería jurídica en Ghana, el gobierno anunció inesperadamente la expulsión de los doce misioneros Santos de los Últimos Días, así como los de otros tres grupos religiosos, alegando que se prohibían esas religiones por “conducirse de una manera que socava[ba] la soberanía de Ghana”. Por esa razón, la Iglesia se vio obligada a relevar a sus setenta y dos misioneros africanos. Un año y medio más tarde, después de pacientes negociaciones, el gobierno de Ghana le permitió reanudar las actividades religiosas4.
Aunque debido a la prohibición se suspendieron muchas de las funciones de la Iglesia, esto, en realidad, fortaleció a los santos de esa región. Menos de cuatro meses después de haberse levantado la prohibición se organizaron estacas en Acra y en Cape Coast. Cuando volvió a abrirse la misión, se pusieron en contacto con los setenta y dos misioneros que habían sido relevados para averiguar si deseaban reanudar la obra misional; tres estaban en el extranjero, pero todos los demás decidieron terminar la misión; uno de los élderes, Ebenezer Owusu, había ayunado y orado durante todo ese tiempo pidiendo que pudiera ser digno de reanudar la misión si se presentaba la oportunidad; además, había leído dos veces Jesús el Cristo, Enseñanzas del profeta José Smith y Principios del Evangelio, así como el manual sobre el Libro de Mormón, del instituto de religión; y el Libro de Mormón veinte veces5.
SE ABRE EL CENTRO DE ESTUDIOS DE JERUSALÉN
En 1968 la Universidad Brigham Young inició un programa de viajes de estudio a la Tierra Santa, durante los cuales los estudiantes se hospedaban en hoteles y otros alojamientos similares. En la década de 1980, la Iglesia formó su propio centro para el programa de Jerusalén. La Primera Presidencia dirigió el trabajo y asignó la supervisión del mismo a los élderes Howard W. Hunter y James E. Faust, del Quórum de los Doce Apóstoles, y Jeffrey R. Holland, entonces rector de la Universidad Brigham Young.
Inmediatamente entre los grupos de judíos ortodoxos surgió oposición a la construcción del gran centro educacional, porque temían que los Santos de los Últimos Días fueran a utilizar el centro como base de proselitismo. Los integrantes de la Primera Presidencia y del Quórum de los Doce Apóstoles, así como el entonces rector Holland, se reunieron repetidas veces con líderes gubernamentales, religiosos y de la educación, en Israel y en Estados Unidos, para asegurarles que el Centro de Jerusalén tomaría parte únicamente en actividades educativas y que los estudiantes de la universidad no se dedicarían a ningún tipo de obra misional durante su estadía en Israel.
La estructura terminada tenía capacidad para alojar a doscientas personas, además de las salas de clase y de un auditorio con ventanales que ofrecían un hermoso panorama de la antigua ciudad de Jerusalén. El 16 de mayo de 1989, el presidente Howard W. Hunter, que era entonces Presidente del Quórum de los Doce Apóstoles, dedicó el magnífico edificio.
EL MEDIO ORIENTE
En enero de 1991 la Guerra del Golfo atrajo la atención del mundo otra vez sobre el Medio Oriente; entre el personal militar que se envió a la región había muchos Santos de los Últimos Días, los cuales regresaron con una percepción más aguda de los problemas que enfrentaba la gente en esa parte del mundo. El programa educativo de la Iglesia en el vecino Israel continuó, a pesar de las tensiones que había por toda esa comarca.
El 26 de diciembre de 1992, el Coro del Tabernáculo partió para una gira de conciertos por la Tierra Santa; en Jerusalén y en Tel Aviv se agotaron las entradas. Con la ayuda de los equipos técnicos israelitas, la presentación semanal del coro titulada “Música y palabras de inspiración” se transmitió desde el Centro de la Universidad Brigham Young en Jerusalén en lugar de “desde el Cruce del Oeste de los Estados Unidos”, en el Tabernáculo de Salt Lake. Los oficiales del coro quedaron encantados al enterarse de que el director gerente de la Orquesta Sinfónica y el director de música de la Administración de Emisoras de Jerusalén habían sido admiradores del Coro del Tabernáculo desde la juventud6. El mensaje de paz que llevaba el coro dejó una impresión perdurable en la turbulenta región.
DIFICULTADES Y PROGRESO EN LATINOAMÉRICA
La Iglesia creció más rápidamente en América Latina que en ninguna otra parte del mundo, pero ese progreso no fue fácil. En 1986 hubo cinco capillas de la Iglesia en Chile que fueron dañadas por bombas; otra fue destruida en 1990. Aparentemente, esos ataques se relacionaban con sentimientos de oposición a los Estados Unidos. En 1989 fueron asesinados dos misioneros que prestaban servicio en Bolivia; al año siguiente, también mataron a dos jóvenes peruanos que eran misioneros en su propio país. Al parecer, los cuatro asesinatos fueron cometidos por terroristas revolucionarios7, por lo que se tomaron precauciones y, a pesar de esas tragedias, la obra misional continuó avanzando en aquellos países.
Después de más de un siglo de actividad religiosa en México, el 29 de junio de 1993 la Iglesia quedó oficialmente registrada como organización religiosa, lo cual le daba derechos que no había recibido de constituciones anteriores (incluso el de poseer propiedades). Los funcionarios del gobierno reconocieron agradecidos las muchas contribuciones que había hecho en México la comunidad mormona8.
Ese mismo año la Iglesia publicó una edición en español de la combinación triple, en la que se incluye la Guía para el estudio de las Escrituras, de 261 páginas, que contiene material de la Guía Temática y del Diccionario Bíblico [de la edición en inglés], además de otros datos que se encuentran en la edición de 1981 de las Escrituras en inglés. Esa fue la primera vez en que esas ayudas de estudio se publicaron en un idioma que no fuera el inglés.
LA AYUDA HUMANITARIA
El Señor mandó a los santos de todas las naciones: “…te acordarás de los pobres…” (D. y C. 42:30). “Y recordad en todas las cosas a los pobres y a los necesitados, a los enfermos y a los afligidos, porque el que no hace estas cosas no es mi discípulo” (D. y C. 52:40). Los santos tienen la responsabilidad de suministrarles “auxilio a fin de que no sufran” (D. y C. 38:35). Durante la Gran Depresión económica de los Estados Unidos en la década de 1930, la Iglesia organizó un programa de bienestar para ayudar a los necesitados; además de ese programa, también organizó uno de ayuda humanitaria, y, en tiempos de desastres o emergencias, los santos proporcionan los suministros de auxilio que puedan necesitarse. Durante las últimas décadas del siglo veinte, el mundo pudo observar un incremento en la ayuda humanitaria que proporcionó la Iglesia en todo el globo.
A principios de la década de 1980, en gran parte del nordeste de África hubo una enorme sequía que causó desnutrición en millones de personas y la muerte de otros cientos de miles en varios países. En marzo de 1985, los élderes M. Russell Ballard, que era entonces miembro del Primer Quórum de los Setenta, y Glenn L. Pace, director administrativo de los Servicios de Bienestar, recibieron la asignación de ir a África a inspeccionar las condiciones y ver qué podía hacer la Iglesia para auxiliar a las multitudes de gente hambrienta. El 24 de noviembre de ese mismo año, los miembros de la Iglesia en Estados Unidos tomaron parte en un día nacional de ayuno y contribuyeron $3.8 millones de dólares, que, combinados con el dinero que se había donado de un ayuno similar efectuado en enero de ese año, sumaron un total de más de 10 millones de dólares. En enero de 1986 el presidente Ezra Taft Benson viajó a la ciudad de Washington, donde se reunió con el presidente Ronald Reagan y le informó de las contribuciones que habían hecho los santos a los necesitados de África9.
En los primeros meses de 1992, la Iglesia mandó mil ochocientas cajas de alimentos y vitaminas a tres ramas nuevas que se habían formado en Rusia y Estonia; aproximadamente la mitad de los suministros se entregaron a miembros de la Iglesia y el resto fue a otros necesitados de la zona; se enviaron cajas a escuelas, hospitales, casas para ancianos y agencias para la atención de niños desamparados. Esa obra se pagó en su mayor parte con donaciones de los Santos de los Últimos Días europeos, pero unas dos toneladas y media de leche y el suministro de vitaminas provinieron del programa de bienestar de la Iglesia en los Estados Unidos10.
Desde 1985 hasta junio de 1995, la Iglesia brindó ayuda humanitaria por medio de 2.340 empresas que se llevaron a cabo en ciento treinta y siete países, con un costo total de ciento sesenta y dos millones y medio de dólares, y que consistían en la entrega de 9.800 toneladas de alimentos, 894 toneladas de suministros médicos y 20.798 toneladas de ropa11.
A fin de proporcionar la ropa para esos proyectos de auxilio, la Primera Presidencia estableció un “centro de clasificación” como dependencia de las Industrias Deseret de Salt Lake City; ocupaba dos plantas en un edificio grande y empleaba a ciento treinta personas que, de otra manera, posiblemente no tendrían trabajo. Todos los días clasificaban unas cuarenta y cinco toneladas de ropa, con la que luego formaban grandes fardos de unos cincuenta y seis kilos de peso para despachar.
Durante muchos años hubo organizaciones especializadas, que no estaban afiliadas a la Iglesia, para proveer gran parte de esa importante ayuda humanitaria. En 1996 la Iglesia creó una agencia de caridad, no lucrativa, llamada “Caridades de los Santos de los Últimos Días”, para “llevar ayuda humanitaria a los pobres y necesitados del mundo”. Dicha agencia podía enviar suministros a los necesitados, aun cuando en algunos casos se servía de otras agencias para distribuir ciertos artículos12. Esas “empresas de ayuda humanitaria auspiciadas por la Iglesia se limitan a: (1) emergencias graves y con riesgo de pérdida de vidas, causadas por desastres naturales y que exijan auxilio inmediato y directo; y (2) condiciones crónicas y debilitantes provocadas por la pobreza, la mala salud o los ambientes malsanos que se puedan aliviar y mejorar con el desarrollo de la autosuficiencia. El dinero con que cuenta la Iglesia para costear esos proyectos proviene de las donaciones que hagan los miembros para ese propósito”13. La ayuda humanitaria que la Iglesia proporciona fomenta la autosuficiencia, se concentra en fortalecer a las familias y alivia las necesidades temporales para que se pueda atender también a las espirituales.
PROGRAMA DE ALFABETIZACIÓN DEL EVANGELIO
Otra labor que organizó la Iglesia por todo el mundo fue el programa de alfabetización del Evangelio. Iniciado por el Sistema Educativo de la Iglesia en la década de 1970, cobró ímpetu en 1992, en la Sociedad de Socorro, como parte de la conmemoración de su sesquicentenario. El programa de alfabetización empleaba los servicios de misioneros y de voluntarios que utilizaban las Escrituras y otros materiales del Evangelio para enseñar los rudimentos de la lectura. En todo el mundo hubo líderes locales que por primera vez pudieron leer los manuales y las guías que necesitaban para cumplir sus llamamientos y escribir en sus libros de recuerdos.
El programa se adaptaba a las insuficiencias particulares de la gente en distintas partes del mundo. Un matrimonio que cumplía la misión en África contó que enseñaba a las personas en “las casas de los miembros, en patios, en terrenos o debajo de los árboles”. Una hermana de Chicago que no había podido escribir a sus amigos empezó a hacerlo una vez que adquirió los conocimientos básicos de ortografía y gramática por medio del programa; entonces, no sólo empezó a escribir sino que también obtuvo más confianza en sí misma. Uno de los misioneros del programa comentó: “Cada una de las clases que dimos era una recompensa en sí para el maestro al ver a los alumnos leer las Escrituras y cantar himnos y otros cantos, tanto individualmente como en conjunto”14.
EL EDIFICIO CONMEMORATIVO JOSÉ SMITH
También en la sede de la Iglesia había cambios importantes. Después de setenta y seis años de servir como hotel, el Hotel Utah cerró sus puertas en 1987. En los seis años siguientes el histórico edificio del centro de Salt Lake City se modernizó, remodeló y renovó por completo. Con la reforma, se hicieron una capilla para dos barrios y una rama, oficinas para los departamentos de Relaciones Públicas e Historia Familiar de la Iglesia, salas para banquetes y dos restaurantes; y se colocaron más de cien computadoras de Historia Familiar que permiten a visitantes de todo el mundo investigar los datos que posee la Iglesia para buscar información sobre sus familiares.
El edificio renovado recibió el nombre de edificio conmemorativo José Smith y se dedicó el 27 de junio de 1993, en el 149o aniversario del asesinato del Profeta. El presidente Gordon B. Hinckley consideró “apropiado tener en esta manzana una hermosa reliquia en conmemoración del profeta José Smith, cuyo llamamiento y obra dieron origen a todo lo que la Iglesia es actualmente”15.
Un rasgo sobresaliente del edificio es que tiene un teatro moderno con capacidad para quinientas personas; en su pantalla de 93 m. por 186 m. se proyectó para los visitantes la película “El legado”, de cincuenta y tres minutos de duración, que representa las pruebas y los triunfos de los primeros Santos de los Últimos Días mientras se esforzaban por establecer la Iglesia. La película, producida por Kieth Merrill, premiado por la Academia, se concentra en las experiencias de una familia de Santos de los Últimos Días para dramatizar acontecimientos importantes de la historia de la Iglesia, desde 1830 hasta la colocación de la piedra de coronamiento del Templo de Salt Lake en 189216. Otra película que se estrenó a principios del 2000, “Los Testamentos de un rebaño y un Pastor”, representa la vida del Salvador según las escrituras del Nuevo Testamento y del Libro de Mormón.
OTROS ACONTECIMIENTOS IMPORTANTES
En la primera parte de la década de 1990, hubo en la Iglesia varios acontecimientos importantes. Por ejemplo, a principios de mayo de 1991 se llamó al misionero número 500.000; en 1950 el total de misioneros regulares llamados desde el principio de la Iglesia era de 60 .000; y en 1980, 264.00017.
En esa época la Primera Presidencia ya tenía gran preocupación por la “constante disparidad del costo de las misiones en diversas partes del mundo”; algunas costaban nada más que $100 (dólares) por mes, mientras que el costo de otras se elevaba hasta $750 (dólares). A raíz de eso, se tomó la decisión de que todos los que estuvieran manteniendo a un misionero llamado en Estados Unidos o Canadá contribuirían una cantidad fija, que en ese entonces era de $350 (dólares) por mes18. Por lo mismo, los líderes de la Iglesia habían decidido en 1989 que los presupuestos de barrios o ramas se pagarían con el fondo general de la Iglesia, y expresaron agradecimiento a los santos porque el fiel pago de los diezmos hacía posible que fuera así19. En todo caso, de ese modo los miembros se ayudaban mutuamente: aquellos que mantenían misioneros en regiones más baratas ayudaban a subsidiar a los que prestaban servicio en lugares más caros; y los que pagaban su diezmo ayudaban a costear los gastos de presupuesto de barrios y ramas más pobres.
Otro acontecimiento importante fue la creación del barrio número 20.000 en diciembre de 1992. Para esa época, la Iglesia tenía unidades locales en ciento cuarenta y cuatro naciones o territorios, 67% de las cuales eran barrios, y el resto ramas. El barrio número 1000 se había organizado en 1927; el número 5.000 en 1970; y el número 10.000 en 198020.
LA PREPARACIÓN DE UN PROFETA
Howard William Hunter nació el 14 de noviembre de 1907 en Boise, Idaho, y fue el primero de los presidentes de la Iglesia que nació en el siglo veinte. Durante su infancia en los campos de Idaho aprendió a sentir amor por los animales y por la naturaleza, y a apreciar el trabajo fuerte; entró en el programa de Boy Scouts y fue el segundo muchacho del lugar que recibió el premio Águila de dicho programa.
Desde joven le gustó la música, y aprendió a tocar la marimba, el tambor, el saxofón, el clarinete, la trompeta, el piano y el violín; cuando estaba en la escuela secundaria, organizó una banda de música para tocar en los bailes, llamada “Hunter’s Croonaders” ( “Los trovadores de Hunter”). Poco después de graduarse, él y otros músicos amigos formaron una orquesta de cinco instrumentos que tocó en un barco durante dos meses, en un crucero para Asia; tocaban música clásica a la hora de la cena, hacían el acompañamiento musical de las películas mudas y tocaban para los bailes.
Al regresar a Idaho, Howard W. Hunter, que tenía entonces veintiún años, se encontró con que las oportunidades de empleo eran escasas, por lo que se fue al sur de California; allí tuvo diferentes empleos trabajando de músico, de vendedor de zapatos y de empleado de un banco.
Aun cuando de niño y de jovencito en Idaho había sido activo en la Iglesia, consideraba que no había despertado espiritualmente hasta trasladarse a California. “Pienso en ese período de mi vida como la época en que las verdades del Evangelio empezaron a desarrollarse ante mí”, dijo. “Siempre tuve un testimonio, pero súbitamente comencé a comprenderlo”21.
En una actividad para jóvenes adultos de la Iglesia, conoció a Clara May Jeffs (Claire), con quien se casó el 10 de junio de 1931 en el Templo de Salt Lake. Al aproximarse la fecha de la boda, tomó la decisión de renunciar a su profesión de músico. “Era un trabajo atractivo en algunos aspectos, y ganaba muy bien”, comentó, “pero mi relación con muchos de los músicos no era agradable porque bebían y no tenían las mismas normas morales que yo”22.
Después de decidir que quería seguir la carrera de derecho, entró en la Universidad Southwestern de Los Ángeles para los estudios preparatorios y superiores. Trabajaba en horas regulares, asistía a clases nocturnas, y todavía se las arreglaba para cumplir sus deberes familiares y sus responsabilidades eclesiásticas como líder de Scouts. En 1939 recibió el título en derecho.
En 1940, Howard W. Hunter fue llamado como obispo del barrio El Sereno, en una época en que muchas naciones estaban entrando en la Segunda Guerra Mundial. En ese tiempo y por causa de la guerra, su barrio no podía construir la capilla que tanto necesitaba, por lo que él animó a los miembros a participar en funciones para levantar fondos a fin de que el dinero estuviera disponible cuando fuera posible empezar la construcción.
El obispo Hunter fue relevado en 1946, y cuatro años después lo llamaron para ser presidente de la Estaca Pasadena; pero sus responsabilidades no se limitaron a presidir la estaca, sino que las Autoridades Generales le asignaron la tarea de establecer el programa de seminario matutino, de ser el director de bienestar en la región sur de California, de ser asesor del sacerdocio para las actividades de los jóvenes de la región (incluso de los festivales de música y danzas) y de tener una importante función en la recaudación de fondos para la construcción del Templo de Los Ángeles, California23.
Por ser presidente de estaca, Howard W. Hunter asistía regularmente a las conferencias generales de abril y de octubre en Salt Lake City. En 1959, después de la primera sesión de la conferencia, recibió una nota en la que se le pedía que se presentara en la oficina del presidente David O. McKay. Una vez allí, el Profeta le dijo: “Tome asiento, presidente Hunter; tengo que hablar con usted. El Señor ha hablado, y se le llama para ser uno de Sus testigos especiales; mañana lo sostendremos como miembro del Consejo de los Doce”24.
Como testigo especial de Jesucristo, el élder Hunter viajó hasta los extremos de la tierra expresando su testimonio del Maestro, y fue recibido cariñosamente por los santos. También prestó servicio como historiador y registrador de la Iglesia, siendo sucesor en esa tarea del presidente Joseph Fielding Smith, que la había desempeñado durante medio siglo. Élder Hunter manifestó un interés particular en el funcionamiento de la oficina del Historiador de la Iglesia e instó a que se hicieran esfuerzos por mejorar la forma de llevar la historia de la Iglesia. A partir de 1972, cuando los miembros del Consejo de los Doce quedaron relevados de su responsabilidad como directores de los departamentos de la Iglesia, él continuó prestando servicio como asesor del recién renovado Departamento Histórico.
ADELANTOS IMPORTANTES EN LA OBRA DE HISTORIA FAMILIAR
El élder Howard W. Hunter se ocupó activamente también del programa genealógico; en 1964 fue presidente de la Sociedad Genealógica de la Iglesia, y bajo su dirección comenzaron a utilizarse computadoras a fin de “controlar y tramitar nombres para la obra de ordenanzas del templo”25.
Durante muchos años participó en decisiones importantes que ayudaron a refinar y facilitar los trámites genealógicos, entre ellas la creación del Servicio de Referencias Genealógicas y el desarrollo de un sistema de bibliotecas genealógicas locales26.
Los líderes de la Iglesia se daban cuenta de que, para la mayoría de los miembros, la investigación genealógica resultaba difícil. El élder James E. Faust, del Quórum de los Doce Apóstoles explicó lo siguiente: “Estamos tratando de simplificar y aclarar la tarea de buscar a nuestros antepasados. Esperamos también poder facilitar a cualquier persona con escasa capacitación la obra de encontrar a sus antecesores y recibir las ordenanzas del templo en su nombre”27. Con el fin de lograr ese objetivo, se hicieron más sencillas las hojas de grupo familiar, los cuadros genealógicos y los trámites para el envío de nombres.
El élder Boyd K. Packer dijo de las computadoras y de la tecnología relacionada con éstas, refiriéndose a la inmensa capacidad que tienen de facilitar la obra de historia familiar: “Cuando los siervos del Señor deciden hacer lo que Él manda, vamos adelante. Al avanzar, en las encrucijadas nos encontramos con personas que están preparadas para ayudarnos.
“Ellas poseen la destreza y el conocimiento que resultan ser exactamente los que necesitamos. También encontramos que se han tomado medidas apropiadas, se nos provee información, surgen invenciones y contamos con toda clase de ayuda, todo a lo largo del camino esperando que lo utilicemos.
“Es como si alguien supiera que vamos a pasar por esa senda; vemos la mano invisible del Todopoderoso proveyéndonos lo necesario”28.
Con la ayuda del presidente Hunter, el programa de historia familiar de la Iglesia se hizo más eficaz y fácil de utilizar.
EL NUEVO PROFETA
Después de la muerte del presidente Ezra Taft Benson, ocurrida en mayo de 1994, el élder Howard W. Hunter fue apartado el 5 de junio de ese año como decimocuarto Presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. En la conferencia de prensa en la que se presentó al presidente Hunter como el nuevo Profeta, él se refirió al tema que se destacaría durante su breve período de administración, invitando “a los miembros de la Iglesia a establecer el Templo del Señor como el símbolo grandioso de su afiliación a la Iglesia y el lugar supremo de sus convenios más sagrados. El deseo más profundo de mi corazón es que todo miembro de la Iglesia sea digno de ir al templo; desearía que todo miembro adulto fuera digno de tener la recomendación para el templo al día, y la tuviera, aun cuando la distancia hasta el templo más cercano no le permitiera utilizarla inmediatamente ni con frecuencia. Seamos un pueblo que asista al templo y que lo ame”29.
El presidente Hunter volvió a insistir en ese tema al finalizar la conferencia general de octubre de ese año: “Hagamos del templo, conjuntamente con la adoración, los convenios y el casamiento que se efectúan en sus recintos, nuestra meta terrenal suprema y nuestra experiencia más sublime”30.
Como Presidente de la Iglesia, Howard W. Hunter ayudó a los santos a concentrar la atención en su asistencia al templo y en venir a Cristo.
LA CONSTRUCCIÓN DE TEMPLOS
El presidente Hunter dedicó templos en Orlando, Florida, y en Bountiful, Utah; al terminar su administración, se habían anunciado otros once y ya se había comenzado a construir el duodécimo. De esos templos nuevos dos estaban en Europa y tres en América Latina.
Entre esos templos había dos en los que se aplicaban conceptos nuevos y particulares de diseño; por ser tan difícil obtener propiedades en la región superpoblada de Hong Kong, China, hubo que hacer en el edificio los recintos para el templo, las viviendas para los presidentes del templo y de la misión, las oficinas y una capilla.
Por otra parte, en Vernal, Utah, la Iglesia reformó un edificio viejo y lo transformó en un templo; para ello, se restauró el exterior de un antiguo tabernáculo de estaca y en el interior se hicieron los recintos para el templo.
Otro acontecimiento importante en la administración del presidente Hunter tuvo lugar el 11 de diciembre de 1994, cuando organizó la estaca de la Iglesia número 2.000 en la ciudad de México. En 1970, mientras era miembro del Quórum de los Doce Apóstoles, había organizado la creación de quince estacas con las cinco que existían entonces en la ciudad de México, un hecho sin paralelo; nunca en la historia de la Iglesia se habían organizado diez estacas nuevas al mismo tiempo y en la misma ciudad. La estaca número 1000 se organizó en Nauvoo, Illinois, en 1979, lo que significa que la cantidad de estacas se duplicó en sólo quince años. A principios de la década de 1990, por cada estaca que se creaba en Estados Unidos se creaban tres en el exterior31.
El presidente Hunter murió el 3 de marzo de 1995, después de casi nueve meses de haber presidido la Iglesia. Su última aparición en público había tenido lugar dos meses antes, en la dedicación del Templo de Bountiful, Utah. En esa ocasión, volvió a dirigir la atención de los santos hacia el templo, el “símbolo de su afiliación a la Iglesia”. Por todo el mundo, la vida de los Santos de los Últimos Días fue bendecida con el ejemplo y el ministerio del presidente Howard W. Hunter.
Historia Fecha |
Acontecimientos importantes |
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15 de mayo de 1988 |
Se organiza la primera estaca en África Occidental. |
16 de mayo de 1989 |
Se dedica el centro de la Universidad Brigham Young en Jerusalén. |
14 de junio de 1989 |
El gobierno de Ghana deja de reconocer a la Iglesia por un tiempo. |
25 de noviembre de 1989 |
En E. U. y Canadá se empieza a costear los gastos de presupuesto de barrios y ramas con el fondo de los diezmos. |
1990 |
Por primera vez se envían datos genealógicos en discos compactos a los centros de historia familiar. |
1992 |
Se envían suministros de auxilio a Rusia. La Sociedad de Socorro da fuerza al programa de alfabetización mediante el Evangelio. |
Diciembre de 1992 |
El Coro del Tabernáculo hace una gira por Israel. |
1993 |
Se publica la edición en español de la combinación triple con la nueva Guía de estudio. |
27 de junio de 1993 |
Se dedica en Salt Lake City el edificio conmemorativo José Smith. |
30 de mayo de 1994 |
Muere el presidente Benson. |
Junio 5, 1994 |
Se aparta a Howard W. Hunter como decimocuarto Presidente de la Iglesia. |
11 de diciembre de 1994 |
Se organiza en la ciudad de México la estaca número 2.000. |
8 de enero de 1995 |
Se dedica el Templo de Bountiful, Utah. |
3 de marzo de 1995 |
Muere el presidente Hunter, después de haber presidido la Iglesia nueve meses. |