CAPÍTULO SEIS
LA ORGANIZACIÓN DE LA IGLESIA DE JESUCRISTO
El 6 de abril de 1830 es una fecha muy importante para los Santos de los Últimos Días, pues en esa fecha se organizó La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Como lo explicó el élder Gordon B. Hinckley, la organización de la Iglesia fue el acontecimiento culminante de una década de preparación del profeta José Smith:
“Ese día de la organización fue en efecto un día de culminación, como una graduación de José Smith por diez años de un extraordinario aprendizaje, el que había empezado con la incomparable visión que tuvo en el bosque siendo un muchacho de catorce años, en la primavera de 1820, cuando se le aparecieron el Padre y el Hijo. Continuó después con el aleccionamiento de Moroni, que en diversas ocasiones le impartió tanto amonestaciones como enseñanzas. Aello le siguió la traducción de los anales antiguos, la inspiración, el conocimiento y la revelación que recibió de esa experiencia. Más tarde, la autoridad divina, el antiguo sacerdocio fue conferido una vez más a los hombres por sus justos poseedores: Juan el Bautista, en el caso del Sacerdocio Aarónico; y Pedro, Santiago y Juan, en el caso del Sacerdocio de Melquisedec. También recibió otras revelaciones, muchas otras, en las que se dejó oír nuevamente la voz de Dios y se abrió el canal de comunicación entre el hombre y su Creador. Todo esto precedió a aquel histórico 6 de abril”1.
UN DÍA PARA RECORDAR
En 1829, poco después de haber recibido José Smith y Oliver Cowdery el sacerdocio de manos de mensajeros celestiales, se les mostró en una revelación “el día preciso en que, de acuerdo con la voluntad y el mandato de Dios, debíamos proceder a organizar Su Iglesia una vez más sobre la tierra”2. Peter Whitmer padre, ofreció su casa para la reunión de la organización que estaba planeada para el martes 6 de abril, de acuerdo con la revelación. A la hora señalada, unas sesenta personas se reunieron para presenciar la organización oficial de la Iglesia de Jesucristo; aproximadamente veinte de esas personas habían llegado de Colesville, que quedaba a unos 160 km de distancia, para participar en los acontecimientos de esa ocasión sagrada3.
La asamblea que se llevó a cabo fue sencilla. José Smith, que entonces tenía veinticuatro años, dio apertura a la reunión y nombró a cinco colegas —Oliver Cowdery, Hyrum Smith, Peter Whitmer, hijo, Samuel H. Smith y David Whitmer— para asociarse con él y cumplir así los requisitos legales del estado de Nueva York para formar una sociedad religiosa4. Después de arrodillarse y pronunciar una oración solemne, José Smith preguntó a los presentes si estaban dispuestos a aceptarlos a él y Oliver Cowdery como sus maestros y consejeros espirituales. Todos levantaron la mano en señal de aprobación. Aunque ya habían recibido el Sacerdocio de Melquisedec, José Smith y Oliver Cowdery procedieron a continuación a ordenarse el uno al otro al oficio de élder; lo hicieron con el objeto de destacar el hecho de que eran élderes de la Iglesia que se acababa de organizar. Acto seguido, se administró el sacramento de la Santa Cena del Señor, cuyas oraciones se habían recibido ya en una revelación (véase D. y C. 20:75–79). Después, el Profeta y Oliver Cowdery confirmaron a los que se habían bautizado en la Iglesia y les confirieron el don del Espíritu Santo.
En una revelación que recibió ese día, José Smith fue nombrado “vidente, traductor, profeta, apóstol de Jesucristo” (D. y C. 21:1), y el Señor mandó a los miembros de la Iglesia recién organizada que recibieran la palabra de él “con toda fe y paciencia como si viniera de mi propia boca” (D. y C. 21:5).
La organización de la Iglesia de Jesucristo fue un hecho inolvidable para todos los que se hallaban presentes. José Smith dijo: “Después de pasar momentos felices presenciando y sintiendo nosotros mismos los poderes y las bendiciones del Espíritu Santo, por la gracia de Dios conferida sobre nosotros, partimos con la agradable sensación de saber que ya éramos miembros, reconocidos por Dios como tales, de ‘la Iglesia de Jesucristo’, organizada de acuerdo con los mandamientos y las revelaciones que Él mismo nos había dado en estos postreros días, así como con el orden que existía en la Iglesia según se halla registrado en el Nuevo Testamento”5. El Profeta aprovechó también la oportunidad para instruir a los santos y expresarles su testimonio. Varias personas se bautizaron ese día histórico, entre ellas, Orrin Porter Rockwell, Martin Harris y los padres de José Smith. Fue una ocasión gozosa y feliz para el Profeta, que expresó su gozo de esta manera: “¡Alabado sea Dios por haberme permitido vivir para ver a mi padre bautizado en la verdadera Iglesia de Jesucristo!”6.
El domingo 11 de abril, Oliver Cowdery pronunció el primer discurso público de la Iglesia en la casa de los Whitmer, en Fayette. Hubo muchos asistentes y ese mismo día se bautizaron seis personas más; una semana después, se bautizaron otros siete miembros. José Smith recibió una revelación respondiendo a la pregunta de si se debía bautizar nuevamente a una persona que ya hubiese sido bautizada en otra iglesia. La respuesta fue: “Por consiguiente, aunque un hombre se bautice cien veces, de nada le aprovecha, porque no podéis entrar por la puerta estrecha por la ley de Moisés, ni tampoco por vuestras obras muertas” (D. y C. 22:2). Con esas palabras, el Señor afirmó que la autoridad era esencial para que el bautismo fuera válido. Tanto en ese entonces como ahora, la Iglesia provee a todo sincero creyente en Cristo y Su Evangelio la estructura organizada para recibir las ordenanzas salvadoras, gozar del hermanamiento con otros feligreses, obtener enseñanzas más perfectas de los principios del Evangelio y participar en la salvación de otras personas.
EL MINISTERIO DEL PROFETA EN COLESVILLE
A fines del mes de abril, José Smith fue a visitar al señor Joseph Knight, que vivía en Colesville. Este es su propio relato: “El señor Knight y su familia… estaban dispuestos a intercambiar ideas conmigo sobre mis creencias religiosas y, como de costumbre, se mostraron amistosos y hospitalarios. Tuvimos varias reuniones en el vecindario; teníamos muchos amigos y algunos enemigos. Nuestras reuniones contaban con una buena asistencia, y muchos empezaron a orar fervientemente al Dios Todopoderoso pidiéndole sabiduría para entender la verdad”7.
Una de las personas que asistía regularmente a esas reuniones era Newel Knight, gran amigo del Profeta, quien tenía miedo de orar, pero al fin cedió ante el desafío persuasivo del Profeta de orar en la reunión siguiente; no obstante, cuando llegó el momento de pronunciar la oración, Knight se disculpó prometiendo que lo haría después en privado. A la mañana siguiente se fue al bosque a orar pero no pudo hacerlo, porque se sentía culpable por haberse negado a orar en público. El Profeta dijo que Knight “se puso muy agitado y continuó sintiéndose cada vez peor, mental y físicamente; tanto que, al regresar a su casa, la esposa se quedó muy alarmada cuando vio el aspecto que tenía; él le pidió que fuera a buscarme. Cuando llegué, lo encontré sufriendo mucho mentalmente y con el cuerpo alterado de manera muy extraña; tenía las facciones y los miembros distorsionados y retorcidos, tomando todas las formas que sea posible imaginar; al fin, se elevó sobre el suelo del recinto y se zarandeaba de un lado a otro de un modo terrible”8.
Vecinos y familiares se habían reunido para ver lo que ocurría. Al fin, José Smith pudo tomarle una mano. Newel Knight comentó después que sabía que estaba poseído por el demonio y también que el Profeta tenía el poder de expulsar a ese ser. Basándose en la fe de su amigo así como en la suya propia José Smith, en el nombre de Jesucristo, mandó al diablo que se fuera. “Inmediatamente, Newel Knight habló diciendo que lo había visto salir y desaparecer de su vista. Ese fue el primer milagro que se llevó a cabo en la Iglesia,…y no lo realizó el hombre, ni el poder del hombre, sino que lo efectuó Dios por el poder de la divinidad”9. La expresión facial de Newell Knight volvió a la normalidad y su cuerpo se relajó.
El Espíritu del Señor descendió sobre él y se abrieron ante sus ojos visiones de la eternidad. Por hallarse en una condición de gran debilidad física, lo pusieron en la cama; él dijo después que se había sentido “elevado, y quedé por un tiempo sumido en profunda contemplación, hasta el punto de que no tenía conciencia de lo que pasaba a mi alrededor en el cuarto”. Estando en ese estado, su cuerpo se elevó hasta tocar el techo10.
Muchas de las personas que presenciaron estos hechos quedaron convencidas del poder de Dios y más tarde se unieron a la Iglesia. Al poco tiempo, José Smith volvió a Fayette. Unas semanas después, Newel Knight también fue a ese pueblo y allí lo bautizó David Whitmer.
LA PRIMERA CONFERENCIA DE LA IGLESIA
En junio de 1830, la mayoría de los santos del estado de Nueva York vivían en Manchester, Fayette y Colesville; el total de miembros era de aproximadamente treinta personas. Obedeciendo instrucciones que había recibido por revelación (véase D. y C. 64–65); el Profeta los convocó a la primera conferencia de la Iglesia, que tuvo lugar en Fayette el 9 de junio. Asistieron muchas personas que ya creían o que estaban deseosas de aprender el Evangelio. Los presentes tomaron la Santa Cena y se confirmó a varios conversos recientes. Samuel H. Smith fue ordenado élder y Joseph Smith, padre, y Hyrum Smith fueron ordenados presbíteros; hubo diez hermanos que recibieron “licencias”, que eran certificados de que estaban autorizados para representar a la Iglesia (véase D. y C. 20:64); Oliver Cowdery levantó el acta de la reunión y fue nombrado oficialmente para llevar los registros de la Iglesia.
José Smith leyó a la congregación “los reglamentos y los convenios de la iglesia” (D. y C. 33:14), que eran la mayor parte de lo que ahora son las secciones 20 y 22 de Doctrina y Convenios, las cuales contienen instrucciones importantes con respecto al orden de la Iglesia11.
El Profeta escribió lo siguiente: “Se dieron muchas instrucciones y exhortaciones, y el Espíritu Santo se derramó sobre nosotros de manera milagrosa: muchos de los del grupo profetizaron, mientras que a otros se les abrieron visiones de los cielos”. Newel Knight se sintió lleno de un amor y una paz indecibles; tuvo una visión del Salvador y supo que algún día entraría en la presencia del Señor.
“Estas escenas tuvieron el objeto de inspirarnos el corazón con un gozo indescriptible y llenarnos de asombro y reverencia hacia aquel Ser Todopoderoso… El hallarnos embarcados en el mismo orden de acontecimientos que los Apóstoles de antaño; el comprender la importancia y la solemnidad de esos hechos; y el presenciar y sentir por experiencia propia las mismas manifestaciones gloriosas del poder del sacerdocio, los dones y bendiciones del Espíritu Santo, y la bondad y condescendencia de un Dios misericordioso hacia aquellos que obedecen el eterno Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, se combinaron para crear en nosotros sensaciones de extática gratitud e inspirarnos con energía y celo renovados en la causa de la verdad”12.
Poco después de esa reunión, David Whitmer bautizó a doce personas en el Lago Seneca, entre ellas Katherine, William y Don Carlos, tres de los hermanos del profeta José Smith.
TRIBULACIONES Y ALEGRÍAS EN COLESVILLE
Apenas terminó la conferencia, José Smith regresó a su casa en Harmony, estado de Pensilvania, y a fines de junio fue a Colesville, Nueva York, a visitar a la familia Knight, acompañado de su esposa, de Oliver Cowdery, y de John y David Whitmer. Joseph Knight, padre, que había leído el Libro de Mormón y creía que era verdadero, y otras personas del lugar deseaban bautizarse. El sábado 26 de junio, los hermanos hicieron una pequeña represa en un arroyo a fin de tener un estanque apropiado para efectuar los bautismos. Esa noche un populacho, incitado por algunos líderes religiosos de la población que temían perder adeptos, destruyó la represa. De todos modos, el domingo los hermanos llevaron a cabo una reunión religiosa. El Profeta relató lo siguiente: “Oliver Cowdery predicó y otros dimos testimonio de la veracidad del Libro de Mormón, de las doctrinas del arrepentimiento, el bautismo para la remisión de los pecados y la imposición de manos para comunicar el don del Espíritu Santo”13. También asistieron integrantes del populacho que después de la reunión hostilizaron a los presentes.
No obstante, al otro día, 28 de junio, los hermanos repararon la represa y llevaron a cabo el servicio bautismal en el cual se bautizaron trece personas, incluso Emma Smith. Muchos de los vecinos se burlaron, preguntándoles si “estaban bañando ovejas”14. Los miembros regresaron en silencio a la casa de Joseph Knight, y de allí a la casa de Newel Knight, pero los enemigos siguieron profiriendo insultos y amenazas hacia los nuevos conversos. Esa noche se iba a realizar una reunión para confirmar a los que se habían bautizado, pero antes de que comenzaran José Smith fue arrestado y conducido a South Bainbridge, en el condado de Chenango, para procesarlo por “conducta desordenada”. En el camino, hubo malhechores que trataron de atacarlo, pero el oficial de policía se impuso y pudo proteger al Profeta.
Joseph Knight hizo arreglos con dos vecinos, James Davidson y John Reid, “hombres reconocidos por su integridad”, para que al día siguiente defendieran a José Smith en el tribunal. Las “escandalosas falsedades” que se habían hecho circular sobre él atrajeron a muchos espectadores turbulentos al juicio. Sin embargo, los testimonios de Josiah Stowell y de dos de sus hijas fueron fundamentales para absolver al Profeta. Pero no bien había terminado el juicio cuando otro policía, éste del condado de Broome, volvió a arrestarlo con la misma acusación15.
José Smith relató lo siguiente sobre ese arresto: “Este oficial de policía que me prendió la segunda vez, apenas hizo el arresto empezó a maltratarme y a insultarme; y tan insensible era que, sabiendo que yo había permanecido el día entero en el tribunal sin tener nada que comer desde la mañana, me hizo caminar hasta el condado de Broome, a una distancia de casi 25 km, antes de dejarme probar alimento alguno. Luego me llevó a una taberna, donde reunió a un grupo de hombres que emplearon contra mí todo medio de abuso, mofa e injuria; me escupieron y me señalaron con los dedos exclamando: ‘¡Profetiza! ¡Profetiza!’, imitando así a los que crucificaron al Salvador sin saber lo que hacían”.
A la mañana siguiente, en el juicio, varias personas dieron falso testimonio contra el Profeta, muchas veces contradiciéndose. Cuando Newel Knight se sentó en el banquillo de los testigos, un fiscal de apellido Seymour, que estaba ansioso por atacar al mormonismo, empezó a interrogarlo con respecto a la ocasión en que se había echado fuera de él al demonio:
“—¿Y no tuvo José Smith participación en este asunto?
“—Sí, señor.
“—¿Y no fue él quien lo echó fuera [al demonio]?
“—No, señor. Se hizo por el poder de Dios, y José Smith fue el instrumento en las manos de Dios para hacerlo. Él mandó al demonio, en el nombre de Jesucristo, que saliera de mí.
“—¿Y está usted seguro de que era el demonio?
“—Sí, señor.
“—¿Usted lo vio cuando salió?
“—Sí, señor, lo vi.
“—Tenga la bondad de decirnos qué aspecto tenía.
“… El testigo respondió:
“—Creo que no tengo por qué contestar su última pregunta, pero lo haré a condición de que se me permita hacerle otra yo a usted primero, y que me la responda. Señor Seymour, ¿entiende usted las cosas del espíritu?
“—No —contestó el fiscal—, no pretendo entender cosas tan grandes.
“—Entonces —dijo Knight— no tendría objeto que yo le dijera qué aspecto tiene el demonio, porque fue una visión espiritual, discernida por el espíritu; y, por supuesto, usted no lo entendería aunque se lo dijera.
“El abogado inclinó la cabeza mientras las risas que provenían del público hacían más evidente su bochorno…
“…Aquellos hombres [James Davidson y John Reid], aunque no eran abogados de profesión, tuvieron la habilidad de acallar a sus oponentes en esa ocasión y de convencer al tribunal de mi inocencia. Ellos hablaron como hombres inspirados por Dios”16. El Profeta quedó absuelto una vez más de todo cargo, pero los populachos lo acosaron hasta que se refugió en casa de su cuñada y, más tarde, regresó a su casa en Harmony.
Después de unos días, José Smith volvió a Colesville con Oliver Cowdery para confirmar a los que se habían bautizado; pero apenas llegaron empezó a juntarse el populacho otra vez, por lo que consideraron que sería mejor partir sin detenerse ni siquiera a descansar. De esa manera, apenas lograron escapar de sus perseguidores, que siguieron tras ellos toda la noche. José Smith comentó: “Y así fue como nos persiguieron a causa de nuestra fe religiosa, en un país donde la Constitución garantiza a todo hombre el incuestionable derecho de adorar a Dios según los dictados de su propia conciencia; y nos perseguían los mismos hombres que profesaban una religión, prestos a mantener para sí el derecho de libertad religiosa, aunque por otra parte nos negaban cruelmente a nosotros ese derecho”17.
Entretanto, los miembros de Colesville estaban orando para que ambos hermanos pudieran volver pronto a visitarlos. En el regreso del Profeta a Colesville, a principios de agosto, sucedió un milagro. Como todavía se manifestaba una fuerte hostilidad hacia ellos, José y Hyrum Smith y John y David Whitmer oraron fervientemente antes de emprender la jornada y, según lo relató Newel Knight, “sus oraciones no fueron en vano. Apoca distancia de mi casa, se encontraron con un grupo numeroso de hombres que estaban trabajando en el camino, entre los cuales se hallaban algunos de nuestros más encarnizados enemigos; al ver pasar a los hermanos, los observaron atentamente, pero no reconociéndolos, los dejaron ir sin molestarlos”18. Las confirmaciones que se llevaron a cabo y el tomar juntos la Santa Cena fueron una tregua feliz en medio de las dificultades.
A través de todas esas tribulaciones, el Señor sostuvo al Profeta y le reveló verdades fundamentales de la teología y la práctica de los Santos de los Últimos Días; entre ellas, las “visiones de Moisés”, que se encuentran en el capítulo 1 del Libro de Moisés, en la Perla de Gran Precio, las cuales explican la naturaleza y el propósito de la obra de Dios (véase Moisés 1:33, 39) y demuestran que Satanás es la fuente de oposición a todo lo que sea rectitud. Durante ese verano, José Smith estudió el libro de Génesis, del Antiguo Testamento; ese estudio fue la base del Libro de Moisés y de gran parte de su “traducción inspirada” de la Biblia que se conoce ahora con el nombre de “Traducción de José Smith”19.
También recibió otras revelaciones en el mes de julio, diciéndole que fuera “paciente en las aflicciones”, que continuara con sus oraciones, “escribiendo las cosas que te serán dadas por el Consolador, y explicando todas las Escrituras a la iglesia…
“Porque dedicarás todo tu servicio a Sión; y en esto tendrás fuerza…
“Mas para los trabajos temporales no tendrás fuerza…” (D. y C. 24:5, 7, 9). Estas últimas palabras se refieren al hecho de que el llamamiento que él tenía era de Profeta y que no debía ocuparse demasiado de sus necesidades temporales; ese consejo representaba un duro sacrificio para él y su familia. Además, se le aconsejó que dedicara tiempo “al estudio de las Escrituras [refiriéndose a la traducción inspirada de la Biblia], a la predicación, y a la confirmación de la iglesia en Colesville, y al cultivo de vuestros terrenos, conforme sea requerido, hasta después de salir hacia el oeste para celebrar la próxima conferencia; y entonces se os hará saber lo que tendréis que hacer” (D. y C. 26:1). La mencionada conferencia tuvo lugar en Fayette, en el mes de septiembre.
En julio también, José Smith recibió una revelación para su esposa, Emma (véase D. y C. 25), diciéndole que era “una dama elegida” (vers. 3) y consolándola en sus aflicciones; también se le indicó que debía preparar el primer himnario de la Iglesia. Los himnos que ella recopiló y los demás que se han escrito desde entonces representan una significativa expresión de la fe de los Santos de los Últimos Días. Al hablar de la importancia de la música en nuestra dispensación, el Señor dijo: “Porque mi alma se deleita en el canto del corazón; sí, la canción de los justos es una oración para mí, y será contestada con una bendición sobre su cabeza” (vers. 12).
Cuando el Profeta regresó a Harmony en agosto, recibió una revelación muy importante con respecto a los emblemas de la Santa Cena. Newel Knight y su esposa, Sally, habían ido a visitar a los Smith; como ninguna de las dos mujeres había recibido su confirmación de miembro de la Iglesia por las interrupciones del populacho, ambos matrimonios, junto con John Whitmer, decidieron que se llevase a cabo esa ordenanza y luego tomaran todos la Santa Cena. José Smith salió “a conseguir vino para lo que se había propuesto, pero a corta distancia [se] encontr[ó] con un mensajero celestial”. Éste le dijo que no tenía importancia lo que se tomara o comiera en la Santa Cena siempre que la ordenanza se efectuara con la mira puesta únicamente en la gloria de Dios; también le advirtió que no comprara vino a los enemigos (véase D. y C. 27:2–4). Obedeciendo este mandato, el pequeño grupo llevó a cabo la reunión utilizando “un poco de vino que [ellos] mismos había[n] hecho” y tuvieron la reunión. Pasaron “una gloriosa velada. El Espíritu del Señor se derramó en abundancia sobre [ellos]”20.
LAS PRIMERAS LABORES MISIONALES Y LOS PRIMEROS CONVERSOS
En el verano de 1830, mientras tenían lugar esos acontecimientos en Colesville y Harmony, se estaba realizando la obra misional en otras partes del estado de Nueva York. Incluso desde antes de que se organizara la Iglesia, las personas que conocían el Evangelio ya lo estaban dando a conocer a familiares, amigos y vecinos, y más de un aspirante a misionero había recibido esta revelación: “He aquí, el campo blanco está ya para la siega; por tanto, quien deseare cosechar, meta su hoz con su fuerza y siegue mientras dure el día, a fin de que atesore para su alma la salvación sempiterna en el reino de Dios” (D. y C. 6:3; véase también 4:4; 11:3; 12:3; 14:3).
Una vez que empezó a imprimirse el Libro de Mormón, aumentó el interés del público en José Smith y en el mormonismo y corrían muchos rumores en cuanto al “libro de oro” que se imprimía en Palmyra. Un hombre de Boston llamado Thomas B. Marsh, que con el tiempo llegaría a ser el primer Presidente del Consejo de los Doce Apóstoles, oyó esos rumores y su curiosidad lo llevó a la imprenta de Grandin donde conoció a Martin Harris; éste le dio un pliego de prueba de las primeras dieciséis páginas impresas del Libro de Mormón, después de lo cual lo acompañó a Manchester, a la casa de los Smith. Allí, Oliver Cowdery pasó parte de dos días hablándole de José Smith y de la Restauración. Marsh volvió al estado de Massachusetts y les habló a los suyos sobre la nueva obra; cuando supo que se había organizado la Iglesia, se mudó con su familia a Palmyra. En septiembre de 1830 fue bautizado y recibió un llamamiento para una misión (véase D. y C. 31).
Samuel H. Smith, el hermano menor del Profeta, fue ordenado élder en la primera conferencia de la Iglesia, el 9 de junio de 1830, y al poco tiempo empezó a hacer viajes por los condados vecinos, solo o con sus padres, para vender ejemplares del Libro de Mormón; muchas veces se desanimaba al ver que la mayor parte de sus esfuerzos eran infructuosos. En uno de esos recorridos, le dejó un ejemplar a un ministro religioso, el reverendo John P. Greene que, aunque no estaba interesado en leerlo él mismo, le dijo que preguntaría a sus feligreses si les gustaría comprar uno. Tres semanas más tarde, cuando volvió a hablar con el ministro, éste no había regresado todavía de una gira de predicación; sin embargo, su esposa, Rhoda, le dijo que no habían vendido el libro pero que ella lo había leído y le había gustado. Samuel Smith dejó que se quedara con él y poco después el ministro lo leyó y se convirtió a la Iglesia.
Anteriormente, en abril de ese año, un hermano de Rhoda Greene que se llamaba Phineas Young había conocido a Samuel Smith cuando él volvía de un viaje de prédica que había hecho a Lima, estado de Nueva York, y le había comprado un ejemplar del Libro de Mormón; después, se lo dio a su hermano Brigham, quien luego se lo pasó a la hermana de ambos, Fanny Young Murray, que era la suegra de Heber C. Kimball. Todos estos hombres con sus familias lo estudiaron concienzudamente y más adelante se bautizaron en la Iglesia; Brigham Young pasó dos años estudiándolo y comparándolo antes de bautizarse en abril de 1832. Es evidente que las labores misionales de Samuel Smith dieron como resultado la conversión de algunas de las personas que tuvieron mayor influencia en los inicios de la Iglesia. Fue un misionero dedicado y trabajó en Nueva York, en los estados de Nueva Inglaterra, en Ohio y en Misuri; convirtió a un incontable número de personas y organizó varias ramas de la Iglesia.
Joseph Smith, padre, también metió la hoz en “el campo” listo “para la siega” ese verano. Fue con su hijo Don Carlos, que tenía catorce años, a predicar a la familia de su padre, Asael Smith, que vivía en el condado de Saint Lawrence y que recibió el mensaje con gran regocijo; su hermano John también aceptó el Evangelio, lo mismo que un hijo de éste que se llamaba George A. Smith y que más adelante llegó a ser uno de los Doce Apóstoles. De ese modo, hubo tres generaciones unidas en la fe de la Restauración.
Parley P. Pratt, que tenía entonces veintitrés años, fue otro de los que se convirtieron en el estado de Nueva York. Vivía en una región deshabitada del noreste del estado de Ohio, donde se unió a un grupo de campbelitas o “restauradores” que dirigía un hombre llamado Sidney Rigdon. En el verano de 1830, Pratt iba navegando por un canal hacia Nueva York para visitar parientes que tenía allí cuando el Espíritu lo inspiró a dejar que su esposa, Thankful, siguiera el viaje, mientras él desembarcaba en Newark, cerca de Palmyra, para predicar sus ideas religiosas. Un diácono bautista le habló del Libro de Mormón y le dio un ejemplar para que lo leyera. Con gran interés, leyó la portada y el testimonio de los testigos y comenzó a leer el libro. Esto es lo que él mismo relató sobre la experiencia:
“Leí todo el día; comer era una carga y no tenía deseos de tomar alimentos; al llegar la noche, dormir me pareció una carga, pues prefería la lectura al sueño.
“A medida que leía, el Espíritu del Señor me acompañaba, y supe y comprendí que el libro era verdadero con tanta claridad como un hombre comprende y sabe que existe. Mi gozo era completo, y me regocijaba hasta el punto de sentirme más que compensado por todos los sacrificios, las penurias y dificultades de mi vida. Sentí la determinación de conocer al joven que había sido el instrumento para el descubrimiento y la traducción del libro.
“Por consiguiente, fui al pueblo de Palmyra y pregunté por la residencia del señor Joseph Smith, padre. Encontré el sitio a unos tres o cuatro kilómetros del pueblo; al acercarme a la casa, ya al atardecer, me encontré con un hombre que arreaba un rebaño de vacas… Era Hyrum Smith. Le hablé del interés que había despertado en mí el Libro de Mormón y de mis deseos de aprender más al respecto. Él me recibió en su casa… Conversamos casi toda la noche y yo le conté las experiencias y el éxito que había tenido hasta ese momento en mi búsqueda de la verdad; y le hablé de lo que, en mi opinión, faltaba, o sea, un sacerdocio autorizado o apostolado para ministrar en las ordenanzas de Dios”21.
Hyrum Smith continuó enseñando el Evangelio al hermano Pratt; al poco tiempo, ambos viajaron a Fayette, donde se reunieron con los Whitmer y con otros miembros de esa rama en crecimiento. En septiembre de 1830, Oliver Cowdery bautizó a Parley P. Pratt y lo ordenó élder. Una vez que recibió la autoridad, éste se fue al lugar donde había pasado la infancia, situado en el condado de Columbia, estado de Nueva York, donde todos los días hablaba a grupos numerosos de personas; pero allí, sólo su hermano Orson aceptó el Evangelio y se bautizó el día que cumplía diecinueve años, partiendo a las dos semanas para Fayette con el objeto de conocer al profeta José Smith.
LA MUDANZA DEL PROFETA A FAYETTE
En esa misma época, en Harmony, con la ayuda de John Whitmer, José Smith empezó a poner en orden y copiar las revelaciones que había recibido. Mientras realizaba esa labor, recibió una carta de Oliver Cowdery que le causó gran pesar; éste le decía que había descubierto un error en la siguiente revelación: “…y verdaderamente manifiesten por sus obras que han recibido del Espíritu de Cristo para la remisión de sus pecados…” (D. y C. 20:37). Convencido de que su posición de segundo élder de la Iglesia lo autorizaba a corregir al Profeta, Cowdery le escribió esas palabras, según lo relató el mismo José Smith:
“La… expresión, según decía, era errónea, y agregaba: ‘En el nombre de Dios, le mando borrar esas palabras, a fin de que no haya entre nosotros supercherías sacerdotales’.
“Le contesté inmediatamente, preguntándole por qué autoridad se creía con derecho a mandarme alterar o borrar, agregar o quitar de una revelación o mandamiento del Dios Todopoderoso”.
Alrededor de ese mismo tiempo, un ministro metodista había convencido a Isaac Hale de muchas falsedades acerca de su yerno y, como resultado, la vida en Harmony se había tornado insoportable para José Smith y su familia; por este motivo, empezó a hacer planes de mudarse permanentemente a Fayette, donde Peter Whitmer, padre, le había ofrecido otra vez su casa para vivir. A fines de agosto, Newel Knight llevó su carreta a Harmony con el fin de hacer la mudanza de los Smith. Al llegar a Fayette, el Profeta descubrió que los Whitmer estaban de acuerdo con Oliver Cowdery en cuanto al supuesto error en la revelación. Esto es lo que escribió al respecto: “Tuve que emplear gran esfuerzo y perseverancia con todos ellos a fin de conseguir que razonaran con calma sobre este tema. Al fin, Christian Whitmer se convenció de que la expresión era correcta y estaba de acuerdo con las Escrituras; y con su apoyo, logré finalmente que no sólo la familia Whitmer sino también Oliver Cowdery reconocieran que habían estado en error y que la frase en cuestión concordaba con el resto del mandamiento”22.
José Smith se encontró en Fayette con otro problema serio concerniente a la revelación: Hiram Page, que era cuñado de los Whitmer y uno de los Ocho Testigos del Libro de Mormón, poseía una piedra por medio de la cual decía recibir “revelaciones” sobre el establecimiento de Sión y el orden de la Iglesia. El Profeta insistía en que esas afirmaciones “estaban en total discrepancia con el orden de la casa de Dios, según se encuentra en el Nuevo Testamento así como en nuestras últimas revelaciones”23. Como se había programado una conferencia para el 26 de septiembre, José Smith decidió no hacer otra cosa hasta esa reunión, aparte de hablar con los hermanos sobre el tema. Había muchos, entre ellos Oliver Cowdery y los Whitmer, que creían en lo que afirmaba Page.
El Profeta acudió al Señor en oración y recibió una revelación para Oliver Cowdery, en la cual se amonestaba a éste que no tratara de dirigir a José Smith, que era el líder de la Iglesia. El Señor le explicaba claramente que sólo el Presidente de la Iglesia tiene derecho a recibir revelaciones para toda la Iglesia (véase D. y C. 28:2); también le decía que el sitio de la ciudad de Sión no se había revelado todavía pero que se revelaría a su debido tiempo (véase el vers. 9); más aún, se le daban instrucciones de que fuera a hablar con Hiram Page y lo convenciera de que la piedra y las supuestas revelaciones provenían de Satanás (véase el vers. 11). El asunto se trató en la conferencia de septiembre, y los presentes, incluso el mismo Page, declararon falsa la piedra y las “revelaciones” recibidas por su intermedio. Además, la congregación votó que José Smith sería quien recibiría y escribiría “las revelaciones y los mandamientos para esta Iglesia”24. La conferencia duró tres días y José Smith testificó sobre lo que sucedió en ella, diciendo: “Gran poder de Dios se manifestó entre nosotros; el Espíritu Santo se derramó sobre nosotros y nos llenó de un gozo indescriptible; y en nuestro medio abundaron la paz, la fe, la esperanza y la caridad”25.
Historia Fecha |
Acontecimientos importantes |
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Fayette |
|
6 de abril de 1830 |
Se organiza la Iglesia. |
11 de abril de 1830 |
Primer discurso público. |
9 de junio de 1830 |
Primera conferencia. |
26 de septiembre de 1830 |
Segunda conferencia. |
Colesville |
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Fines de abril de 1830 |
Primer milagro. |
26–28 de junio de 1830 |
Bautismos y persecución. |
28 de junio de 1830 |
José Smith es arrestado. |
Harmony |
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Junio de 1830 |
José Smith comienza su traducción de la Biblia. |
Agosto de 1830 |
Revelación sobre la Santa Cena. |
Fines de agosto de 1830 |
José Smith sale de Harmony por última vez. |
Región de Manchester |
|
Abril, junio de 1830 |
Samuel Smith desempeña labores misionales. |
Julio de 1830 |
Joseph Smith, padre, y su hijo Don Carlos parten para trabajar en la obra misional. |
1º de septiembre de 1830 |
Se bautiza Parley P. Pratt. |