Estudio doctrinal
Apostasía
Reseña
Cuando las personas o unos grupos de personas se alejan de los principios del Evangelio, se hallan en un estado de apostasía. Un ejemplo es la Gran Apostasía que ocurrió después de que el Salvador estableciera Su Iglesia. Después de la muerte del Salvador y de Sus apóstoles, los hombres corrompieron los principios del Evangelio e hicieron cambios no autorizados en la organización de la Iglesia y en las ordenanzas del sacerdocio. Debido a esa apostasía tan generalizada, el Señor retiró de la tierra la autoridad del sacerdocio. Dicha apostasía duró hasta que nuestro Padre Celestial y Su Hijo Amado se aparecieron a José Smith en 1820 y dieron inicio a la restauración de la plenitud del Evangelio.
Los Santos de los Últimos Días creen que, por medio del sacerdocio que le fue conferido a José Smith por el ministerio de ángeles, la autoridad para obrar en el nombre de Dios fue traída de nuevo a la tierra. Se trata de un cristianismo “restaurado”, no “reformado”. La creencia en un cristianismo restaurado permite explicar por qué la mayoría de los Santos de los Últimos Días, desde 1830 hasta el presente, son conversos provenientes de otras denominaciones cristianas. Ninguno de ellos creía estar abandonando el redil cristiano, sino que simplemente están agradecidos por aprender acerca de la Iglesia restaurada de Jesucristo y llegar a ser parte de ella, pues creen que ofrece una iglesia cristiana más completa y plena, tanto en lo espiritual como en lo que respecta a la organización y la doctrina.
Durante la Gran Apostasía, las personas no contaban con la orientación divina de los profetas vivientes; se establecieron muchas iglesias, pero estas no tenían el poder del sacerdocio para llevar a la gente al verdadero conocimiento de Dios el Padre y de Jesucristo. Partes de las Santas Escrituras se corrompieron o se perdieron, y nadie tenía la autoridad para conferir el don del Espíritu Santo ni efectuar otras ordenanzas del sacerdocio.
Ahora vivimos en una época en que se ha restaurado el evangelio de Jesucristo, pero a diferencia de la Iglesia de la antigüedad, la apostasía general no volverá a imponerse sobre La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. En las Escrituras se enseña que la Iglesia nunca volverá a ser destruida (véase Doctrina y Convenios 138:44; véase también Daniel 2:44).
Aunque no volverá a haber otra apostasía general de la verdad, debemos cuidarnos de la apostasía personal al observar los convenios, obedecer los mandamientos, seguir a los líderes de la Iglesia, participar de la Santa Cena y fortalecer constantemente nuestro testimonio mediante el estudio de las Escrituras, la oración y el servicio diarios.
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“Apostasía”, Leales a la Fe
“La Apostasía y la restauración del Evangelio”, youth.lds.org
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“El mensaje de la Restauración”, Liahona, noviembre de 2003
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