“Lección 1 — Material de preparación para la clase: Aceptar la invitación del Salvador a aprender de Él”, Jesucristo y Su evangelio sempiterno: Material para el maestro, 2023
“Lección 1 — Material de preparación para la clase”, Jesucristo y Su evangelio sempiterno: Material para el maestro
Lección 1 — Material de preparación para la clase
Aceptar la invitación del Salvador a aprender de Él
Te damos la bienvenida a “Jesucristo y Su evangelio sempiterno (Religión 250)”. La Primera Presidencia y el Cuórum de los Doce Apóstoles dijeron del Salvador: “Ninguna otra persona ha ejercido una influencia tan profunda sobre todos los que han vivido y los que aún vivirán sobre la tierra” (“El Cristo Viviente: El Testimonio de los Apóstoles”, LaIglesiadeJesucristo.org). Este curso te ofrecerá la oportunidad sagrada de aprender más de Jesucristo para que puedas aumentar Su influencia en tu vida.
El material de preparación de este curso se ha diseñado para ayudarte a acercarte más al Salvador al mejorar tu estudio personal y prepararte para tener conversaciones edificantes con otras personas. Incluye pasajes relevantes de las Escrituras, declaraciones de los líderes de la Iglesia que respaldan esos pasajes, videos relacionados e invitaciones a meditar y poner en práctica lo que aprendas. Cada lección tiene una sección opcional titulada “¿Deseas saber más?” que incluye otros recursos que pueden ayudarte a aprender más acerca de Jesucristo y fortalecer tu fe en Él.
Sección 1
¿Cómo puede cambiarme la vida el aprender de Jesucristo y Su evangelio sempiterno?
Imagina que vivieras en Palestina durante la época del ministerio del Señor. Has escuchado muchas cosas asombrosas acerca de un maestro llamado Jesús de Nazaret y sientes un gran deseo de ir a escucharlo por ti mismo. El día que encuentras a Jesús, Él está enseñando a un gran grupo de personas, declara la grandeza de Juan el Bautista y reprende a las personas por su incredulidad (véase Mateo 11:7–24). Luego hace una invitación que puede cambiar vidas.
Jesucristo ha extendido una invitación similar en nuestros días. Después de testificar del incomprensible precio que pagó para expiar nuestros pecados a fin de que pudiéramos arrepentirnos, el Salvador dijo: “Aprende de mí y escucha mis palabras; camina en la mansedumbre de mi Espíritu, y en mí tendrás paz” (Doctrina y Convenios 19:23).
Refiriéndose a esta invitación, el élder Kim B. Clark, de los Setenta, enseñó:
La invitación del Salvador, “aprende de mí”, tiene dos significados relacionados que corresponden a la hermosa manera del Señor de aprender profundamente.
El primer significado de “aprende de mí” es: Aprende a conocerme […].
Conocerlo es nacer espiritualmente de Él, experimentar un cambio de corazón y llegar a ser Sus hijos e hijas […].
El segundo significado de “aprende de mí” es: Aprende de mí […].
Al sumergirnos en las Escrituras, aprendemos de Su ejemplo perfecto […]; debemos actuar con fe en Jesucristo para hacer nuestra parte, pero al hacerlo […], Él promete magnificar nuestra capacidad de actuar justamente y ayudarnos a llegar a ser más como Él (“Aprended de Mí”, discurso dirigido a los maestros de religión del SEI, 26 de enero de 2018, LaIglesiadeJesucristo.org; cursiva agregada).
Una manera esencial de aprender del Salvador es estudiar y vivir Su evangelio sempiterno. “[E]l vocablo evangelio significa ‘buenas nuevas’” (Guía para el Estudio de las Escrituras, “Evangelios”). Entonces, ¿cuáles son las buenas nuevas del Evangelio?
Cerca del final de Su ministerio a los lamanitas y nefitas en la tierra de Abundancia, el Salvador explicó en términos sencillos y claros el significado y el propósito de Su evangelio.
El élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó:
Las “buenas nuevas” eran que se puede escapar de la muerte y del infierno, que los errores y los pecados se podían superar, que había esperanza, que había ayuda, que se resolvió lo insoluble, que el enemigo había sido conquistado. Las buenas nuevas eran que las tumbas de todos un día podrán estar vacías, que las almas de todos podrán ser purificadas de nuevo, que todos los hijos de Dios podrán regresar de nuevo al Padre que les dio la vida (“Missionary Work and the Atonement”, Ensign, marzo de 2001, págs. 8–10).
Sección 2
¿Cómo puedo aumentar mi capacidad para aprender del Salvador y de Su evangelio sempiterno?
Vivimos en un mundo moldeado en gran medida por el conocimiento secular, que se centra en asuntos mundanos que no se consideran religiosos ni espirituales. Por ejemplo, el aprendizaje científico produce conocimiento secular. Este conocimiento es importante y ha conducido a notables avances en tecnología, medicina, agricultura, transporte y comunicación. Junto con este aprendizaje secular hay una manera aún más profunda y espiritual de aprender la verdad.
El élder Paul V. Johnson, de los Setenta, distinguió entre el aprendizaje espiritual y el científico de esta manera:
El conocimiento espiritual requiere un método distinto al científico. El método científico y el intelecto son muy útiles, pero por sí solos nunca brindarán conocimiento espiritual. En el aprendizaje espiritual usamos el intelecto, pero eso no basta. Aprendemos las cosas espirituales solo por medio del Espíritu (véase “Un modelo para aprender temas espirituales”, transmisión vía satélite de Seminarios e Institutos de Religión, 7 de agosto de 2012, LaIglesiadeJesucristo.org).
Hablando del aprendizaje espiritual, el Señor reveló al profeta José Smith lo siguiente: “Y por cuanto no todos tienen fe, buscad diligentemente y enseñaos el uno al otro palabras de sabiduría; sí, buscad palabras de sabiduría de los mejores libros; buscad conocimiento, tanto por el estudio como por la fe” (Doctrina y Convenios 88:118).
La mayoría de nosotros sabemos aprender por medio del estudio, pero ¿cómo aprendemos por la fe? El presidente Russell M. Nelson explicó:
Fortalecemos nuestra fe en Jesucristo al esforzarnos por cumplir Sus mandamientos y “recordarle siempre” [Moroni 4:3]. Además, nuestra fe aumenta cada vez que ejercemos la fe en Él. Eso es lo que significa obtener conocimiento por la fe.
Por ejemplo, cada vez que tengamos fe para ser obedientes a las leyes de Dios —aunque las opiniones populares nos menosprecien— o cada vez que nos resistamos a los entretenimientos o a las ideologías que celebran que se quebranten los convenios, estamos ejerciendo nuestra fe, lo que a su vez aumenta la fe.
Además, pocas cosas edifican más la fe que el estudio regular y sincero del Libro de Mormón. Ningún otro libro testifica de Jesucristo con tanto poder y claridad […].
Por supuesto, nuestra máxima seguridad se produce cuando nos unimos al Padre Celestial y a Jesucristo. La vida sin Dios es una vida llena de temor. La vida con Dios es una vida llena de paz. Esto se debe a que los fieles reciben bendiciones espirituales. El recibir revelación personal es una de las más grandes de esas bendiciones (“Acoger el futuro con fe”, Liahona, noviembre de 2020, pág. 75).