“Lección 12 — Material de preparación para la clase: Encontrar la verdad pura en las enseñanzas de Jesucristo”, Jesucristo y Su evangelio sempiterno: Material para el maestro, 2023
“Lección 12 — Material de preparación para la clase”, Jesucristo y Su evangelio sempiterno: Material para el maestro
Lección 12 — Material de preparación para la clase
Encontrar la verdad pura en las enseñanzas de Jesucristo
Vivir en la era digital nos ha proporcionado un acceso extraordinario a una cantidad de información sin precedentes. Sin embargo, el presidente Russell M. Nelson observó: “Una de las plagas de nuestros días es que muy pocas personas saben adónde acudir en busca de la verdad” (“Verdad pura, doctrina pura y revelación pura”, Liahona, noviembre de 2021, pág. 6). Al pensar en los diferentes mensajes y voces que compiten por llamar tu atención, considera las maneras en que Jesucristo y Sus enseñanzas constituyen la fuente suprema de la verdad pura y tienen poder para guiar, fortalecer y transformar tu vida (véase Juan 14:6).
Sección 1
¿Cómo pueden mejorar mi vida las enseñanzas de Jesucristo?
Después de Su resurrección, Jesús caminó con dos discípulos que se dirigían a Emaús. Los discípulos no se dieron cuenta de que era el Cristo resucitado y, mientras caminaban, Jesús les enseñó, por medio de las Escrituras, el significado de Su misión divina (véase Lucas 24:13–27).
Jesucristo enseñó con “autoridad de Dios”, y no como los escribas y los fariseos (Traducción de José Smith, Mateo 7:37 [en Mateo 7:29, nota a al pie de página]). Cuando enseñó en Su pueblo natal de Nazaret, todos “se maravillaban de su doctrina, porque su palabra era con autoridad” (Lucas 4:32). Sin embargo, a pesar de que el Señor enseñó con poder, a algunas personas Sus enseñanzas y doctrina les resultaron demasiado difíciles y decidieron no seguirlo. En una de esas ocasiones, el Señor preguntó a Sus apóstoles: “… ¿También vosotros queréis iros?” (Juan 6:67; véase también Juan 6:68–69).
En nuestros días, también podemos sentirnos desafiados por las enseñanzas y la doctrina de Jesucristo. En ocasiones, incluso podríamos sentirnos tentados a “irnos”. Para permanecer fieles a lo largo de nuestra vida no bastará simplemente con escuchar Sus palabras.
Después de enseñar verdades importantes del Evangelio a un fariseo llamado Nicodemo, el Señor dijo: “… el que vive conforme a la verdad viene a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras son hechas en Dios” (Juan 3:21; cursiva agregada).
En otra ocasión, mientras enseñaba en el templo, Jesús dijo: “El que quiera hacer la voluntad de él conocerá si la doctrina es de Dios o si yo hablo por mí mismo” (Juan 7:17; cursiva agregada). Más tarde, cuando Jesús dio el ejemplo de servicio a Sus discípulos al lavarles los pies, dijo: “Si sabéis estas cosas, bienaventurados sois si las hacéis” (Juan 13:17; cursiva agregada).
Al explicar la importancia de actuar de acuerdo con las enseñanzas de Jesucristo, el élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, dijo:
“¿Y entonces, qué?”. Creo que eso es lo que dijo a diario el Salvador como un elemento inseparable de Sus enseñanzas. Los sermones y las exhortaciones de Él no serían de provecho si la vida de Sus discípulos no cambiaba.
“¿Y entonces, qué?”. Ustedes y yo sabemos que hay demasiadas personas que todavía no ven la relación entre lo que dicen creer y la forma en la que viven (“Enseñando, predicando, sanando”, Liahona, enero de 2003, pág. 17).
Sección 2
¿Qué enseñanzas del Señor son las más esenciales para mi salvación?
El presidente Boyd K. Packer, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó:
Toda verdad es digna de ser conocida. Algunas verdades son más útiles, pero hay verdades que son más dignas de ser conocidas (“Las verdades más dignas de ser conocidas”, devocional del Sistema Educativo de la Iglesia para jóvenes adultos, 6 de noviembre de 2011, LaIglesiadeJesucristo.org).
Podemos acudir al Salvador en busca de guía sobre lo que podría ser más digno de ser conocido. Después de Su resurrección, Jesucristo se apareció a muchas personas, incluidos Sus doce apóstoles, y encargó a los Doce que predicaran Su evangelio a todas las personas. También les aseguró que aquellos que creyeran en Su evangelio y fueran bautizados serían salvos (véase Marcos 16:15–16).
Cuando Jesucristo se apareció a los nefitas, les enseñó el significado de Su evangelio y por qué era esencial para su salvación.
El hermano Daniel K. Judd, quien fue Primer Consejero de la Presidencia General de la Escuela Dominical, dijo:
Si bien el evangelio de Jesucristo comprende toda la verdad, no todas las verdades tienen el mismo valor. El Salvador enseñó claramente que Su evangelio, ante todo, es Su sacrificio expiatorio. Su evangelio también es una invitación a recibir las bendiciones de la Expiación a través de la fe en Cristo, el arrepentimiento, el bautismo, recibir el Espíritu Santo y perseverar fielmente hasta el fin […].
Es esencial que nutramos a quienes enseñemos y guiemos centrándonos en las doctrinas […] básicas […], en lugar de gastar nuestro preciado tiempo en temas y principios de menor importancia (“Nutridos por la buena palabra de Dios”, Liahona, noviembre de 2007, págs. 93–94).
El presidente Dieter F. Uchtdorf, en aquel entonces Segundo Consejero de la Primera Presidencia, dijo:
[S]i alguna vez piensan que el Evangelio no funciona tan bien para ustedes, los invito a que den un paso atrás, observen su vida desde un plano más alto y simplifiquen su enfoque hacia el discipulado. Enfóquense en las doctrinas, principios y aplicaciones básicos del Evangelio. Les prometo que Dios los guiará y bendecirá en su camino hacia una vida plena; y el Evangelio definitivamente funcionará mejor para ustedes (“Funciona de maravilla”, Liahona, noviembre de 2015, pág. 22).