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Lección 13 — Material de preparación para la clase: Ministrar como el Salvador


“Lección 13 — Material de preparación para la clase: Ministrar como el Salvador”, Jesucristo y Su evangelio sempiterno: Material para el maestro, 2023

“Lección 13 — Material de preparación para la clase”, Jesucristo y Su evangelio sempiterno: Material para el maestro

Jesús consuela a una mujer enferma

Lección 13 — Material de preparación para la clase

Ministrar como el Salvador

Todos hemos notado, y a veces no lo hemos hecho, a personas que necesitan ayuda. Es posible que algunas personas solo estén teniendo un día difícil; otras personas podrían estar experimentando soledad, falta de confianza, hambre, desilusión o enfermedad. Tal vez nos preguntemos qué podemos hacer. Al contemplar la vida del Salvador, vemos muchos ejemplos de cómo “anduvo haciendo bienes” (Hechos 10:38). Al observar Su ejemplo, considera lo que aprendes acerca de ministrar según las necesidades de los demás.

Sección 1

¿Qué puedo aprender del ejemplo del Salvador en cuanto a la ministración?

Imagina lo que el Salvador pudo haber sentido durante la Última Cena, previendo el terrible sufrimiento que lo esperaba en Getsemaní y en la cruz. El élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó:

Élder Jeffrey R. Holland

[B]ajo una gran tensión emocional […], Cristo se levantó lentamente, se ciñó el manto como lo habría hecho un esclavo o un siervo, y se puso de rodillas para lavar los pies de los Apóstoles (véase Juan 13:3–17). Ese pequeño grupo de creyentes en ese nuevo reino iba muy pronto a enfrentarse a una de las pruebas más difíciles, de modo que Él hizo a un lado Su creciente angustia para servir y fortalecer, una vez más, a Sus discípulos (véase “Los amó hasta el fin”, Liahona, septiembre de 2002, pág. 11).

Jesús lava los pies de Pedro

Después de lavar los pies de los Apóstoles, el Salvador les dio un mandamiento nuevo, que sería esencial para todos los que procuraran ministrar en Su nombre.

ícono, estudiar

Estudia a fin de prepararte para la clase

Lee Juan 13:34–35 y considera por qué ese mandamiento es fundamental para ministrar.

Al reflexionar sobre la vida de Jesucristo, podemos ver que Él nos mostró cómo ministrar con amor.

ícono, estudiar

Estudia a fin de prepararte para la clase

Lee o mira una o varias de las siguientes experiencias de la vida del Salvador y considera lo que puedes aprender acerca de ministrar siguiendo Su ejemplo y sus enseñanzas. Si lo deseas, anota tus pensamientos, sentimientos e impresiones.

La mayoría de nosotros queremos ministrar a los demás con un amor semejante al de Cristo, pero tal vez no sepamos cómo ni cuándo ayudar. El presidente Russell M. Nelson enseñó que “ministrar significa seguir tus sentimientos a fin de ayudar a otra persona a sentir el amor del Salvador en su vida” (en Sheri L. Dew, Insights from a Prophet’s Life: Russell M. Nelson, 2019, pág. 349).

El presidente Henry B. Eyring ofreció el consejo siguiente:

Presidente Henry B. Eyring

El [Señor tiene la intención] de que Sus santos cuiden unos de otros de la manera en que Él cuida de ellos […]. Y tienen éxito cuando el Espíritu Santo guía a aquel que cuida de otro a fin de que sepa lo que el Señor sabe que es mejor para la persona a la que está tratando de ayudar (véase “El ministerio inspirado”, Liahona, mayo de 2018, pág. 62).

A menudo, el Espíritu Santo nos inspirará a servir de maneras pequeñas y sencillas. La presidenta Jean B. Bingham, Presidenta General de la Sociedad de Socorro, enseñó:

Presidenta Jean B. Bingham

A veces pensamos que tenemos que hacer algo grandioso y heroico para “que cuente” como servicio a nuestro prójimo. Sin embargo, los simples actos de servicio pueden tener efectos profundos en los demás, así como en nosotros mismos. ¿Qué hizo el Salvador? […]. Él […] sonrió, habló, caminó, escuchó, dedicó tiempo, animó, enseñó, alimentó y perdonó a los demás. Dio servicio a familiares y amigos, vecinos y extraños por igual, e invitó a conocidos y seres queridos a disfrutar de las abundantes bendiciones de Su evangelio. Esos “sencillos” actos de servicio y amor proporcionan un modelo de cómo debemos ministrar hoy en día (“Ministrar como lo hace el Salvador”, Liahona, mayo de 2018, pág. 104).

Jesús ministra a una madre

Lee la siguiente declaración de Sharon Eubank, Primera Consejera de la Presidencia General de la Sociedad de Socorro, y piensa en lo que puedes hacer para que la ministración sea una experiencia más significativa y personalizada. También podrías ver “Ustedes son la dádiva” (0:54) en vez de leer la declaración de la hermana Eubank.

0:55
Hermana Sharon Eubank

Si cambiamos nuestra perspectiva para que el cuidado de los pobres y los necesitados radique menos en dar cosas y más en saciar el hambre de contacto humano, en entablar conversaciones significativas y en crear relaciones edificantes y positivas, entonces el Señor nos podrá enviar a algún lugar […]. El Señor desea hacer uso de ustedes. Hay una obra para ustedes, y es específica para ustedes y para sus habilidades. Nadie podrá ser el embajador que ustedes pueden ser […]. Recuerden que, al igual que el Salvador, ustedes mismos son una de las mejores dádivas que pueden dar a otras personas necesitadas (“Turning Enemies into Friends”, discurso pronunciado en el foro de la Universidad Brigham Young, 23 de enero de 2018, speeches.byu.edu).

Unas mujeres abrazándose
ícono, analizar

Analiza a fin de prepararte para la clase

Pregunta a un familiar, un amigo o un compañero de clase cómo ministran a otras personas. Si lo deseas, analiza también lo que a veces impide que ministremos a los necesitados que precisan un amor semejante al de Cristo.

Sección 2

¿Qué puedo aprender en cuanto a la ministración con la parábola del Salvador sobre el Buen Samaritano?

En la época de Jesucristo había una hostilidad considerable entre los judíos y los samaritanos. Los judíos despreciaban a los samaritanos porque “tenían sangre israelita y sangre gentil, y su religión era una mezcla de creencias y prácticas judías y paganas” (Guía para el Estudio de las Escrituras, “Samaritanos”, scriptures.ChurchofJesusChrist.org).

Cuando un intérprete de la ley (los intérpretes de la ley de la época eran expertos en la ley de Moisés) trató de justificar sus acciones con respecto al mandamiento de “amar al prójimo”, le preguntó al Señor: “… ¿Y quién es mi prójimo?” (véase Lucas 10:25–29). El Señor le contestó con la parábola del Buen Samaritano.

The Good Samaritan [El Buen Samaritano], por Walter Rane
ícono, estudiar

Estudia a fin de prepararte para la clase

Lee Lucas 10:30–37 y considera lo que puedes aprender acerca de ministrar a los demás. También podrías ver “La parábola del Buen Samaritano” (5:11).

2:3

El élder Gerrit W. Gong, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó:

Élder Gerrit W. Gong

En nuestro polvoriento camino a Jericó, nos atacan, nos lastiman y nos dejan doloridos.

Aunque nos debemos ayudar mutuamente, con demasiada frecuencia cruzamos al otro lado del camino, por alguna razón.

Sin embargo, con compasión, el Buen Samaritano se detiene y cura nuestras heridas […]. Nos lleva al mesón, el cual puede representar Su Iglesia […].

Jesucristo nos invita a llegar a ser, como Él, un buen samaritano; a hacer de Su mesón (Su Iglesia) un refugio para todos contra los golpes y las tormentas de la vida (“Lugar en el mesón”, Liahona, mayo de 2021, pág. 24).

tres hombres hablando
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Actúa

¿A quién te sientes inspirado a elevar, fortalecer o alentar? ¿Qué servicio semejante al de Cristo puedes prestar por esa persona? Considera elaborar un plan para ministrar.