“Lección 28 — Material de preparación para la clase: Ser testigos de Jesucristo”, Jesucristo y Su evangelio sempiterno: Material para el maestro, 2023
“Lección 28 — Material de preparación para la clase”, Jesucristo y Su evangelio sempiterno: Material para el maestro
Lección 28 — Material de preparación para la clase
Ser testigos de Jesucristo
¿Qué influencia ha tenido tu participación en este curso en tu testimonio de Jesucristo? ¿Qué has aprendido del Espíritu Santo conforme has actuado con fe al estudiar el material de preparación, al participar en los análisis en clase y al responder a las impresiones espirituales? Al prepararte para la última clase, medita en lo que significa ser testigo de Jesucristo (véase Mosíah 18:9).
Sección 1
¿Cómo puedo fortalecer mi testimonio del Salvador?
Al pensar en tu testimonio de Jesucristo, ten en cuenta que cada uno de nosotros obtiene un testimonio de manera personal. El presidente Dieter F. Uchtdorf, en aquel entonces consejero de la Primera Presidencia, enseñó:
Hay algunos miembros de la Iglesia cuyo testimonio es seguro y arde fuertemente dentro de ellos. Otros aún están esforzándose por saber por sí mismos. La Iglesia es un hogar para que vengan todos, sin importar la profundidad ni la estatura de nuestro testimonio (“Cómo recibir un testimonio de luz y verdad”, Liahona, noviembre de 2014, pág. 22).
Si te sientes inseguro en cuanto a tu testimonio del Salvador o sientes que no es muy fuerte, recuerda esto: “El testimonio crece gradualmente mediante vivencias; nadie recibe un testimonio completo de una vez” (Temas del Evangelio, “Testimonio”, topics.ChurchofJesusChrist.org).
Recuerda la experiencia de Alma, hijo. Cuando era joven, anduvo tratando de destruir la Iglesia del Señor. Después de que un ángel se le apareció, Alma se arrepintió y escogió seguir a Jesucristo (véase Mosíah 27:8–24). Aunque esa aparición ciertamente influyó en Alma, no fue la fuente fundamental de su testimonio. Más adelante, cuando enseñaba a las personas en la tierra de Zarahemla, Alma relató cómo obtuvo su testimonio de Jesucristo.
Conforme reflexiones sobre tu testimonio, halla gozo en lo que sabes, esperas o crees acerca del Salvador. Luego considera con espíritu de oración lo que puedes hacer para edificar sobre ese fundamento, hasta que se convierta en un testimonio seguro. El élder Uchtdorf enseñó:
La fuente de ese conocimiento seguro y de esa firme convicción es la revelación divina, “porque el testimonio de Jesús es el espíritu de profecía” (Apocalipsis 19:10).
Recibimos ese testimonio cuando el Espíritu Santo se comunica con nuestro espíritu. Recibiremos una certeza firme y apacible que será la fuente de nuestro testimonio y convicción, sin importar nuestra cultura, raza, idioma o posición social o económica. Esos susurros del Espíritu, más que solo la lógica humana, serán el verdadero fundamento sobre el cual edificaremos nuestro testimonio.
La esencia de ese testimonio será siempre la fe en Jesucristo y el conocimiento de Él y de Su misión divina, quien en las Escrituras dice de Sí mismo: “… Yo soy el camino, y la verdad y la vida” (Juan 14:6) (véase “El poder de un testimonio personal”, Liahona, noviembre de 2006, pág. 38).
Sección 2
¿Cómo puede bendecir a los demás mi testimonio de Jesucristo?
Piensa en tu testimonio de Jesucristo. ¿Saben tus amigos, familiares y otras personas con las que te relacionas lo que sientes por Él? ¿Estás preparado para responder preguntas acerca del Salvador con fe y tu testimonio? (véase 1 Pedro 3:15). ¿Has invitado a otras personas a venir y aprender de Jesucristo por sí mismas? (véase Juan 1:39).
Al pensar en la influencia que tu testimonio de Jesucristo puede tener en otras personas, considera el siguiente consejo del élder Neil L. Andersen, del Cuórum de los Doce Apóstoles:
Seamos más abiertos y estemos más dispuestos a hablar de Cristo con los que nos rodean. El presidente [Russell M.] Nelson dijo: “Los discípulos verdaderos de Jesucristo están dispuestos a destacarse, defender sus principios y ser diferentes a la gente del mundo” […].
Testifiquemos con amabilidad de nuestra fe en Cristo. Si una persona nos cuenta un problema que tenga en su vida personal, podríamos decir: “Juan, María, tú sabes que yo creo en Jesucristo. He estado pensando en algo que Él dijo que podría ayudarte”.
Sean más abiertos en las redes sociales al hablar de su confianza en Cristo […].
A veces, algunos de nuestros hermanos cristianos se muestran inquietos en cuanto a nuestras creencias y motivaciones. Regocijémonos genuinamente con ellos en la fe que compartimos en Jesucristo y en los pasajes del Nuevo Testamento que todos amamos […].
A medida que el mundo hable menos de Jesucristo, hablemos nosotros más de Él. Conforme se manifieste nuestro verdadero carácter como discípulos Suyos, muchas personas a nuestro alrededor estarán preparadas para escuchar. Al compartir la luz que hemos recibido de Él, Su luz y Su trascendente poder salvador alumbrará a los que estén dispuestos a abrir el corazón (“Hablamos de Cristo”, Liahona, noviembre de 2020, pág. 90).