2015
Varados en Limon
Septiembre de 2015


Varados en Limon

Christina Wadley, Misuri, EE. UU.

Illustration depicting a family at the side of a road.  Their minivan has broken down near Limon, Colorado.

Ilustración por Chris Wormell.

Un verano, durante un viaje para visitar a nuestros parientes, el motor de nuestra muy usada camioneta de doce años se averió. Estábamos atrapados. Afortunadamente, estábamos a solo ocho kilómetros del poblado de Limon, Colorado, Estados Unidos.

El mecánico del pueblo nos dio malas noticias; había que reemplazar la transmisión y tardaría al menos cinco días en llegar. No teníamos mucho dinero, pero llevábamos nuestro equipo para acampar, así que optamos por quedarnos en el campamento de la localidad.

Estando a cientos de millas de la familia y los amigos, nos preguntábamos cómo podríamos llegar a una tienda para comprar los comestibles que necesitaríamos para sobrevivir. Decidimos tratar de localizar al presidente de la rama local con la esperanza de encontrar un medio de transporte. Llamamos al presidente Dawson y media hora después recibimos dos llamadas de hermanas de la Sociedad de Socorro de la pequeña rama. Nos alegramos al saber que una familia de miembros vivía a una cuadra del campamento; y fueron ellos quienes vinieron a vernos pocas horas después de nuestra llamada.

En el transcurso de la semana siguiente, el amor y las atenciones que recibimos de los miembros de esa pequeña rama en las ventosas llanuras de Colorado nos conmovieron. La familia que vivía cerca nos invitó a cenar a su casa ese primer día, y esa noche disfrutamos de una agradable conversación con la pareja, mientras nuestros hijos jugaban con su hija. A la mañana siguiente, otro miembro nos llevó a comprar alimentos y suministros para nuestra estadía.

La generosidad de los miembros de la rama fue más allá de ayudarnos con lo que originalmente les pedimos. Nos recogieron para llevarnos a la Iglesia el domingo; pasamos momentos memorables con ellos en el museo histórico de ferrocarriles del pueblo; nuestros hijos recibieron albergue en las casas de ellos durante una tormenta de granizo; y uno de los miembros hasta le dio trabajo a mi esposo por unos días para ayudarnos a pagar el arreglo de la camioneta.

Todas las noches, los miembros de la rama nos alimentaban y entretenían a nuestros hijos en su casa. Hacia el final de la estadía, otra familia nos llevó a su hacienda, donde nuestros hijos aprendieron a andar a caballo.

Cuando nos fuimos de Limon, una semana después, partimos con una oración de agradecimiento por nuestros nuevos amigos que nos dieron acogida y nos hicieron sentir en casa en Limon.