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Apresurando la obra de salvación en la Estaca Mérida, Venezuela
Me siento inmensamente agradecido al Padre Celestial porque el 28 de abril de 2018 fui testigo de los bautismos de mis buenos amigos con sus respectivas familias.
Uno de ellos es Tito López, amigo de infancia y a quién conozco desde hace más de 33 años; su esposa Norelis, sus hijos Víctor Manuel, de 18 años y José David, de 10 años. Otro es José Sánchez, su esposa Luisana, sus hijas Verónica, de 15 años y Sofía, de 9 años, así como de su suegra Dora. Asimismo, entraron a las aguas bautismales los tres hijos de César y Maryuri Navas, por referencia de la hermana Luz Pargas de González, encargada de Asuntos Públicos de la estaca y miembro fiel de la Iglesia desde hace muchos años.
Ese día hubo un banquete espiritual, cuyos frutos se consiguieron de la mano de los élderes Medina, Figuera, Ramírez, Leal y las hermanas Zúñiga y Bermúdez. ¡Qué gozo!, ¡qué dicha! Realmente fue una maravillosa experiencia espiritual. Hace mucho tiempo que no se bautizaban a tantas personas. Este día histórico será recordado como el cumplimiento de las promesas hechas por el Salvador a un profeta de Dios, José Smith, de que, en su momento, apresuraría su obra aquí en la tierra.
Estamos viviendo esa profecía y a pesar de la crisis actual, socioeconómica y política, que
atraviesa el país, podemos decir que el Señor está preparando el corazón de las personas. Por tanto, no podemos distraernos en los asuntos de los hombres. Sé que la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es el reino de Dios sobre la tierra, y que Dios vive y su amor hacia nosotros es infinito.